21 mar 2021

VIENEN POR LO QUE QUEDA

El “maquillaje verde” de las corporaciones
Las “emisiones netas cero” y “las soluciones basadas en la naturaleza” son un enorme fraude



Grain

18/03/2021




Protesta de activistas de la campaña Fossil Free Agriculture
Foto: Free the Soil


El cambio hacia el maquillaje verde corporativo no logrará nada en la reducción de las emisiones, pero tiene el riesgo de generar un masivo acaparamiento de tierras forestales y agrícolas, particularmente en el sur global.

Las corporaciones han aumentado su maquillaje verde para bloquear cualquier acción que permita controlar sus emisiones de GEI. Tras cinco años de no haber hecho nada por avanzar hacia los objetivos establecidos en el Acuerdo de París 2015 a los que se comprometieron, muchos de los grandes contaminadores, como Nestlé y Shell, están haciendo ahora promesas de “emisiones netas cero”, sobre todo para satisfacer las necesidades de relaciones públicas de los financistas que les entregan fondos. 

El cambio hacia el maquillaje verde corporativo no logrará nada en la reducción de las emisiones, pero tiene el riesgo de generar un masivo acaparamiento de tierras forestales y agrícolas, particularmente en el sur global. Las corporaciones del sector alimentario y de los agronegocios son los principales actores en esta gran estafa. 

Las acciones en favor del clima continuarán siendo afectadas por este maquillaje verde de las corporaciones, hasta que las personas recuperen el control del financiamiento, los territorios y los gobiernos, que las corporaciones detentan ahora.

INFORME

De las 500 principales cor-poraciones del mundo, sólo 67 hicieron compromisos alineados con el Acuerdo de París para reducir sus emisiones.(1)

La gran mayoría de las corporaciones aún no dan a conocer sus emisiones, ni han tomado acciones para abordarlas.(2)

Además, aunque ninguna corporación financiera global ha adoptado todavía políticas para fre-nar la quema de combustibles fósiles, el dinero canali-zan a las compañías de combustibles fósiles, ha aumen-tado cada año desde que se adoptó el Acuerdo de París, sumando más de 2 billones 700 mil millones de dólares en los últimos cinco años.(3)

Las compañías agrícolas y productoras de alimentos están entre las de peor desempeño. La preocupación por su papel en la crisis climática está en aumento, y Las corporaciones son, sin lugar a dudas, el princi-pal obstáculo para una acción significativa ante la crisis climática. Estos omnipotentes actores se han dedicado durante los últimos veinte años a socavar el consenso científico, a bloquear la legislación relacio-nada al tema y maquillar su propia responsabilidad. Incluso el débil compromiso del Acuerdo de París —mantener al mundo en los 1,5 grados de aumento de temperatura, lo cual ya es desastroso—, no ha logrado nada por detener la codicia corporativa que está llevando al planeta a su límite.

Desde la firma del Acuerdo de París en 2015 y su promesa de soluciones basadas en el mercado, pocas corporaciones han hecho el mínimo esfuerzo por dar a conocer sus emisiones, y mucho menos han impulsado(4)


El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático calcula que el sistema de producción de alimentos produce hasta un 37% del total global de emisiones de GEI. Incluso, de las 35 principales compa-ñías productoras de carnes y lácteos, las principales culpables del daño climático dentro del sector, sólo una de ellas se ha comprometido a reducir sus emisiones absolutas según las metas del Acuerdo de París. 
Esto no ha evitado que estas compañías reciban miles de millones de dólares de las corporaciones financieras globales, incluyendo aquéllas que afirman estar comprometidas con la inversión responsable.(5)

Cuando la crisis climática no era tan evidente físicamente, como lo es hoy, resultaba más fácil para las corporaciones no hacer nada y salir bien librados. Ahora además tienen que luchar contra un movimiento juvenil por el clima, que está , que presiona a los gobiernos y que apunta directo a las corporaciones, incluidas las compañías financieras que continúan canalizando los ahorros de la jubilación de la gente hacia los peores contaminadores. 

