Soja y endeudamiento
POR MIGUEL ÁNGEL BOGGIANO
25 de Octubre de 2017
Por Miguel Ángel Boggiano*
Si tuviéramos que evaluar una empresa que ofrece un solo producto que además es adquirido por un solo comprador, no dudaríamos en decir que está lejos de ser sólida y estable desde el punto de vista económico. El motivo es sencillo: si tuviera alguna falla en su proceso productivo (insumos, costos, regulaciones) o si su comprador tuviera algún problema por el cual terminara comprando menos de este único producto, la empresa podría sufrir graves pérdidas o simplemente terminar en la quiebra. Argentina se encuentra en una situación peligrosamente similar.
Nuestro país tiene una deuda en dólares de U$S 200.000 millones y además tiene deuda en pesos equivalente a otros U$S 100.000 millones. Con respecto a la deuda en pesos, tiene una ventaja: el Banco Central tiene el monopolio de la impresión de pesos argentinos. Aunque no sería deseable, ya que produciría una devaluación del peso y una licuación del valor de la deuda, en el extremo siempre está la posibilidad de imprimir papelitos (pesos) para repagar esa deuda . Con los dólares no pasa lo mismo: la única forma que tiene Argentina de generar dólares es a través de sus exportaciones.
¿Quién es el que aporta dólares a la economía? El campo aporta el 60% de los dólares por exportaciones y el 40% son los productos relacionados a la soja. Esto quiere decir que 4 de cada 10 dólares que genera la Argentina para repagar su deuda en dólares, provienen de la soja.
¿Quién es el principal comprador de soja? La respuesta es contundente: China es responsable del 60% de las importaciones mundiales de soja. Esta proporción fue creciendo vertiginosamente en los últimos 20 años: era el 5% en 1996 y el 40% en 2006.
¿Hay chances de que Argentina tenga algún problema en la producción de soja? Podría tener algún año con mal clima que afecte su producción total y sin duda se vería negativamente afectada si alguien decidiera ponerle aún más impuestos. Pero en términos generales, no parece haber problemas de este tipo para la Argentina de hoy.
Sin embargo, el riesgo más grande aparece por el lado del comprador. Este gran comprador mundial es buena parte de la explicación del precio. Si bien Cristina Kirchner tuvo precios promedio de soja que estuvieron un 40% por sobre los precios de hoy, no hay que olvidar que De la Rúa tuvo un precio de la soja que era en promedio la mitad del actual.
En este instante imagino un coro que al unísono grita "...pero ahora China demanda soja porque tiene cientos de millones de alimentar... entonces su precio no puede caer". Esto no es más que un ejemplo más del título del libro de Reinhart y Rogoff titulado "Esta vez es diferente".
El día que China entre en recesión, sus habitantes reducirán su ingesta de pollo y cerdo (la soja se utiliza para su engorde) y volverán a aumentar la de arroz, que fue lo que comieron por siglos. Ciclos en precios de commodities han existido en toda la historia y estamos en una parte alta del mismo.
Cuando China entre en recesión, el precio de la soja caerá y Argentina tendrá serias dificultades para generar dólares y poder repagar sus deudas. Incluso podría enfrentar una nueva situación de default.
Esto es más que un ejercicio teórico: desde el 2014 China perdió el 25% de las reservas de su Banco Central, lo que significa la primera caída en 40 años. Durante el 2017 frenó la sangría a través de un truco muy conocido por todos los argentinos: un cepo cambiario.
Es imperativo que Argentina pueda diversificar su matriz de producción y su matriz de compradores. Estamos a todas luces en una situación extremadamente vulnerable.
*CEO de Carta Financiera
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En la industria el empleo sigue sin reaccionar
Cayó 2,3 por ciento interanual en agosto, lo que implicó una pérdida de 28 mil puestos de trabajo. Al efecto de la apertura comercial se le suma el impacto por los aumentos de tarifas y la caída de la demanda interna. La construcción, en cambio, continúa recuperándose e impulsó el crecimiento del conjunto del empleo privado.
Los aumentos de tarifas afectaron la industria y volverán a producirse en diciembre. Imagen: Alejandro Elías
El empleo industrial retrocedió 2,3 por ciento en agosto con respecto al mismo período de 2016, lo que implicó una pérdida de 28 mil puestos de trabajo, informó ayer el Ministerio de Trabajo. La contracara se evidenció en la construcción donde la reactivación ayudó a crear 40.700 nuevos empleos, lo que implicó una suba de 10 por ciento interanual. Esa mejora apuntaló al conjunto del empleo formal del sector privado que creó 64.200 puestos y redondeó una mejora interanual de 1 por ciento
Existe un vínculo estrecho entre el crecimiento de las importaciones de bienes de consumo con la destrucción de puestos de trabajo en sectores industriales. Pero la apertura comercial no es el único factor que afecta el desempeño de la ocupación. Los aumentos de tarifas, la política monetaria contractiva, los nuevos mecanismos de intervención estatal en los conflictos laborales y la caída en la demanda interna son otros factores que explican el desempeño de la ocupación manufacturera.
