Colombia: Uribe, el ex presidente detenido más elogiado y condecorado en España
Por Roberto Montoya
23 agosto, 2020
23 agosto, 2020
Foto: Neil Palmer (cc.2.0)
El 26 de junio de 2017 O.K. Diario entregaba a través de su director, Eduardo Inda, su primer Premio OK Diario a los Valores Democráticos. El elegido, nada menos que Álvaro Uribe Vélez, el ex presidente de Colombia (2002-2010) en detención provisional domiciliaria desde el pasado 5 de agosto por orden de la Corte Suprema, acusado de sobornos a testigos y fraude procesal.
En la información del evento publicada por O.K. Diario se elogiaba una y otra vez la ‘ejemplaridad’ de los mandatos del ex presidente colombiano y se reprobaba duramente a su discípulo y sucesor en la presidencia, Juan Manuel Santos.
“Uno se puede preguntar cómo es que su sucesor en la Presidencia del país no ha terminado de ser su digno heredero, como parecía en un principio, pues Juan Manuel Santos fue ‘ungido’ por Uribe para continuar su obra”, decía la nota.
El diario no solo reprochaba a Santos, ya presidente, por no haber seguido a rajatabla las instrucciones de Uribe, sino que inmediatamente después le hacía un peculiar reproche: “Y uno se lo puede preguntar porque Santos, reciente Premio Nobel de la Paz (2016), está logrando aparentemente culminar el proceso de paz de un país que ha vivido más de 50 años de violencia criminal: secuestros, extorsiones, reclutamiento forzado de menores para combatir o convertirse en esclavas sexuales, asesinatos, narcotráfico”.
El diario de Inda reprochaba así… que Santos firmara un acuerdo de paz que acababa con 50 años de guerra. Asumían de esta forma como propia la postura de Álvaro Uribe Vélez, quien siempre se opuso al diálogo como vía para acabar con el largo conflicto.
Tres años después la FAES, asumía una posición similar a O.K. Diario, tras conocer la detención de Uribe. “En Defensa de Álvaro Uribe” titulaba la fundación presidida por José María Aznar un comunicado publicado en su portal repudiando la decisión de la Corte Suprema a la que acusaba de estar “altamente politizada y cuestionada en su imparcialidad”.
La FAES denunciaba a la izquierda de estar detrás de esa decisión contra Uribe y acusaba a Juan Manuel Santos también por haber firmado los Acuerdos de Paz con las FARC. Según la FAES se “dilapidaron los esfuerzos que habían conseguido acorralar a la narcoguerrilla”.
No ha sido ni O.K. Diario ni ahora la FAES los únicos que en España han prodigado elogios semejantes a Uribe, el que según el registro del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) lleva ahora el número de preso 1087985.
EEUU incluyó en 1991 a Uribe con el número 82 en una lista de 106 presuntos narcopolíticos
Casi veinte años atrás a Uribe se le había asignado otro número, el 82. Con ese número aparecía en una lista de 106 presuntos narcopolíticos elaborada por la Defense Intelligence Agency (DIA) de Estados Unidos en 1991.Desclasificada años más tarde, la lista fue publicada en agosto de 2004 por The National Security Archive de la Universidad George Washington, organismo que reprodujo en la misma información el comunicado presidencial (Uribe era en ese momento presidente) rechazando todas las acusaciones. Al final de la página 10 e inicios de la 11 de la lista elaborada por la agencia estatal estadounidense se puede ver la ficha de Uribe.
Esta es una traducción del original que se puede leer online:
“82. Álvaro Uribe Vélez. Político colombiano y senador dedicado a colaborar con el Cartel de Medellín a altos niveles gubernamentales. Uribe ha sido vinculado a negocios relacionados con drogas en Estados Unidos. Su padre fue asesinado en Colombia debido a sus conexiones con los traficantes de drogas. Uribe ha trabajado para el Cartel de Medellín y es amigo personal cercano de Pablo Escobar Gaviria. Él (Uribe) ha participado en la campaña política de Escobar para ganar el puesto de parlamentario suplente de Jorge Ortega. Uribe ha sido uno de los políticos que desde el Senado ha atacado todas las formas del Tratado de Extradición (de Colombia con los Estados Unidos) (…)”
A pesar de contar con esa información desde hace casi treinta años y de los cables diplomáticos de la embajada de EEUU en Colombia de 1992 y 1993 que citábamos en el artículo anterior, Estados Unidos aplicó con él su tradicional máxima: “Es todo eso pero es de los nuestros”
El vicepresidente de EEUU reclama a la Corte Suprema colombiana que levante el arresto domiciliario a Uribe, al que califica de “héroe”
En una muestra más de la injerencia de Estados Unidos en las decisiones del alto tribunal de Colombia, el pasado viernes 14 el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, tras hablar por teléfono con el presidente colombiano, Iván Duque, reclamó a través de su cuenta en Twitter la liberación de Uribe, al que calificó de “héroe”: “Álvaro Uribe se encuentra bajo arresto domiciliario, nos unimos a las voces de los amantes de la libertad en todo el mundo para pedir a las autoridades colombianas que dejen a este héroe, que ha recibido la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos, defenderse como un hombre libre”.
