2 mar 2014

La Operación Cóndor y la guerra fría


Revista Universum Nº 19 Vol.1 :122 - 137, 2004

ARTICULOS

La Operación Cóndor y la guerra fría



Alejandro Paredes (*)

(*) Licenciado en Sociología, Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Doctorando en Historia, Universidad de La Plata, Argentina.

Correo electrónico: haleparedes@hotmail.com

RESUMEN

Este artículo narra el impacto de las dictaduras militares y la creación de la Operación Cóndor en Cono Sur latinoamericano, en el contexto de la "Guerra Fría". Para su estudio, el artículo está dividido en tres momentos. En el primero, se analizarán los principales factores estructurales que desencadenaron en las dictaduras y la conformación de la Operación Cóndor. En el segundo el accionar de la operación Cóndor como "policía" de la lucha contra el socialismo en el Cono Sur y en el tercero algunos problemas que tuvieron que afrontar la redemocratización de estos países.

INTRODUCCION

La tensión entre la subjetividad y el análisis histórico siempre está presente pero es mayor frente a acontecimientos del Pasado Reciente por la persistencia de los actores sociales y sus personajes. Lo anterior define al pasado reciente que es un pasado que aún no ha pasado e implica un esfuerzo mayor del historiador (que confronta sus posturas personales durante el periodo que estudia y los datos que brindan las fuentes que utiliza) y del lector, que a veces no se permite leer posturas encontradas con su interpretación de los mismos hechos. En este sentido es importante analizar que el artículo parte de una defensa a la democracia (en oposición a la defensa de las dictaduras inevitables), al respeto a la autodeterminación de los pueblos y a los derechos humanos. El impacto de las dictaduras en el Cono Sur, que además fue campo de batalla de la "Guerra Fría", ha sido central en su actual conformación social. Su pobreza estructural y su poca capacidad de negociación ante los intereses trasnacionales, no es sólo resultado de la vorágine globalizadora sino también del sabotaje estadounidense en el contexto de la guerra fría, a cualquier intento de socialismo o capitalismo fuerte en la región. En este sentido, fueron fundamentales la Operación Cóndor y la cadena de gobiernos antipopulares legitimados a través de la represión, propiciada por los Estados Unidos para mantener su hegemonía. Para su estudio, el artículo está dividido en cuatro momentos. En los dos primeros, se analizarán los principales factores estructurales que desencadenaron las dictaduras y la conformación de la Operación Cóndor, respectivamente. En el tercero, el accionar de la Operación Cóndor como "gendarme" de la lucha contra el socialismo en el Cono Sur y en el cuarto algunos problemas que tuvieron que afrontar la redemocratización de estos países.

I. PRINCIPALES PROCESOS SOCIALES INTERVINIENTES EN LA CREACIÓN DE LA OPERACIÓN CÓNDOR

Los procesos estructurales que contribuyeron a la existencia de la Operación Cóndor están complejamente entrelazados, pero a fines analíticos se han agrupado en tres. El primero es la histórica alianza entre las clases dominantes locales y la de los países centrales; el segundo, altamente influyente, es la de los intereses estadounidenses en la región durante la guerra fría y la de su acción ideológica sobre los ejércitos nacionales y finalmente, el tercero es la conformación de los gobiernos progresistas. El conflicto se originó por la retroalimentación mutua de los dos primeros y la oposición al tercero.

Con respecto al primero, la estrecha relación de las oligarquías nacionales y la de los países centrales determinó gran parte del desarrollo histórico del Cono Sur. El fuerte enlace entre la estructura de poder local e internacional, adecuaron el control social al sistema de producción de los países periféricos1. El dominio se concentró en una oligarquía de comerciantes y latifundistas apoyados por el ejército que retuvieron casi todo el poder económico. Durante el siglo XX, la falta de una burguesía nacional fuerte; la pasividad de la masa (sometida por una oligarquía omnipresente) y el imperialismo norteamericano (que para defender sus intereses protegió a enemigos de la democracia), propiciaron las dictaduras2. Si bien la legitimidad de la democracia no se discutía y las dictaduras sólo eran régimen de excepción, estas últimas eran muy recurrentes. Los países centrales, al comercializar las materias primas que las clases altas explotaban3, reforzaron el latifundio y un nuevo colonialismo económico. Como resultado, las oligarquías se debilitaron frente al extranjero; surgió la clase media (principalmente urbana) y los trabajadores se organizaron en numerosas entidades en un contexto de pseudodemocratización respetuoso del orden neocolonial4. Así, el control social fue prioritario para establecer relaciones sociales convenientes a los intereses de las potencias y justificó la intervención oficial en auxilio de privilegios minoritarios desprotegiendo necesidades colectivas. De esta forma el proceso mediante el cual algunos grupos de marginados se transformaron en activamente contestatarios, fue relativamente sencillo. La disminución de la calidad de vida a niveles mínimos de millones de ciudadanos los llevó a procurar sobrevivir como sea. Estos grupos fueron consecuencia del sistema social excluyente mientras el Estado era una organización para la protección de los grupos de poder que apeló tanto a prácticas legales como ilegales5.

