Por el portal Misión Verdad
13 octubre, 2017
Este proceso electoral comienza luego de un serio empuje a la confrontación callejera, perpetrado por los factores antichavistas. Ahora, este acto de medición política supone una tregua que medirá a ambas fuerzas y marcará la pauta de futuras situaciones políticas.Sobre este momento político hay factores inherentes al ánimo de los electores, los atributos de las campañas políticas, la organización de los factores en el terreno y la organización de las maquinarias del voto. Analizaremos entonces estos factores relevante que adquieren la cualidad de ser decisivos.
Los ánimos políticos: variable de intención de votar
Analistas de todas las tendencias políticas afirman que la variable abstención será un factor clave, quizá el más decisivo en el marco de estas elecciones. Dentro de una línea para “animar” el voto antichavista, han promovido la narrativa mediante de que el chavismo es electoralmente nulo y que para hacerse de las gobernaciones los opositores simplemente “deben salir a votar”, pese a los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente.
La narrativa triunfalista proviene de analistas como John Magdaleno, quien afirmó que “la oposición podría ganar 18 de las 23 gobernaciones en pugna, siempre y cuando la población participara”. Por otro lado Luis Vicente León señaló desde su cuenta de Twitter que “la participación en regionales determinará si el triunfo opositor será contundente o moderado. La abstención favorece al gobierno”.
Pero la duda sobre la participación real de los seguidores antichavistas es un enigma, incluso para los mismos encuestólogos, dado que las cifras sobre intención de votos que se manejan a esta fecha, sigue dejando serias dudas y discrepancias. La cifra de intención de voto (que incluye la expectativa de votar entre chavistas y opositores sin distinciones) se presenta desde varias mediciones. La Encuesta Nacional Ómnibus de Datanálisis arrojó que al menos para el mes de agosto, el 69% de los encuestados declara estar dispuesto a participar en dichos comicios, sin embargo, solo 37,2% está muy dispuesto a hacerlo, resaltó la encuestadora.
Por otro lado, entre 63% y 68% de la población está dispuesta a participar en los comicios, puntualizó este jueves 5 de octubre la encuestadora Consultores 21; es decir, entre 11 y 12 millones de personas. Venevarómetro adjudica un 55,7% de electores claramente dispuestos a votar. Esto parece indicar que el factor del descontento abstencionista opositor es tal que es proyectado como una seria afrenta a las aspiraciones de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Sobre esto John Magdaleno agregó que la variable abstención “perjudicará a la oposición”. Es decir, esta no es una variable que se cree pueda afectar sensiblemente al chavismo.
Aún con el juego de cifras, Luis Vicente León no se atreve a hacer públicas proyecciones nacionales. “No se pueden proyectar los estados que ganará la oposición pues las condiciones de abstención y transparencia pueden generar distorsiones”, señaló desde Twitter. Esto implica que la gran preocupación de los factores de la MUD recae en animar el voto de sus seguidores en un marco de condiciones sumamente adversas.
El desánimo de los seguidores de la MUD podría explicarse desde varias aristas.
Los meses violentos emprendidos por la MUD este año y las 147 muertes generadas fragmentaron el ánimo opositor en dos grupos. Por un lado quienes asocian a la MUD a una organización violenta que organiza trancazos, disturbios y daños contra la población. Son electores no identificados con las salidas violentas. Este grupo desconfía ahora de los dirigentes de la MUD. Pero paradójicamente están quienes por el contrario rechazan a la MUD por ir a elecciones y no haber continuado la agenda violenta que se suponía terminaría “derrocando a la dictadura”. Afirman que “en dictadura no se vota” y que ir a las urnas terminaría “legitimando al régimen”. Este segundo grupo es particularmente generador de una ola de descontento hacia los dirigentes de la MUD y viraliza el malestar entre las filas opositoras.
Las campañas continuas de “desconocimiento al régimen” y negación de las instituciones venezolanas calaron también en señalamientos contra la transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE). Así que hay cuotas de electores antichavistas que se abstendrán por desconfianza a la instancia electoral.