El arresto domiciliario de Uribe no deja de ser bastante particular. Se encuentra ‘arrestado’ en una de sus haciendas, El Ubérrimo, una finca paradisíaca de 1.500 hectáreas, con ganado, caballos, un río que la atraviesa donde el ex mandatario pesca; numeroso personal para atenderle, amplio lugar para trabajar con sus colaboradores y para alojar a visitantes.
Ni la detención de Uribe ahora ni las numerosas causas judiciales abiertas en su contra ni todas las acusaciones que pesan sobre él desde hace décadas han impedido que siga siendo el ex presidente latinoamericano que conserva más poder e influencia política en su país e incluso fuera de él aún diez años después de haber terminado su segundo mandato.
La Corte Constitucional colombiana le impidió en 2010 reformar la Constitución para presentarse a un tercer mandato a pesar de la campaña que lanzó su partido advirtiendo de que sus seguidores saldrían en masa a la calle para rechazar ese veredicto judicial, algo que nunca sucedió.
Responsable político máximo de la guerra sucia contra la guerrilla que se cobró miles de víctimas civiles durante sus dos mandatos, Uribe apostó entonces por hacer campaña por Juan Manuel Santos, el que fuera su ministro de Defensa en aquellos años en los que el Ejército hacía tierra quemada en amplias zona rurales de Colombia y protagonizaba al igual que los paramilitares de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) periódicas matanzas y ejecuciones extrajudiciales de campesinos en zonas de gran presencia guerrillera.
Uribe lanzó en 2016 una agresiva campaña contra la firma de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno de Santos y la guerrilla de las FARC-EP
Santos ganó las elecciones presidenciales pero rechazó ser un títere de Uribe —algo que le reprochaba O.K. Diario—; se recicló como ‘hombre de paz’, con un talante muy distinto a su predecesor y mentor, lo que pronto provocó un gran distanciamiento entre los dos políticos.
Pero Uribe mostró pronto que no se contentaría con ser un ex presidente o un simple senador opositor. Creó en 2013 un nuevo partido, el Centro Democrático, que se convirtió en la principal fuerza política de la oposición, aglutinando a los sectores más ultraconservadores y la ultraderecha colombiana, y en 2016 libró su primer duro pulso al Gobierno de Santos.
Uribe lanzó una amplia y agresiva campaña contra las negociaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo), a las que tanto había combatido junto a Santos, y logró que en el plebiscito que convocó el Gobierno para ratificar los Acuerdos de Paz ganara el NO.
A pesar de que solo participó el 37% del electorado y que el NO que impulsaba solo ganó por una diferencia de 60.000 votos, el resultado del plebiscito tiró por tierra con los pronósticos de las encuestas, y descolocó al Gobierno de Santos y a las FARC.Fue una gran victoria para Álvaro Uribe y un aviso a navegantes. No se lo iba a poner fácil a Santos.
La guerrilla y el Gobierno volvieron a negociar, incorporaron muchas de las enmiendas y propuestas hechas no solo por el Centro Democrático sino también por distintos movimientos sociales y se llevó al Parlamento una nueva versión meses después.
El nuevo texto recortaba algunas de las ambiciosas propuestas de reforma agraria; de sustitución de cultivos ilícitos; de integración de los ex combatientes; de mayor democratización del país, pero parecían ser la menos mala de las soluciones al conflicto bélico más prolongado de toda América.
Aún así el partido de Uribe no quiso ser “cómplice” de ese acuerdo, se retiró del hemiciclo y los Acuerdos de Paz salieron adelante y entraron en vigor a fines de 2016. Juan Manuel Santos coronó con esa firma su ‘reciclaje’ y por ello recibió el Premio Nobel de la Paz de ese año, lo que supuso su definitivo blanqueo.
