Alertan por un posible colapso del negocio de criptomonedas
18 de Junio de 2018
El Banco de Pagos Internacionales alertó por un colapso del mercado de las monedas virtuales, como el bitcoin, debido a que no son escalables y dijo que probablemente aumentará el grado de desconfianza a medida que se hagan más populares.
La declaración del BPI hizo caer al bitcoin, que este lunes cotiza cerca de los u$s 6.436 y perdió más de un 4,4% en la última semana. También los hizo el ether que se encuentra por debajo de los u$s 500. En tanto que el ripple, la tercera moneda virtual por capitalización de mercado, apenas cotiza en u$s 0,51.
El informe de 24 páginas del BPI condena al bitcoin y otras monedas digitales por su carácter descentralizado, inestable y por el hecho de que consume demasiada electricidad. "Los volúmenes de comunicación que conlleva podría colapsar Internet", decía el informe.
De todos modos, BPI consideró que tecnología blockchain y la contabilidad tecnológica que sustenta a las monedas virtuales podrían ser beneficiosas para los pagos transfronterizos y la financiación comercial.
Bitcoin: guía para entender a las criptomonedas
GONZALO GOSSWEILER
Bitcoin es la criptomoneda estrella pero existen muchísimas otras con las que se puede operar.
Hasta cierto momento del 17 de diciembre pasado todo era euforia respecto al bitcoin. Ese día llegó a alcanzar su máximo a más de u$s 20.000 por unidad y en el año su cotización se había multiplicado más de 20 veces. Sin embargo, el 6 de febrero su valor caía a poco más de u$s 6.000, un descenso de casi 70% en 51 días. De pronto, la burbuja explotó afectando con similar impacto al resto de las criptomonedas. El auge se desinfló y pese a una recuperación pasajera, el bitcoin vuelve a estar en niveles inferiores a u$s 7.000. La confianza de los inversores quedó dañada.
Los altibajos tan abruptos son distintivos de este nuevo mercado joven, revolucionario y disruptivo frente a los modelos tradicionales de activos. Entender cómo funciona esta tecnología sirve para descubrir que las criptomonedas son más que un activo financiero y que pretender sacar un rédito de ellas es, al menos por ahora, un negocio muy arriesgado. Su utilidad actual pasa por otro lado.
• Blockchain y características básicas
Lo fundamental para entender el funcionamiento de las criptomonedas es saber que su código no sirve simplemente como una moneda digital y que allí, en su ADN binario, reside su espíritu innovador. Su existencia es posible gracias a la blockchain (cadena de bloques), que fue aplicada por primera vez en 2009, justamente con bitcoin. Blockchain es una estructura de datos, un registro compartido que valida la comunidad de usuarios. De esta manera, cada intercambio debe ser verificado por toda la red para ser aceptado y al hacerlo se agrega al código para siempre.
En el caso de las criptomonedas, las transacciones se confirman por el conjunto de usuarios individuales -automáticamente- desde sus computadoras, y al validarse quedan registradas en un bloque de información. Los bloques van agregándose a la cadena. Todas las operaciones que se han realizado en la historia del bitcoin siguen ahí, en el código que se usa hoy en día, transparente a la vista del que quiera consultarlas.
Todo el proceso es descentralizado, ajeno a cualquier tipo de control de entidades como bancos y gobiernos. La comunidad es su propio controlador. El uso como moneda digital es solo una de las capacidades de la blockchain porque en sí misma es sólo una forma segura, confiable y libre de injerencias externas de registrar información en un código dinámico. Además son anónimas.
El anonimato de la blockchain y por ende de las criptomonedas significa que un usuario no necesita revelar su identidad en ningún momento del proceso. Esto, a diferencia de los otros medios de pagos electrónicos, permite hacer pagos tan discretos como si se utilizara efectivo. La ventaja frente a los desembolsos en metálico es que las transacciones son mundiales, inmediatas e inmunes a restricciones. Muchas veces, por esta condición, se relaciona a las criptomonedas con los negocios turbios. Al igual que el dinero en efectivo.
• Minado, uso y pagos
Los nuevos bitcoins se generan a través del proceso de "minado". El minado es el proceso de verificación de las operaciones con bitcoin (u otro tipo de criptomoneda). Cuando una persona vende y otra compra se necesitan recursos computacionales para avalar esa transacción y registrarla en un nuevo bloque de la cadena. Los "mineros" se encargan de ese trabajo y cobran un porcentaje como recompensa, una comisión que suele ser muy baja. Ese procedimiento lo realizan en gran escala las "granjas de minado" (centros con elevada capacidad de procesamiento) o incluso mineros particulares con equipos especialmente preparados.
Sin tanta complicación, las criptomonedas se pueden adquirir en sitios web de compra-venta donde, como si fuera una divisa extranjera. La compra o venta de bitcoins o fracciones de estos (o cualquier otro criptoactivo) se realizan con tarjeta de crédito, depósito bancario, PayPal, etc. Al comprar se genera un código que hay que resguardar en un monedero electrónico. Existen diversos tipos de carteras y servicios que permiten almacenar las criptomonedas en hardware offline, en software, online y hasta en bancos.
Tras adquirir los bitcoins, ethereums, litcoins (y un larguísimo etcétera de criptomonedas) se puede efectuar un pago de un servicio o una compra online en la creciente lista de empresas que los aceptan (Microsoft es una de ellas). Su utilidad actual está marcada por esta posibilidad, la de ser usada inmediatamente como moneda digital, por eso es que quienes defienden su uso desestiman el riesgo de volatilidad. El verdadero valor de las criptomonedas no está en su cotización, sino en ser un instrumento de cambio veloz, seguro y anónimo con bajo costo por transacción.