La íntima relación entre la potencia hegemónica, los Estados Unidos, y los grupos dominantes locales remite al segundo proceso. Al finalizar la segunda guerra mundial, la actitud de Washington hacia América Latina estuvo determinada por la división de las áreas de influencia con la URSS; la derrota de la guerra de Vietnam y el triunfo de la revolución socialista en Cuba. Luego de la humillación que significó Cuba, la Casa Blanca necesitaba incidir sobre cualquier gobierno antinorteamericano para seguir dominante en la región, pero no podía por el repudio que generó en su sociedad la guerra de Vietnam. La salida fue la Doctrina de Seguridad Interna que para Estados Unidos implicó el apoyo a gobiernos que ejercieran la función de policías en la región6. En 1967 el secretario de Defensa Norteamericano afirmó que el objetivo principal para Latinoamérica era el desarrollo de fuerzas militares y paramilitares locales para asegurar la seguridad interna7. Estados Unidos, se preocupó por el fortalecimiento de los ejércitos latinoamericanos (sólo entre 1970 y 1973 les destinó cerca de 4.300 millones de dólares) y por difundir la doctrina de la seguridad nacional en distintas instancias de instrucción. La Escuela del Ejército de las Américas, en Panamá, fue el principal centro de adiestramiento para extranjeros aunque existieron otros8. Todos los cursos incluyeron en sus programas un momento para alertar sobre el peligro del avance rojo. En algunos se enseñó a torturar (practicando en los mismos alumnos9) o a fabricar bombas con elementos caseros. En Paraguay, entre los Archivos del Horror (ver punto IV) se encontró un manual de Fort Gulick para interrogadores que instruía sobre cómo mantener vivas a personas torturadas con electricidad10. Además de su asesoramiento, la inteligencia estadounidense distribuyó equipo eléctrico de tortura e intercambió información sobre exiliados. En Fort Gulick, además de la Escuela de las Américas, funcionó el centro de planificación y operaciones contrainsurgentes hemisféricas que favoreció las comunicaciones internacionales para la Operación Cóndor a través de la red de telecomunicaciones del Gobierno de los Estados Unidos11.

Pero en oposición a los dos procesos anteriores, surgieron en el Cono Sur gobiernos que propugnaron el desarrollo interno postergando los acuerdos de explotación de recursos naturales con las multinacionales. Tampoco tenían intenciones de aceptar la injerencia de los Estados Unidos y, aunque muchos de sus mandatarios no eran socialistas, existía la posibilidad de la constitución de un eje de países nacionalistas. Estos gobiernos proponían ficciones orientadoras nacionales populares opuestas a las ficciones construidas por las oligarquías12. Esto fue sin duda uno de los detonantes de las dictaduras latinoamericanas, ya que estos proyectos de país de crecimiento hacia adentro desarticulaban la estructura extravertida de producción primaria. Esta ficción se retroalimentó a través de distintas expresiones (partidos políticos, algunas corrientes religiosas, pedagógicas, artísticas, escuelas filosóficas, etc.), que provocaron una movilización de los sectores populares y medios y alarmaron a los grupos dominantes y a la Casa Blanca que lo vieron como una amenaza al status quo e infiltración comunista. Sumado a esto creció la violencia política y el descrédito de la democracia, luego de gobiernos impotentes (cuando no cómplices) ante las apetencias de las oligarquías y las multinacionales. El triunfo de la revolución cubana impulsó otro modo de hacer política según el cual una toma violenta del poder terminaría con los vicios de estas sociedades. Así surgieron los grupos guerrilleros PRT, Montoneros, Tupamaros y MIR, cuyo optimismo desvalorizaba a sus oponentes mientras estos organizaban una contraofensiva con el apoyo velado de Washington13. La represión estatal fue infinitamente violenta, torturó, mató y desapareció a cientos de personas; infló hechos de violencia por parte de las guerrillas y manipuló noticias. Apoyándose en la Doctrina de Seguridad Nacional todo civil fue un potencial enemigo y los sospechados fueron eliminados sin juicios, violando sus derechos, robándoles sus bienes; mientras que los adeptos al régimen se enriquecían gracias al Estado. De esta manera el Cono Sur se vio asolado por cuatro tipo de dictaduras. La personal: Paraguay (con el Gral. Stroessner, 1954-1989). Las burocráticas y desarrollistas: Argentina (1966-1970) y Brasil (1964-1985). Las nacionalistas y reformistas: Bolivia (Gral. Torres, 1970-1971) y Perú (Velazco Alvarado, 1968-1975). Finalmente, los regímenes terroristas y neoliberales de Argentina (1976-1983); Bolivia (1971-1978); Chile (1973-1988) y Uruguay (1973-1988)14. Entre estas últimas se ideó la Operación Cóndor.

II. EL NACIMIENTO DEL CÓNDOR

El derrocamiento del General Juan José Torres en Bolivia fue la puerta a dictaduras más sangrientas. Su gobierno, apoyado en la Central Obrera Boliviana, fue derrocado por grupos proestadounidenses al mando del General Hugo Bánzer, el 21 de agosto de 1971. La represión fue intensa, el 23 de agosto, el General Zenteno Anaya, ordenó a sus tanques pasar por encima de universitarios que bloqueaban una avenida15. Aunque los Estados Unidos premió al dictador con créditos, éstos no mejoraron la calidad de vida de los ciudadanos y en 1972 se realizó una maxidevaluación. Al año siguiente el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) retiró su apoyo a Bánzer y en 1974 la crisis social se agudizó aún más cuando algunos precios de la canasta de productos básicos subieron al doble. En consecuencia, una gran agitación nació en Cochabamba que fue respondida con más violencia; en la Masacre de Valle murieron al menos ochenta bolivianos16. Luego de un intento golpista realizado ese año, Bánzer reemplazó los civiles de su gobierno por tecnócratas neoliberales y uniformados y suspendió los partidos políticos y los sindicatos.

Controlada Bolivia, el triunfo de las Elecciones de la Unidad Popular en Chile fue la próxima preocupación de la Casa Blanca. De inmediato la CIA puso en marcha el fallido Proyecto Fulbert para impedir la asunción de Allende y colaboró en el asesinato de René Schneider, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, cuyo reemplazo fue otro fiel constitucionalista, el General Carlos Prats. Si bien en un principio los intentos golpistas no fueron eficientes, la asfixia económica daba sus frutos. Estados Unidos saboteó los prestamos a Chile, invitó a sus empresas a retirarse de países que le comerciaran y solventó a numerosos conspiradores (por ejemplo, la central de la CIA en Paraguay financió parte de la huelga de camioneros y también recibió ayuda el líder neofascista del Frente Nacionalista Patria y Libertad, Roberto Thieme, oculto en Mendoza17). Hacia 1973, los industriales formaron el "Sistema de Asociaciones Civiles Organizadas" a fin de provocar un desabastecimiento18. En setiembre el cerco se había cerrado, Prats tuvo que renunciar y el día 11 el general Augusto Pinochet perpetró el golpe asesinando la única democracia en su tiempo con madurez suficiente para permitir la asunción de una coalición comunista.

