25 may 2018

POR EL LUGAR MENOS PENSADO

Una bomba de combustible a punto de explotar en Brasil
William Nozaki
NODAL,25 mayo, 2018




El aumento en el precio de los combustibles, que condujo a la huelga de camioneros, pone al país en alerta: hay riesgo de desabastecimiento de diesel, queroseno, gasolina y gas. Las consecuencias: interrupción de los servicios de transporte y aviación, creación de cuellos de botella logísticos y de infraestructuras, interrupción de la producción de bienes industriales y distribución de alimentos, además de la presión inflacionaria sobre los precios de insumos básicos.

La lucha de clases debe intensificarse. Por un lado: trabajadores realizando huelgas, manifestaciones, insatisfacción generalizada, caos socio-urbano y la lucha contra el alza de los precios y la baja de los salarios, por un lado. Por otra parte: liberales-conservadores utilizando este escenario para justificar la interrupción de la caída.

E incluso una posible elevación de la Selic (Sistema Especial de Liquidación y Custodia, un sistema del Banco Central de Brasil para llevar a cabo operaciones de mercado abierto en la ejecución de la política monetaria . La tasa SELIC es la tasa a un día del Banco), y algunas fuerzas políticas tratando de utilizar la inestabilidad como justificación para la suspensión del calendario electoral.

Todo esto en un escenario geopolítico marcado por tensiones en Venezuela y en Medio Oriente, lo que ha provocado el aumento del precio del petróleo; y en un entorno macroeconómico donde hay señales de cambio en la política monetaria de Estados Unidos, lo que ha provocado la salida de capitales extranjeros de países emergentes.

Brasil tiene reservas y producción de petróleo a nivel suficiente para que pueda aprovechar el aumento internacional del precio del barril de petróleo crudo de forma positiva.

Sin embargo, la nueva política de precios practicada por Petrobras ha sobrepasado diariamente las fluctuaciones en el precio internacional del petróleo para el expendio de combustible y el consumidor final. Al mismo tiempo, la nueva política de refinación basada en la venta de refinerías y en la disminución de la producción de derivados ha dejado al país rehén de los operadores internacionales. La petrolera brasileña exporta petróleo crudo y importa de las petroleras extranjeras los derivados.

Quien gana con esto directamente es el mercado financiero internacional, las grandes petroleras globales, e indirectamente, el productor agroindustrial de caña de azúcar y etanol. En otras palabras, la antigua alianza entre el rentismo y el agrarismo.

Quien pierde con ello directamente es el mercado interno brasileño, con la posibilidad de autosuficiencia energética sustituida gradualmente por la priorización de la atención de los intereses financiarizados. Lo poco que queda de la industria nacional se ve afectado por el encarecimiento de los costes de la producción y el ya mencionado desabastecimiento: quienes más sufren son los trabajadores y consumidores que tienen su poder adquisitivo reducido sensiblemente.

Como si ya no bastaran todos los problemas ya contemplados, con el perdón por la metáfora obvia, esta gasolina está siendo lanzada en la hoguera de un año electoral marcado por la prisión injusta de lula, el mayor líder popular del país, y por la profunda incapacidad de las fuerzas liberal-conservadoras de presentar un proyecto y un candidato capaz de hacer mayoría en las urnas, como ha demostrado las encuestas de intención de voto.

El Gobierno, por su parte, se ha mostrado torpe y errático en la gestión de esta crisis proponiendo medidas paliativas de cortísimo plazo, como la reducción del precio del diesel en un 10 % por tan solo 15 días, o proponiendo medidas fiscales y de aumento de impuestos, haciendo que el conjunto de la sociedad pague por una política que Petrobras practica para proteger única y exclusivamente a sus accionistas.

Dado este escenario, Brasil puede convertirse en una gasolinera a punto de explotar.

*Professor de Ciencia Política de la Fundação Escola de Sociologia e Política de São Paulo. Distribuido (y traducido) por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)