Por Robert Fisk
08 de enero de 2020
¿Es esta una guerra accidental o deliberada? Todos hemos dicho que una guerra importante en Medio Oriente podría comenzar por accidente. Pero nadie pensó que Donald Trump iría a la yugular así. Matar al general Qassem Soleimani es una espada en el corazón de Irán, sin duda. ¿Y en nombre de quién?
Trump se jacta de su relación con el rey saudí, que ha hablado de "cortar la cabeza de la serpiente iraní" y cuyas instalacione petroleras fueron atacadas con misiles disparados por aviones no tripulados, que Estados Unidos culpó a Irán, el año pasado. O Israel? ¿O es solo otra decisión con resultados incalculables, tomada por un presidente chiflado en los Estados Unidos?
Imagínense lo que sucedería si un destacado general estadounidense, o dos, ya que Abu Mahdi al-Muhandis era una figura pro iraní líder en Irak, fuera asesinado en una gira por Medio Oriente. Habría ataques aéreos, ataques a los centros nucleares de Irán, amenazas de Washington de cerrar todo el tráfico entre Irán y el mundo exterior. La muerte de un estadounidense en Bagdad el 28 de diciembre y los disturbios fuera de la embajada de Estados Unidos el 31 apenas justifican los ataques estadounidenses a esta escala.
Qassem Soleimani era uno de los hombres más poderosos en Irán, aunque las fuerzas de la Guardia Revolucionaria al-Quds que él dirigió no es exactamente el ejército de élite que Irán pretende. Soleimani, según sus compañeros comandantes, se arriesgaba en las distintas líneas del frente de al-Quds en Siria y sus hombres lo admiraban por su coraje bajo fuego. Así que regularmente esperaba morir. Pero el Aeropuerto Internacional de Bagdad es el último lugar donde uno esperaría ver a drone estadounidense matarlo a él y al-Muhandis.
Hace mucho tiempo que los estadounidenses se acostumbraron a organizar ataques contra las bases de la milicia pro iraní en Irak y Siria. En los últimos meses, estos ataques se han vuelto normales y regulares--como las frecuentes incursiones de Israel en Siria y Líbano--. Pero fue una operación militar de Estados Unidos que también mató a Abu Bakr al-Baghdadi en Siria, un musulmán sunnita que era enemigo de Teherán y a quien los iraníes hubieran estado encantados de liquidar.
Los estadounidenses se han acostumbrado a este tipo de asesinatos, o "asesinatos selectivos" como los llaman los israelíes, aniquilando a sus enemigos cuando lo eligen. Osama bin Laden fue el primero, Baghdadi el segundo, Suleimani el tercero. Tales asesinatos son llevados a cabo regularmente por Israel en Gaza, donde los líderes de Hamas a menudo son asesinados.
Sin embargo, es fácil considerar a estos hombres como importantes, como creen que son. Las fuerzas de Irán en Siria, por ejemplo, a menudo son extremadamente exageradas por los Estados Unidos. Las afirmaciones de la presencia de 10.000 miembros de la Guardia Revolucionaria Quds en Siria fueron muy inexactas. Dos mil pueden ser más preciso en cualquier momento. Es cierto que los hombres de inteligencia iraníes están dispersos por todo el Medio Oriente. Pero también lo están los agentes estadounidenses.
Uno de los hombres de inteligencia más importantes de Teherán fue Ghadanfar Rokon Abadi, que era el hombre de Irán en Beirut, y más tarde su embajador allí. Probablemente sabía más sobre Hezbollah y Siria que cualquier otra persona y regresó a Teherán en 2014. Esto no pasó mucho tiempo después de que los islamistas sunnitas, con el apoyo de Arabia Saudita, organizaron un ataque suicida contra su embajada, matando a 23 empleados de la sede diplomática, guardias de Hezbollah y civiles. Rokon Abadi se salvó. Su jefe de seguridad fue asesinado. Pero en 2016, hizo la peregrinación del Haj a La Meca, donde 2.300 personas, 464 de ellas iraníes, murieron aplastadas por el pánico y los disturbios, por lo que Irán culpó a la monarquía saudí. Rokon Abadi estaba entre ellos. Pasaron meses antes de que sus restos fueran devueltos a Irán. Según un funcionario iraní, todos sus órganos habían sido extraídos. Nunca descubrieron por qué.
Pero en Medio Oriente, los agentes de inteligencia siempre están en peligro. Fue un grupo satelital de Hezbolá llamado Jihad Islámica que mató al jefe de la estación de la CIA Beirut William Buckley, e Imad Mougnieh, su asesino denunciado, o el hombre que dio la orden, fue asesinado por un coche bomba en Damasco en 2008. En 1983, un suicida hizo estallar su camión bomba en el frente de la embajada de Estados Unidos en Beirut, matando a 32 personas y aniquilando a la mayoría de los agentes de la CIA que mantenían una reunión en el interior.
Ah sí, y una cosa más. ¿No hay elecciones estadounidenses este año? ¿Y Trump no quiere ganar?. Soleimani como objetivo en Bagdad jugará bastante bien con los republicanos. Irán siempre ha respondido a los insultos o ataques esperando y retrasando su propia represalia. ¿Recuerdan dos petroleros llamados Adrian Darya y Stena Impero? Pero ahora se está volviendo personal.