La huida de bolivianos y chilenos hacia Argentina se sumó a la de los uruguayos. El 27 de junio de 1973 el Presidente electo de Uruguay, Juan María Bordaberry, había disuelto el Parlamento con apoyo de las Fuerzas Armadas. Tres años después, estas fuerzas echaron a los civiles del gobierno. En Argentina, la cantidad de inmigrantes limítrofes ascendió de 533.850 a 753.428 entre 1970 y 198019. El ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) le prestó un gran apoyo y entre junio y septiembre de 1976, trasladó de la Argentina a 1.075 exiliados, mientras otros 1.511 le pidieron amparo. El mayor contingente fue el chileno, durante 1974 ingresaron por Mendoza 107.80020. El Diario Los Andes registró el cruce de la cordillera a pie de miembros del MIR, que se reunieron con Montoneros. Estos últimos, junto a tupamaros cruzaron hacia Chile y numerosos chilenos y argentinos se organizaron para presionar una redemocratización formando sindicatos, estudiantiles, partidos políticos, uniones vecinales y entidades culturales. Esta intensa actividad preocupó a Pinochet y los vio como sus principales enemigos, así surgió Cóndor. Una de las primeras acciones contra los exiliados fue el asesinato de Carlos Prats en 1974. Quince días antes él le había confiado a Gladys Marín (del partido comunista chileno) que sabía que la DINA, la CIA y la Triple A, planeaban su muerte21. Pero para entenderlo es necesario ampliar lo que sucedía en Buenos Aires.

Es común escuchar las quejas de peronistas que afirman que tanto el derrocamiento como el regreso del general Domingo Perón fue fruto de la instigación estadounidense. Esta afirmación polémica (que reduce los acontecimientos argentinos a meras repercusiones de los intereses de EEUU en la región), no es fácil rebatirla. Durante su exilio, el general se había convertido en un mito poderoso, y muchos jóvenes de clase media y alta (hijos de los antiguos antiperonistas) se identificaban con esa imagen romántica que el líder usufructuaba. El giro hacia la izquierda de gran parte del peronismo (liderada por la juventud peronista) durante su exilio alarmó a Washington. La muerte de Perón fuera del país haría su mito irrefrenable y fácilmente manipulable desde visiones izquierdizantes. Al país del norte le convenía un regreso rápido del general pero acompañado por personas "confiables". Esto explicaría las alianzas tejidas en España por la mano derecha de Perón, López Rega, con grupos anticastristas, fascistas italianos y franquistas ¿Pero fue López Rega un infiltrado de derecha o sólo cumplía las órdenes de Perón? Ya en Argentina López Rega, desde el ministerio de Bienestar Social organizó la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que, entre 1973 y 1976, asesinó a 2.000 militantes en su mayoría peronistas de izquierda pero también comunistas y socialistas22. Paralelamente, el por tercera vez Presidente Perón fustigó la ascensión de la violencia y prometió esclarecer los hechos. Repudió al golpe contra el presidente chileno y le ofreció a Carlos Prats todo su apoyo poco antes que fuese asesinado. Su sucesora, la viuda María Estela Martínez de Perón, fue más dura. Permitió el Operativo Independencia en la selva tucumana, donde alrededor de 600 miembros del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) intentaron provocar un foco revolucionario sin mayor éxito. En contrapartida el ejército envió cerca de 5.000 hombres en forma rotativa a modo de entrenamientos para el futuro terrorismo de Estado. Sólo por el campo de concentración "La Escuelita" pasaron 1.500 desaparecidos (casi el triple de los miembros del ERP), supuestamente para terminar con las bases urbanas de la guerrilla.

A mediados de los setenta, las fuerzas represivas del Cono Sur habían controlado la situación con un saldo de cuatro millones de exiliados en países vecinos, 50.000 asesinatos, al menos 30.000 desaparecidos, 400.000 encarcelados y 3.000 niños asesinados o desaparecidos23. En julio de 1975, la séptima Conferencia Bilateral de Inteligencia entre Paraguay y la Argentina, llegó a la conclusión que era necesaria la coordinación de las actividades de inteligencia de ambos países24. Tres meses después, la DINA organizó un encuentro de los jefes de inteligencia militar de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; aunque la Operación Cóndor nació en una reunión posterior en la que sólo invitó a Paraguay25. La misma consistía en la recolección, intercambio y almacenamiento de información sobre líderes y grupos políticos, entre los países del Cono Sur. Además, realizarían operaciones conjuntas en los países miembros con el fin de secuestrar y llevar a sus países de orígenes a los exiliados políticos o de eliminarlos (como ya había ocurrido con Carlos Prats y su esposa). Finalmente también acordaron la organización de una "Tercera Fase" parar realizar tareas conjuntas en países no miembros de esta operación que asilaban a personalidades molestas para las dictaduras sudamericanas. Desde la Casa Blanca el secretario de Estado, Henry Kissinger advertía a las embajadas de Buenos Aires, Montevideo, Santiago, La Paz, Brasilia y Asunción, prudencia en estas acciones26.

III. EL CÓNDOR VUELA

Las acciones más conocidas de la operación Cóndor fueron la operación Colombo, el seguimiento, traslado y eliminación de exiliados políticos en los países miembros, la "Fase Tres" y el uso del terror en Centroamérica. A continuación veremos esto en detalle.