Las promesas triunfalistas de la MUD, traducidas en una enorme frustración entre una cuota de sus seguidores al día de hoy, son otros factores que desalientan el voto.
El factor de la migración de seguidores de la oposición es un elemento, hasta ahora estadísticamente indeterminado (por la ausencia de datos duros oficiales sobre venezolanos que han salido del país) que aún así hay que sopesar. Se trata de una ingente cantidad de votantes históricos de la MUD que han salido del país desde 2015 por descontento económico y decepción por la no consagración del esperado “cambio”. Este es un factor que podría dar sorpresas.
El malestar económico es el principal factor de apoyo a los dirigentes de la MUD. No hay cohesión de otro discurso con visión de “proyecto” y oferta electoral creíble.
Las campañas, el despliegue y la cuestión regional
Las campañas políticas regionales del antichavismo vienen precedidas de serias fragmentaciones electorales. La MUD se presenta a elecciones sin tarjeta unitaria. Presentaron además varios candidatos. Luego, al ir a primarias, los señalamientos de fraude y las pugnas entre partidos se han traducido en los hechos que las campañas quedaron a manos de los partidos con tarjetas ganadoras en las primarias, sin el apoyo sólido de otros partidos de la MUD en las entidades regionales. La ausencia del factor de cohesión electoral es clave.
Para el chavismo la situación es absolutamente contraria, sólo con la excepción en el estado Apure, donde Vitico Castillo apoyado por el Partido Comunista de Venezuela representa una opción de peligrosa fragmentación electoral.
Existen candidaturas opositoras, fuera de la MUD, que pueden debilitar la opción de los candidatos de esa organización.
El espíritu, el discurso y el color del ánimo político de las campañas electorales son otros elementos de distancia entre las campañas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la MUD. La cohesión de los temas y expectativas para la consolidación de gobiernos regionales responsables con las demandas poblacionales, marca la campaña chavista. Mientras que el discurso del descontento económico y “la dictadura” marcan la campaña de la derecha.
Fragmentación en el tarjetón
La fragmentación electoral de la MUD y la inscripción de diferentes candidatos por cada tarjeta para cada partido de esa organización en muchos estados, tiene una secuela importante que podría restar votos a los opositores. El CNE declaró la imposibilidad de realizar un cambio en el software electoral, máquina a máquina, a solicitud de la MUD y a pocos días de las elecciones. Es decir, no se abrió la sustitución de candidaturas y quienes sufraguen por tarjetas y no por candidatos sencillamente perderán su voto. Por ejemplo, si en Mérida, donde Voluntad Popular es sólido, alguien decide votar por ese partido, no votará por Ramón Guevara (candidato MUD) sino por quien aparece en la tarjeta (Lawrence Castro, quien ya no es candidato).
Esa situación, consecuencia de la improvisación política de la MUD e imposibilidad de tener candidatos unitarios desde el inicio, podría traducirse en una mínima (pero decisiva, en algunos estados) pérdida de votos.
Maquinarias
“Las elecciones se ganan el día de las elecciones”. Esta es una frase, silogismo del constituyente de Diosdado Cabello, que pone en la mesa que la movilización el día de las elecciones es un factor que determina el resultado de manera dramática. En ese sentido, el PSUV tiene una ventaja histórica, con una maquinaria aceitada desde las elecciones de la ANC y que ha venido experimentando modificaciones para mejorar su efectividad y apresto.
Para la MUD juega en contra apostar casi exclusivamente a la asistencia a votar por iniciativa de sus electores. En esta oportunidad tienen la debilidad de que los partidos de la MUD están demostrando en el terreno que están dejando solos a los partidos con candidatos ganadores en sus primarias. Otro factor donde se aprecia la ausencia de cohesión electoral.
¿Es viable hacer una estimación electoral?
Si nos ceñimos a los señalamientos de los abanderados políticos de cada tolda, cualquier estimación será difusa. Igualmente sucederá con las “verdades” impuestas desde las campañas de encuestadoras, como Datanálisis, que previo a la Constituyente colocaron un rechazo a la misma del 85% y la participación el 30 de julio fue de más del 41,53% del padrón electoral. Así que esos referenciales son difusos.
