11 jun 2018

LA OTRA ELECCION

Lula se afianza como favorito para octubre. El ex mandatario de Brasil aventaja por trece puntos al capitán retirado Bolsonaro
Por Dario Pignotti
11 de junio de 2018




Dirigentes del Partido de los Trabajadores lanzaron oficialmente la candidatura de Lula este fin de semana. Imagen: AFP


Lula está dispuesto a participar en la batalla electoral desde la cárcel frente a sus rivales, que están recorriendo el país desde hace meses. Una desventaja que se suma al ninguneo del que es víctima en los medios hegemónicos.
Preso desde hace dos meses y siete días Luiz Inácio Lula da Silva se afianza como favorito para vencer en las elecciones con el 30 por ciento de las intenciones de voto, aventajando por 13 puntos al capitán retirado del ejército Jair Bolsonaro. En una eventual segunda vuelta el líder del Partido de los Trabajadores sería electo con el 49 por ciento frente al 32 de su principal adversario, según una encuesta de Datafolha publicada ayer por el diario Folha de San Pablo.

En tercer lugar se ubica la ambientalista Marina Silva, de la Red de Sustentabilidad, con el 10 por ciento y en el cuarto aparecen igualados con 6 puntos Geraldo Alckmin, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), de derecha, y el centroizquierdista Ciro Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT).

La medición de ayer confirma la tendencia observada desde el año pasado por Datafolha y el resto de las encuestadoras, prácticamente ninguna sospechada de tener simpatías con el ex presidente.

Hace dos semanas Vox Populi lo ubicó en primer lugar con el 39 por ciento.

Condenado por el juez Sergio Moro en la causa Lava Jato, Lula no está impedido de anunciar su postulación. “Soy candidato (..) los que me acusaron saben que mintieron (..) hace dos meses que estoy preso injustamente”, dice la carta escrita en una celda de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba leida el viernes durante un acto petista en Belo Horizonte.

El lanzamiento fue acompañado por el estreno de un spot publicitario y un tema con el estribillo “Es Brasil feliz de nuevo”.

Sobre el final de la publicidad surge la voz de Lula, más ronca que nunca, diciendo “podrán matar una, dos o tres rosas, pero jamás lograrán detener la llegada de la primavera”.

La grabación data del 7 de abril, cuando habló ante miles de militantes en el Sindicato de Metalúgicos de San Bernardo do Campo, antes de presentarse ante la policía federal para ser trasladado a Curitiba.

La presentación formal de la candidatura ocurrirá el 15 de agosto ante el Tribunal Superior Electoral (TSE), que podría rechazarla alegando que violó la Ley de la Ficha Limpia, por tener una condena penal en su contra. Si así fuera el TSE estaría negando su propia jurisprudencia dado que decenas de candidatos condenados fueron autorizados a participar en elecciones anteriores, y varios pudieron asumir sus cargos pese a las penas que pesan contra ellos.

El caso es que si Lula fuera impedido (o más bien, proscripto) mantendrá su influencia porque el 30 por ciento de los encuestados dijo que votará por aquel ciudadano que reciba su respaldo. Y el 17 por ciento respondió que podría escoger a quien sea ungido por el petista.

Los números de Datafolha podrán repercutir hoy con una nueva oscilación negativa de la Bolsa de Valores de San Pablo donde los inversores observan con espanto el riesgo de la victoria de algún candidato “populista”, sea Lula o alguien que tenga su respaldo, y el naufragio de las políticas neoliberales en curso desde la llegada de Michel Temer al Palacio del Planalto en mayo de 2016. El poder financiero, en cambio, comienza a admitir al ultraderechista Bolsonaro, que pese a su declamado nacionalismo, nombró como jefe de su gabinete económico a un neoliberal de paladar negro.

El hastío con el ajuste de Temer está retratado en el spot de campaña presentado el viernes a través de comercios que bajan sus persianas y chicos limpiando parabrisas en los semáforos.

Pero también en la baja aprobación de los candidatos identificados con el golpe de 2016 como Geraldo Alckmin, del PSDB, con el 6 por ciento y el ex ministro de Hacienda Henrique Meirelles (2016-2018) con menos del 1 por ciento. El rechazo al gobierno trepó del 70 al 82 por ciento, entre abril y junio, que es el más alto de la historia reciente. El 65 por ciento dijo que jamás votaría a un candidato recomendado por Fernando Henrique Cardoso, el ex mandatario del PSDB que apadrinó la destitución de Dilma Rousseff y el ascenso de Temer.

Si se confirma la predisposición del TSE a impedir que Lula sea candidato esto no le impedirá hacer campaña,incluso desde la prisión. Y para ello sus abogados solicitaron que se autorice el ingreso de periodistas para entrevistarlo y no quedar en desventaja con los otros presidenciables que participarán en los debates.

Lula está dispuesto a participar en la batalla electoral aunque esté en desventaja frente a sus rivales que están recorriendo el país desde hace meses. Una desventaja que se suma al ninguneo del que es víctima en los medios predominantes.

Aquellos lectores que se contentan con ver las tapas de los diarios no se enteraron ayer de quien es el político que está en condiciones de ganar los comicios del 7 de octubre. Esto porque Folha abrió su edición de papel con una foto del técnico de la selección brasileña de fútbol Tite, a siete días del debut de su equipo en la Copa del Mundo, seguida por un titular sobre la encuesta que pone el acento en el rechazo de Temer. De Lula, nada. O prácticamente nada porque se lo menciona lateralmente, pero sin destacar su condición de favorito.