ARGENTINA
Javier Milei: el profeta del caos que no se cumple. Economista mediático con discurso violento y autoritario acumula record de pronósticos fallidos
Por Julián Zícari
23 de agosto de 2020
El personaje mediático de Javier Milei cumplen un rol en la construcción del sentido común dominante conservador y reaccionario.
Sobre fines de la década de 1980 Javier Milei desarrolló su carrera profesional como arquero en el club de fútbol Chacarita Juniors. Sin embargo decidió cambiar de rubro, abandonar el deporte y abrazar la economía. A partir de allí, como economista ya no atajó un solo pronóstico más. Un recorrido detallado de sus reiteradas afirmaciones sobre la inminencia de una hiperinflación en los últimos años, catástrofe que no se verificó. Confunde permanentemente sus deseos con la realidad.
En los últimos años, cuando su perfil mediático comenzó a crecer, sus vaticinios sobre el futuro del país se han ido radicalizando, augurando catástrofes cada vez más drásticas pero que nunca se cumplen. Vale revisar su jugoso historial para entender cómo operan los defensores del terraplanismo económico de la ortodoxia.
En octubre de 2016, durante el macrismo, cuando empezó a ser conocido, anunció que el escenario fiscal presagiaba un Rodrigazo (Cronista 26/10/2016). Dos meses después, insistió con lo mismo aunque agradecía que la política monetarista de Federico Sturzenegger con las tristemente celebres Lebacs (esas que después explotarían en corridas cambiarias contra el dólar) nos habían salvado de caer en una hiperinflación (Urgente24 20/12/2016).
De hecho, ya en 2017, para defender la política monetarista del macrismo, llegó a decir que el “kirchnerismo dejó planteada una hiperinflación” (Noticias & Protagonistas 08/02/2017).
En 2018 empezó acelerar su tono apocalíptico: en mayo de ese año, cuando comenzaron las corridas del dólar, justamente por la bola de Lebacs de Sturzenegger y el sobreendeudamiento macrista, dijo que el gobierno estaba “chocando la calesita” y que podría venir una híper (El Comodorense 21/05/2018). Aunque el riesgo, o más bien la certeza, de que irrumpiría una hiperinflación ya la pasó a sostenerlo durante todo ese año y desde ahí prácticamente siempre estuvo presente en su discurso (ver por ejemplo, Panam Post 19/07/2018 y CienRadios 31/08/2018).
En octubre prometió que “Vamos a un default: si no es en 2020 será en 2021”. Casualmente, el default ocurrió en 2019 cuando el macrismo reperfiló su deuda y fue en 2020 cuando se salió del default tras el arreglo kirchnerista. Para coronar el 2018, vaticinó desde su cuenta de tuiter: “Si llega a ganar Cristina habrá una hiperinflación tremenda” (04/12/2018).
Como no podía ser de otra manera, durante 2019 continuó con la misma línea. Ahora en marzo advirtió: “Si hubiese ballotage, se dispara una hiperinflación” (La Brujula24 01/03/2019). Luego dijo que si Cristina Kirchner lanzaba su candidatura habría una inflación de más de 500 por ciento (Perfil 20/03/2019). Un mes después dijo que ya estábamos “al borde de una hiperinflación” (Agena4P 11/04/2019). Y cuatro meses lo mismo: “Estamos en las puertas de una hiperinflación” (Telemax 14/08/2019).
Cuando parecía inminente el triunfo electoral del Frente de Todos, su augurio ya pasó para el 2020, diciendo que vendría una dolarización, una híper y la peor crisis de toda la historia (El Economista 22/09/2019).
Este año, cuando se impuso la cuarentena producto del coronavirus en marzo, vaticinó otra vez una hiperinflación, un default y la peor crisis sanitaria de la historia (Infobae 30/03/2020). En julio dijo que había “alto riesgo de hiperinflación” (iProfesional 26/07/2020), mientras que en paralelo anunciaba que la pobreza subiría al 75 por ciento y que ya “la híper estaba cantada” (Cronista 06/07/2020).
Otra vez, cada vez daba con mayor certeza la llegada de una híper, justo en un momento que se desacelera la inflación y ésta proyecta ser la más baja en los últimos años. Los detalles de esas intervenciones se puede encontrar aquí .
Como se ve, Milei suele confundir permanentemente sus deseos con la realidad. Y toda desviación de sus premisas como un camino a la catástrofe, dada su inflexibilidad intelectual, que lo vuelven muchas veces un prepotente o un autoritario muy violento.
Con todo, a pesar de hacer vaticinios cada vez más duros, y que nunca se cumplen, igualmente su figura ha crecido a paso firme. Por lo que está claro que su presencia en los medios no se debe a su talento profesional, sino a su histrionismo y exuberancia, volviéndose un personaje mediático que entretiene más que a su capacidad analítica como economista.
