OTHER NEWS (Por Carlos Bajo Erro-Wiriko*)-
16.12.2023
Foto: Milicia en África / elsaltodiario.com
La costra de la indiferencia es tan gruesa que, ni siquiera cuando nos va la vida en ello, somos capaces de mirar con honesto interés al continente africano. A pesar del menosprecio, necesitamos a la RD del Congo, literalmente, como al aire que respiramos y, sin embargo, no somos capaces de entender cuánto se juega el planeta en sus elecciones. Y así, con muchas más realidades.
El miércoles se vota al futuro presidente de la República Democrática del Congo, el país del que sale la práctica totalidad que llevan las baterías de nuestros aparatos electrónicos, pero también la tecnología que pretende cambiar el modelo de consumo energético y dejar atrás a los contaminantes combustibles fósiles (aunque la transición energética no sea tan verde como se dice); y también el país en el que está uno de los principales pulmones de la Tierra, en estos tiempos de asma global. Si aún así, no se le presta atención, tal vez sea por su ubicación geográfica o más bien por la pesada carga de la discriminación. Ah, y en África siguen pasando muchas otras cosas.
Incertidumbre electoral en la República Democrática del Congo
En un reciente artículo en The Continent Simon Allison destacaba lo estrechamente ligado que está el futuro de la República Democrática del Congo con el porvenir del planeta y se centraba solo en dos de los muchos elementos que podía haber detallado: que en su subsuelo se encuentra la mayor reserva mundial de cobalto, un mineral clave en la anunciada como transición energética, de la primacía de los combustibles fósiles a energías pretendidamente más limpias; y que en su territorio se encuentra la segunda mayor selva tropical, fundamental para preservar la depuración del aire y contener el calentamiento global. Ese mismo artículo planteaba una segunda cuestión fundamental, su ilustrativo titular: "El mundo se muestra brutalmente indiferente ante la democracia de la RDC".
El próximo miércoles 20 de diciembre se celebran elecciones para elegir al presidente de este país cuyo destino puede condicionar tan profundamente al resto del planeta, con una población que ronda los cien millones de habitantes, es decir, el cuarto país más poblado del continente, el decimosexto del mundo y, por hacernos una idea, más poblado que Alemania, el país más poblado de Europa. Cerca de 44 millones de congoleños y congoleñas están llamadas a las urnas en unas elecciones que tienen unas complicaciones logísticas enormes y también unos obstáculos políticos mayúsculos.
Los logísticos están relacionados, en gran medida, con la seguridad, la presencia del estado en territorio y el elevado coste de las propias votaciones. Los políticos, tienen que ver con la pérdida de credibilidad del gobierno de Félix Tshisekedi y con la pugna electoral con el resto de candidatos. El contexto se completa con el clima de violencia, cronificado en algunas regiones del país, con la presencia de grupos rebeldes de diferente signo y con fricciones recurrentes con algunos de sus vecinos, especialmente, con Ruanda, a la que se ha señalado como financiadora de algunas de las milicias más violentas de las que intervienen en el país.
Apagones recurrentes en Kenia
El pasado domingo, un apagón no planificado dejó a oscuras a una buena parte del territorio keniano durante horas. El episodio ha encendido tanto las alarmas como las críticas. Se trata del tercer corte de alcance nacional y de gran incidencia durante los últimos cinco meses, con una pesada factura de perdidas económicas y un profundo balance de consecuencias sociales y personales.
En un primer momento, algunos interlocutores gubernamentales se ocuparon de intentar alimentar la sospecha de un sabotaje como causa del apagón. Sobre todo, cuando se estaba exigiendo responsabilidades a las autoridades por la incidencia del corte en algunas infraestructuras críticas como el aeropuerto o en servicios básicos como los hospitales. Sin embargo, los analistas se decantan más bien por el deficiente mantenimiento de la red y por la falta de actualización de las instalaciones. Esta sería una razón más coherente para explicar estos cortes recurrentes y que parecen no dirigirse hacia su fin. La propia compañía eléctrica, Kenya Power and Lighting Company (KPLC) ha ido anunciando nuevas interrupciones, en este caso, planificadas durante la semana. Con ello, la empresa transmitía la sensación de estar intentando solucionar los problemas.
Probablemente, esta respuesta de Kenya Power tiene algo que ver con la reacción enfurecida de la ciudadanía que ha denunciado los fallos del servicio y que en esta ocasión ha optado por darle un carácter público y colectivo a sus demandas, especialmente, a través de las redes sociales. Estas deficiencias en servicios básicos llegan en un momento en el que el gobierno de Ruto está haciendo grandes esfuerzos por apuntalar el liderazgo del país en la región e incluso a escala continental con una amplia estrategia diplomática y mediática.
