Trump busca que su par chino, Xi Jinping, otorgue mayores concesiones a Estados Unidos. Imagen: AFP
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó ayer a través de su cuenta de Twitter que el próximo viernes elevará de 10 al 25 por ciento los aranceles que aplica a productos chinos importados por valor de 200.000 millones de dólares. Además, agregó que está dispuesto a imponer esa misma tasa a todos los bienes importados provenientes de China. Si concreta su amenaza, afectaría, en total, a mercancías valorada en 525.000 millones de dólares. El anuncio llega en medio de las negociaciones que vienen manteniendo los equipos técnicos de ambos países. “El acuerdo comercial con China continúa, pero demasiado lentamente, al tiempo que Pekín intenta renegociar. ¡No!”, agregó el mandatario. Se espera que el recrudecimiento de la guerra comercial entre las dos principales potencias del mundo impacte hoy en los mercados financieros, lo que podría incrementar la presión sobre el dólar en Argentina.
Cuando se realizó la última cumbre de ministros del G-20 en Buenos Aires durante marzo del año pasado, Estados Unidos ya había amenazado a China con aplicar restricciones comerciales, situación que tensó aquella cumbre. Esas intimidaciones luego se convirtieron en realidad. El gobierno de Trump impuso a principios de julio un arancel de 25 por ciento a productos chinos por valor de 34.000 millones de dólares y luego lo extendió a otros bienes llegando representar 50.000 millones de dólares. A su vez, la Oficina de Comercio Exterior de la administración de Donald Trump adelantó entonces que si China tomaba alguna represalia podrían aplicar un gravamen del 10 por ciento a otro listado de bienes valuados en 200.000 millones de dólares.
Pekín esperó a que entraran en vigor las tasas estadounidenses para aplicar de forma inmediata las suyas. Entonces Trump volvió a elevar la apuesta y puso aranceles por un valor equivalente a otros 200.000 millones de dólares. Cuando en septiembre se empezaron a aplicar, China volvió a responder con aranceles por 60.000 mil millones. Trump amenazó en ese momento con pasar a la “fase tres” de la guerra comercial, con aranceles a productos por un monto adicional de 267.000 millones de dólares, es decir, todos los bienes que Estados Unidos compra a China.
Durante la cumbre de líderes del G20 que tuvo lugar en diciembre en Buenos Aires, Trump le dijo a los medios estadounidenses que esperaba seguir adelante con sus planes para aumentar de 10 a 25 por ciento el arancel a productos chinos valuados en 200 mil millones, pero luego de que el mandatario estadounidense se reuniera con su par chino, Xi Jinping, la Casa Blanca informó que la suba quedaba suspendida hasta el 1 de marzo a la espera de un avance en la negociación.
Pekín adoptó a cambio medidas de buena voluntad, como la bajada de aranceles a los vehículos importados de Estados Unidos, la reanudación de la compra de soja o la presentación de un proyecto de ley para prohibir la transferencia forzada de tecnología.
Sin embargo, Washington busca también que Pekín se comprometa a cambios estructurales en su economía para, entre otras cuestiones, proteger la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses. El 1 de marzo Trump decidió prorrogar el plazo a la espera de un avance mayor en las negociaciones, pero ahora pareciera decidido a dar por terminado el tiempo extra y subir los aranceles.
Economistas y otros expertos han advertido que la guerra comercial entre las dos naciones más poderosas del mundo no solo ponen en peligro sus economías. Países como Corea del Sur, Singapur o Taiwán, en incluso algunas naciones en América Latina también podrían verse afectados.