20 jun 2021

LUCHAS IMPERIALES

El corazón de la disputa por la hegemonía global
Fuerte suba de la acción de Nvidia dedicada a semiconductores para la industria electrónica




Por Federico Kucher

20 de junio de 2021



Las grandes firmas de semiconductores superaron en capitalización bursátil a las grandes petroleras del mundo.

La soberanía tecnológica es el nuevo catalizador de los factores de encuentros y desencuentros de Estados Unidos y China. Los chips ya no se manejan en la escala de una empresa individual sino al nivel de los Estados y sus estrategias de expansión.

La posibilidad de hacer una inversión de 2000 dólares y llevarse 1 millón dos décadas después parece reservada sólo a las películas de Hollywood o especuladores de criptomonedas con la habilidad de vender en el pico de las burbujas. Pero es lo que ocurrió con aquellos que apostaron a los chips de silicio a fines de los noventa con la compra de acciones de empresas como Nvidia.

Esta compañía dedicada a producir semiconductores para la industria electrónica aumentó su precio cerca de 500 veces en los últimos 20 años y la semana pasada alcanzó su pico de cotización en la bolsa de Nueva York. Se ubicó por encima de los 750 dólares cuando a principio de este año cotizaba en torno de los 540.

El mundo atraviesa cambios estructurales que impactarán en la producción de las próximas décadas y que no pasan desapercibidos en las bolsas de valores. Las principales empresas productoras de chips son las encargadas de proveer la materia prima que posibilita el uso de las redes, los algoritmos y de la computación en cada vez más actividades de la vida cotidiana.

El año pasado por primera vez las grandes firmas de semiconductores superaron en capitalización bursátil a las grandes petroleras del mundo. Y la tendencia lejos de moderarse parece convertirse en uno de los tres o cuatros puntos más importantes de la agenda de las potencias globales.

La soberanía energética marcó una buena parte de las alianzas y de las confrontaciones geopolíticas del siglo pasado. Para los próximos años la soberanía tecnológica parece ser el nuevo catalizador de los factores de encuentros y desencuentros. Los chips ya no se manejan en la escala de una empresa individual sino al nivel de los Estados y sus estrategias.

La situación resulta evidente con la aprobación en el Senado de Estados Unidos, la semana pasada, de un megaplan de inversiones para fomentar distintas industrias ubicadas en la frontera de la innovación. Se trata de 250 mil millones de dólares destinados a impulsar a los sectores tecnológicos: de los cuales 50 mil millones apuntan a acelerar a través de subsidios el desarrollo y la fabricación local de semiconductores (chips).

El lanzamiento de este plan coincide con una escasez de chips a nivel mundial pero no es ese su fundamento. Es el programa de inversiones para la ciencia y la tecnología más importante de las últimas décadas y pretende ampliar las capacidades en áreas como la inteligencia artificial y el uso de la cuántica para cambiar el paradigma de la computación.

Estados Unidos apuesta a recuperar espacios en la carrera tecnológica global e intentar sostener su liderazgo en la frontera de la producción. Pero las cosas ya no resultarán tan sencillas para la primera potencia de Occidente. China mostró una audacia notable para planificar su crecimiento y la expansión de los desarrollos tecnológicos. En muchos segmentos de la ciencia y la tecnología ya compite de igual a igual y en otros incluso superó a Estados Unidos.

En los próximos 20 años son cada vez más los analistas que aseguran que el China será el encargado de liderar las innovaciones más importantes con las que el ser humano transforma la naturaleza y organiza la producción económica.

Para marcar antecedentes se señalan distintos frentes en los que Estados Unidos perdió la delantera ante los desarrollos chinos. Por ejemplo, en las telecomunicaciones y el 5G. No es un punto menor si se tiene en cuenta la relevancia y la evolución de esta industria. La primera generación de redes 1G lanzada a inicios de los '80 fue la que permitió las llamadas inalámbricas. Luego las redes 2G posibilitaron el envío de mensajes de texto y el roaming.

El lanzamiento del 3G introdujo la navegación web a través de los teléfonos inteligentes y el 4G la transmisión por video y las conexiones GPS. El 5G promete revolucionar el sector con transferencias de datos a una velocidad 100 veces mayor con el objetivo de posibilitar un despliegue masivo del internet de las cosas.

De todas formas no es necesario pensar exclusivamente en elementos de innovación para observar las tendencias y las posibilidades de cambio en el liderazgo global para los próximos años. La organización de la sociedad es otro de los puntos más interesantes para considerar. La capacidad para administrar la crisis sanitaria desde comienzo del año pasado puede pensarse como una muestra de cómo la lógica de planificación de China superó a Occidente.