Frente a la inminente visita de una comisión de Derechos Humanos a Chile; la DINA y la Triple A (grupo de tareas de Cóndor en Argentina hasta 1976) acordaron la Operación Colombo para reaparecer mediáticamente a 119 desaparecidos chilenos. Según el macabro plan, la DINA entregaría a la Triple A documentos falsos de chilenos muertos en campos de concentración, y ésta a su vez los dejaría junto a cadáveres irreconocibles en lugares públicos27. Los muertos eran en realidad militantes de izquierda, secuestrados por la Triple A. Así se encontraron en distintos lugares de Buenos Aires cuerpos violentamente torturados, con algún documento que los identificaba y una nota en la que el MIR los ajusticiaba. En tanto, periódicos colaboracionistas de ambos países, divulgaron que esto era obra de una lucha interna de los miristas por la conducción del movimiento. De este modo 119 chilenos desaparecidos "aparecieron" muertos en Argentina en una lluvia de noticias falsas que hablaban de avistamientos de miristas en Tucumán o cruzando la cordillera para entrar o salir de Chile. En oposición estaban los testigos del secuestro en sus casas o en sus trabajos y los que los vieron en campos de concentración. Muchos de ellos nunca habían sido miristas. Además, dado el antisemitismo de la Triple A, habían seleccionado de la larga lista de documentos entregados por la DINA, un gran porcentaje de apellidos judíos.

Aparte de la Operación Colombo, en 1974 al menos 15.000 refugiados políticos sufrieron represiones ilegales y al año siguiente, por lo menos 69 fueron amenazados para que abandonaran el país. En 1976, después que la presidenta Isabel de Perón fuera derrocada se desnudó la persecución contra los exiliados políticos. A sólo dos días del golpe militar, dos militantes del MOPOCO (Movimiento Popular Colorado) fueron arrestados en Posadas y llevados a un centro clandestino paraguayo. Al mes siguiente en Buenos Aires, la policía detuvo diecinueve exiliados protegidos por el ACNUR en un hotel y el tercer hombre del MIR, Edgardo Enríquez, fue secuestrado junto a una brasileña y asesinado en Chile28. Dos meses después, hombres armados secuestraron 23 chilenos, dos paraguayos y un uruguayo, de dos hoteles más y el uno de junio el ex presidente boliviano, Juan José Torres, fue asesinado29. Frente al desamparo, muchos exiliados ocuparon la Embajada de Canadá, hasta poder salir del país30. De la larga lista de víctimas que siguió puede mencionarse los uruguayos, Zelmar Michelini (senador), Héctor Gutiérrez Ruíz (ex presidente de la Cámara de Representantes) y una pareja de militantes del Frente Amplio; también los paraguayos Agustín Goiburú (uno de los fundadores del MoPoCo) y un miembro del Partido Comunista Paraguayo junto a otro del Movimiento Obrero que fueron secuestrados en Buenos Aires y desaparecidos en Paraguay31. El saldo fue atroz. En total unos cuarenta bolivianos desaparecieron en la Argentina (en contraposición, sólo tres en Chile)32 y 120 paraguayos33. Además, entre julio y septiembre de 1976 más de 30 uruguayos desaparecieron en un operativo de la inteligencia argentina y uruguaya. El OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas uruguayo) los detuvo en tres campos clandestinos: Automotores Orletti, el Pozo de Banfield y el Pozo de Quilmes. En el primero habían al menos, 200 uruguayos secuestrados y unos 50 en cada uno de los otros dos. El 28 de octubre, el gobierno de Montevideo anunció (mientras que se intentaba obligar a los detenidos a recrear un falso ataque en Uruguay), que las supuestas desapariciones eran en realidad un complot para infiltrarse en Uruguay34. En la lista de los 62 supuestos miembros del complot figuraban 26 uruguayos secuestrados ese año.

La eliminación de los opositores a las dictaduras se repitió en todos los países del Cono Sur. En 1973, el General Andrés Selich, embajador de Bolivia en Paraguay que quería suceder a Bánzer, fue asesinado35. En 1975, el militante del MIR Jorge Isaac Fuentes fue secuestrado en Paraguay y asesinado en Chile. En 1976, en Brasil el ex presidente brasileño Juscelino Kubitschek murió en un extraño accidente; en Uruguay una maestra fue secuestrada en la embajada de Venezuela y el gobierno argentino le pidió al brasileño la detención de 149 argentinos36. En 1978, en Porto Alegre dos uruguayos fueron apresados y deportados37; mientras que en Perú, un grupo de intelectuales fue secuestrado y llevado a Jujuy (Argentina) pero la presión internacional logró liberarlos38. En 1980, dos montoneros fueron secuestrados en Rio de Janeiro y llevados a Buenos Aires39 y en un mismo operativo en Lima, un obrero secuestrado en Argentina fue llevado a esa ciudad para reconocer a exiliados argentinos, luego cinco fueron secuestrados y llevados a Bolivia. Entre ellos Noemí Gianetti, madre de un desaparecido, que apareció muerta en Madrid40.

Paralelamente a la persecución de los exiliados en el Cono Sur, la "Tercera Fase" hizo lo propio en otras naciones principalmente en Europa y el resto de América donde grupos de exiliados denunciaban la crueldad de las dictaduras. La tercera Fase constaba de dos grupos (uno encargado de seguimientos a exiliados y otro de su eliminación), que salían con documentación falsa provista por los otros países. Cóndor se ideó para asesinar en París al embajador boliviano y a un agregado uruguayo, y a un oficial chileno en Medio Oriente41. En 1975 se intentó asesinar en Roma al exvicepresidente chileno Bernardo Leighton y su esposa. En mayo de 1976, el embajador de Bolivia en París, el General Joaquín Zenteno Anaya, que había protestado por la muerte de Selich, fue asesinado42. En setiembre fue asesinado en Washington el ex ministro de relaciones exteriores y defensa chileno, Orlando Letelier y su secretaria, luego de impedir el otorgamiento de créditos a Chile. El asesinato estuvo planeado por Michael Townley doble agente de la DINA y la CIA y por el CORU (Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas) una organización de cubanos anticastristas que trabajaba para la CIA.