Lo recomendable en estas instancias es sopesar los históricos electorales y estimar los ánimos políticos. Las variables que van a definir el resultado electoral yacen de manera adversa al antichavismo desde diversas direcciones, así que el probable resultado electoral apunta a que sólo resultarán favorecidos con gobernaciones en estados donde el piso de apoyo opositor sea ampliamente superior al chavismo y se mantenga sólido.
Es decir, la MUD sólo podría tener gobernaciones donde su votación sea tan grande que logre superar los factores que le juegan en contra. Entiéndase, factores que por pequeños que sean en sumatoria son decisivos como abstención por desánimo de sus seguidores, migración de sus electores, candidaturas paralelas, falta de cohesión de partidos, voto por candidatos retirados y poca capacidad de movilización del voto el día de las elecciones.
Por otro lado, para estimar el alcance del resultado para el chavismo, es necesario ver los estados favorables a éste históricamente, los estados con alta participación en la ANC y los estados donde los diferenciales electorales (aún siendo favorables para la MUD) son mínimos. Estas variables se expresan en el mapa de la siguiente manera:
En vista de estas correlaciones, el chavismo tiene amplias posibilidades en Apure, Guárico, Portuguesa, Barinas, Trujillo, Nueva Esparta, Sucre, Monagas, Delta Amacuro, Yaracuy, Cojedes, Falcón, Amazonas y Vargas.
Por mínimas diferencias electorales, si los factores que pesan sobre la MUD se imponen, el chavismo podría hacerse también de estados como Carabobo, Anzoátegui, Zulia, Aragua y Bolívar.
Donde las elecciones estarían reñidas pueden considerarse los estados restantes: Miranda, Lara, Táchira y Mérida, en los que al día de hoy recaen las mayores posibilidades opositoras.
En todo caso, las elecciones en Venezuela, así como los eventos políticos que signan la vida nacional toda, tienen la característica de dar vuelta de hoja a todas las proyecciones y estimaciones políticas. Eso lo veremos la noche del 15 de octubre.
Misión Verdad
13 octubre, 2017
Este proceso electoral comienza luego de un serio empuje a la confrontación callejera, perpetrado por los factores antichavistas. Ahora, este acto de medición política supone una tregua que medirá a ambas fuerzas y marcará la pauta de futuras situaciones políticas.Sobre este momento político hay factores inherentes al ánimo de los electores, los atributos de las campañas políticas, la organización de los factores en el terreno y la organización de las maquinarias del voto. Analizaremos entonces estos factores relevante que adquieren la cualidad de ser decisivos.
Los ánimos políticos: variable de intención de votar
Analistas de todas las tendencias políticas afirman que la variable abstención será un factor clave, quizá el más decisivo en el marco de estas elecciones. Dentro de una línea para “animar” el voto antichavista, han promovido la narrativa mediante de que el chavismo es electoralmente nulo y que para hacerse de las gobernaciones los opositores simplemente “deben salir a votar”, pese a los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente.
La narrativa triunfalista proviene de analistas como John Magdaleno, quien afirmó que “la oposición podría ganar 18 de las 23 gobernaciones en pugna, siempre y cuando la población participara”. Por otro lado Luis Vicente León señaló desde su cuenta de Twitter que “la participación en regionales determinará si el triunfo opositor será contundente o moderado. La abstención favorece al gobierno”.
Pero la duda sobre la participación real de los seguidores antichavistas es un enigma, incluso para los mismos encuestólogos, dado que las cifras sobre intención de votos que se manejan a esta fecha, sigue dejando serias dudas y discrepancias. La cifra de intención de voto (que incluye la expectativa de votar entre chavistas y opositores sin distinciones) se presenta desde varias mediciones. La Encuesta Nacional Ómnibus de Datanálisis arrojó que al menos para el mes de agosto, el 69% de los encuestados declara estar dispuesto a participar en dichos comicios, sin embargo, solo 37,2% está muy dispuesto a hacerlo, resaltó la encuestadora.