Debe reconocerse, igualmente, que figuras así cumplen un rol en la construcción del sentido común dominante, porque al ganar visibilidad y mostrarse como extremistas terminan por convertir a otros representantes de la derecha liberal argentina, como Macri o Larreta, en moderados y por ende en menos temibles para los votantes.
Es curioso que Milei, a pesar combatir al Estado con su discurso, parece depender de él. Durante años fue ayudante de una cátedra de la UBA, en la que no cobraba pero daba clases allí, según él, por el prestigio que tenía esa Universidad pública. Actualmente trabaja en una empresa concesionaria del Estado. Y lo que es más llamativo, hace poco trascendió que pudo seguir cobrando su salario gracias a la ayuda que dio el Gobierno a esa empresa privada con los ATP.
Milei es el líder y gurú del libertarianismo, y le resulta atractivo a los jóvenes sub-30 ya que se presenta como una suerte de rebelde, con un discurso provocador y antipolítica, diciendo que “todos los políticos son chorros”. Lo curioso es que él sostiene que el mejor Presidente de la historia fue Carlos Menem, un peronista que por antonomasia está ligado a la corrupción, se embandera defendiendo al poco exitoso Sturzenegger y asegura que su ídolo argentino es Domingo Cavallo. Todos representantes de las políticas de ajuste, que favorecen la exclusión, el desempleo, la desigualdad y el empobrecimiento generalizado.
Como cantan Los Redondos "nuestro amo juega al esclavo", porque detrás de esa supuesta irreverencia se esconde una subordinación a las formas de pensar la economía totalmente favorable al poder concentrado, al cual jamás discute. Los poderosos en su discurso nunca son cuestionados.
No es casual, finalmente, que los referentes intelectuales de Milei sean los de la escuela austriaca, Friedrich von Hayek y Ludwig von Mises: dos autores que eran parte de la élite aristocrática, de estatus nobiliario, que con marcado desprecio clasista, desarrollaron ideas para combatir a los sindicatos, el socialismo y la izquierda. Ya que nada les parecía más detestable que la igualdad o la intervención del Estado para distribuir la riqueza y que hubiera mejoras sociales.
Tal vez por eso desde el mundo empresarial permitan crecer a figuras como las de Milei, dado que gracias a él tendrán un profeta que promueva las políticas de exclusión y flexibilización laboral, de un Estado mínimo, y que tanto les favorece.
Julián Zícari
Sobre fines de la década de 1980 Javier Milei desarrolló su carrera profesional como arquero en el club de fútbol Chacarita Juniors. Sin embargo decidió cambiar de rubro, abandonar el deporte y abrazar la economía. A partir de allí, como economista ya no atajó un solo pronóstico más. Un recorrido detallado de sus reiteradas afirmaciones sobre la inminencia de una hiperinflación en los últimos años, catástrofe que no se verificó. Confunde permanentemente sus deseos con la realidad.
En los últimos años, cuando su perfil mediático comenzó a crecer, sus vaticinios sobre el futuro del país se han ido radicalizando, augurando catástrofes cada vez más drásticas pero que nunca se cumplen. Vale revisar su jugoso historial para entender cómo operan los defensores del terraplanismo económico de la ortodoxia.
En octubre de 2016, durante el macrismo, cuando empezó a ser conocido, anunció que el escenario fiscal presagiaba un Rodrigazo (Cronista 26/10/2016). Dos meses después, insistió con lo mismo aunque agradecía que la política monetarista de Federico Sturzenegger con las tristemente celebres Lebacs (esas que después explotarían en corridas cambiarias contra el dólar) nos habían salvado de caer en una hiperinflación (Urgente24 20/12/2016).
De hecho, ya en 2017, para defender la política monetarista del macrismo, llegó a decir que el “kirchnerismo dejó planteada una hiperinflación” (Noticias & Protagonistas 08/02/2017).
En 2018 empezó acelerar su tono apocalíptico: en mayo de ese año, cuando comenzaron las corridas del dólar, justamente por la bola de Lebacs de Sturzenegger y el sobreendeudamiento macrista, dijo que el gobierno estaba “chocando la calesita” y que podría venir una híper (El Comodorense 21/05/2018). Aunque el riesgo, o más bien la certeza, de que irrumpiría una hiperinflación ya la pasó a sostenerlo durante todo ese año y desde ahí prácticamente siempre estuvo presente en su discurso (ver por ejemplo, Panam Post 19/07/2018 y CienRadios 31/08/2018).
En octubre prometió que “Vamos a un default: si no es en 2020 será en 2021”. Casualmente, el default ocurrió en 2019 cuando el macrismo reperfiló su deuda y fue en 2020 cuando se salió del default tras el arreglo kirchnerista. Para coronar el 2018, vaticinó desde su cuenta de tuiter: “Si llega a ganar Cristina habrá una hiperinflación tremenda” (04/12/2018).