Y entonces aparece la pandemia del Covid-19, que abre un agujero en el consenso neoliberal y deja clara la importancia de que los gobiernos intervengan en respuesta a emergencias globales. Sin men-cionar que ya no está más en La Casa Blanca alguien que negaba la crisis climática. Para las corporaciones, hay un riesgo real de que los gobiernos, por fin, se pongan serios y comiencen a imponer políticas y regulaciones y que reduzcan sus utilidades y su poder.

Por supuesto, las corporaciones contraatacan a lo grande, unificadas en una campaña de maquillaje verde para rotularse a sí mismas con las proveedoras de soluciones. No hay un día sin que haya un anuncio de alguna iniciativa corporativa o promesa de alcanzar los objetivos de París de “emisiones netas cero” para 2050. En la revisión de los planes de ruta la definición de los proyectos y los escenarios para llegar a las emisiones netas cero que las corporaciones están haciendo públicos, se demuestra que su versión de emisiones netas cero es, realmente, sólo un compromiso con mantener el crecimiento de sus operaciones altamente contaminantes y (posiblemente) compensar estas emisiones mediante el pago a otros para extraer el carbono de la atmósfera.  Los planes son científicamente incorrectos y ponen la mayor parte de la carga y el riesgo en los hombros de las comunidades en el sur global, cuyas tierras serán el objetivo de estos programas de compensación.(6)

Las corporaciones de todos los sectores, incluida la poderosa industria financiera,  promueven agresivamente este engaño de las emisiones netas cero como evasión ante las regulaciones que afecten sus operación. Por ejemplo, 545 compañías financieras, con un total combinado de 52 billones de dólares en activos administrados por ellas, lanzaron recientemente la iniciativa Climate Action 100+ para “asegurar que los más grandes emisores de gases con efecto invernadero del mundo” transiten hacia emisiones netas cero hacia 2050.(7)

Al mismo tiempo, muchas de estas corporaciones están cabildeando fuertemente contra la intervención gubernamental sobre el financiamiento que entregan a las compañías contaminantes, insistiendo que, de algún modo, ellas están en una mejor posición para decidir cómo debe ser distribuida la inversión para las soluciones climáticas.(8)

El compromiso de parte del sector financiero, aunque es sólo un lavado de imagen, pone mayor pre-sión sobre las corporaciones para que den a conocer sus emisiones y se comprometan en lograr emisiones netas cero, para así satisfacer a quienes les dan de comer. Ésta es la principal razón por la que estamos viendo una gran cantidad de promesas corporativas de emisiones netas cero, incluidas las de los agronegocios y el sector que produce alimentos. Este viraje hacia el maquillaje verde corporativo, que se basa sobre todo en compensaciones, se está tornando más peligroso que la negación climática de hace unos meses.Cero emisiones neta es peor que nada. BlackRock es el accionista de corporaciones de combustibles fósiles y de agronegocios más grande y más influyente del mundo.(9)

Pese a su profunda integración con los peores villanos de la crisis climática, BlackRock se ha redefinido como un líder de la acción climática. Incluso hace poco fue contratada por la UE para supervisar su agenda financiera sustentable.(10)

BlackRock afirma ahora que “espera que las empresas definan cómo se alinean con un escenario donde el calentamiento global esté limitado muy por debajo de los 2°C, consistentes con la aspiración global de alcanzar emisiones netas cero de gases con efecto de invernadero (GEI) para el año 2050”(11)

¿Pero qué significa en la práctica esto de alinearse con “emisiones netas cero” para una compañía financiada por BlackRock? Una de las corporaciones en las que BlackRock invierte fuertemente es Nestlé, la mayor compañía productora de alimentos del mundo y uno de los peores contaminadores corporativos de GEI sin pertenecer al sector energético.(12)

BlackRock es el principal accionista de Nestlé y, a pesar de su enorme huella climática, Nestlé cum-ple con lo que BlackRock “espera” de las compañías en donde invierte. La compañía suiza es una de las escasas corporaciones de lácteos que se compromete con las emisiones netas cero para 2050 en todas sus operacio-nes, incluidas aquellas de la cadena de abastecimiento (conocidas como de alcance 3).(13)

