Isabella Arria
On Dic 1, 2023
Tras las treguas para el canje de rehenes, el ejército de Israel reanudó su ofensiva contra la franja de Gaza con bombardeos aéreos en el sur, artillería en el norte y en la ciudad de Gaza, donde se libran feroces combates entre las tropas israelíes y combatientes palestinos. Más de 100 palestinos murieron la madrugada del viernes cuando Israel reanudó los ataques aéreos en Gaza después de que terminara una tregua de una semana sin acuerdo para extenderla.
Este viernes, jets atacaban en el sur del enclave, mientras Jan Yunis y Rafá, en el noreste, eran sometidos a fuego de artillería, reportaron Al Jazeera y Haaretz. En el centro, tanques atacaban cerca de los campos de refugiados de Nuseirat y Bureij, añadió Al Jazeera.
El diario estadounidense The New York Times informó que un alto mando castrense y la inteligencia de Israel conocían desde hace más de un año un plan de batalla de Hamas que contemplaba un escenario similar al que se vio en el ataque del 7 de octubre, pero lo descartaron por considerar que el movimiento palestino no tenía la capacidad de ejecutar una ofensiva de esa envergadura.
En un documento, de unas 40 páginas, que las autoridades nombraron bajo el código Muro de Jericó, se describe un asalto metódico en el que drones explosivos destruirían el sistema de vigilancia de Israel mientras milicianos ingresarían al país a pie, motocicletas y en parapentes, bajo una andanada de cohetes, como fue el tipo de asalto que perpetró Hamas ese 7 de octubre.
Durante la tregua de una semana, Hamas y otros milicianos en Gaza liberaron a más de 100 rehenes, la mayoría de ellos israelíes, a cambio de 240 palestinos encarcelados en Israel, la mgran mayoría mujeres y niños. Qatar y Egipto, que han desempeñado un papel clave como mediadores, intentaron prolongar la tregua dos días más.
Israel está bajo una presión cada vez mayor por parte de su (aún) aliados europeos a fin de que haga más para proteger a los civiles palestinos cuando reanude sus ataques contra Hamas.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, durante una reunión con Netanyahu y otros altos funcionarios en su tercera visita a la región desde el inicio de la guerra, señaló que si Israel reanuda la guerra y actúa contra el sur de Gaza, debe hacerlo de conformidad con el derecho internacional humanitario y debe tener un plan claro para proteger a los civiles y garantizar las necesidades humanitarias en el enclave.
Blinken sostuvo un encuentro con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, en Ramalá, para asegurarle que su gobierno estaba comprometido a tomar medidas tangibles para promover un Estado palestino. También condenó la violencia extremista contra civiles palestinos en Cisjordania por parte de las fuerzas de Israel y se comprometió a que insistirá con sus llamados para que los responsables rindan cuentas.
No hay ninguna duda de que Estados Unidos respalda plenamente a Israel en su guerra contra los palestinos de Hamás y ha desplegado varias flotillas navales en Oriente Medio para disuadir a Irán y al grupo proiraní Hizbulá, que opera en el Líbano, de aprovechar la actual coyuntura bélica para atacar Israel.
Pero, al mismo tiempo que el gobierno de Joe Biden muestra su musculatura bélica para disuadir a enemigos externos de que se impliquen sobre el terreno en el conflicto palestino-israelí, la Casa Blanca tiene muchas dudas sobre el rumbo que podría tomar la nueva ofensiva israelí,
Geopolíticamente, a Washington le preocupa esta estrategia israelí de tierra quemada en Gaza, que pueda conllevar una vez derrotada Hamás a algún tipo de anexión israelí de ese territorio palestino bajo la excusa de mantener su control militar.
Acosado por el creciente movimiento en Estados Unidos contrario a las matanzas israelíes en el territorio palestino, Biden ha insistido en que Washington apuesta por la fórmula de «dos estados» para resolver el conflicto palestino-israelí y no quiere ni oír hablar de una eventual ampliación del estado de Israel a costa del palestino. Esta postura disgusta a Tel Aviv, donde los ultranacionalistas en el Gobierno prefieren dejar abiertas todas las opciones.
La intransigencia israelí y su falta de claridad demandan de sus amigos occidentales un cierre de filas incondicional y que miren a otro lado mientras sus aviones y tanques arrasan Gaza, al costo que sea para acabar con Hamás y caigan los civiles que caigan en la guerra. El grave conflicto diplomático con España es un ejemplo de esa cerrilidad israelí del «trágala» y calla, señala el diario español Público.
EEUU pide un cambio de estrategia
Pero Estados Unidos está también cansado de esa posición radical israelí. Según informaciones distribuidas por la agencia Reuters este martes y atribuidas a
Según altos funcionarios estadounidenses, Washington, cansado de las posiciones radicales y ultranacionalistas de los israelíes, reclamó a Tel Aviv que, si extiende su campaña bélica hacia el sur de Gaza, debe evitar «más desplazamiento significativo de personas». «No podemos tener un desplazamiento a la escala que tuvo lugar en el norte replicado en el sur. Sería más que disruptivo, iría más allá de la capacidad de cualquier red de apoyo humanitario. No puede ocurrir», según esas fuentes.
