2 mar 2025

EL ABC DE LA PLUSVALIA

Oligopolios y capitalismo de amigos
El fenómeno del rent-seeking en la agenda neoliberal


Por Rodolfo Apreda *
2 de marzo de 2025


El complejo militar-industrial de EE.UU., un caso paradigmático de rent-seeking.. Imagen: AFP



A partir de la década de los sesenta confluyen tres procesos: 1) una inédita globalización tecnológica y comercial en las operaciones habituales de las empresas transnacionales; 2) el llamado “Consenso de Washington” (en los hechos, un nuevo colonialismo para hacer negocios); 3) la puesta en marcha de una fábula económica elaborada por pensadores de la extrema derecha en la escuela Austríaca y la de Chicago.

A partir de los '70 confluyen tres procesos: globalización tecnológica y comercial, “Consenso de Washington” y el avance de la escuela Austríaca y de Chicago.
Sin embargo, este tridente necesitaba de un adherente ideológico para que la codicia se transformara en herramienta de dominación y complicidad para la gestión de empresas y bancos multinacionales. Nos referimos al rent-seeking.

El 15 de Marzo de 2014, The Economist publicó un artículo dedicado al “capitalismo de los amigos” y allí define al rent-seeking como la capacidad de hacer dinero gracias a conexiones políticas, señalando entre sus métodos preferidos la corrupción sistemática de funcionarios, la destrucción fáctica de la competencia en la producción y el comercio, el debilitamiento o mutilación de los marcos regulatorios y la transferencia de activos públicos al sector privado a valores irrisorios.

En este escenario de recomposición del poder económico, las empresas y bancos globales implementaron una arquitectura de transacciones y contratos que les asegurara las siguientes ventajas:


a) En lugar de mercados competitivos, constituir gigantescos oligopolios con la protección legal y política de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Japón, Canadá y algunos países de Europa. Esto permitiría a los grupos multinacionales imponer precios arbitrarios, la creación de beneficios contables mediante los llamados valores de transferencia de una subsidiaria a la otra, y la utilización de localidades offshore para lavar utilidades y evadir impuestos.

b) Recurrir a la mano de obra barata, abundante en las naciones subdesarrolladas, prefiriendo el trabajo informal en condiciones laborales propias de comunidades esclavas, e ignorando el deterioro en la salud, la educación y el capital social.

c) Cooptar Estados y comprar leyes, legisladores, jueces, periodistas, políticos y funcionarios para asegurarse no sólo connivencia sino también impunidad.

d) Disciplinar a los gobiernos vulnerables con el otorgamiento de préstamos que se utilizan para financiar exclusivamente empresas extranjeras, repitiendo ciclos de subordinación y pauperización de comunidades enteras.

e) Difundir una narrativa de libre mercado para potenciar la búsqueda de rendimientos oportunistas y la privatización de buena parte del aparato estatal, culminando con el envilecimiento de los derechos humanos y el abandono de toda inversión social en infraestructura física.

f) Privilegiar el complejo militar-industrial-estatal para favorecer el crecimiento de industrias muy sofisticadas, especializadas en fijar sobreprecios fraudulentos y, va de suyo, amedrentar países periféricos.

La evidencia empírica muestra de manera inocultable que, desde la década de los sesenta, ningún experimento neoliberal ha sido exitoso. El último entre ellos tuvo lugar en Irlanda y duró menos de ocho años, hasta el 2008.

En un libro intelectualmente estremecedor (Ship of Fools, 2010), el periodista irlandés Fintan O’Toole investigó los episodios de la burbuja irlandesa, vendida como un “milagro del libre mercado”. En rigor, fue un deliberado emprendimiento que amalgamó la codicia, el rent-seeking y el capitalismo de los amigos para deteriorar Irlanda cuando acabara la fiesta. El resultado final: enriquecimiento del 10% de la población, condenando al resto a vivir con precariedad, incertidumbre y desempleo.

A medida que leemos esta obra, si reemplazamos los nombres y apellidos de los funcionarios de gobierno, legisladores, jueces, banqueros, empresarios, periodistas, desarrolladores inmobiliarios, políticos y gobernadores, con algunos de los nombres y apellidos de nuestros homólogos, O’Toole nos está contando lo que estamos viviendo en la Argentina y el fracaso anunciado de un modelo impracticable.

Desprecio social

Para ser exitoso y sustentable en el tiempo, el tridente mencionado requiere, en primer lugar, protagonistas sociópatas cuyos egos son tan enfermos que cultivan una rotunda indiferencia a los múltiples daños y sufrimientos que causan a naciones, comunidades y familias.

En segundo lugar, para convertir el tridente en un fino instrumento de opresión, la plutocracia perfecciona una narrativa basada en el desprecio social. Aquí viene a cuento la metáfora del muro, el mecanismo fascista para segregar los miembros de un club selecto de la muchedumbre de los menesterosos, los que padecerán sus vidas del otro lado del muro, en el desprecio social.

Al final del día, comprobamos que los sociópatas de la extrema derecha no han aprendido de la Historia. La desigualdad creciente ha generado siempre descontento social, angustia y reacciones colectivas progresistas.

*Doctor en Administración (UBA, 1998), escritor y analista político.