En diciembre de 2020, Nestlé lanzó su “Plan hacia Emisiones Netas Cero”, comprometiéndose a reducir sus emisiones en 50% para el año 2030 y “cero emisión neta” para el año 2050. La mayoría de estas emisiones ocurren en su cadena de abastecimiento, especialmente en el suministro de lácteos, carne y materias primas de origen agrícola (café, aceite de palma, azúcar, soja, etcétera).(14)

Las emisiones anuales de “alcance 3” de Nestlé son casi el doble del total de emisiones de Suiza, su país sede.(15)

El plan climático de Nestlé no implica una reducción en sus ventas de alimentos basados en lácteos, carne u otras materias primas agrícolas que tienen una alta emisión de gases. Por el contrario, su plan climático se basa en un crecimiento proyectado de 68 por ciento de sus compras de lácteos, carnes y materias primas de origen agrícola, entre el 2020 y el 2030.(16)

Afirma, sin embargo, que este crecimiento de la producción será más que compensado por el despliegue de tecnologías amiga-bles con el clima y por cambios a las prácticas agrícolas entre los agricultores que lo abastecen.Para lograr esta enorme y ambiciosa transformación en su cadena de abastecimiento agrícola, Nestlé anunció un compromiso de invertir 1200 millones durante los próximos diez años en “prácticas de agricultura regenerativa”. 

Pongamos esto en perspectiva: Nestlé pagó un dividendo de unos 8 mil millones a BlackRock y a sus otros accionistas en 2020. En términos anuales, el gran compromiso de Nestlé de cambiar las prácticas agrícolas de sus proveedores es un mísero 1,5% de lo que paga a sus accionistas en dividendos o tres veces menos de los que le paga a BlackRock en dividendos.(17)

Además de los escasos recursos que invertirá, la compañía también es muy vaga respecto a cómo ase-gurará que sean implementadas estas prácticas regenerativas. En el caso de los lácteos y la ganadería, Nestlé quiere realizar una investigación sobre aditivos al forraje para disminuir el metano producido por los animales y lograr que los agricultores usen más del alimento para animales producido de manera sustentable. Y en el caso del café y cacao, quiere que los agricultores que los abastecen incorporen una explotación agroforestal y un mejor manejo del suelo. 

Pero muchas de estas tecno-logías, supuestamente amigables con el clima, no están probadas y no hay un plan claro sobre cómo sus provee-dores harán la transición hacia las prácticas regenerativas y quién pagará para que esto ocurra.En ausencia de cualquier compromiso serio por reducir las emisiones de su cadena de abastecimiento, Nestlé le apuesta a la compensación para salvar su ambición de emisiones netas cero. “Vemos un enorme potencial en la extracción de emisiones de GEI de la atmósfera, como un modo de contrarrestar las emisiones que no podemos reducir directamente”, señala Nestlé en su plan.

La compañía calcula que necesitará compensar 13 millones de toneladas de CO2 por año para 2030, una cantidad casi igual al volumen total anual de emisiones de GEI de una país pequeño como Letonia.(18) 

Pero este número puede ser aún más alto si sus esfuerzos por reducir las emisiones a través de la “agricultura regenerativa” no se materializan. Una de las iniciativas para reducir las emisiones en la agricultura, en la que Nestlé está involucrada, es un programa diseñado por la industria de fertilizantes para reducir las emisiones procedentes de los fertilizantes nitrogenados en Norte América.(19)

En Canadá, donde se inició el “4R Nutrient Stewardship Programme”, los estudios muestran que los agricultores participantes en realidad terminaron usando más fertilizante y los usaron de un modo más  ineficaz.(20)

Destrucción basada en la naturaleza

La hoja de ruta de Nestlé es la copia exacta de otras promesas de emisiones netas cero que han estado fluyendo de las corporaciones de agronegocios y combustibles fósiles durante el último año. Todas ellas se basan en el crecimiento continuo de las ventas de sus productos altamente contaminantes, compensando mediante el pago a otros para que extraigan el carbono de la atmósfera y lo devuelvan al suelo, sobre todo con la protección de los bosques que están en peligro de ser talados o mediante la plantación de árboles en tierras degradadas. Las corporaciones se refieren a estas compensaciones, de manera general, como “soluciones basadas en la naturaleza”.(21)


