17 may 2018

TAPANDO EL CIELO CON LAS MANOS

ARGENTINA
Sobre llovido, sube la tasa de EE.UU. Los bonos del Tesoro a diez años escalaron a su valor más alto desde 2011

Por Cristian Carrillo



La fortaleza de la economía estadounidense es una mala noticia para Argentina. Imagen: EFE
El incremento de la tasa de los títulos estadounidenses a diez años, hasta 3,104 por ciento, acrecienta las tensiones cambiarias en Argentina por la salida de capitales hacia aquel país. Analistas advierten que la suba sería mayor.
La fortaleza de la economía estadounidense es una mala noticia para el resto del mundo, principalmente para la Argentina. El rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a diez años trepó ayer a 3,104 por ciento, su valor más alto desde 2011, convirtiéndose en una aspiradora de fondos globales en busca de activos rentables y seguros. La administración Trump anunció ayer una caída en el nivel de desempleo de abril al 3,9 por ciento, su mínimo desde el año 2000. Si bien podría implicar un alivio para el mundo, anticipando un escenario de gradualismo en la suba de la tasa de interés rectora por parte de la Reserva Federal, los buenos datos de actividad en Estados Unidos aceleraron el flujo de fondos hacia esa economía limitando el crédito para el resto del mundo y fortaleciendo el dólar contra las principales monedas. A esto se suma que la Fed inició un ciclo de ventas de títulos que estimula la suba de tasa de corto plazo. “En el corto plazo vemos un rendimiento a diez años del 3,25 por ciento y eso para la Argentina implica cada vez menos posibilidades de financiamiento; por eso el Gobierno se apuró en un acuerdo con el Fondo Monetario”, dijo a PáginaI12 Leandro Zicarelli, analista de Finanzas del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

Tras la suba de los rendimientos de los activos estadounidenses, cuyo movimiento es la contracara de una caída en los precios por exceso de oferta, se volvió a hacer referencia al fly to quality (vuelo hacia la calidad). Los papeles de Estados Unidos son considerados libres de riesgo por, entre otras cuestiones, tener ese país la “máquina de hacer billetes verdes”. Pero lo habitual es que la contracara sea una tasa de retribución baja respecto de la que ofrecen bonos similares de países más riesgosos. El peor escenario para estos últimos es cuando Estados Unidos comienza a pagar bien por sus bonos, porque los capitales golondrinas abandonan sus posiciones en títulos públicos de economías más riesgosas para ir a activos de ese país.

La FED, banca central estadounidense, está endureciendo su política monetaria y, junto con la suba gradual de la tasa de corto plazo, que se ubica entre 1,5 y 1,75 por ciento, recorta la liquidez vendiendo parte de su cartera de bonos. “Apenas vendió el 5 por ciento y los rendimientos volaron porque bajan los precios. Es impensado el daño que puede provocar con el 95 restante”, explicó Ziccarelli. En medio del “supermartes” financiero que vivió la Argentina, la tasa del bono norteamericano a diez años se ubicó en 3,072 por ciento y desató una guerra de monedas contra la apreciación del dólar.

Ayer, el rendimiento del bono a diez años estadounidense superó el 3,10 por ciento y el euro, principal moneda de cotejo contra la divisa estadounidense, se posicionó en su mínimo desde mediados de diciembre. El Banco Central Europeo fijó el tipo de cambio de referencia del euro en 1,1784 dólar. En la región, Brasil, moneda de importancia para el comercio bilateral con Argentina, sufrió una depreciación de su moneda del 0,9 por ciento y finalizó en 3,679 reales la venta del tipo de cambio comercial contra el dólar.