Los Estados Unidos apoyó con entusiasmo la Operación Cóndor en el Cono Sur, pero para sus acciones en Centroamérica la CIA creó al CORU. Aunque muchas de sus acciones fracasaron (como el fallido asesinato de Fidel Castro) otras terribles sí, como la voladura de un avión cubano con un saldo de 75 muertos43. El CORU era también el mejor aliado de Cóndor en las acciones sobre Centroamérica. Fiel al mandato de la Doctrina de Seguridad Continental, los ejércitos del Cono Sur se convirtieron en gendarmes de la "frontera ideológica" y a principios de la década de 1980 participaron en la represión de Centroamérica. En 1980, catorce de los veinte millones que vivían en esa región, eran pobres. Esto dio origen a levantamientos populares contra las pocas familias que manejaban las economías nacionales aliadas a empresas trasnacionales. En 1980, periodistas de San Salvador, Nicaragua y Guatemala denunciaron la presencia de escuadrones de la muerte argentinos, chilenos y uruguayos. La matanza de líderes locales fue irrefrenable, en San Salvador, entre 15.000 y 18.000 personas fueron asesinadas ese año. En Guatemala, el blanco fueron los políticos socialdemócratas que acusaban a los Estados Unidos de apoyar las dictaduras. En Jamaica, a través de la Operación Lobo, Washington intentó derrocar al socialdemócrata Michael Makey. Finalmente en Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el poder desde julio de 1979, sufrió la constante agresión del gobierno de Ronald Reagan y del terrorismo de los contras44. En contrapartida en 1980, el ERP (con apoyo de cercanos a Stroessner que lo traicionaban45) asesinó en Asunción al exdictador Anastasio Somoza Debayle para detener el financiamiento a los contras, sin poder evitar el fracaso del sandinista. El éxito del terror en Centroamérica llevó al Ejército Argentino a planificar con Bánzer, la ejecución de una nueva dictadura en contra de la seudodemocracia boliviana en la que Bánzer había perdido las elecciones. Esta nueva irrupción militar fue conocida como la "narcodictadura", y a poco de iniciado el régimen que puso al frente a Luis García Meza, el dirigente socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz que encabezaba un juicio contra Bánzer, fue asesinado y todas sus pruebas de las violaciones a los derechos humanos desaparecieron46. El Ejército Argentino contribuyó en el planeamiento, brindó 200 efectivos y paramilitares, se preocupó de mejorar la posición internacional de la nueva dictadura y le dio créditos por 800 millones de dólares47.

IV. EL LEGADO: DEMOCRACIAS VIGILADAS

A comienzos de los ochenta la democracia se abrió paso en el Cono Sur y hubo elecciones en Perú (1980), Bolivia (1982), Argentina (1983), Brasil y Uruguay (1985) y tardíamente Chile y Paraguay (1989)48. Este nuevo clima permitió en diversos grados la revisión de los sucesos pasados. En Buenos Aires en 1985, 833 testigos declararon en el juicio a las ex juntas militares y en la sentencia final se estableció que: "se cometieron en perjuicio de gran cantidad de personas, [...] apresamiento violento, el mantenimiento en detención en forma clandestina, el interrogatorio bajo tormentos y, en muchos casos la eliminación física de las víctimas, lo que fue acompañado en gran parte de los hechos por el saqueo de los bienes de su vivienda49". En Brasil, fue importante el proyecto "Brasil nunca mais", compuesto por 12 tomos con más de diez mil documentos del Supremos Tribunal Militar clandestinamente fotocopiados que en 1986 fueron donados a la Universidad de Campinas50. Pero sin duda alguna la mayor prueba de la existencia de la Operación Cóndor fue encontrada por Martín Almada en una comisaría de Lambaré (Paraguay), en 1992. Los llamados "Documentos del Horror" eran cuatro toneladas de reportes de los informantes, interrogatorios, grabaciones, telegramas confidenciales y detalles sobre la transferencia de arrestados a otros países51. Esto desnudó la cooperación de los Estados Unidos y permitió a familiares pedir al presidente Clinton una compensación por las víctimas de la represión en Paraguay, que por supuesto, no fue aceptada52.

En Chile, debido a la importante injerencia en la vida política de su ejército, el hito más importante en el juzgamiento por los atropellos de los derechos humanos se realizó en el extranjero. Esta fue la detención de Pinochet en Londres en 1998; aunque también fueron importante el juicio en los EEUU del caso Letelier en 1978 y el juicio del caso Carlos Prats, en Argentina, en el año 2001. En el primero, Michael Townley, asumió su participación en los asesinatos de Orlando Letelier y su secretaria; de Carlos Prats y su esposa; del ex presidente Juan José Torres; y también en el atentado en Roma contra Bernardo Leighton y su esposa53. Aunque fue encontrado culpable, la justicia estadounidense lo liberó a cambio de información confidencial. Con respecto al caso Prats el agente de la DINA, Arancibia Clavel fue condenado a prisión perpetua en Argentina por su participación en el asesinato. Pero el caso de mayor contundencia fue la detención de Pinochet en Londres en 1998; y aunque no fue juzgado, su detención causó un gran impacto en la dividida sociedad chilena. También lo hizo la declaración de Margaret Teacher que agradeció a Pinochet la ayuda durante la guerra de Malvinas (reavivando tensiones entre Argentina y Chile). En setiembre de 2001, Almada presentó en Chile una querella contra Pinochet; el ex director de la DINA, Manuel Contreras; y el ex secretario de estado norteamericano, Henry Kissinger, por la Operación Cóndor54. Finalmente, en el año 2002, Washington entregó a Buenos Aires 4.677 documentos desclasificados sobre la última dictadura. Allí la participación de la CIA y el FBI en las dictaduras del Cono Sur es innegable55.

