Por: Martín Nessi
“Ustedes serán auténticamente juventud y representación de lo más avanzado de la juventud. No tengan nunca miedo, los que son jóvenes, jóvenes de espíritu sobre todo, de preocuparse de qué es lo que hay que hacer para agradar. Simplemente hacer lo que sea necesario, lo que luzca lógico en un momento dado. Allí la juventud será dirigente.
Porque el socialismo ahora, en esta etapa de construcción del socialismo y el comunismo, no se ha hecho simplemente para tener nuestras fábricas brillantes, se están haciendo para el hombre integral, el hombre debe transformarse conjuntamente con la producción que avance, y no haríamos una tarea adecuada si solamente fuéramos productores de artículos, de materias primas, y no fuéramos a la vez productores de hombres.
Aquí está una de las tareas de la Juventud, impulsar, dirigir con el ejemplo la producción del hombre del mañana, y en esa producción y en esa dirección está incluida la producción propia, porque nadie es perfecto ni mucho menos, y todo el mundo debe ir mejorando sus cualidades mediante el trabajo, las relaciones humanas, el estudio profundo, las discusiones críticas, todo eso es lo que va transformando a la gente. [...]
Esas son las tareas, y lo fundamental es que la juventud comprenda dónde está situada, y cuál va a ser su tarea fundamental. Que no la jerarquice más allá de lo que deba, que no se considere el centro de todo el universo socialista, pero sí se analice un eslabón importante, muy importante, que es el eslabón que apunta al porvenir.” 1
Por estos días se ha puesto en el centro de la discusión política a nivel nacional el tema de la renovación (atado en algunos casos de forma falaz al concepto de juventud). En nuestro caso sentimos la necesidad de ajustar de alguna forma estos conceptos ya que creemos es una discusión que debe darse desde el punto de vista estratégico, teniendo en cuenta la necesidad de generación de relevos, siendo relevos y renovación algo tal vez parecido pero no lo mismo.
Respecto a los relevos, es esto estratégico para organizaciones revolucionarias cuyos objetivos establecen forzosamente una lucha a largo plazo ya que el socialismo y la construcción del hombre nuevo no se construyen de la noche a la mañana. Dicha afirmación no nace de un capricho o una subjetividad (ya sea esta personal o colectiva), sino que existen elementos de carácter científico que nos permiten realizar dicha afirmación. Por tanto para una organización revolucionaria la cuestión de los relevos debe estar siempre presente como parte de una estrategia de lucha. Sin embargo “atar” la cuestión de relevos solamente a una cuestión generacional y estas a la renovación, es de por si tan grave como no reconocer la necesidad de generar relevos. Adjudicar la renovación solamente a una cuestión etarea implica en ocasiones no solamente no generar relevos y renovación reales (que deben incluir a las juventudes) sino también conlleva al error de entender la renovación como una simple transpolación de las conductas, actitudes, valores e ideas de las “viejas” generaciones a las “nuevas”, no haciendo más que reproducir un esquema de pensamiento que lejos de avanzar se detiene y corre, tal vez, el peligro de retroceder. Es así que en la medida que entendemos la renovación y la generación de relevos no solo como un traslado de ideas, valores y conductas revolucionarias sino también como un proceso de acumulación, avance, construcción y perfeccionamiento de las mismas, no concebimos la renovación y la generación de relevos simplemente como un cambio de fichas donde los jóvenes pasan a ocupar el lugar de los viejos sino que es algo de por si mucho más complejo en el marco de las transformaciones políticas- económicas- sociales.
Sin embargo compartimos aquello de que “Llevar programas adelante significa dar la oportunidad a que nuevas camadas de gente se procesen. No puedo entender la palabra renovación si no cambian hombres”.1 Así como también compartimos aquello de que “Muchas veces hemos dicho que el mejor dirigente no necesariamente es el que hace más sino aquel que cuando se va deja un conjunto que lo supera con creces. Si lo fundamental son las causas que se llevan adelante por los hombres, no son los hombres los que deban sustituir a las causas”. 2 Entonces en este asunto ni “muy muy” ni “tan tan” retomando las palabras del Che a la juventud cubana: “Que no la jerarquice más allá de lo que deba, que no se considere el centro de todo el universo socialista, pero sí se analice un eslabón importante, muy importante, que es el eslabón que apunta al porvenir.”.3
Y por casa como andamos...
El Uruguay sigue siendo en esencia, según lo entendemos nosotros, un país conservador. Si bien ha logrado inmensos avances de carácter político económico y por ende social en estos últimos años sigue siendo en esencia un país netamente conservador. La gerontocracia, existente no solamente en su sistema político sino también en gran parte de las estructuras de las organizaciones de la sociedad civil, demuestra en parte ese “conservadurismo uruguayo” expresado también en expresiones tan populares como “más vale malo conocido que bueno por conocer” u otras como “más vale pájaro en mano que cien volando” que reflejan una concepción clara de nuestra sociedad respecto a estos temas. En definitiva nos cuesta mucho arriesgar.
La gran paradoja en todo este asunto ha sido el gobierno del Frente Amplio que ha sido (aunque con limitantes propias y ajenas) renovador en un aparato estatal que junto con el sistema político gozan, a pesar de los cambios, de un conservadurismo feroz que algunos pueden llegar a entender como uno de sus garantes de “salud institucional”.
