Los soldados custodian que nadie se acerque al colapsado hotel Sensación, en el estado de Oaxaca.
El terremoto se produjo a la medianoche del jueves y fue más fuerte en el sur y centro del país, especialmente en los estados de Chiapas y Oaxaca. Se suspendieron las clases. Los aeropuertos volvieron a funcionar hacia el mediodía.
El poderoso sismo de 8,2 de magnitud que sacudió en la medianoche del jueves el centro y sur de México dejó al menos 61 muertos, en especial en los estados de Oaxaca y Chiapas, donde más de 1800 militares trabajan en la remoción de escombros y se han registrado numerosas réplicas. El temblor se registró a las 23.49 hora local (1.49 hora argentina) y derivó en 266 réplicas hasta el mediodía, la más intensa de 6,1 grados, lo que generó que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico disparara alertas para México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador.
De las víctimas, 45 murieron en Oaxaca, 12 en Chiapas y tres en Tabasco, según datos oficiales. El presidente Enrique Peña Nieto informó que hubo, además, más de 200 heridos.
“Juchitán es el lugar donde hubo las peores afectaciones”, dijo el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente. En esa ciudad del estado de Oaxaca, unos 720 kilómetros al sur de Ciudad de México, se derrumbó el Palacio Municipal, sede de la alcaldía.
“Los mayores daños se dieron en el Istmo de Tehuantepec”, dijo el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat. Desde esa zona llegan imágenes de edificios destruidos y pilas de escombros y hubo problemas con la comunicación telefónica. El gobernador afirmó en declaraciones a la prensa que el número de víctimas fatales en esa región es de 25, de los cuales 17 residían en Juchitán de Zaragoza, en el Istmo de Tehuantepec, donde, como consecuencia del fuerte temblor, se cayó una parte del palacio municipal. Esta institución quedó parcialmente reducida a escombros y dejó una estampa peculiar: la bandera nacional en pie entre el derrumbe. En tanto, la iglesia de San Vicente Ferrer, que data del siglo XVI, se desplomó casi por completo.
El monumento del parque Bicentenario Morelos, en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, resultó afectado y se desprendieron las cabezas de dos figuras femeninas del monolito situado en la parte superior de unos escalones. Las coloridas calles de San Cristóbal de las Casas, también en Chiapas, sufrieron grietas y desprendimientos. El ayuntamiento de la localidad, un edificio blanco neoclásico, se resquebrajó en su parte superior, mientras el suelo alrededor de la iglesia de Santa Lucía quedó plagado de escombros después de que las torres y otras partes de su estructura sufrieran daños. En el sureño estado de Tabasco, las autoridades confirmaron la muerte de tres menores de edad.
El coordinador de Protección Civil, Luis Felipe Puente, señaló que la Secretaría de Salud aún está realizando un recuento en los hospitales.
El terremoto superó en magnitud al de septiembre de 1985, de 8,1 que sembró la destrucción en Ciudad de México. Desde entonces, se creó una legislación más exigente en la construcción de viviendas y edificios. La gran diferencia entre ambos temblores ha sido la distancia del epicentro, más lejos en esta ocasión.
Las autoridades mexicanas todavía están evaluando los daños en varios estados y las cifras son preliminares. Sin embargo, Puente confirmó que todos los aeropuertos y puertos del país “están operando en su totalidad”. El titular de Protección Civil también señaló que el Ejército y la Marina ya se encuentran trabajando.
En Oaxaca, el estado más afectado hasta ahora, se emitió una declaración de emergencia extraordinaria en hasta 41 municipios para que las autoridades puedan atender las necesidades de la población. Las autoridades locales reportaron el derrumbe de varias casas.
Debido al riesgo de marea y grandes olas, unas 4500 personas fueron trasladadas a albergues y otra cantidad similar fue ubicada en casa de familiares o en parques públicos.
Durante el sismo diversas personas hablaron de una serie de iluminaciones en el cielo de la capital mexicana. Los expertos explicaron que se trata de un fenómeno natural debido al choque de las placas tectónicas, que al frotarse entre sí producen cierta carga electromagnética. La tremenda presión a la que son sometidas las rocas las transforma de aislantes en semiconductoras y liberan el exceso de electricidad, en un proceso similar al que produce los rayos.
El sismo sacó de la cama a miles de personas en varios estados del centro y sur de México. También se sintió en Guatemala y otros países centroamericanos.
El presidente Enrique Peña Nieto dijo en un mensaje televisado que unos 50 millones de mexicanos (casi la mitad de la población) lo percibieron. “Se trató de un sismo de gran escala”, dijo el mandatario en la madrugada de ayer. Es “el sismo de mayor magnitud que se haya registrado en nuestro país en los últimos cien años”, añadió.
En tanto, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, indicó que las clases se suspendieron, en todos lo niveles, en 11 estados del centro y sur de México, incluidas la Ciudad de México, el Estado de México, así como Tlaxcala, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Tabasco y Veracruz. Esto incluye las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social y las universidades. “Hacia el mediodía de mañana (por hoy) podremos dar un reporte mucho más certero del estado de los edificios escolares”, expresó Nuño. “Los reportes que tengo hablan de daños menores y vidrios rotos” en algunas escuelas, pero todos los reportes son, por ahora, preliminares.
México, además, se prepara para el embate del huracán Katia, que se espera entre el viernes y el sábado en la costa este del país con categoría dos en una escala máxima de cinco.
La Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación emitió una Declaratoria de Emergencia Extraordinaria para 118 municipios de Chiapas y 41 de Oaxaca. Con esta acción se activan los recursos del Fondo para la Atención de Emergencias. A partir de esta declaratoria, las autoridades de los gobiernos estatales contarán con recursos para atender las necesidades alimenticias, de abrigo y de salud de la población afectada.