Otro problema pendiente es la restitución de la identidad de los hijos apropiados. Algunos nacieron en los centros clandestinos y otros bebés fueron robados el día del secuestro. El gobierno de los Estados Unidos sabía de la situación y mostró su preocupación en 1982 en una reunión con el embajador argentino en Washington56. Su restitución lenta y compleja ha sido defendida por los sectores ligados al poder militar. Algunos huyeron al ser descubiertos, como el caso del Doctor militar Atilio Branco que escapó al Paraguay con dos niños apropiados.

Pero la inicial vulnerabilidad mostrada por los militares argentinos, que alarmó a los del resto del continente, fue prontamente revertida. Esto se logró gracias a los alzamientos de los militares "carapintadas" entre 1987-1988 y se selló con la obtención de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y por último, el indulto a los culpables. Además, hasta 1994 el ejército argentino se continuó entrenando en interrogatorio y campo de prisioneros, muchas veces con la participación de hondureños y cubanos57. En Chile, Pinochet, a pesar del susto en Londres, siguió siendo senador vitalicio, de acuerdo con la constitución que él mismo avaló. En Perú el "Fujimorazo" de 1992 tranquilizó a los conservadores; en Bolivia Hugo Bánzer fue electo presidente en 1997 y en Paraguay en 1998, Lino César Oviedo (que en 1996 había intentado un golpe contra el presidente Juan Carlos Wasmosy) encabezó las encuestas presidenciales, aunque luego su candidatura fue impedida por estar preso58. Pero fue el escándalo por la muerte del ingeniero químico chileno Eugenio Berríos, lo que demostró la persistencia de la Operación Cóndor en las democracias del Cono Sur. Berríos fue víctima del régimen que tanto apoyó. Había trabajado junto a Townley en la "Operación Andrea" para producir Gas Sarín y había diseñado un plan para envenenar el agua potable de Buenos Aires en caso de guerra por el canal de Beagle. Al año siguiente que Pinochet dejó la presidencia, un juez ordenó la captura de Berríos, pero el general, que aún era comandante en jefe del Ejército, lo ayudó a escapar. En octubre de 1991 Berríos llegó a Montevideo y al mes siguiente fue a la Seccional 24 Parque del Plata y denunció estar secuestrado por militares chilenos y uruguayos; y que el general Pinochet había ordenado matarlo. En ese momento se presentó un funcionario de inteligencia del ejército del Uruguay y miembros del ejército chileno, que se lo llevaron. Cuando esto trascendió, el gobierno uruguayo intentó minimizarlo, mientras que Pinochet visitó Uruguay. En 1995, se encontró el cadáver de Berríos con dos balas en el cráneo. Todas las posibles pistas de su estadía habían sido borradas y un programa argentino de periodismo de investigación fue amenazado. En 2003, luego de una publicación del semanario chileno Siete+7 (reproducido en Página 12 de Argentina y Brecha de Uruguay), la jueza chilena Olga Pérez procesó a un capitán del ejército chileno, cinco en condición de retiro y dos custodios de Pinochet59. Esto demuestra no era (ni es) fácil restarle poder al sector militar.

CONCLUSIÓN

La fuerte alianza de los sectores monopólicos y las trasnacionales paraliza las democracias que sólo pueden hacer reformas superficiales sin modificar la tendencia a la polarización. Estas democracias impotentes o de baja intensidad, a la larga desencantan al ciudadano que descree de su eficiencia como modo de gobierno. En algunos países aciertos del sector castrense en cuanto a reformas económicas (por ejemplo Chile y Brasil), siguen dando cierta legitimidad a la irrupción militar y alimenta, en algunos sectores de la población la fantasía de que un gobierno militar es más organizado que el civil. En el lado opuesto, la seguidilla de errores del aparato militar argentino (que fueron desde la multiplicación de la deuda externa al desastre de Malvinas), hizo de la democracia un valor incuestionable. La caída del presidente De la Rua en diciembre de 2001 lo demostró, aún la crisis económica y social no provocó que la ciudadanía pidiese un nuevo golpe militar. Hay enemigos estructurales de las democracias que se tienen que aprender a enfrentar. La desigualdad social crea un pequeño sector que sólo piensa en servirse del Estado para su enriquecimiento y un gran sector que, apremiada por necesidades inmediatas, no puede sentarse a discutir un modelo de país más equitativo. De este modo la riqueza y el paternalismo (principal expulsor de las masas populares de la vida pública), van de la mano. Otro desafío es la autonomía económica en un contexto de globalización en el que los grandes capitales sólo quieren sacar réditos económicos, muchas veces, encontrados con el bienestar social. El aparato productivo no puede estar guiado solamente por la ceguera del enriquecimiento individual, sino que su función social tiene que ser obligatoria a costa del desencanto de los capitales golondrinas. Finalmente, el pago de las deudas externas también debe ser discutido porque han sido agigantadas durante gobiernos de facto y por lo tanto un gran porcentaje de ellas es ilegítimo. Los acreedores sabían que prestaban ante gobiernos impropios y lo hicieron por la obtención de ganancias sin preocuparse por los costos sociales de nuestros países. Queda ahora a las democracias del Cono Sur defender sus derechos, el MERCOSUR puede ser un espacio interesante para ello. Los primeros gobiernos tuvieron como principal preocupación la continuación de la democracia, pero es imprescindible para que persista que esta forma de gobierno redunde en una mejor calidad de vida de sus ciudadanos.