El precursor de las “soluciones basadas en la naturaleza” de hoy es el Programa de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD+ por sus siglas en inglés), que no sólo fracasó en reducir la deforestación o las emisiones durante los últimos doce años, sino que afecta negativamente a las comunidades, en especial por quitarles el acceso a sus tierras agrícolas y bosques y por contribuir a los conflictos por la tierra.(22)

Uno de los primeros promotores de REDD+ fue una compañía suiza, South Pole Group, que hoy trabaja para Nestlé en su plan de compensaciones.(23) South Pole dirigió el enorme proyecto de Kariba REDD, que cubre 784 mil 987 hectáreas en el noroeste de Zimbabue. Este proyecto, que fue estructurado para canalizar dinero a través de varias compañías registradas en paraísos fiscales, no logró llevar ningún beneficio material a las comunidades locales y lo peor, les impidió el acceso a las tierras de las que dependían para sembrar, recolectar o cazar alimentos.(24)

Tuvo éxito, sin embargo, en lograr que Total, el gigante francés del sector energético, pudiese contabilizar compensaciones y hacer que sus embarques a China de gas natural líquido fueran cata-logados como “carbono neutral”. El grupo South Pole Group es una de las pocas corporaciones que pueden lograr grandes ganancias del creciente uso empresarial del sistema de compensaciones. Nestlé, un comprador de compensaciones, pagó a South Pole para que desarrollara un modelo “para calcular el potencial de mitigación de GEI de la tierra cultivable.”(25)

South Pole también hace contratos con potenciales vendedores de compensaciones, como Miro Forestry del Reino Unido, que contrató a esta compañía para certificar la absorción de carbono de su inmensa plantación de árboles en África Occidental y ayudarles a vender tales compensaciones. South Pole, descrito como “uno de los mayores comerciantes de bonos de carbono”, recibe pagos por hacer el cálculo para las compañías, en ambos lados de la transacción y, si todo sale bien, por organizar la compraventa.(26)

Otro importante actor en el negocio del maquillaje verde es SYSTEMIQ, una compañía del Reino Unido. Esta empresa, poco conocida, creada y operada por ex ejecutivos de la firma de consultoría global, McKinsey, supervisó la Business & Sustainable Development Comission (Comisión de Negocios y Desarrollo Sustentable), iniciativa tremendamente influyente de dos años de duración que en 2016 iniciaron en Davos, Unilever, el gigante del sector alimentos, y otras corporaciones.(27) 

Uno de los productos de esta iniciativa fue la Food and Land Use Coalition (Coalición para la Alimentación y Uso de la Tierra, FOLU), cofundada por Unilever y entregada a SISTEMIQ para su administración. FOLU llegó a ser tal vez el más importante promotor de las “soluciones basadas en la naturaleza” creadas por las corporaciones (ver Recuadro: FOLU: el nuevo traje de Yara y Unilever). Tanto la Business & Sustainable Development Comission como FOLU han recibido gran parte de su financiamiento de parte del gobierno noruego, quien necesita compensaciones para sus propios negocios en petróleo. 

Los accionistas de SISTEMIQ incluyen a los principales pesos pesados de las discusiones internacionales sobre clima como Lord Nicholas Stern, Sir David King, Janez Potoˇcnik y Thomas Heller, así como los influyen-tes multimillonarios Jeremy Grantham, André Hoffman y George Soros.(28)

FOLU: los nuevos trajes de Yara y Unilever

Uno de los agentes de cabildeo en favor de las corporaciones del sector alimentos y agronegocios, más sofisticado y encubierto de hoy en día, es la Food and Land Use Coalition (FOLU). Fue creada por la compañía noruega de fertilizantes, Yara, y el gigante anglo-holandés de alimentos procesados, Unilever —dos de los peores contaminadores del clima dentro del sector de los alimentos y la agricultura.(29) 

Con el respaldo del gobierno noruego, también uno de los peores contaminadores del clima en el mundo, se unieron en una compañía privada operada por ex ejecutivos de McKinsey para crear en conjunto una coalición de ONGs y asociaciones de empresas que se sospecha que son financiadas por las corporaciones.(30) 

Actualmente FOLU, y los individuos y grupos que la habitan, están siempre presentes en los foros internacionales que abordan el clima y los alimentos.(31) FOLU se describe a sí misma como “una comunidad de organizaciones e individuos” pero su agenda está firmemente atada a los intereses de sus dos corporaciones fundadoras. Unilever, el comprador de aceite de palma más grande del mundo, por años ha promovido los sistemas de certificación, donde destaca la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sustentable, para obtener así una fuente “sustentable” para una materia prima agrícola que fundamentalmente no lo es. 