A pesar del sostenido deterioro industrial, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran una paulatina mejora en el empleo asalariado del sector privado total. En agosto se contabilizaron un total de 12,2 millones de trabajadores registrados, lo que significa un incremento de 1,9 por ciento respecto a igual mes de 2016, unos 226 mil trabajadores más, y acumula 16 meses de crecimiento consecutivo. De ese total, 8,631 millones son trabajadores del sector privado (+1,6 por ciento contra agosto de 2016), 3,152 millones son empleados públicos (+1,2 por ciento interanual) y 420,6 mil son monotributistas sociales (+15,8 por ciento interanual).
El informe detalló que el empleo registrado total evidenció en agosto un ascenso de 0,3 por ciento comparado con julio último (35.300 trabajadores más), mientras que en la medición desestacionalizada mostró un leve alza de 0,2 por ciento en la comparación intermensual (24.200 trabajadores más). Dentro del sector privado, en agosto en la comparación interanual se generaron 77,7 mil nuevos monotributistas (+5,3 por ciento interanual), unos 9.100 trabajadores en casas particulares (+2 por ciento) y hubo 18.300 autónomos menos (-4,4 por ciento). Así, al analizar los datos del empleo en el sector privado se observa que es mayor el crecimiento en el segmento de monotributistas que en el de trabajadores asalariados.
El subsecretario de Políticas y Estadísticas Laborales, José Anchorena, admitió que el “problema no es que crezcan los monotributistas, sino que no crece más fuerte el asalariado registrado”. Si bien el funcionario destacó que la tasa interanual de asalariados registrados viene mejorando este año “y se revirtió el ciclo (de caída) de 2016” el problema “aún no está solucionado y creemos que debe ser más fuerte todavía”. “Y eso tiene mucho que ver con lo que estamos proponiendo de políticas; nosotros queremos que aumente el asalariado registrado en particular, y es lo que más desde hace algunos años viene con dificultades de crecimiento”, señaló. El funcionario explicó que “todo lo que nosotros pensamos cuando uno dice baja de contribuciones para salarios bajos está pensando en un asalariado registrado”, o “cuando uno dice blanqueo laboral” también está orientado a eso. Consultado sobre cuál sería el parámetro que tomará la cartera laboral como sueldo bajo, planteó: “el salario mínimo es de 10 mil pesos, bueno, hay una posibilidad de bajar contribuciones para todos los trabajadores pero por los primeros 10 mil pesos”. “A eso llamamos un beneficio a la contratación de trabajadores asalariados de baja calificación”, agregó Anchorena, pero no dio más detalles porque es lo que se está negociando como parte de la reforma laboral.
Ayer también se conoció el Informe de Coyuntura del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric) que mostró una expansión interanual de 12,6 por ciento del empleo y 1,9 por ciento respecto de julio, equivalente a 7.600 nuevos puestos de trabajo, con lo que alcanzó la mejor marca interanual de la historia. Con esta suba ya acumula siete meses consecutivos de aceleración interanual; mientras que en términos mensuales la mejora del índice lleva cuatro períodos consecutivos.
El nivel de ocupación promedio de los primeros ocho meses de 2017 registró un alza de 8,1 por ciento interanual, la segunda mejor tasa de incremento de la serie histórica, superada únicamente por la de 2011. El indicador de empleo promedio alcanzó el nivel de 14,2 puestos de trabajo registrados por firma constructora: 1,2 por ciento más en relación a julio último. En tanto, el aumento mensual en la cantidad de puestos de trabajo formales resultó generalizado a nivel nacional, pero con un mayor peso de las grandes jurisdicciones: casi 4 de cada 10 nuevos puestos se crearon en Capital Federal y Buenos Aires y, si se incorpora a Córdoba y Santa Fe, el aporte en conjunto se eleva hasta 53 por ciento.
En la industria el empleo sigue sin reaccionar
Cayó 2,3 por ciento interanual en agosto, lo que implicó una pérdida de 28 mil puestos de trabajo. Al efecto de la apertura comercial se le suma el impacto por los aumentos de tarifas y la caída de la demanda interna. La construcción, en cambio, continúa recuperándose e impulsó el crecimiento del conjunto del empleo privado.