Los funcionarios estadounidenses insisten que el ejército israelí debe respetar las infraestructuras básicas del sur de Gaza. La población palestina ya no tiene hacia dónde huir y, si encima es desprovista de todo acceso al suministro eléctrico, el agua potable, los hospitales o los centros de refugiados de Naciones Unidas y la Cruz Roja, entonces dos millones de personas quedarán encerradas en una trampa mortal.
Washington insiste en que el gobierno de Netanyahu debe dar a conocer qué tipo de arreglo político habrá para Gaza. Para Biden y Blinken es preciso saber cuál será el futuro de Gaza, quizá al margen de Hamás, pero poniendo sobre la mesa la necesidad de reconocer a Palestina como Estado.
Desde el comienzo de la guerra, más de 14.800 palestinos fueron muertos en Gaza, entre ellos 6.000 niños. En Israel, murieron 1.200 personas en el ataque sorpresa de los comandos de Hamás, la chispa que encendió la ofensiva israelí.
La ONU considera que la situación en la Franja es «catastrófica» y ha reclamado la apertura de más pasos fronterizos que permitan la entrada de más ayuda humanitaria «de manera fluida, predecible y continua», señaló el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Tor Wennesland.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
Tras las treguas para el canje de rehenes, el ejército de Israel reanudó su ofensiva contra la franja de Gaza con bombardeos aéreos en el sur, artillería en el norte y en la ciudad de Gaza, donde se libran feroces combates entre las tropas israelíes y combatientes palestinos. Más de 100 palestinos murieron la madrugada del viernes cuando Israel reanudó los ataques aéreos en Gaza después de que terminara una tregua de una semana sin acuerdo para extenderla.
Este viernes, jets atacaban en el sur del enclave, mientras Jan Yunis y Rafá, en el noreste, eran sometidos a fuego de artillería, reportaron Al Jazeera y Haaretz. En el centro, tanques atacaban cerca de los campos de refugiados de Nuseirat y Bureij, añadió Al Jazeera.
Israel lanzó sus ataques contra el castigado enclave palestino minutos después de las 7 de la mañana cuando expiró el cese el fuego pactado entre los bandos beligerantes con mediación de Qatar y Egipto, y que estuvo vigente desde hace una semana. La guerra se reactivó tras una jornada en la que Hamas liberó a ocho rehenes. En contraparte, Israel entregó al movimiento de resistencia a 30 prisioneros palestinos.
Según medios palestinos, los ataques israelíes abarcan el norte y sur del enclave palestino, incluyendo áreas residenciales, y han causado ya decenas de muertos. Además, los milicianos de Hamás se enfrentan a las fuerzas israelíes terrestres en la vía Salah Al Din, que servía para la evacuación de desplazados del norte hacia el sur de la Franja.
Tras la tregua, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu fue el encargado de avivar el fuego al afirmar que «volveremos con todas nuestras fuerzas para conseguir nuestros objetivos: eliminar a Hamás, asegurar que Gaza no vuelva a ser lo que era y, por supuesto, la liberación de todos nuestros rehenes».
La población palestina se aferra a la última esperanza y confía en que, si no se llega a un alto el fuego permanente, al menos pueda mantenerse el flujo de ayuda humanitaria, sin el cual los habitantes de Gaza estarán condenados al margen de que hablen de nuevo las bombas israelíes.
Según medios palestinos, los ataques israelíes abarcan el norte y sur del enclave palestino, incluyendo áreas residenciales, y han causado ya decenas de muertos. Además, los milicianos de Hamás se enfrentan a las fuerzas israelíes terrestres en la vía Salah Al Din, que servía para la evacuación de desplazados del norte hacia el sur de la Franja.
Tras la tregua, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu fue el encargado de avivar el fuego al afirmar que «volveremos con todas nuestras fuerzas para conseguir nuestros objetivos: eliminar a Hamás, asegurar que Gaza no vuelva a ser lo que era y, por supuesto, la liberación de todos nuestros rehenes».
La población palestina se aferra a la última esperanza y confía en que, si no se llega a un alto el fuego permanente, al menos pueda mantenerse el flujo de ayuda humanitaria, sin el cual los habitantes de Gaza estarán condenados al margen de que hablen de nuevo las bombas israelíes.
El diario estadounidense The New York Times informó que un alto mando castrense y la inteligencia de Israel conocían desde hace más de un año un plan de batalla de Hamas que contemplaba un escenario similar al que se vio en el ataque del 7 de octubre, pero lo descartaron por considerar que el movimiento palestino no tenía la capacidad de ejecutar una ofensiva de esa envergadura.
En un documento, de unas 40 páginas, que las autoridades nombraron bajo el código Muro de Jericó, se describe un asalto metódico en el que drones explosivos destruirían el sistema de vigilancia de Israel mientras milicianos ingresarían al país a pie, motocicletas y en parapentes, bajo una andanada de cohetes, como fue el tipo de asalto que perpetró Hamas ese 7 de octubre.