Yara, como el productor más grande de fertilizantes nitrogenados, -un producto que por sí solo es responsable de una de cada 50 toneladas de emisiones globales de GEI al año-, lideró una campaña para redefinir sus fertilizantes como salvadores del clima. Yara afirma que sus fertilizantes han permitido a las personas producir más alimentos en menos tierra, por lo tanto salvaron bosques y enfriaron el planeta.(32)

No es una sorpresa, entonces, que FOLU pida sistemas de certificación voluntaria y una producción agrí-cola más eficiente, basada en combustibles fósiles, como la principal solución a las emisiones del sector de los alimentos. También pone el foco de atención en reducir la deforestación tropical, no en eliminar los com-bustibles fósiles del sistema alimentario, y espera que esto sea pagado por las corporaciones que necesiten compensaciones para sus promesas de cero emisiones netas.(33)

Hace largo tiempo que Yara y Unilever están unidas en su deseo de mantener y expandir la producción industrial de materias primas agrícolas. Antes de FOLU, crearon la Global Alliance for Climate Smart Agriculture (Alianza Global por la Agricultura Climáticamente Inteligente).Ésta la inauguró en 2014 el entonces Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el enviado especial ante las Naciones Unidas, el general David Nabarro, en la cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Nueva York.(34) 

Esa alianza, que tenía los mismos miembros que la FOLU, fue un fracaso en términos de acciones por el clima, pero esa nunca fue su intención. La alianza fue concebida para frenar los esfuerzos para presionar por soluciones reales como la agroecología y la soberanía alimentaria en los foros internacionales sobre la alimentación, la agricultura y el clima.(35)

En el mejor de los casos, este nuevo coro corporativo que clama por “soluciones basadas en la natura-leza” es sólo un lavado de imagen, diseñado solamente para distraer la atención sobre la real reducción de las emisiones y demorar su aplicación. Pero si el creciente número de corporaciones con planes de cero emisiones netas pasa realmente a implementarlos, aunque sólo sea de manera parcial, esto resultará en un masivo acaparamiento de tierras, bosques y territorios de Pueblos Indígenas y comunidades rurales en el sur global.(36)

La ambición declarada por Nestlé de compensar el equivalente a 13 MT de emisiones de CO2 al año con “soluciones basadas en la naturaleza”, requeriría disponer de una zona de al menos de 4 millones 400 mil hectáreas de tierra anuales.(37) 

La compañía italiana de energía Eni señala que necesitará cerca del doble de esta cantidad para 2030 y ya avanza con los planes para establecer plantaciones de árboles en más de 8 millones 100 mil hectáreas en África.(38) 

Lo mismo ocurre con la principal productora de petróleo, Shell, cuyo nuevo escenario de emisiones netas cero compromete a la empresa a una mayor extracción y a un aumento masivo en las “soluciones basadas en la naturaleza” para compensar las emisiones resultantes. Las compensaciones de Shell requerirán al menos 8 millones 500 mil hectáreas de tierras por año hacia 2035.(39) 

Sólo estas tres compañías, en conjunto, necesitarán unos 20 millones de hectáreas anuales para sus necesidades de compensación —un área que corresponde casi toda la tierra forestal de Malasia, ¡al año!¿Y todo esto para qué? No hay forma de lograr realmente un punto de emisiones netas cero donde la cantidad de GEI que emitan a la atmósfera no sea mayor que la cantidad que está siendo extraída de ella, si es que las emisiones provenientes de la quema de combustibles fósiles y otras fuentes principales de GEI no son reducidas a casi cero. 

Pese a todo el daño que causen a las comunidades del sur global los acaparamientos de tierra necesarios para la compensación, nada se hará para detener el calentamiento global. 

Como se indica en un reciente informe publicado por La Vía Campesina y una coalición de otras ONG y movimientos sociales, la avalancha de promesas y planes de emisiones netas cero de las corporaciones dejan más que claro que “no hay un deseo o ambición por parte de los más grandes y ricos del mundo por reducir las emisiones realmente. 

