2 may 2018

CUANTO MAS SE PAGA, MAS SE DEBE

ARGENTINA
Los créditos UVA se marchitan con la inflación


Por DÉBORA ASCENCIO |

 26 de abril de 2018




 Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), analiza la evolución de los créditos UVA durante los últimos dos años, desde su lanzamiento en marzo de 2016, alertando sobre la escasa sostenibilidad del sistema.

El derecho a la vivienda propia es una de las grandes deudas de la democracia, hoy reconvertido en endeudamiento de los propietarios que compran con hipotecas. Los créditos UVA han sido retomados por algunos sectores como una de las pocas posibilidades reales de acceder a la vivienda y se presentan desde el Gobierno como un mecanismo financiero dinamizador del mercado inmobiliario. Sin embargo, son muy riesgosos en un contexto de elevada inflación y volatilidad del dólar


Estos tienen la particularidad de estar indexados por inflación y se encuentran dirigidos a la hipoteca de propiedad para la primera vivienda, para la adquisición de segunda vivienda, automotores y hasta créditos de consumo. Según un informe de CEPA, desde su implementación en marzo de 2016, incrementaron su participación en el total de créditos hipotecarios en un 42% sobre stock de créditos totales.

En el mes de marzo de 2018, según el informe monetario del BCRA, más del 90% de los créditos otorgados a personas físicas se hicieron bajo el sistema UVA. Entre marzo de 2016 y marzo de 2017 los créditos hipotecarios UVA tuvieron un incremento de 142% y los prendarios de 62%. Del total de stock de créditos UVA el 72% son hipotecarios, 25% personales y 3% prendarios.


Ahora bien, la principal preocupación en torno a la evolución de los créditos UVA tiene que ver con su indexación por inflación, ya que involucra tanto el incremento de la cuota tanto como el monto adeudado (se actualiza el capital) bajo este sistema. Si bien el gobierno en camapaña se comprometió a bajar la inflación de manera casi automática, lo cierto es que desde se asunción los niveles han sido altos y de manera sostenida. CEPA en su informe, con el objetivo de ilustrar el riesgo inflacionario que suspone este tipo de créditos, construye un ejemplo: un crédito para la adquisicion de un inmueble por un monto de u$s 100.000 obtenido el 1 de abril de 2016, a una TNA de 3,5%, considerando la línea de créditos del Banco Nación “Mi Casa”, destinado a aquellos que cobran haberes por dicha entidad.


Tal como se visualiza en el gráfico anterior, la evolución del crédito en los últimos dos años arroja que, hasta abril de 2018, el monto inicial de la cuota asciende a $8.145, mientras que la cuota inicial en abril de 2016 había sido de $5.353. El stock de deuda es 52% más grande que al inicio, pasando de $1.192.000 en abril de 2016, a $1.811. 127 en abril de 2018. Además, el valor del incremento del UVA desde el momento en que se tomó el crédito fue de 58% y la tasa de variación del UVA, anualizada y acumulativa para el periodo, se ubica en torno al 25,61%, levemente superior a la mediana de la inflación histórica desde 1943 a la actualidad que se sitúa en 25% (23,79% si se exceptúan los años de la hiperinflación).
Crédito UVA vs. crédito tradicional

El informe de CEPA también compara las cuotas de un crédito tradicional y un crédito UVA. Si bien el primero en el período inicial tiene una cuota dos veces y media más alta que el UVA, en sólo dos años esa diferencia se reduce un 73%, llegaría a equipararse, suponiendo el mismo ritmo inflacionario, en los próximos 30 meses, y luego la cuota del UVA sería más alta. Por otra parte, luego de los dos años el monto de deuda en el UVA se incrementa en más 620 mil pesos (52%), mientras que en el tradicional se reduce el monto adeudado en unos $5.200.



Otro elemento analizado es el encarecimiento de las tasas en los créditos UVA y tradicionales. Por ejemplo, la TNA del Banco Nación para los UVA fue de 3,5% en abril de 2016, pasó a 5,5% en diciembre de 2017 y en mayo de 2018 subió a 6,5%. Esta suba de la tasa no afecta a los que obtuvieron los créditos con anticipación, pero si a los nuevos tomadores. De esta manera, el incremento de la tasa de interés, sumado a la variación del dólar, genera que los nuevos hogares que fueron contrayendo créditos deban afrontar valores de cuota mayores.



En este sentido, de no mediar un cambio rotundo en el comportamiento estructural de la inflación, las perspectivas no parecen ser optimistas para los tenedores de créditos UVA. Tratándose de operaciones de largo plazo, y considerando el comportamiento histórico de la inflación en Argentina, es esperable que lo acontecido en los dos últimos años sea la regla y no la excepción. En efecto, la posibilidad de indexar el monto adeudado constituye una manera alternativa de compensar el riesgo (para los bancos) y que se puedan ofrecer valores iniciales de las cuotas en un nivel más acorde a los salarios. Esa ventaja de origen, luego de dos años, va perdiendo gran parte de su atractivo, ya que el aumento considerado se encuentra por encima de la variación tanto del UVA como de los ingresos.
Los créditos indexados por inflación constituyen una de las mayores apuestas del gobierno en cuanto a la reactivación y crecimiento de la economía. Sin embargo, la generalización de los UVA, tanto en el segmento hipotecario como en los prendarios y personales, es un factor que agrega volatilidad a un sistema financiero con una estructura ya compleja. En efecto, el escenario de alta inflación y escasa recomposición salarial, alerta sobre la sostenibilidad del sistema.



DÉBORA ASCENCIO

Periodista especializada en economía. Integrante del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), becaria doctoral de CONICET y docente de la Universidad de Buenos Aires. Es licenciada en Sociología y maestranda en Sociología Económica.