20 de diciembre de 2017
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a candidatos de Cataluña, como Inés Arrimadas.
El conflicto de secesión catalán, que creció al calor de la crisis, puede ser el principio del fin de la hegemonía del PP como fuerza de la derecha española, que pasaría a Ciudadanos.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se juega su futuro político en las elecciones de mañana de Cataluña, donde su Partido Popular (PPC) se enfrenta a un descalabro electoral, a manos de los liberales de Ciudadanos, que podría tener continuidad a nivel nacional.
Desde que llegó al poder en 2011, el líder conservador utilizó el clima de crisis permanente para implementar su agenda de ajuste y, gracias a la reactivación económica, logró resistir los casos de corrupción y la embestida de las nuevas fuerzas políticas que canalizaron el descontento social.
Sin embargo, el conflicto de secesión catalán, que creció al calor de la crisis, puede ser el principio del fin de la hegemonía del PP como fuerza de la derecha española, que pasaría a Ciudadanos, el “partido naranja”.
Un eventual triunfo de Ciudadanos y del bloque “constitucionalista” frente al independentismo será una victoria del Estado español y, por lo tanto, de Rajoy como presidente del gobierno. Pero, al mismo tiempo, la posibilidad de que el PP quede último o penúltimo supondrá su fracaso.
El PP es consciente de que el gran beneficiado es el partido naranja, que con su candidata Inés Arrimadas obtuvo una proyección que excedió a su líder, Albert Rivera, y esto podría traducirse más adelante en un trasvase de votos en el resto de España.
Los independentistas afrontan los comicios como un nuevo plebiscito de secesión frente a la intervención de la región llevada a cabo por Rajoy, convertido en el principal enemigo a batir.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a candidatos de Cataluña, como Inés Arrimadas.
El conflicto de secesión catalán, que creció al calor de la crisis, puede ser el principio del fin de la hegemonía del PP como fuerza de la derecha española, que pasaría a Ciudadanos.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se juega su futuro político en las elecciones de mañana de Cataluña, donde su Partido Popular (PPC) se enfrenta a un descalabro electoral, a manos de los liberales de Ciudadanos, que podría tener continuidad a nivel nacional.
Desde que llegó al poder en 2011, el líder conservador utilizó el clima de crisis permanente para implementar su agenda de ajuste y, gracias a la reactivación económica, logró resistir los casos de corrupción y la embestida de las nuevas fuerzas políticas que canalizaron el descontento social.
Sin embargo, el conflicto de secesión catalán, que creció al calor de la crisis, puede ser el principio del fin de la hegemonía del PP como fuerza de la derecha española, que pasaría a Ciudadanos, el “partido naranja”.
Un eventual triunfo de Ciudadanos y del bloque “constitucionalista” frente al independentismo será una victoria del Estado español y, por lo tanto, de Rajoy como presidente del gobierno. Pero, al mismo tiempo, la posibilidad de que el PP quede último o penúltimo supondrá su fracaso.
El PP es consciente de que el gran beneficiado es el partido naranja, que con su candidata Inés Arrimadas obtuvo una proyección que excedió a su líder, Albert Rivera, y esto podría traducirse más adelante en un trasvase de votos en el resto de España.
Los independentistas afrontan los comicios como un nuevo plebiscito de secesión frente a la intervención de la región llevada a cabo por Rajoy, convertido en el principal enemigo a batir.
Los sondeos pronostican un empate entre los bloques independentistas y el constitucionalistas, con el PP retrocediendo hasta 6 escaños de los 11 que obtuvo en 2015.
Pese a enfrentarse a una derrota, el candidato del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, dijo que Rajoy “saldrá reforzado de los comicios” porque la intervención de Cataluña por medio del artículo 155 de la Constitución “fue un éxito” al abortar el plan de secesión. Además, Albiol remarcó que los votos del PP son necesarios para que exista un gobierno alternativo a los secesionistas y recordó que su partido siempre supera los pronósticos por el “voto oculto” que existe en Cataluña.