El maquillaje verde difícilmente sirve como un término para describir estos esfuerzos para ocultar el continuo crecimiento de las emisiones de combustibles fósiles — ecocidio y genocidio capturan de manera más precisa el impacto que el mundo enfrentará”.(40)

La revolución climática no recibirá financiamiento. No debemos sorprendernos de esta nueva oleada de lavado de imagen corporativo. Un estudio reciente de una consultora empresarial llegó a la vergonzosa conclusión que las dos décadas pasadas de programas de “sustentabilidad” empresarial tienen una tasa de fracaso de 98%.(41)

Las corporaciones simplemente no van a implementar acciones que les impidan obtener sus utilidades y lucharán contra cualquier actor, ya sean gobiernos o comunidades directamente afectadas, que se interpongan en su camino. Sólo cambiarán cuando se vean forzadas a hacerlo.Si bien puede ser tentador celebrar las recientes oleadas de promesas de enfrentar la crisis climática como una victoria de los movimientos sociales, es más importante que entendamos que estas promesas son realmente sólo cortinas de humo, diseñadas para mantener el negocio tal como está. 

La realidad es que las corporaciones no serán y no pueden ser parte de la solución..Esto es particularmente importante de tenerlo presente con la industria financiera.(42) 

Las corporaciones financieras como BlackRock, e incluso las corporaciones que administran los fondos de pensiones, están hechos para financiar a las corporaciones. Si el dinero sale de sus manos, será siempre para fluir hacia las corporaciones. Éstas pueden verse obligadas a hacer promesas de emisiones netas cero para acceder al financiamiento, pero esto no hará que las emisiones disminuyan y afectará enormemente a las comunidades que no han contribuido a la crisis climática. 

No hay una victoria para los sectores sociales o para el clima si una compañía financiera se ve obligada a trasladar su participación de Exxon a Nestlé. Esto no es para descartar el significado de las campañas de desinversión, que pudieran tener un impacto importante sobre diversos aspectos. Pero hay una diferencia entre exigir que las compañías financieras desinviertan y pedirles que inviertan en soluciones.

Las soluciones deben ser desarrolladas y definidas por las personas y no por las corporaciones. Cuando se trata de los alimentos y de la agricultura, los campesi-nos y otros productores de alimentos a pequeña escala, ya tienen definida una visión para la soberanía alimen-taria y soluciones para la crisis climática, que excluye a todas estas corporaciones gigantes.(43)

No hay lugar en esta visión para el plan de acción de Nestlé, las “soluciones basadas en la naturaleza” de Unilever o las vacías promesas ambientales de BlackRock. Tenemos que enfrentar el creciente tsunami corporativo de maquillaje verde, con claridad y solidaridad. Las compensaciones deben ser rechazadas y detenidas totalmente, como lo debe ser también cualquier sistema que haga concesiones ante esto, como las “soluciones basadas en la naturaleza”(44) incluido en esto el uso de combustibles fósiles, necesarios para la producción de agro combustibles/bio combustibles o la instalación de plantas hidroeléctricas o parques eólicos, para reemplazar la demanda actual y futura de combustibles fósiles. 

El centro debe estar en el cambio de sistema; meramente cambiar una fuente de energía por otra o una tecnología por otra, sólo cambia las disputas corporativas por el control de las nuevas fuentes de energía y tecnologías y cambia de lugar las zonas dañadas. 

Necesitamos detener cualquier tipo de extractivismo, incluyendo el extractivismo de la agricultura y pesca industriales.Tenemos que enfrentar el monopolio corporativo en torno a la “inversión”. Sí, la inversión es necesaria para transitar fuera de los combustibles fósiles, pero esto nunca ocurrirá si la inversión se le entrega a las corporaciones financieras globales cuya principal función es canalizar los ahorros de pensiones de los trabajadores hacia las empresas, en la forma de compra de acciones y bonos. 

