ARGENTINA
No son los nombres. El problema es el proyecto
Por Ariel Aguilar
18 de junio de 2018
Imagen: Joaquín Salguero
El Gobierno acaba de destituir al ministro de Producción Francisco Cabrera. El funcionario deja su cargo en la cartera de producción con un saldo lamentable. Caída del consumo de un 30 por ciento en la mayoría de los productos producidos por nuestras fábricas, suba de importaciones de un 60 por ciento promedio en bienes finales en los últimos 2 años, uso de la capacidad instalada en la mayoría de los sectores productivos en poco menos del 60 por ciento y eliminación de todos los programas de financiamiento para pymes que quedaban en el ex Ministerio de Industria. Todo esto genero el cierre de más de 7 mil pymes y la pérdida de 75 mil empleos del sector industrial.
Poco tiempo después de asumir presento el “Plan Productivo Nacional”, un título grandilocuente a los que nos tiene acostumbrado el actual Gobierno. En el mismo había un capítulo que se llamaba “Estrategia Australia” donde planteaba que nuestro País debía tomar como ejemplo las transformaciones que se habían producido en dicho país sin mencionar en ningún momento que basa su economía en agricultura, minería, servicios y muy poca industria. El detalle es que Australia tiene 23 millones de habitantes y Argentina el doble por lo cual para generar crecimiento colectivo debe tener a la industria como motor de desarrollo. Pero lo más grave del plan es que proponía un esquema de “Reconversión Productiva”, para aquellas pymes que no pudieran ser competitivas. Para ser claros, si las empresas no podían competir con industrias de otros países debían adaptarse al nuevo esquema y reconvertirse. Esta es una discusión falsa desde todos los ángulos porque, aunque en nuestro país un sueldo es 5 veces mayor a lo que cuesta un salario en medio Oriente, el gran problema no está en la parte del costo laboral sino en el resto de la estructura productiva, como logística, financiamiento, comercialización etc., que son temas regulados por el Estado. Lo que finalmente sucedió es que una gran parte se “reconvirtieron” en importadores.
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Esta etapa del Ministerio de Producción también será recordada por haber propuesto la rebaja de todo los aranceles industriales de importación para sellar el acuerdo Mercosur-Unión Europea y de esa forma nuestro país pueda venderle a Europa mayor cantidad de productos agropecuarios. El ex ministro tuvo además declaraciones poco felices cuando tildo de “llorones” a los industriales o cuando manifestó que ninguna pyme cierra por aumento de tarifas.
De todas maneras tenemos que tener claro que esta no es una cuestión de nombres para no caer en la trampa que siempre propone el neoliberalismo, en la cual hace responsables a los hombres, nunca al modelo. El problema principal no radica solamente en la caída del consumo, la producción o la suba de importaciones. Lo que no cierra por ningún lado es este proyecto político que no tiene a la producción y al trabajo como políticas de estado y en ese sentido, aunque cambien las figuras, el gobierno parece decidido a profundizar el rumbo político que ha llevado hasta hoy.
* Presidente de CIMA - Dirigente de CGERA.
18 de junio de 2018
Imagen: Joaquín Salguero
El Gobierno acaba de destituir al ministro de Producción Francisco Cabrera. El funcionario deja su cargo en la cartera de producción con un saldo lamentable. Caída del consumo de un 30 por ciento en la mayoría de los productos producidos por nuestras fábricas, suba de importaciones de un 60 por ciento promedio en bienes finales en los últimos 2 años, uso de la capacidad instalada en la mayoría de los sectores productivos en poco menos del 60 por ciento y eliminación de todos los programas de financiamiento para pymes que quedaban en el ex Ministerio de Industria. Todo esto genero el cierre de más de 7 mil pymes y la pérdida de 75 mil empleos del sector industrial.
Poco tiempo después de asumir presento el “Plan Productivo Nacional”, un título grandilocuente a los que nos tiene acostumbrado el actual Gobierno. En el mismo había un capítulo que se llamaba “Estrategia Australia” donde planteaba que nuestro País debía tomar como ejemplo las transformaciones que se habían producido en dicho país sin mencionar en ningún momento que basa su economía en agricultura, minería, servicios y muy poca industria. El detalle es que Australia tiene 23 millones de habitantes y Argentina el doble por lo cual para generar crecimiento colectivo debe tener a la industria como motor de desarrollo. Pero lo más grave del plan es que proponía un esquema de “Reconversión Productiva”, para aquellas pymes que no pudieran ser competitivas. Para ser claros, si las empresas no podían competir con industrias de otros países debían adaptarse al nuevo esquema y reconvertirse. Esta es una discusión falsa desde todos los ángulos porque, aunque en nuestro país un sueldo es 5 veces mayor a lo que cuesta un salario en medio Oriente, el gran problema no está en la parte del costo laboral sino en el resto de la estructura productiva, como logística, financiamiento, comercialización etc., que son temas regulados por el Estado. Lo que finalmente sucedió es que una gran parte se “reconvirtieron” en importadores.
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Esta etapa del Ministerio de Producción también será recordada por haber propuesto la rebaja de todo los aranceles industriales de importación para sellar el acuerdo Mercosur-Unión Europea y de esa forma nuestro país pueda venderle a Europa mayor cantidad de productos agropecuarios. El ex ministro tuvo además declaraciones poco felices cuando tildo de “llorones” a los industriales o cuando manifestó que ninguna pyme cierra por aumento de tarifas.
De todas maneras tenemos que tener claro que esta no es una cuestión de nombres para no caer en la trampa que siempre propone el neoliberalismo, en la cual hace responsables a los hombres, nunca al modelo. El problema principal no radica solamente en la caída del consumo, la producción o la suba de importaciones. Lo que no cierra por ningún lado es este proyecto político que no tiene a la producción y al trabajo como políticas de estado y en ese sentido, aunque cambien las figuras, el gobierno parece decidido a profundizar el rumbo político que ha llevado hasta hoy.
* Presidente de CIMA - Dirigente de CGERA.