Pepe Mujica ha sido sin duda otra gran “contradicción” en ese sentido y es la clara muestra de que no solo la juventud hace a la renovación. Como buen revolucionario Pepe ha sido un gran propulsor en el Uruguay, la región y el mundo, de nuevas ideas, económicas, sociales, así como también en las formas de hacer política. Creo fervientemente que más allá de su carácter larga a veces alguna “puteada”que no es ni más ni menos que una “jugada” en un sentido revolucionario de ejercer la acción política. Sus dichos no son solamente las calenturas de un veterano que es como es, sino también son esas “puteadas” junto a otras frases y reflexiones que otros intentan esconder, son un puñal certero a una cierta “moralidad barata” (frase de moda) que existe en la sociedad y particularmente en la forma de hacer, ver y sentir el mundo en el que vivimos y más en concreto el rol y papel de la acción política. Ha sido un buen presidente (a nuestro entender el mejor que hemos visto) no solo por lo antes dicho sino también por su gran compromiso a la hora de dar la batalla en la lucha contra una serie de valores y conductas “conservadoras” en la sociedad uruguaya. Por fuera de estas “temáticas” y unidas siempre a estas, el Compañero Presidente ha hecho muchas cosas más a resaltar, pero no queremos salir de la temática en la que estamos por eso elegimos destacar esta conducta y actitud revolucionaria y no irnos por la tangente con otros temas.
Pero una golondrina no hace verano y como anteriormente decíamos la sociedad uruguaya sigue siendo aún hoy esencialmente conservadora . Con lo cual se demuestra que esto cambia solamente si todos nos hacemos cargo. “Jóvenes” de 50 años y gerontocracia en diferentes lugares de conducción y relevancia pública revelan claramente ese “sentir” uruguayo.
Si bien entendemos que renovación y relevos no es solamente juventud es indiscutible que las mismas deben tener a los jóvenes como ingrediente no único y central pero si como una levadura indispensable para lograr estos cambios... Lejos estamos de esto y los jóvenes aquí siguen teniendo 40 o 50 años, sin ser ese el problema central. Lo más preocupante de esto es que muchas veces estos reproducen los conceptos, ideas y sistema de valores que llevan ya un tiempo siendo predominantes en estas tierras, lo cual no hace más que recrudecer el problema si no que fortalece de por si valores y esquemas fundamentalmente reaccionarios.
En medio de todo esto la coyuntura política del Uruguay y en gran parte de América Latina se encuentra hoy con una derecha que “quiere lavarse la cara” y que pone al frente de sus partidos figuras “nuevas” que no son más que una cabeza reaccionaria y conservadora en un envoltorio físico “joven” de 40 años. A su vez estos “jóvenes” envoltorios físicos están acompañados por otros elementos que ya conocemos y que fueron parte de los gobiernos de sus padres y sus partidos años atrás. Lo que los diferencia realmente a unos de otros es nada más que ese envoltorio ya que sus ideas son las mismas, los valores son los mismos y en consecuencia su visión clasista (que grandes esfuerzos hacen por esconder) no los pueden llevar a más que seguir el camino del conservadurismo anti-humano y anti-revolucionario, y por ende a una concepción de sociedad y una forma de gobernar que ampare a las minorías que no han hecho otra cosa que acumular poder para si mismas. Lisa y llanamente ese poder en manos de las minorías y su clase, pues para ellos no existen formas ni seres distintos más que sus iguales y el resto son solo herramientas necesarias para generar riquezas que luego vayan a parar en beneficio propio.
Corremos entonces, aquí en el Uruguay, el peligro de que estos envoltorios “jóvenes” terminen en definitiva recuperando las posiciones que los viejos de su clase han perdido en estos últimos tiempos.
Recapitulando...
Claro está que en general son los “viejos” quienes educan a los “jóvenes”. Pero lejos de esto está el problema central, asi como lejos del problema central están también los chisporroteos naturales que se producen en relaciones de este tipo. Una de las situaciones preocupantes está en tomar como “elementos sagrados” lo que puedan trasladar aquellos que han ido acumulando experiencia a lo largo del camino recorrido. La otra situación preocupante es hacer prevalecer de antemano la idea de que ahora la posta la tenemos nosotros y a aquellos ya se les pasó su tiempo. En teoría todos deberíamos tener la capacidad de aprender de todos, pero lejos estamos de esto. Los sistemas de dominación imperantes nos han educado justamente para que esto no suceda... La historia parece en parte romper con ese nudo que a todos de alguna forma nos han impuesto. Es allí y debido a estas imposiciones que de alguna forma “adoptamos”, donde parece difícil poder congeniar las ideas de unos con los otros y eso es a nuestro entender parte central de la acumulación real en el saber de los pueblos, yendo esto más allá de las situaciones y debates puntuales en las organizaciones político partidarias siendo estas en gran parte responsables de estos cambios y debates en el seno de la sociedad, aunque claro está no son estas las únicas con responsabilidades de tal tenor....
Lo cierto es que los procesos, más aun los revolucionarios, no pueden detenerse, aun sufriendo retrocesos coyunturales siempre deben avanzar ya que la revolución sea difícilmente alguna vez una tarea con puntos finales. Como contrapartida esto debe reforzarse en las experiencias vividas, no solo para no cometer antiguos errores sino también para perfeccionar nuestra tarea y accionar con elementos que aporten en ese sentido.
Difícilmente esto se logre sin partir de la base de un ser humano de avanzada fortificado en sabiduría y todo lo que ello implica, por tanto esta es una tarea, que tiene vaivenes, ideas vueltas avances y retrocesos, para eso es fundamental estar dispuestos a hacernos y rehacernos las veces que sea necesario entonces volveremos al principio para volver al final para volver al principio y repetir el esquema seguramente una infinidad de veces....
1-Discurso en la clausura del seminario "La juventud y la Revolución ", organizado por la UJC del Ministerio de Industrias, 9 de mayo de 1964.
2- http://www.lr21.com.uy/politica/1041873-mujica-no-puede-haber-inamovibles-sectoriales-en-los-cargos-publicos
- See more at: http://mateamargo.org.uy/index.php?pagina=tema_central¬a=565#sthash.wOKIJ3e6.dpuf