Esto genera dos efectos negativos para la Argentina. Por un lado, la suba de tasas de Estados Unidos encarece el crédito en el mundo y aleja a la Argentina de la posibilidad de financiarse en el mercado internacional. La segunda es la apreciación del dólar, que presiona sobre un mercado de cambios argentino desregulado hacia una depreciación del peso, lo que impacta de manera decisiva en los precios internos. Estos efectos se ven amplificados ante la falta de un esquema de regulación y protección contra los ataques especulativos y un modelo económico sustentado en el endeudamiento, para lo cual se mantiene aceitada la cadena de la bicicleta financiera. El ex director argentino ante el Fondo Monetario Internacional, Claudio Loser, reconoció que “el 75 por ciento del problema de Argentina surge dentro de sus propias fronteras. El disparador puede haber sido el hecho de que la Reserva Federal está más fuerte. Pero fundamentalmente el tema argentino es la fragilidad macroeconómica”, dijo el economista en una entrevista con la BBC, quien, fiel a su estilo, recomendó más ajuste fiscal. Desde el CEPA argumentan que la corrida tiene más que ver con la “total liberalización del mercado cambiario, con el objetivo de que Argentina sea más atractiva para que los flujos de capitales decidan invertir en la plaza local”, que con el nivel de la tasa estadounidense.

El dólar volvió a subir. Cotizó a 24,79 pesos.Otra caída de las reservas

Imagen: Sandra Cartasso


El dólar cerró ayer a 24,79 pesos, con una suba de 16 centavos. El Banco Central no intervino en la plaza cambiaria porque la demanda de divisas se hizo por debajo de los 25 pesos. La jornada había empezado con caídas de la cotización pero hacia el final de la rueda volvió la presión y el dólar volvió a aumentar un 0,7 por ciento respecto del martes. El tipo de cambio mayorista se ubicó en 24,29 pesos, al subir 24 centavos. Al inicio de las operaciones, según operadores del mercado, la autoridad monetaria había colocado una oferta de divisas por 5000 millones de dólares a 25 pesos. Pero como el precio de la demanda mayorista estaba varios centavos por debajo de eso la retiró de las pantallas a la espera de las reacciones de los inversores. Las reservas siguieron bajando: 294 millones de dólares, para terminar en 52.433 millones.

El volumen negociado de divisas fue del 705 millones de dólares, con una baja de 44 por ciento respecto de la jornada anterior. En los mercados de futuros se pactaron contratos por el equivalente a 1386 millones de dólares, de los cuales el 70 por ciento se operó a mayo y junio, con precios de 25,50 pesos.

El Central habría participado en las operaciones de futuro, lo cual colaboró para desinflar los precios. La estrategia es idéntica a la empleada por el kirchnerismo para manipular la cotización del dólar y que Federico Sturzenegger había planteado que había sido “nefasta”.

La autoridad monetaria parece no tener otra alternativa que fijarles el tipo de cambio a los inversores internacionales y ofrecerles tasas de interés por arriba del 40 por ciento para ponerle un freno provisorio a la corrida. Las tasas interbancarias se pactaron ayer a un promedio del 44 por ciento, mientras que las de Lebac en el mercado secundario se ubicaron en 39,8 por ciento a 37 días y en 38,2 por ciento a 92 días. El problema es que a mitad de junio el organismo a cargo de Sturzenegger deberá enfrentar otro mega vencimiento de Lebac por más de 600 mil millones de pesos. Al aceptar pagar tasas del 40 por ciento para fomentar la renovación de las letras, no sólo patea los problemas para adelante sino que agrava el efecto explosivo de la deuda de Lebac. Operadores con experiencia de décadas en el mercado aseguran que el Central se encerró en una trampa de corto plazo de la que le va a ser muy difícil salir.

El clima financiero internacional, más allá de las políticas de tasa y el sacrificio de las reservas internacionales, es una variable que el Central no puede controlar y que podría agregar tensión en los próximos días. Esta semana la tasa de interés de Estados Unidos alcanzó su máximo nivel en 7 años y empezó a provocar la fuerte salida de capitales de países emergentes. El Financial Times revisó el efecto sobre algunos países emisores de “bonos raros” (de alto riesgo). En esta categoría incluyó a Ecuador, Iraq o Tazakistan y registró que la tasa de interés de sus títulos públicos ya es la más alta en cuatro años. Los bonos a 10 años de Ecuador, por caso, ya rinden en torno del 11 por ciento. La Argentina no logró escapar a este efecto sobre las economías emergentes: los bonos que rendían 6 por ciento se ubican en torno del 8. Desde el MSCI, institución que tiene a cargo decidir si el país dejaba de ser fronterizo en materia de acciones, dijo esta semana que esta revisando su decisión.