Por otro lado, entre 63% y 68% de la población está dispuesta a participar en los comicios, puntualizó este jueves 5 de octubre la encuestadora Consultores 21; es decir, entre 11 y 12 millones de personas. Venevarómetro adjudica un 55,7% de electores claramente dispuestos a votar. Esto parece indicar que el factor del descontento abstencionista opositor es tal que es proyectado como una seria afrenta a las aspiraciones de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Sobre esto John Magdaleno agregó que la variable abstención “perjudicará a la oposición”. Es decir, esta no es una variable que se cree pueda afectar sensiblemente al chavismo.
Aún con el juego de cifras, Luis Vicente León no se atreve a hacer públicas proyecciones nacionales. “No se pueden proyectar los estados que ganará la oposición pues las condiciones de abstención y transparencia pueden generar distorsiones”, señaló desde Twitter. Esto implica que la gran preocupación de los factores de la MUD recae en animar el voto de sus seguidores en un marco de condiciones sumamente adversas.
El desánimo de los seguidores de la MUD podría explicarse desde varias aristas.
Los meses violentos emprendidos por la MUD este año y las 147 muertes generadas fragmentaron el ánimo opositor en dos grupos. Por un lado quienes asocian a la MUD a una organización violenta que organiza trancazos, disturbios y daños contra la población. Son electores no identificados con las salidas violentas. Este grupo desconfía ahora de los dirigentes de la MUD. Pero paradójicamente están quienes por el contrario rechazan a la MUD por ir a elecciones y no haber continuado la agenda violenta que se suponía terminaría “derrocando a la dictadura”. Afirman que “en dictadura no se vota” y que ir a las urnas terminaría “legitimando al régimen”. Este segundo grupo es particularmente generador de una ola de descontento hacia los dirigentes de la MUD y viraliza el malestar entre las filas opositoras.
Las campañas continuas de “desconocimiento al régimen” y negación de las instituciones venezolanas calaron también en señalamientos contra la transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE). Así que hay cuotas de electores antichavistas que se abstendrán por desconfianza a la instancia electoral.
Las promesas triunfalistas de la MUD, traducidas en una enorme frustración entre una cuota de sus seguidores al día de hoy, son otros factores que desalientan el voto.
El factor de la migración de seguidores de la oposición es un elemento, hasta ahora estadísticamente indeterminado (por la ausencia de datos duros oficiales sobre venezolanos que han salido del país) que aún así hay que sopesar. Se trata de una ingente cantidad de votantes históricos de la MUD que han salido del país desde 2015 por descontento económico y decepción por la no consagración del esperado “cambio”. Este es un factor que podría dar sorpresas.
El malestar económico es el principal factor de apoyo a los dirigentes de la MUD. No hay cohesión de otro discurso con visión de “proyecto” y oferta electoral creíble.
Las campañas, el despliegue y la cuestión regional
Las campañas políticas regionales del antichavismo vienen precedidas de serias fragmentaciones electorales. La MUD se presenta a elecciones sin tarjeta unitaria. Presentaron además varios candidatos. Luego, al ir a primarias, los señalamientos de fraude y las pugnas entre partidos se han traducido en los hechos que las campañas quedaron a manos de los partidos con tarjetas ganadoras en las primarias, sin el apoyo sólido de otros partidos de la MUD en las entidades regionales. La ausencia del factor de cohesión electoral es clave.
Para el chavismo la situación es absolutamente contraria, sólo con la excepción en el estado Apure, donde Vitico Castillo apoyado por el Partido Comunista de Venezuela representa una opción de peligrosa fragmentación electoral.
Existen candidaturas opositoras, fuera de la MUD, que pueden debilitar la opción de los candidatos de esa organización.
El espíritu, el discurso y el color del ánimo político de las campañas electorales son otros elementos de distancia entre las campañas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la MUD. La cohesión de los temas y expectativas para la consolidación de gobiernos regionales responsables con las demandas poblacionales, marca la campaña chavista. Mientras que el discurso del descontento económico y “la dictadura” marcan la campaña de la derecha.