Los fondos de pensión corresponden a la mitad de todo el dinero en el sistema financiero global y estos fondos no sólo apoyan a los peores contaminadores, sino que cada vez están más involucrados en injusticias como el acaparamiento de tierras, capitales privados y privatización de los servicios de salud y de la infraestructura.(45) 

Estos salarios diferidos, que ya superan los 50 billones de dólares y son administrados por unos cuantos fondos corporativos, son más que suficientes para cubrir los costos calculados para resolver la crisis.(46)

Pero continuarán financiando la destrucción del clima si se dejan en manos de las corporaciones financieras.El problema al que nos confrontamos no es cómo lograr que los BlackRocks o Nestlés de este mundo inviertan en soluciones a la crisis climática. Es cómo retomar el control sobre los fondos, los recursos y los gobiernos que hoy son prisioneros de las corporaciones, de tal modo que se apoyen soluciones genuinas a la crisis climática y que sirvan a las necesidades de la gente.

El objetivo de Paris es emisiones netas cero para 2050. Los datos sobre los compromisos corporativos provienen de Food and Land Use Coalition, diciembre de 2020: https://www.foodandlandusecoalition.org/wp-content/uploads/2020/12/FOLU_Nature-for-Net-Zero_Report_Final.pdf2. Task Force on Climate-related Financial Disclosures, “2020 Status Report”, octubre de 2020: https://assets.bbhub.io/company/sites/60/2020/09/2020-TCFD_Status-Report.pdf3. Reclaim Finance, RAN, urgewald, “Five Years Lost: How Finance is Blowing the Paris Carbon Budget”, diciembre de 2020: https://urgewald.org/sites/default/files/media-files/FiveYearsLostReport.pdf4. IPCC, “Special Report on Climate Change and Land”, capítulo 5: https://www.ipcc.ch/srccl/chapter/chapter-5/