Durante la tregua de una semana, Hamas y otros milicianos en Gaza liberaron a más de 100 rehenes, la mayoría de ellos israelíes, a cambio de 240 palestinos encarcelados en Israel, la mgran mayoría mujeres y niños. Qatar y Egipto, que han desempeñado un papel clave como mediadores, intentaron prolongar la tregua dos días más.
Israel está bajo una presión cada vez mayor por parte de su (aún) aliados europeos a fin de que haga más para proteger a los civiles palestinos cuando reanude sus ataques contra Hamas.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, durante una reunión con Netanyahu y otros altos funcionarios en su tercera visita a la región desde el inicio de la guerra, señaló que si Israel reanuda la guerra y actúa contra el sur de Gaza, debe hacerlo de conformidad con el derecho internacional humanitario y debe tener un plan claro para proteger a los civiles y garantizar las necesidades humanitarias en el enclave.
Blinken sostuvo un encuentro con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, en Ramalá, para asegurarle que su gobierno estaba comprometido a tomar medidas tangibles para promover un Estado palestino. También condenó la violencia extremista contra civiles palestinos en Cisjordania por parte de las fuerzas de Israel y se comprometió a que insistirá con sus llamados para que los responsables rindan cuentas.
No hay ninguna duda de que Estados Unidos respalda plenamente a Israel en su guerra contra los palestinos de Hamás y ha desplegado varias flotillas navales en Oriente Medio para disuadir a Irán y al grupo proiraní Hizbulá, que opera en el Líbano, de aprovechar la actual coyuntura bélica para atacar Israel.
Pero, al mismo tiempo que el gobierno de Joe Biden muestra su musculatura bélica para disuadir a enemigos externos de que se impliquen sobre el terreno en el conflicto palestino-israelí, la Casa Blanca tiene muchas dudas sobre el rumbo que podría tomar la nueva ofensiva israelí,
Geopolíticamente, a Washington le preocupa esta estrategia israelí de tierra quemada en Gaza, que pueda conllevar una vez derrotada Hamás a algún tipo de anexión israelí de ese territorio palestino bajo la excusa de mantener su control militar.
Acosado por el creciente movimiento en Estados Unidos contrario a las matanzas israelíes en el territorio palestino, Biden ha insistido en que Washington apuesta por la fórmula de «dos estados» para resolver el conflicto palestino-israelí y no quiere ni oír hablar de una eventual ampliación del estado de Israel a costa del palestino. Esta postura disgusta a Tel Aviv, donde los ultranacionalistas en el Gobierno prefieren dejar abiertas todas las opciones.
La intransigencia israelí y su falta de claridad demandan de sus amigos occidentales un cierre de filas incondicional y que miren a otro lado mientras sus aviones y tanques arrasan Gaza, al costo que sea para acabar con Hamás y caigan los civiles que caigan en la guerra. El grave conflicto diplomático con España es un ejemplo de esa cerrilidad israelí del «trágala» y calla, señala el diario español Público.
EEUU pide un cambio de estrategia
Pero Estados Unidos está también cansado de esa posición radical israelí. Según informaciones distribuidas por la agencia Reuters este martes y atribuidas a
Según altos funcionarios estadounidenses, Washington, cansado de las posiciones radicales y ultranacionalistas de los israelíes, reclamó a Tel Aviv que, si extiende su campaña bélica hacia el sur de Gaza, debe evitar «más desplazamiento significativo de personas». «No podemos tener un desplazamiento a la escala que tuvo lugar en el norte replicado en el sur. Sería más que disruptivo, iría más allá de la capacidad de cualquier red de apoyo humanitario. No puede ocurrir», según esas fuentes.
Los funcionarios estadounidenses insisten que el ejército israelí debe respetar las infraestructuras básicas del sur de Gaza. La población palestina ya no tiene hacia dónde huir y, si encima es desprovista de todo acceso al suministro eléctrico, el agua potable, los hospitales o los centros de refugiados de Naciones Unidas y la Cruz Roja, entonces dos millones de personas quedarán encerradas en una trampa mortal.
Washington insiste en que el gobierno de Netanyahu debe dar a conocer qué tipo de arreglo político habrá para Gaza. Para Biden y Blinken es preciso saber cuál será el futuro de Gaza, quizá al margen de Hamás, pero poniendo sobre la mesa la necesidad de reconocer a Palestina como Estado.
Desde el comienzo de la guerra, más de 14.800 palestinos fueron muertos en Gaza, entre ellos 6.000 niños. En Israel, murieron 1.200 personas en el ataque sorpresa de los comandos de Hamás, la chispa que encendió la ofensiva israelí.
La ONU considera que la situación en la Franja es «catastrófica» y ha reclamado la apertura de más pasos fronterizos que permitan la entrada de más ayuda humanitaria «de manera fluida, predecible y continua», señaló el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Oriente Medio, Tor Wennesland.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)