Este artículo ha demostrado también la gran responsabilidad de los Estados Unidos en estos procesos. Queda entonces por interrogar por la capacidad de escribir una historia autónoma de los países del Cono Sur. Al parecer, las historias autónomas son imposibles, pero tampoco se puede pensar en las historias de los países periféricos como meramente "reactivas". En este sentido se debe distinguir las historias "locales" producida por la suma del impacto de las acciones de los países centrales y el desarrollo de los procesos sociales autóctonos; de las historias "autónomas".

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-Publicaciones virtuales: BBC Mundo (Inglaterra, www.bbcmundo.com); Rebelión (www.rebelion.org); Tierra Lejana (Bolivia, www.tierralejana.com)

- Fuentes estadísticas: Anuario Estadístico Argentino 1977 y 1978, (Dirección de Estadísticas y Censos, Mendoza, 1979); [ Links ] Censos Argentino (1970 y 1980) y Chileno (1970); La población no nativa de la Argentina, Cuaderno de análisis demográfico N6, INDEC, Buenos Aires, 1996. [ Links ]
Artículo recibido el 26 de febrero de 2004. Aceptado por el Comité Editorial el 3 de marzo de 2004.

1 Baratta, alessandro. Criminología crítica y crítica del derecho penal, siglo XXI, Bs. As., 1986, p. 36. [ Links ]
2 Paz, Octavio. Tiempo Nublado, Sudamericana-Planeta, Buenos Aires, 1983, p.168. [ Links ]
3 Aunque cuando la explotación primaria, los medios de transporte y/o el almacenamiento, necesitó mucho capital, la tomaron las metrópolis. Tal es el caso de las minas, los frigoríficos, los ferrocarriles, los silos, los ingenios y en algunos casos toda la producción perteneció a las metrópolis: El azúcar en la Cuba de Batista.

4 Halperin Donghi, Tulio. Historia contemporánea de América Latina, Alianza, Colombia, 1969, p. 48. [ Links ]
5 Marcó del Pont, Alberto. Manual de criminología, Marcos Lerner editora, Córdoba, Arg., 1991, p.25-27. " [ Links ]Este fenómeno es conocido como criminalización de la política y evidencia la erosión de la práctica política y la utilización del poder con fines reñidos con la legalidad" ("Criminalización de la política", Clarín, Bs As, 23/10/'98, p.18). [ Links ]
6 Esta doctrina proponía la existencia del enemigo comunista en el interior de cada país que debía ser eliminado. Dado a que una guerra entre el mundo comunista y el capitalista era poco probable por el alto desarrollo de la carrera armamentista, la tercera guerra mundial se libraría en los países del tercer mundo donde la URSS intentaba conquistarlos a través de la infiltración ideológica (en universidades, movimientos religiosos, sindicatos, etc.). Concluía este pensamiento que la nueva modalidad era la guerra sucia tal cual la había librado Francia en Argelia o la CIA durante la Operación Fénix, un antecedente directo de la Operación Cóndor, que se inició en 1966 y creó bandas paramilitares que causaron cientos de muertos en Vietnam.

7 Duhalde, E. Luis. El Estado Terrorista argentino, El Caballito, Bs. As., 1983, p. 37. [ Links ]
8 Esc. del Ejército de EE.UU. de Infantería y Rangers, Fort Benning-Georgia; Esc. de Asuntos Civiles y Gob. Militar, Fort Gordon-Georgia; Esc. de Ayuda Militar Kennedy, Frot Bragg-Carolina del Norte; Esc. Militar, Fort Belvoir-Virginia; Ac. de Policía, Washington; Ac. de Control de Fronteras, Los Fresnos-Texas; Colegio de Comando y Estado Mayor, Fort leavenwarth-Kansas; Colegio Interamericano de Defensa, Washington.

9 Duhalde, E. Luis, Op. cit., pp. 40-42.

10 Calloni, Stella. "Los Archivos del Horror del Operativo Cóndor", Covertaction, USA, Otoño-1994. Reeditado electrónicamente por Equipo Nizkor, Madrid, 8/08/'98. [ Links ]
11 "Vinculan 'Operación Cóndor' con base militar de Estados Unidos en Panamá", Rebelión, 8/03/'01, www.rebelion.org

12 En su estudio de la Argentina, Shumway propone, la coexistencia de varias ficciones orientadoras nacionales (algunas con más apoyo popular que otras) y la compara con la exitosa articulación que logró el American way of life o the American´s dream, en los Estados Unidos. Algo semejante puede decirse del resto de los países del Cono Sur. Cfr. Shumway, Nicolás. La invención de la Argentina. Emecé, Bs As., 2002. [ Links ]
13 Una reflexión sociológica posterior dio origen a la escuela regulacionista francesa que, no sin pesimismo luego del fracaso en la implementación del mayo francés, llegó a pensar en un capitalismo imbatible. Cfr. Gold, David; Lo, Clarence y Wright, Erik. "Recientes desarrollos en la teoría marxista del Estado Capitalista" en Capitalismo y Estado, Revolución, Madrid, 1985. [ Links ]
14 Cfr. Rouquié, Alan. El Estado militar en América Latina, Emecé, Buenos Aires, 1984. [ Links ]
15 Maldonado, Hernán. "¿Participó Bolivia en la Operación Cóndor?", Tierra Lejana, La Paz, 27/10/'98. www.tierralejana.com

16 Rodríguez, Pablo. "Murió ayer el dictador boliviano Hugo Bánzer", Página12, Buenos Aires, 06/05/'02. [ Links ]
17 Yofre, Juan Bautista. Misión argentina en Chile (1970-1973). Sudamericana, 2000, p. 336. [ Links ]
18 Calloni, Stellas. Los años del lobo..., p. 44.

19 La población no nativa de la Argentina, INDEC, Buenos Aires, 1996, p.18. [ Links ]
20 Heras, Guillot y Galvez, Migración Tradicional y Migración de Crisis, PISPAL, Mendoza, p.13. [ Links ]
21 Calloni, Stella. Los años del lobo..., p. 48.