Ver por ejemplo, Fernanda Wenzel, Naira Hofmeister, Pedro Papini, “Investigation: Dutch, Japanese pension funds pay for Amazon deforestation”, Mongabay, febrero de 2020: https://news.mongabay.com/2021/02/investigation-dutch-japanese-pension-funds-pay-for-amazon-deforestation/; La OCDE señala que el sector de los agronegocios recibió un promedio de 619 mil millones por año en inversiones financieras entre 2017 y 2019. OCDE, “Agricultural Policy Monitoring and Evaluation 2020”: https://read.oecd-ilibrary.org/agriculture-and-food/agricultural-policy-monitoring-and-evaluation2020_928181a8-en#page216. Para un análisis excelente del problema con emisiones netas cero ver, FOEI (Amigos de la Tierra Internacional), “Carbon Unicorns: The deception of carbon markets and net zero”: febrero de 2021: https://www.foei.org/resources/publications/chasing-carbon-unicorns-carbon-markets-net-zero-report.7. Climate Action 100+: https://www.ceres.org/initiatives/climate-action-1008. Ver por ejemplo, The US Climate Finance Working Group, “Financing US transition to a sustainable low-carbon economy”, 18 febrero de 2021: https://www.iif.com/Portals/0/Files/content/Regulatory/USCWG%20Principles%20vFinal.pdf9. William Bredderman, “Biden’s Green-Jobs Guru Had Top Role at ‘World’s Largest Investor in Deforestation’”, Daily Beast, 17 febrero de 2021: https://www.thedailybeast.com/bidens-green-jobs-guru-brian-deese-had-top-role-at-worlds-largest-investor-in-deforestation?ref=scroll10. Hannah Brenton, “Ombudsman slams EU rules for BlackRock’s sustainable-finance contract”, Politico, noviembre de 2020: https://www.politico.eu/article/ombudsman-slams-eu-rules-for-blackrocks-sustainable-finance-contract/11. BlackRock, “Climate risk and the transition to a low-carbon economy” febrero de 2021: https://www.blackrock.com/corporate/litera-ture/publication/blk-commentary-climate-risk-and-energy-transition.pdf12. Según Simply Wall St, BlackRock es propietario del 4.1% de las acciones de Nestlé: https://simplywall.st/stocks/ch/food-beverage-tobacco/vtx-nesn/nestle-shares/news/what-type-of-shareholder-owns-nestle-s-a-s-vtxnesn13. La otra compañía de lácteos es Danone. Para un análisis de su plan por el clima, ver Recuadro 3, GRAIN and IATP, “Emisiones imposibles: Cómo están calentando el planeta las grandes empresas de carne y lácteos”, julio de 2018: https://grain.org/es/article/6010-emisiones-imposibles-como-estan-calentando-el-planeta-las-grandes-empresas-de-carne-y-lacteos.14. https://www.nestle.com/csv/global-initiatives/zero-environmental-impact/climate-change-net-zero-roadmap/commitment15. Según estadísticas OCDE, las emisiones de GEI de Suiza en 2018 fueron 46,3 MT CO2e, mientras que Nestlé dice que sus emisiones de su “cadena de valor” del 2018 fueron 92 MT CO2e. ver: https://stats.oecd.org/Index.aspx?DataSetCode=AIR_GHG;16. https://www.nestle.com/csv/global-initiatives/zero-environmental-impact/climate-change-net-zero-roadmap/commitment17. GRAIN, “Agro-imperialismo en tiempos de Covid-19”, julio de 2020: https://grain.org/e/6509 18. Datos sobre Letonia son de la OCDE para 2018: https://stats.oecd.org/Index.aspx?DataSetCode=AIR_GHG19. 4R Nutrient Stewardhsip, “Ecosystem Services Market Consortium and The Fertilizer Institute Launch Pilot”, abril de 2020: https://nutrientstewardship.org/4r-news/ecosystem-services-market-consortium-and-the-fertilizer-institute-launch-pilot/20. David Burton et al., “GHG Analysis and Quantification”, Farmers for Climate Solutions, enero 2021: https://static1.squarespace.com/static/5dc5869672cac01e07a8d14d/t/603013d0984c244a4276f50f/1613763538339/FCS_BudgetRecommendation2021-GHGQuantification.pdf 21. FOEI, “Chasing Carbon Unicorns: The deception of carbon markets and net zero”: febrero de 2021: https://www.foei.org/resources/publications/chasing-carbon-unicorns-carbon-markets-net-zero-report. Ver también TWN y ACB, “Nature-based solutions or nature-based seductions?” septiembre de 2020: https://www.acbio.org.za/sites/default/files/documents/202009/twn-briefing-paper.pdf; Jutta Kill, “New name for old distraction: Nature-Based Solutions is the new REDD”, WRM, enero 2020: https://wrm.org.uy/articles-from-the-wrm-bulletin/section1/new-name-for-old-distraction-nature-based-solutions-is-the-new-redd/; GRAIN & Grupo Carta de Belém, “Clima, tierra y soberanía: narrativas climáticas sobre los territorios del sur global”, noviembre de 2019: https://grain.org/e/6369.22. WRM & GRAIN, “Los proyectos REDD+ y cómo debilitan la agricultura campesina y las soluciones reales para enfrentar el cambio climático”, octubre de 2015: https://grain.org/es/article/5325-los-proyectos-redd-y-como-debilitan-la-agricultura-campesina-y-las-solu-ciones-reales-para-enfrentar-el-cambio-climatico ; Jutta Kill, “REDD+: A Scheme Rotten at the Core”, WRM, septiembre 2019: https://wrm.org.uy/articles-from-the-wrm-bulletin/section1/redd-a-scheme-rotten-at-the-core/; REDD-Monitor, “How the poorest of the poor end up paying for REDD”, 11 abril de 2019: https://redd-monitor.org/2019/04/11/how-the-poorest-of-the-poor-end-up-paying-for-redd/23. Ver Plan de Nestlé: https://www.nestle.com/sites/default/files/2020-12/nestle-net-zero-roadmap-en.pdf24. REDD-Monitor, “The Kariba REDD project in Zimbabwe: From carbon credits to EARTH tokens”, 8 febrero de 2018: https://redd-moni-tor.org/2018/02/08/the-kariba-redd-project-in-zimbabwe-from-carbon-credits-to-earth-tokens/25. Ver plan de Nestlé: https://www.nestle.com/sites/default/files/2020-12/nestle-net-zero-roadmap-en.pdf26. Ver Informe Anual de Miro Forestry 2019: https://www.miroforestry.com/downloads/Annual-Report-2019.pdf2 7. Ver: https://www.systemiq.earth/business-commission-closes/




https://www.alainet.org/es/articulo/211453

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