Los aumentos de tarifas afectaron la industria y volverán a producirse en diciembre. Imagen: Alejandro Elías
El empleo industrial retrocedió 2,3 por ciento en agosto con respecto al mismo período de 2016, lo que implicó una pérdida de 28 mil puestos de trabajo, informó ayer el Ministerio de Trabajo. La contracara se evidenció en la construcción donde la reactivación ayudó a crear 40.700 nuevos empleos, lo que implicó una suba de 10 por ciento interanual. Esa mejora apuntaló al conjunto del empleo formal del sector privado que creó 64.200 puestos y redondeó una mejora interanual de 1 por ciento
Existe un vínculo estrecho entre el crecimiento de las importaciones de bienes de consumo con la destrucción de puestos de trabajo en sectores industriales. Pero la apertura comercial no es el único factor que afecta el desempeño de la ocupación. Los aumentos de tarifas, la política monetaria contractiva, los nuevos mecanismos de intervención estatal en los conflictos laborales y la caída en la demanda interna son otros factores que explican el desempeño de la ocupación manufacturera.
A pesar del sostenido deterioro industrial, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran una paulatina mejora en el empleo asalariado del sector privado total. En agosto se contabilizaron un total de 12,2 millones de trabajadores registrados, lo que significa un incremento de 1,9 por ciento respecto a igual mes de 2016, unos 226 mil trabajadores más, y acumula 16 meses de crecimiento consecutivo. De ese total, 8,631 millones son trabajadores del sector privado (+1,6 por ciento contra agosto de 2016), 3,152 millones son empleados públicos (+1,2 por ciento interanual) y 420,6 mil son monotributistas sociales (+15,8 por ciento interanual).
El informe detalló que el empleo registrado total evidenció en agosto un ascenso de 0,3 por ciento comparado con julio último (35.300 trabajadores más), mientras que en la medición desestacionalizada mostró un leve alza de 0,2 por ciento en la comparación intermensual (24.200 trabajadores más). Dentro del sector privado, en agosto en la comparación interanual se generaron 77,7 mil nuevos monotributistas (+5,3 por ciento interanual), unos 9.100 trabajadores en casas particulares (+2 por ciento) y hubo 18.300 autónomos menos (-4,4 por ciento). Así, al analizar los datos del empleo en el sector privado se observa que es mayor el crecimiento en el segmento de monotributistas que en el de trabajadores asalariados.
El subsecretario de Políticas y Estadísticas Laborales, José Anchorena, admitió que el “problema no es que crezcan los monotributistas, sino que no crece más fuerte el asalariado registrado”. Si bien el funcionario destacó que la tasa interanual de asalariados registrados viene mejorando este año “y se revirtió el ciclo (de caída) de 2016” el problema “aún no está solucionado y creemos que debe ser más fuerte todavía”. “Y eso tiene mucho que ver con lo que estamos proponiendo de políticas; nosotros queremos que aumente el asalariado registrado en particular, y es lo que más desde hace algunos años viene con dificultades de crecimiento”, señaló. El funcionario explicó que “todo lo que nosotros pensamos cuando uno dice baja de contribuciones para salarios bajos está pensando en un asalariado registrado”, o “cuando uno dice blanqueo laboral” también está orientado a eso. Consultado sobre cuál sería el parámetro que tomará la cartera laboral como sueldo bajo, planteó: “el salario mínimo es de 10 mil pesos, bueno, hay una posibilidad de bajar contribuciones para todos los trabajadores pero por los primeros 10 mil pesos”. “A eso llamamos un beneficio a la contratación de trabajadores asalariados de baja calificación”, agregó Anchorena, pero no dio más detalles porque es lo que se está negociando como parte de la reforma laboral.
Ayer también se conoció el Informe de Coyuntura del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric) que mostró una expansión interanual de 12,6 por ciento del empleo y 1,9 por ciento respecto de julio, equivalente a 7.600 nuevos puestos de trabajo, con lo que alcanzó la mejor marca interanual de la historia. Con esta suba ya acumula siete meses consecutivos de aceleración interanual; mientras que en términos mensuales la mejora del índice lleva cuatro períodos consecutivos.
El nivel de ocupación promedio de los primeros ocho meses de 2017 registró un alza de 8,1 por ciento interanual, la segunda mejor tasa de incremento de la serie histórica, superada únicamente por la de 2011. El indicador de empleo promedio alcanzó el nivel de 14,2 puestos de trabajo registrados por firma constructora: 1,2 por ciento más en relación a julio último. En tanto, el aumento mensual en la cantidad de puestos de trabajo formales resultó generalizado a nivel nacional, pero con un mayor peso de las grandes jurisdicciones: casi 4 de cada 10 nuevos puestos se crearon en Capital Federal y Buenos Aires y, si se incorpora a Córdoba y Santa Fe, el aporte en conjunto se eleva hasta 53 por ciento.