Durante y después de su presidencia Uribe ha recibido numerosos premios en España por su ‘lucha por la libertad y la democracia’
A pesar de que Uribe fue acusado numerosas veces de relación estrecha con el narcoparamilitarismo ultraderechista colombiano desde inicios de los años ’80 como recordábamos en otro artículo en estas mismas páginas días atrás y que tiene numerosas graves causas judiciales abiertas en Colombia, ni esos hechos ni el que haya boicoteado activamente los históricos Acuerdos de Paz de 2016, han sido obstáculo para que en España recibiera antes y después grandes elogios y condecoraciones.
No ha sido solo un medio de comunicación derechista, amarillo e instrumento de las cloacas policiales como O.K. Diario el que lo hizo. No, lo hicieron mucho antes y también después otros medios, dirigentes políticos, banqueros, grandes empresarios y representantes de distintos poderes fácticos españoles.
En 2006, cuando arreciaban en Colombia las denuncias contra su Gobierno por las sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos perpetradas bajo el paraguas de la ‘guerra contra el terror’ —como Bush— Uribe era premiado por la Organización de Periodismo y Comunicación Iberoamericana (OPCI) “por su innegable tarea en el proceso de paz” y por su “constante combate al narcotráfico y el terrorismo internacional”.
La Mención Especial del Premio 2006 de la OPCI la recibió en su nombre en Madrid, en mayo de 2007, precisamente Juan Manuel Santos, quien entonces era estrecho aliado de Uribe y su ministro de Defensa.
Ese mismo año la Comisión Internacional contra Ejecuciones Extrajudiciales denunciaba a las fuerzas de seguridad del Estado como culpable de 995 ejecuciones extrajudiciales entre julio de 2002 y junio de 2007 y el jefe de la Policia, Jorge Castro, se veía obligado a dimitir después de que se revelara un amplio operativo de espionaje ilegal a políticos opositores, defensores de los derechos humanos y periodistas críticos.
En 2009, en momentos en que decenas de congresistas de su partido eran investigados por la Justicia por sus relaciones con el paramilitarismo y el narcotráfico, Álvaro Uribe era recibido con todos los honores en España, tanto por el Borbón hoy fugado como por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y por Mariano Rajoy, y desayunaba en el Hotel Villla Magna con los ejecutivos de las principales multinacionales españolas.
El Salto
El 26 de junio de 2017 O.K. Diario entregaba a través de su director, Eduardo Inda, su primer Premio OK Diario a los Valores Democráticos. El elegido, nada menos que Álvaro Uribe Vélez, el ex presidente de Colombia (2002-2010) en detención provisional domiciliaria desde el pasado 5 de agosto por orden de la Corte Suprema, acusado de sobornos a testigos y fraude procesal.
En la información del evento publicada por O.K. Diario se elogiaba una y otra vez la ‘ejemplaridad’ de los mandatos del ex presidente colombiano y se reprobaba duramente a su discípulo y sucesor en la presidencia, Juan Manuel Santos.
“Uno se puede preguntar cómo es que su sucesor en la Presidencia del país no ha terminado de ser su digno heredero, como parecía en un principio, pues Juan Manuel Santos fue ‘ungido’ por Uribe para continuar su obra”, decía la nota.
El diario no solo reprochaba a Santos, ya presidente, por no haber seguido a rajatabla las instrucciones de Uribe, sino que inmediatamente después le hacía un peculiar reproche: “Y uno se lo puede preguntar porque Santos, reciente Premio Nobel de la Paz (2016), está logrando aparentemente culminar el proceso de paz de un país que ha vivido más de 50 años de violencia criminal: secuestros, extorsiones, reclutamiento forzado de menores para combatir o convertirse en esclavas sexuales, asesinatos, narcotráfico”.
El diario de Inda reprochaba así… que Santos firmara un acuerdo de paz que acababa con 50 años de guerra. Asumían de esta forma como propia la postura de Álvaro Uribe Vélez, quien siempre se opuso al diálogo como vía para acabar con el largo conflicto.
Tres años después la FAES, asumía una posición similar a O.K. Diario, tras conocer la detención de Uribe. “En Defensa de Álvaro Uribe” titulaba la fundación presidida por José María Aznar un comunicado publicado en su portal repudiando la decisión de la Corte Suprema a la que acusaba de estar “altamente politizada y cuestionada en su imparcialidad”.