Como no podía ser de otra manera, durante 2019 continuó con la misma línea. Ahora en marzo advirtió: “Si hubiese ballotage, se dispara una hiperinflación” (La Brujula24 01/03/2019). Luego dijo que si Cristina Kirchner lanzaba su candidatura habría una inflación de más de 500 por ciento (Perfil 20/03/2019). Un mes después dijo que ya estábamos “al borde de una hiperinflación” (Agena4P 11/04/2019). Y cuatro meses lo mismo: “Estamos en las puertas de una hiperinflación” (Telemax 14/08/2019).
Cuando parecía inminente el triunfo electoral del Frente de Todos, su augurio ya pasó para el 2020, diciendo que vendría una dolarización, una híper y la peor crisis de toda la historia (El Economista 22/09/2019).
Este año, cuando se impuso la cuarentena producto del coronavirus en marzo, vaticinó otra vez una hiperinflación, un default y la peor crisis sanitaria de la historia (Infobae 30/03/2020). En julio dijo que había “alto riesgo de hiperinflación” (iProfesional 26/07/2020), mientras que en paralelo anunciaba que la pobreza subiría al 75 por ciento y que ya “la híper estaba cantada” (Cronista 06/07/2020).
Otra vez, cada vez daba con mayor certeza la llegada de una híper, justo en un momento que se desacelera la inflación y ésta proyecta ser la más baja en los últimos años. Los detalles de esas intervenciones se puede encontrar aquí .
Como se ve, Milei suele confundir permanentemente sus deseos con la realidad. Y toda desviación de sus premisas como un camino a la catástrofe, dada su inflexibilidad intelectual, que lo vuelven muchas veces un prepotente o un autoritario muy violento.
Con todo, a pesar de hacer vaticinios cada vez más duros, y que nunca se cumplen, igualmente su figura ha crecido a paso firme. Por lo que está claro que su presencia en los medios no se debe a su talento profesional, sino a su histrionismo y exuberancia, volviéndose un personaje mediático que entretiene más que a su capacidad analítica como economista.
Debe reconocerse, igualmente, que figuras así cumplen un rol en la construcción del sentido común dominante, porque al ganar visibilidad y mostrarse como extremistas terminan por convertir a otros representantes de la derecha liberal argentina, como Macri o Larreta, en moderados y por ende en menos temibles para los votantes.
Es curioso que Milei, a pesar combatir al Estado con su discurso, parece depender de él. Durante años fue ayudante de una cátedra de la UBA, en la que no cobraba pero daba clases allí, según él, por el prestigio que tenía esa Universidad pública. Actualmente trabaja en una empresa concesionaria del Estado. Y lo que es más llamativo, hace poco trascendió que pudo seguir cobrando su salario gracias a la ayuda que dio el Gobierno a esa empresa privada con los ATP.
Milei es el líder y gurú del libertarianismo, y le resulta atractivo a los jóvenes sub-30 ya que se presenta como una suerte de rebelde, con un discurso provocador y antipolítica, diciendo que “todos los políticos son chorros”. Lo curioso es que él sostiene que el mejor Presidente de la historia fue Carlos Menem, un peronista que por antonomasia está ligado a la corrupción, se embandera defendiendo al poco exitoso Sturzenegger y asegura que su ídolo argentino es Domingo Cavallo. Todos representantes de las políticas de ajuste, que favorecen la exclusión, el desempleo, la desigualdad y el empobrecimiento generalizado.
Como cantan Los Redondos "nuestro amo juega al esclavo", porque detrás de esa supuesta irreverencia se esconde una subordinación a las formas de pensar la economía totalmente favorable al poder concentrado, al cual jamás discute. Los poderosos en su discurso nunca son cuestionados.
No es casual, finalmente, que los referentes intelectuales de Milei sean los de la escuela austriaca, Friedrich von Hayek y Ludwig von Mises: dos autores que eran parte de la élite aristocrática, de estatus nobiliario, que con marcado desprecio clasista, desarrollaron ideas para combatir a los sindicatos, el socialismo y la izquierda. Ya que nada les parecía más detestable que la igualdad o la intervención del Estado para distribuir la riqueza y que hubiera mejoras sociales.
Tal vez por eso desde el mundo empresarial permitan crecer a figuras como las de Milei, dado que gracias a él tendrán un profeta que promueva las políticas de exclusión y flexibilización laboral, de un Estado mínimo, y que tanto les favorece.
Julián Zícari
Economista. Doctor en Ciencias Sociales (UBA/UNDAV/Conicet). Autor del libro Las crisis económicas argentinas. De Mitre a Macri.