Robert Fisk es columnista de The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12
Traducción: Celita Doyhambéhère
08 de enero de 2020
¿Es esta una guerra accidental o deliberada? Todos hemos dicho que una guerra importante en Medio Oriente podría comenzar por accidente. Pero nadie pensó que Donald Trump iría a la yugular así. Matar al general Qassem Soleimani es una espada en el corazón de Irán, sin duda. ¿Y en nombre de quién?
Trump se jacta de su relación con el rey saudí, que ha hablado de "cortar la cabeza de la serpiente iraní" y cuyas instalacione petroleras fueron atacadas con misiles disparados por aviones no tripulados, que Estados Unidos culpó a Irán, el año pasado. O Israel? ¿O es solo otra decisión con resultados incalculables, tomada por un presidente chiflado en los Estados Unidos?
Imagínense lo que sucedería si un destacado general estadounidense, o dos, ya que Abu Mahdi al-Muhandis era una figura pro iraní líder en Irak, fuera asesinado en una gira por Medio Oriente. Habría ataques aéreos, ataques a los centros nucleares de Irán, amenazas de Washington de cerrar todo el tráfico entre Irán y el mundo exterior. La muerte de un estadounidense en Bagdad el 28 de diciembre y los disturbios fuera de la embajada de Estados Unidos el 31 apenas justifican los ataques estadounidenses a esta escala.
Qassem Soleimani era uno de los hombres más poderosos en Irán, aunque las fuerzas de la Guardia Revolucionaria al-Quds que él dirigió no es exactamente el ejército de élite que Irán pretende. Soleimani, según sus compañeros comandantes, se arriesgaba en las distintas líneas del frente de al-Quds en Siria y sus hombres lo admiraban por su coraje bajo fuego. Así que regularmente esperaba morir. Pero el Aeropuerto Internacional de Bagdad es el último lugar donde uno esperaría ver a drone estadounidense matarlo a él y al-Muhandis.
Hace mucho tiempo que los estadounidenses se acostumbraron a organizar ataques contra las bases de la milicia pro iraní en Irak y Siria. En los últimos meses, estos ataques se han vuelto normales y regulares--como las frecuentes incursiones de Israel en Siria y Líbano--. Pero fue una operación militar de Estados Unidos que también mató a Abu Bakr al-Baghdadi en Siria, un musulmán sunnita que era enemigo de Teherán y a quien los iraníes hubieran estado encantados de liquidar.
Los estadounidenses se han acostumbrado a este tipo de asesinatos, o "asesinatos selectivos" como los llaman los israelíes, aniquilando a sus enemigos cuando lo eligen. Osama bin Laden fue el primero, Baghdadi el segundo, Suleimani el tercero. Tales asesinatos son llevados a cabo regularmente por Israel en Gaza, donde los líderes de Hamas a menudo son asesinados.
Sin embargo, es fácil considerar a estos hombres como importantes, como creen que son. Las fuerzas de Irán en Siria, por ejemplo, a menudo son extremadamente exageradas por los Estados Unidos. Las afirmaciones de la presencia de 10.000 miembros de la Guardia Revolucionaria Quds en Siria fueron muy inexactas. Dos mil pueden ser más preciso en cualquier momento. Es cierto que los hombres de inteligencia iraníes están dispersos por todo el Medio Oriente. Pero también lo están los agentes estadounidenses.
Uno de los hombres de inteligencia más importantes de Teherán fue Ghadanfar Rokon Abadi, que era el hombre de Irán en Beirut, y más tarde su embajador allí. Probablemente sabía más sobre Hezbollah y Siria que cualquier otra persona y regresó a Teherán en 2014. Esto no pasó mucho tiempo después de que los islamistas sunnitas, con el apoyo de Arabia Saudita, organizaron un ataque suicida contra su embajada, matando a 23 empleados de la sede diplomática, guardias de Hezbollah y civiles. Rokon Abadi se salvó. Su jefe de seguridad fue asesinado. Pero en 2016, hizo la peregrinación del Haj a La Meca, donde 2.300 personas, 464 de ellas iraníes, murieron aplastadas por el pánico y los disturbios, por lo que Irán culpó a la monarquía saudí. Rokon Abadi estaba entre ellos. Pasaron meses antes de que sus restos fueran devueltos a Irán. Según un funcionario iraní, todos sus órganos habían sido extraídos. Nunca descubrieron por qué.
Pero en Medio Oriente, los agentes de inteligencia siempre están en peligro. Fue un grupo satelital de Hezbolá llamado Jihad Islámica que mató al jefe de la estación de la CIA Beirut William Buckley, e Imad Mougnieh, su asesino denunciado, o el hombre que dio la orden, fue asesinado por un coche bomba en Damasco en 2008. En 1983, un suicida hizo estallar su camión bomba en el frente de la embajada de Estados Unidos en Beirut, matando a 32 personas y aniquilando a la mayoría de los agentes de la CIA que mantenían una reunión en el interior.
Ah sí, y una cosa más. ¿No hay elecciones estadounidenses este año? ¿Y Trump no quiere ganar?. Soleimani como objetivo en Bagdad jugará bastante bien con los republicanos. Irán siempre ha respondido a los insultos o ataques esperando y retrasando su propia represalia. ¿Recuerdan dos petroleros llamados Adrian Darya y Stena Impero? Pero ahora se está volviendo personal.
Robert Fisk es columnista de The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12
Traducción: Celita Doyhambéhère