Fragmentación en el tarjetón
La fragmentación electoral de la MUD y la inscripción de diferentes candidatos por cada tarjeta para cada partido de esa organización en muchos estados, tiene una secuela importante que podría restar votos a los opositores. El CNE declaró la imposibilidad de realizar un cambio en el software electoral, máquina a máquina, a solicitud de la MUD y a pocos días de las elecciones. Es decir, no se abrió la sustitución de candidaturas y quienes sufraguen por tarjetas y no por candidatos sencillamente perderán su voto. Por ejemplo, si en Mérida, donde Voluntad Popular es sólido, alguien decide votar por ese partido, no votará por Ramón Guevara (candidato MUD) sino por quien aparece en la tarjeta (Lawrence Castro, quien ya no es candidato).
Esa situación, consecuencia de la improvisación política de la MUD e imposibilidad de tener candidatos unitarios desde el inicio, podría traducirse en una mínima (pero decisiva, en algunos estados) pérdida de votos.
Maquinarias
“Las elecciones se ganan el día de las elecciones”. Esta es una frase, silogismo del constituyente de Diosdado Cabello, que pone en la mesa que la movilización el día de las elecciones es un factor que determina el resultado de manera dramática. En ese sentido, el PSUV tiene una ventaja histórica, con una maquinaria aceitada desde las elecciones de la ANC y que ha venido experimentando modificaciones para mejorar su efectividad y apresto.
Para la MUD juega en contra apostar casi exclusivamente a la asistencia a votar por iniciativa de sus electores. En esta oportunidad tienen la debilidad de que los partidos de la MUD están demostrando en el terreno que están dejando solos a los partidos con candidatos ganadores en sus primarias. Otro factor donde se aprecia la ausencia de cohesión electoral.
¿Es viable hacer una estimación electoral?
Si nos ceñimos a los señalamientos de los abanderados políticos de cada tolda, cualquier estimación será difusa. Igualmente sucederá con las “verdades” impuestas desde las campañas de encuestadoras, como Datanálisis, que previo a la Constituyente colocaron un rechazo a la misma del 85% y la participación el 30 de julio fue de más del 41,53% del padrón electoral. Así que esos referenciales son difusos.
Lo recomendable en estas instancias es sopesar los históricos electorales y estimar los ánimos políticos. Las variables que van a definir el resultado electoral yacen de manera adversa al antichavismo desde diversas direcciones, así que el probable resultado electoral apunta a que sólo resultarán favorecidos con gobernaciones en estados donde el piso de apoyo opositor sea ampliamente superior al chavismo y se mantenga sólido.
Es decir, la MUD sólo podría tener gobernaciones donde su votación sea tan grande que logre superar los factores que le juegan en contra. Entiéndase, factores que por pequeños que sean en sumatoria son decisivos como abstención por desánimo de sus seguidores, migración de sus electores, candidaturas paralelas, falta de cohesión de partidos, voto por candidatos retirados y poca capacidad de movilización del voto el día de las elecciones.
Por otro lado, para estimar el alcance del resultado para el chavismo, es necesario ver los estados favorables a éste históricamente, los estados con alta participación en la ANC y los estados donde los diferenciales electorales (aún siendo favorables para la MUD) son mínimos. Estas variables se expresan en el mapa de la siguiente manera:
En vista de estas correlaciones, el chavismo tiene amplias posibilidades en Apure, Guárico, Portuguesa, Barinas, Trujillo, Nueva Esparta, Sucre, Monagas, Delta Amacuro, Yaracuy, Cojedes, Falcón, Amazonas y Vargas.
Por mínimas diferencias electorales, si los factores que pesan sobre la MUD se imponen, el chavismo podría hacerse también de estados como Carabobo, Anzoátegui, Zulia, Aragua y Bolívar.
Donde las elecciones estarían reñidas pueden considerarse los estados restantes: Miranda, Lara, Táchira y Mérida, en los que al día de hoy recaen las mayores posibilidades opositoras.
En todo caso, las elecciones en Venezuela, así como los eventos políticos que signan la vida nacional toda, tienen la característica de dar vuelta de hoja a todas las proyecciones y estimaciones políticas. Eso lo veremos la noche del 15 de octubre.
Misión Verdad