La FAES denunciaba a la izquierda de estar detrás de esa decisión contra Uribe y acusaba a Juan Manuel Santos también por haber firmado los Acuerdos de Paz con las FARC. Según la FAES se “dilapidaron los esfuerzos que habían conseguido acorralar a la narcoguerrilla”.
No ha sido ni O.K. Diario ni ahora la FAES los únicos que en España han prodigado elogios semejantes a Uribe, el que según el registro del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) lleva ahora el número de preso 1087985.
EEUU incluyó en 1991 a Uribe con el número 82 en una lista de 106 presuntos narcopolíticos
Casi veinte años atrás a Uribe se le había asignado otro número, el 82. Con ese número aparecía en una lista de 106 presuntos narcopolíticos elaborada por la Defense Intelligence Agency (DIA) de Estados Unidos en 1991.Desclasificada años más tarde, la lista fue publicada en agosto de 2004 por The National Security Archive de la Universidad George Washington, organismo que reprodujo en la misma información el comunicado presidencial (Uribe era en ese momento presidente) rechazando todas las acusaciones. Al final de la página 10 e inicios de la 11 de la lista elaborada por la agencia estatal estadounidense se puede ver la ficha de Uribe.
Esta es una traducción del original que se puede leer online:
“82. Álvaro Uribe Vélez. Político colombiano y senador dedicado a colaborar con el Cartel de Medellín a altos niveles gubernamentales. Uribe ha sido vinculado a negocios relacionados con drogas en Estados Unidos. Su padre fue asesinado en Colombia debido a sus conexiones con los traficantes de drogas. Uribe ha trabajado para el Cartel de Medellín y es amigo personal cercano de Pablo Escobar Gaviria. Él (Uribe) ha participado en la campaña política de Escobar para ganar el puesto de parlamentario suplente de Jorge Ortega. Uribe ha sido uno de los políticos que desde el Senado ha atacado todas las formas del Tratado de Extradición (de Colombia con los Estados Unidos) (…)”
A pesar de contar con esa información desde hace casi treinta años y de los cables diplomáticos de la embajada de EEUU en Colombia de 1992 y 1993 que citábamos en el artículo anterior, Estados Unidos aplicó con él su tradicional máxima: “Es todo eso pero es de los nuestros”
El vicepresidente de EEUU reclama a la Corte Suprema colombiana que levante el arresto domiciliario a Uribe, al que califica de “héroe”
En una muestra más de la injerencia de Estados Unidos en las decisiones del alto tribunal de Colombia, el pasado viernes 14 el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, tras hablar por teléfono con el presidente colombiano, Iván Duque, reclamó a través de su cuenta en Twitter la liberación de Uribe, al que calificó de “héroe”: “Álvaro Uribe se encuentra bajo arresto domiciliario, nos unimos a las voces de los amantes de la libertad en todo el mundo para pedir a las autoridades colombianas que dejen a este héroe, que ha recibido la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos, defenderse como un hombre libre”.
El arresto domiciliario de Uribe no deja de ser bastante particular. Se encuentra ‘arrestado’ en una de sus haciendas, El Ubérrimo, una finca paradisíaca de 1.500 hectáreas, con ganado, caballos, un río que la atraviesa donde el ex mandatario pesca; numeroso personal para atenderle, amplio lugar para trabajar con sus colaboradores y para alojar a visitantes.
Ni la detención de Uribe ahora ni las numerosas causas judiciales abiertas en su contra ni todas las acusaciones que pesan sobre él desde hace décadas han impedido que siga siendo el ex presidente latinoamericano que conserva más poder e influencia política en su país e incluso fuera de él aún diez años después de haber terminado su segundo mandato.
La Corte Constitucional colombiana le impidió en 2010 reformar la Constitución para presentarse a un tercer mandato a pesar de la campaña que lanzó su partido advirtiendo de que sus seguidores saldrían en masa a la calle para rechazar ese veredicto judicial, algo que nunca sucedió.
Responsable político máximo de la guerra sucia contra la guerrilla que se cobró miles de víctimas civiles durante sus dos mandatos, Uribe apostó entonces por hacer campaña por Juan Manuel Santos, el que fuera su ministro de Defensa en aquellos años en los que el Ejército hacía tierra quemada en amplias zona rurales de Colombia y protagonizaba al igual que los paramilitares de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) periódicas matanzas y ejecuciones extrajudiciales de campesinos en zonas de gran presencia guerrillera.