Las criptomonedas entendidas como un activo financiero y la especulación generada en torno a ellas son una consecuencia no buscada. Los especialistas esperan que esta condición y la volatilidad que presentan hoy en día desaparezcan en el futuro cercano y puedan llegar a masificarse. El mercado es aún muy nuevo.
Tal vez, como pasó con la burbuja de las puntocom, el traspié sirva para depurar el mercado de curiosos y especuladores. Lejos de haberse acabado, la historia de las criptomonedas parece que recién comienza.
Bitcoin es la criptomoneda estrella pero existen muchísimas otras con las que se puede operar.
Hasta cierto momento del 17 de diciembre pasado todo era euforia respecto al bitcoin. Ese día llegó a alcanzar su máximo a más de u$s 20.000 por unidad y en el año su cotización se había multiplicado más de 20 veces. Sin embargo, el 6 de febrero su valor caía a poco más de u$s 6.000, un descenso de casi 70% en 51 días. De pronto, la burbuja explotó afectando con similar impacto al resto de las criptomonedas. El auge se desinfló y pese a una recuperación pasajera, el bitcoin vuelve a estar en niveles inferiores a u$s 7.000. La confianza de los inversores quedó dañada.
Los altibajos tan abruptos son distintivos de este nuevo mercado joven, revolucionario y disruptivo frente a los modelos tradicionales de activos. Entender cómo funciona esta tecnología sirve para descubrir que las criptomonedas son más que un activo financiero y que pretender sacar un rédito de ellas es, al menos por ahora, un negocio muy arriesgado. Su utilidad actual pasa por otro lado.
• Blockchain y características básicas
Lo fundamental para entender el funcionamiento de las criptomonedas es saber que su código no sirve simplemente como una moneda digital y que allí, en su ADN binario, reside su espíritu innovador. Su existencia es posible gracias a la blockchain (cadena de bloques), que fue aplicada por primera vez en 2009, justamente con bitcoin. Blockchain es una estructura de datos, un registro compartido que valida la comunidad de usuarios. De esta manera, cada intercambio debe ser verificado por toda la red para ser aceptado y al hacerlo se agrega al código para siempre.
En el caso de las criptomonedas, las transacciones se confirman por el conjunto de usuarios individuales -automáticamente- desde sus computadoras, y al validarse quedan registradas en un bloque de información. Los bloques van agregándose a la cadena. Todas las operaciones que se han realizado en la historia del bitcoin siguen ahí, en el código que se usa hoy en día, transparente a la vista del que quiera consultarlas.
Todo el proceso es descentralizado, ajeno a cualquier tipo de control de entidades como bancos y gobiernos. La comunidad es su propio controlador. El uso como moneda digital es solo una de las capacidades de la blockchain porque en sí misma es sólo una forma segura, confiable y libre de injerencias externas de registrar información en un código dinámico. Además son anónimas.
El anonimato de la blockchain y por ende de las criptomonedas significa que un usuario no necesita revelar su identidad en ningún momento del proceso. Esto, a diferencia de los otros medios de pagos electrónicos, permite hacer pagos tan discretos como si se utilizara efectivo. La ventaja frente a los desembolsos en metálico es que las transacciones son mundiales, inmediatas e inmunes a restricciones. Muchas veces, por esta condición, se relaciona a las criptomonedas con los negocios turbios. Al igual que el dinero en efectivo.
• Minado, uso y pagos
Los nuevos bitcoins se generan a través del proceso de "minado". El minado es el proceso de verificación de las operaciones con bitcoin (u otro tipo de criptomoneda). Cuando una persona vende y otra compra se necesitan recursos computacionales para avalar esa transacción y registrarla en un nuevo bloque de la cadena. Los "mineros" se encargan de ese trabajo y cobran un porcentaje como recompensa, una comisión que suele ser muy baja. Ese procedimiento lo realizan en gran escala las "granjas de minado" (centros con elevada capacidad de procesamiento) o incluso mineros particulares con equipos especialmente preparados.
Sin tanta complicación, las criptomonedas se pueden adquirir en sitios web de compra-venta donde, como si fuera una divisa extranjera. La compra o venta de bitcoins o fracciones de estos (o cualquier otro criptoactivo) se realizan con tarjeta de crédito, depósito bancario, PayPal, etc. Al comprar se genera un código que hay que resguardar en un monedero electrónico. Existen diversos tipos de carteras y servicios que permiten almacenar las criptomonedas en hardware offline, en software, online y hasta en bancos.
Tras adquirir los bitcoins, ethereums, litcoins (y un larguísimo etcétera de criptomonedas) se puede efectuar un pago de un servicio o una compra online en la creciente lista de empresas que los aceptan (Microsoft es una de ellas). Su utilidad actual está marcada por esta posibilidad, la de ser usada inmediatamente como moneda digital, por eso es que quienes defienden su uso desestiman el riesgo de volatilidad. El verdadero valor de las criptomonedas no está en su cotización, sino en ser un instrumento de cambio veloz, seguro y anónimo con bajo costo por transacción.
Las criptomonedas entendidas como un activo financiero y la especulación generada en torno a ellas son una consecuencia no buscada. Los especialistas esperan que esta condición y la volatilidad que presentan hoy en día desaparezcan en el futuro cercano y puedan llegar a masificarse. El mercado es aún muy nuevo.
Tal vez, como pasó con la burbuja de las puntocom, el traspié sirva para depurar el mercado de curiosos y especuladores. Lejos de haberse acabado, la historia de las criptomonedas parece que recién comienza.