NUEVE MILITARES INVOLUCRADOS CUMPLÍAN FUNCIONES EN EL BATALLÓN INGENIEROS Nº 4
Crimen de fotógrafo, torturado en la dictadura, no prescribió
Montevideo, dic 30, 2017
Montevideo, dic 30, 2017
El Tribunal de Apelaciones de 1º turno rechazó la apelación de los abogados defensores de nueve militares indagados por la muerte de Eduardo Mondello, un fotógrafo fallecido por torturas en 1976, que argumentaban que dicho delito había prescripto.
Los nueve militares involucrados en el caso cumplían funciones en el Batallón de Ingenieros Número 4, en la zona de Laguna del Sauce, en Maldonado.
Mondello, un fotógrafo integrante del MLN, casado y con dos hijos, fue detenido el 6 de marzo de 1976. Tres días después fue trasladado al Hospital Marítimo de Maldonado y murió en la puerta de Emergencia.
La autopsia determinó que Mondello tenía más de 200 erosiones, equimosis, heridas superficiales y un gran hematoma pectoral, producto de las torturas a las que fue sometido, y que la muerte se produjo por un paro cardíaco causado por la aplicación de submarino seco o húmedo.
Según publica este viernes La Diaria, los abogados de los militares habían solicitado la suspensión del proceso, la clausura y el archivo, considerando que los delitos habían prescripto. La solicitud fue rechazada en febrero de 2016 por la jueza Beatriz Larrieu y en marzo de ese año por Adriana de los Santos.
Los abogados defensores apelaron la decisión pero el tribunal integrado por los jueces Sergio Torres, Alberto Reyes y Graciela Gatti rechazó por unanimidad la apelación.
Una Marca de la Memoria recuerda al fotógrafo en Maldonado, más precisamente, en la Rambla de los Argentinos y Gregorio Sanabria, el lugar donde fueran velados los restos Eduardo Mondello en 1976 en Piriápolis, tras ser torturado y asesinado por fuerzas de la dictadura cívico-militar (1973-1985). Mondello fue detenido y torturado en el Batallón de Ingenieros de Combate Nº 4 de Laguna del Sauce, y asesinado tres días después.
Su cuerpo fue entregado a su padre “Pepe” Mondello en el Hospital Marítimo con la condición de que fuera velado en un ataúd cerrado, orden que desoyeron familiares y amigos. Fue velado en la casa paterna de la calle Sanabria, donde soldados de particular controlaron a quienes asistían. El sepelio que también fue vigilado por militares se realizó en el cementerio de Pan de Azúcar donde las fuerzas represivas siguieron desde lejos los movimientos de los presentes.