No obstante, el temor a las consecuencias de un desastre electoral -y a que continúe la incertidumbre- es evidente, de ahí que Rajoy se implicó al máximo en la campaña con un mensaje centrado en la defensa del 155, y en la necesidad de resarcir el “daño económico” provocado por el proceso de secesión. “Votar al PP es el voto más útil de todos porque es el voto que defiende valores, principios y convicciones, y no se detiene ante nada. Sin el PP, no es posible construir una alternativa constitucionalista” insistió ayer Rajoy, quien en el último día de campaña estuvo en Girona, la “cuna” de Puigdemont, donde fue recibido con gritos de “fuera”, antes del cierre en Barcelona.
Hace dos años, por efecto del sistema electoral, precisamente Girona, junto con Tarragona y Lleida, le dieron a los conservadores tres diputados que ahora caerían en manos de los secesionistas. Es por eso que el PP está haciendo sus últimos esfuerzos para convencer a los no independentistas que ellos son el “voto útil” en esas circunscripciones y no Ciudadanos.
A las puertas de los comicios, en las filas conservadoras se percibe cierto nerviosismo, y ya comenzaron a surgir voces que alertan de que el PP tendrá graves problemas, y se los atribuyen a las decisiones del propio Rajoy.
Pero el grave problema del PP en Cataluña es que no cuenta con una propuesta de futuro que permita a los catalanes vislumbrar un cambio del actual status quo, como demanda buena parte de la ciudadanía.
Los conservadores hablan de dejar atrás el proceso de secesión pero incluso se resisten a reformar la Constitución, pese a que se comprometieron a hacerlo a cambio del apoyo de los socialistas a la intervención.
El PP ya demostró en los últimos años que se puede gobernar España sin ser fuerte en Cataluña, la región más próspera del país. Pero Ciudadanos, partido surgido en suelo catalán, tomó nota de que los socialistas siempre que ganaron La Moncloa lo hicieron gracias a los votos de Cataluña.
Pese a enfrentarse a una derrota, el candidato del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, dijo que Rajoy “saldrá reforzado de los comicios” porque la intervención de Cataluña por medio del artículo 155 de la Constitución “fue un éxito” al abortar el plan de secesión. Además, Albiol remarcó que los votos del PP son necesarios para que exista un gobierno alternativo a los secesionistas y recordó que su partido siempre supera los pronósticos por el “voto oculto” que existe en Cataluña.
No obstante, el temor a las consecuencias de un desastre electoral -y a que continúe la incertidumbre- es evidente, de ahí que Rajoy se implicó al máximo en la campaña con un mensaje centrado en la defensa del 155, y en la necesidad de resarcir el “daño económico” provocado por el proceso de secesión. “Votar al PP es el voto más útil de todos porque es el voto que defiende valores, principios y convicciones, y no se detiene ante nada. Sin el PP, no es posible construir una alternativa constitucionalista” insistió ayer Rajoy, quien en el último día de campaña estuvo en Girona, la “cuna” de Puigdemont, donde fue recibido con gritos de “fuera”, antes del cierre en Barcelona.
Hace dos años, por efecto del sistema electoral, precisamente Girona, junto con Tarragona y Lleida, le dieron a los conservadores tres diputados que ahora caerían en manos de los secesionistas. Es por eso que el PP está haciendo sus últimos esfuerzos para convencer a los no independentistas que ellos son el “voto útil” en esas circunscripciones y no Ciudadanos.
A las puertas de los comicios, en las filas conservadoras se percibe cierto nerviosismo, y ya comenzaron a surgir voces que alertan de que el PP tendrá graves problemas, y se los atribuyen a las decisiones del propio Rajoy.
Pero el grave problema del PP en Cataluña es que no cuenta con una propuesta de futuro que permita a los catalanes vislumbrar un cambio del actual status quo, como demanda buena parte de la ciudadanía.
Los conservadores hablan de dejar atrás el proceso de secesión pero incluso se resisten a reformar la Constitución, pese a que se comprometieron a hacerlo a cambio del apoyo de los socialistas a la intervención.
El PP ya demostró en los últimos años que se puede gobernar España sin ser fuerte en Cataluña, la región más próspera del país. Pero Ciudadanos, partido surgido en suelo catalán, tomó nota de que los socialistas siempre que ganaron La Moncloa lo hicieron gracias a los votos de Cataluña.