22 En Pinetta, Santiago. López Rega. Final de un brujo, Abril, Bs. As., 1986, pp.115-118; [ Links ] se relata como se armó la Triple A por medio del contrabando con fondos del Ministerio de Bienestar Social. La cantidad de asesinatos aparece en Calloni, Stella. Los años del lobo..., p. 78.

23 Informe de la Comisión de Derechos Humanos de Argentina, febr. 1990, Cfr. Calloni, Stella. Los años...

24 "El abc del Cóndor. Estado de Situación en 1975" La Nación, Buenos Aires, 21/10/'01. [ Links ]
25 "La justicia chilena debe dejar de funcionar a leña", El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 26/09/'01. [ Links ]
26 Mensaje fechado en agosto de 1976 que es parte de la documentación desclasificada por Washington. Cfr. Ginzber, Victoria. "Un documento sobre operaciones argentinas y chilenas", Página 12, Bs. As., 28/06/02. [ Links ]
27 Martin E. Andersen. Dossier secreto. Sudamericana, Buenos Aires, 2000, p. 191. [ Links ]
28 Cfr. Ginzberg, Victoria. "Un documento sobre..."

29 Ginzberg, Victoria. "Videla y el Plan Cóndor", Página 12, Buenos Aires, 21/12/'02. [ Links ]
30 Escrito presentado el 27/01/'99 ante el juzgado de instrucción N 5 de la Audiencia Nacional por parte de la acusación particular de las representantes de las Madres de Plaza de Mayo. Corregido por: Benites-Dumont, Andrea. Operación Cóndor: La transnacional de la muerte y el terror, www.argentina.indymedia.org [ Links ]
31 "Vinculan 'Operación Cóndor' con base militar de Estados Unidos en Panamá", Rebelión, 8/03/'01, www.rebelion.org; y también Calloni, Stella. Los años del Lobo..., pp.144-151.

32 Calloni, Stella. Los años del lobo..., p.157.

33 "Investigarán las desapariciones de 120 paraguayos durante la dictadura", Página12, Bs. As., 28/12/'03. [ Links ]
34 Cable del embajador Hill en Buenos Aires, fechado el 2/11/'76. Editado por the National Security Archive Electronic Briefing, Book No. 73, en www.gwu.edu

35 Cfr. Rodríguez, Pablo. "Murió ayer el exdictador..."

36 Grimson, Alejandro. La nación en sus límites. Gedisa, Barcelona, 2003, p.186. [ Links ]
37 "Um acordo espúrio entre os governantes militares do Cone Sul para eliminar, por meio da chamada Operação Condor, asilados estrangeiros opositores dos regimes". Revista Época, N 104, Brasil, 15/05/'00. [ Links ]
38 Calloni, Stella. Los años del lobo..., p.177.

39 Osorio, C. Departamento de Estado de eeuu abre archivos sobre la guerra sucia argentina, National Security Archive Electronic Briefing, book N°73, George Washington University, 16/08/'02. www.gwu.edu [ Links ]
40 "Documentos desclasificados y el caso Molfino", Página 12, Bs. As., 31/10/'03. [ Links ] También Calloni, Stella. Los años del lobo..., p.175.

41 Cfr. Calloni, Stella. "Los Archivos.."

42 Cfr. Maldonado, Hernán. "¿Participó Bolivia en la Operación..."

43 Calloni, Stella. Los años del lobo..., pp.100 y ss.

44 Frei Betto. "Brasil y Nicaragua", El Nuevo Diario, Managua, 26/01/04 [ Links ]
45 Mandriotti, Julián. "La última Muerte de Anastasio Somoza", El Nuevo Diario, Managua, 26/01/'04. [ Links ]
46 Cfr. Maldonado, Hernán. "¿Participó Bolivia en la Operación...

47 Martin E. Andersen. Op. cit., pp.304-305.

48 Aróstegui, Julio; Buchrucker, Cristian y Saborido, Jorge (directores). El mundo contemporáneo: Historia y problemas. Biblos, Buenos Aires, 2001, p. 781. [ Links ]
49 Camarasa, J.; Felice, R. y González, D. El Juicio. Sudamericana-Planeta, Bs. As., 1985, p. 11. [ Links ]
50 Da Silva Catela, Ludmila. "Democratización de la información vs. Resguardo de la intimidad. La casa, la calle, el Estado...", Puentes, Buenos Aires, Agosto 2000, pp.54-64.

51 Ceaser, Mike "Los archivos del terror de Paraguay", BBC Mundo, Martes 12 de marzo de 2002. [ Links ]
52 Carta firmada por William y Alberto Inzaurralde, Montevideo, 5 /04/'94. Cfr. Calloni, S. "Los archivos...

53 Cfr. Benites-Dumont, Andrea. Op. cit.

54 "La justicia chilena debe dejar de funcionar a leña", El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 26/09/'01 [ Links ]
55 Calloni, S. "La Operación Cóndor, al descubierto", La Jornada, México, 22/08/ 2002. [ Links ] El apoyo de EEUU aparece también en "Operação Condor emerge pela voz de seus defensores", Folha de São Paulo, 23/05/'03. [ Links ]
56 "El Cóndor en los papeles: Al banquillo", Página 12, Buenos Aires, 26/08/02. [ Links ]
57 Es decir que la doctrina de seguridad nacional continuó vigente. Algunos testimonios de los sufrimientos de los adiestrados en esos cursos aparecen en: Braslavsky, Guido "Submarino, golpes y dientes rotos, el relato de dos comandos", Los Andes, Mendoza, 18/01/04, p.6. [ Links ]
58 Mendoza; Montaner C; Vargas Llosa, A. Fabricantes de Miseria. Plaza & Janés, Barcelona, 1998, p.31-32. [ Links ]
59 "Tras la investigacion sobre Berríos y Pinochet". Página 12, Bs. As., 19/10/'02. [ Links ]

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