31 de julio de 2020
Imagen: EFE
El artículo, firmado por los periodistas Peter S. Goodman y Daniel Politi, sostiene que la suerte de la negociación con los acreedores internacionales, mientras la Argentina y el mundo atraviesan una crisis económica sin precedentes, revelará una prueba para un "capitalismo más amable y gentil".
"Se presenta como la vanguardia de una forma progresista de capitalismo, pero se opone a un acuerdo", sentencia un artículo del New York Times respecto de la posición intransigente del fondo Blackrock en las negociaciones por la deuda con la Argentina.
El artículo advierte que el director ejecutivo de Blackrock, Larry Fink, a pesar de manejar el fondo de inversiones más grande del mundo, con una cartera de 7 billones de dólares, presiona a la Argentina que atraviesa una crisis económica y social inédita potenciada por la pandemia de coronavirus.
Fink -sostiene el artículo- "se presenta a sí mismo como la vanguardia de una forma progresista de capitalismo en el que las ganancias no lo son todo: se supone que el dinero ilustrado promueve la protección ambiental y social", pero lo cierto es que "el capitalismo de las partes interesadas" está colisionando con los imperativos tradicionales.
"Aunque la pobreza está aumentando en Argentina a medida que la pandemia empeora una recesión económica devastadora, BlackRock se opone al acuerdo propuesto por el Gobierno y exhorta a otros acreedores a rechazarlo, mientras espera un acuerdo paralelo mejorado", cuestionó el artículo .
Los autores recuerdan que a pesar de que el propio Fink se involucró en las negociaciones, se comunicó dos veces con el ministro de Economía de Argentina e inclusive convenció a mucha gente de que si todos respaldaban su propuesta, los argentinos la aceptarían, finalmente convirtió la negociación en "un enfrentamiento brutal".
BlackRock rechazó la semana pasada la última oferta del gobierno argentino para renegociar la deuda de manera sustentable y amenazó con hacer fracasar la negociación por el volumen de bonos que tiene en su poder, actitud que generó rechazos de otros fondos, que tildaron a Blackrock de no actuar de buena fe.
El artículo advierte que el director ejecutivo de Blackrock, Larry Fink, a pesar de manejar el fondo de inversiones más grande del mundo, con una cartera de 7 billones de dólares, presiona a la Argentina que atraviesa una crisis económica y social inédita potenciada por la pandemia de coronavirus.
Fink -sostiene el artículo- "se presenta a sí mismo como la vanguardia de una forma progresista de capitalismo en el que las ganancias no lo son todo: se supone que el dinero ilustrado promueve la protección ambiental y social", pero lo cierto es que "el capitalismo de las partes interesadas" está colisionando con los imperativos tradicionales.
"Aunque la pobreza está aumentando en Argentina a medida que la pandemia empeora una recesión económica devastadora, BlackRock se opone al acuerdo propuesto por el Gobierno y exhorta a otros acreedores a rechazarlo, mientras espera un acuerdo paralelo mejorado", cuestionó el artículo .
Los autores recuerdan que a pesar de que el propio Fink se involucró en las negociaciones, se comunicó dos veces con el ministro de Economía de Argentina e inclusive convenció a mucha gente de que si todos respaldaban su propuesta, los argentinos la aceptarían, finalmente convirtió la negociación en "un enfrentamiento brutal".
BlackRock rechazó la semana pasada la última oferta del gobierno argentino para renegociar la deuda de manera sustentable y amenazó con hacer fracasar la negociación por el volumen de bonos que tiene en su poder, actitud que generó rechazos de otros fondos, que tildaron a Blackrock de no actuar de buena fe.
"La postura de BlackRock lo ha enfrentado inclusive con el Fondo Monetario Internacional", que le otorgó a Argentina el año pasado en plena campaña electoral un crédito de US$ 44.000 millones, y que ahora respalda la propuesta de canje de Argentina, que vence el próximo 4 de agosto.
El artículo concluye que el rechazo de BlackRock a un acuerdo excluirá a la Argentina de los mercados internacionales, "bloqueará el acceso de sus empresas al capital y profundizará la recesión".
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