Uribe lanzó en 2016 una agresiva campaña contra la firma de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno de Santos y la guerrilla de las FARC-EP
Santos ganó las elecciones presidenciales pero rechazó ser un títere de Uribe —algo que le reprochaba O.K. Diario—; se recicló como ‘hombre de paz’, con un talante muy distinto a su predecesor y mentor, lo que pronto provocó un gran distanciamiento entre los dos políticos.
Pero Uribe mostró pronto que no se contentaría con ser un ex presidente o un simple senador opositor. Creó en 2013 un nuevo partido, el Centro Democrático, que se convirtió en la principal fuerza política de la oposición, aglutinando a los sectores más ultraconservadores y la ultraderecha colombiana, y en 2016 libró su primer duro pulso al Gobierno de Santos.
Uribe lanzó una amplia y agresiva campaña contra las negociaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo), a las que tanto había combatido junto a Santos, y logró que en el plebiscito que convocó el Gobierno para ratificar los Acuerdos de Paz ganara el NO.
A pesar de que solo participó el 37% del electorado y que el NO que impulsaba solo ganó por una diferencia de 60.000 votos, el resultado del plebiscito tiró por tierra con los pronósticos de las encuestas, y descolocó al Gobierno de Santos y a las FARC.Fue una gran victoria para Álvaro Uribe y un aviso a navegantes. No se lo iba a poner fácil a Santos.
La guerrilla y el Gobierno volvieron a negociar, incorporaron muchas de las enmiendas y propuestas hechas no solo por el Centro Democrático sino también por distintos movimientos sociales y se llevó al Parlamento una nueva versión meses después.
El nuevo texto recortaba algunas de las ambiciosas propuestas de reforma agraria; de sustitución de cultivos ilícitos; de integración de los ex combatientes; de mayor democratización del país, pero parecían ser la menos mala de las soluciones al conflicto bélico más prolongado de toda América.
Aún así el partido de Uribe no quiso ser “cómplice” de ese acuerdo, se retiró del hemiciclo y los Acuerdos de Paz salieron adelante y entraron en vigor a fines de 2016. Juan Manuel Santos coronó con esa firma su ‘reciclaje’ y por ello recibió el Premio Nobel de la Paz de ese año, lo que supuso su definitivo blanqueo.
Durante y después de su presidencia Uribe ha recibido numerosos premios en España por su ‘lucha por la libertad y la democracia’
A pesar de que Uribe fue acusado numerosas veces de relación estrecha con el narcoparamilitarismo ultraderechista colombiano desde inicios de los años ’80 como recordábamos en otro artículo en estas mismas páginas días atrás y que tiene numerosas graves causas judiciales abiertas en Colombia, ni esos hechos ni el que haya boicoteado activamente los históricos Acuerdos de Paz de 2016, han sido obstáculo para que en España recibiera antes y después grandes elogios y condecoraciones.
No ha sido solo un medio de comunicación derechista, amarillo e instrumento de las cloacas policiales como O.K. Diario el que lo hizo. No, lo hicieron mucho antes y también después otros medios, dirigentes políticos, banqueros, grandes empresarios y representantes de distintos poderes fácticos españoles.
En 2006, cuando arreciaban en Colombia las denuncias contra su Gobierno por las sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos perpetradas bajo el paraguas de la ‘guerra contra el terror’ —como Bush— Uribe era premiado por la Organización de Periodismo y Comunicación Iberoamericana (OPCI) “por su innegable tarea en el proceso de paz” y por su “constante combate al narcotráfico y el terrorismo internacional”.
La Mención Especial del Premio 2006 de la OPCI la recibió en su nombre en Madrid, en mayo de 2007, precisamente Juan Manuel Santos, quien entonces era estrecho aliado de Uribe y su ministro de Defensa.
Ese mismo año la Comisión Internacional contra Ejecuciones Extrajudiciales denunciaba a las fuerzas de seguridad del Estado como culpable de 995 ejecuciones extrajudiciales entre julio de 2002 y junio de 2007 y el jefe de la Policia, Jorge Castro, se veía obligado a dimitir después de que se revelara un amplio operativo de espionaje ilegal a políticos opositores, defensores de los derechos humanos y periodistas críticos.
En 2009, en momentos en que decenas de congresistas de su partido eran investigados por la Justicia por sus relaciones con el paramilitarismo y el narcotráfico, Álvaro Uribe era recibido con todos los honores en España, tanto por el Borbón hoy fugado como por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y por Mariano Rajoy, y desayunaba en el Hotel Villla Magna con los ejecutivos de las principales multinacionales españolas.
El Salto