Continúan los cambios en las alianzas regionales en el Sahel
Si la reunión de los ministros de Economía de Mali, Burkina Faso y Níger a finales de noviembre consolidó la dinámica de colaboración entre los tres países del Sahel que cuentan con gobiernos militares salidos de los correspondientes golpes de estado, el más reciente encuentro de los y las responsables de Asuntos Exteriores han cavado más hondos los cimientos de esa relación. La reunión tenía la voluntad de provocar un titular: la posibilidad de la creación de una confederación entre los tres países. Y esta voluntad queda muy clara en la declaración oficial firmada por los ministros al cierre del encuentro. No solo en el contenido del documento que va avanzando por los diferentes puntos de conexión hasta llegar al objetivo deseado, sino incluso en la forma. En el punto 11 (el penúltimo) de esa declaración aparece en negrita y subrayada la siguiente frase: "recomiendan a los jefes de estado de la AES (Alianza de Estados del Sahel) la creación de una Confederación de los tres países".
El camino parecía allanado con los últimos movimientos, tanto las tomas de posición tras el encuentro de los ministros de economía, como en los trabajos previos de los grupos de expertos de Asuntos Exteriores. Era previsible que el anuncio fundamental de la "Primera reunión de los Ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza de Estados del Sahel" diese un golpe de efecto en este sentido. El anuncio además llega en un momento muy concreto de los complejos movimientos diplomáticos, justo antes de que Burkina Faso y Níger anunciasen su salida del G5 Sahel, el órgano de cooperación militar regional que con eso queda prácticamente liquidado, y de la celebración de una cubre de la CEDEAO en la que se pretendían discutir las sanciones a Níger, el último (por haber experimentado el levantamiento militar más reciente) en llegar a la particular renovación del Espacio Liptako-Gourma, que se ha constituido como la Alianza de Estados del Sahel (AES).
Apagones recurrentes en Kenia
El pasado domingo, un apagón no planificado dejó a oscuras a una buena parte del territorio keniano durante horas. El episodio ha encendido tanto las alarmas como las críticas. Se trata del tercer corte de alcance nacional y de gran incidencia durante los últimos cinco meses, con una pesada factura de perdidas económicas y un profundo balance de consecuencias sociales y personales.
En un primer momento, algunos interlocutores gubernamentales se ocuparon de intentar alimentar la sospecha de un sabotaje como causa del apagón. Sobre todo, cuando se estaba exigiendo responsabilidades a las autoridades por la incidencia del corte en algunas infraestructuras críticas como el aeropuerto o en servicios básicos como los hospitales. Sin embargo, los analistas se decantan más bien por el deficiente mantenimiento de la red y por la falta de actualización de las instalaciones. Esta sería una razón más coherente para explicar estos cortes recurrentes y que parecen no dirigirse hacia su fin. La propia compañía eléctrica, Kenya Power and Lighting Company (KPLC) ha ido anunciando nuevas interrupciones, en este caso, planificadas durante la semana. Con ello, la empresa transmitía la sensación de estar intentando solucionar los problemas.
Probablemente, esta respuesta de Kenya Power tiene algo que ver con la reacción enfurecida de la ciudadanía que ha denunciado los fallos del servicio y que en esta ocasión ha optado por darle un carácter público y colectivo a sus demandas, especialmente, a través de las redes sociales. Estas deficiencias en servicios básicos llegan en un momento en el que el gobierno de Ruto está haciendo grandes esfuerzos por apuntalar el liderazgo del país en la región e incluso a escala continental con una amplia estrategia diplomática y mediática.
Continúan los cambios en las alianzas regionales en el Sahel
Si la reunión de los ministros de Economía de Mali, Burkina Faso y Níger a finales de noviembre consolidó la dinámica de colaboración entre los tres países del Sahel que cuentan con gobiernos militares salidos de los correspondientes golpes de estado, el más reciente encuentro de los y las responsables de Asuntos Exteriores han cavado más hondos los cimientos de esa relación. La reunión tenía la voluntad de provocar un titular: la posibilidad de la creación de una confederación entre los tres países. Y esta voluntad queda muy clara en la declaración oficial firmada por los ministros al cierre del encuentro. No solo en el contenido del documento que va avanzando por los diferentes puntos de conexión hasta llegar al objetivo deseado, sino incluso en la forma. En el punto 11 (el penúltimo) de esa declaración aparece en negrita y subrayada la siguiente frase: "recomiendan a los jefes de estado de la AES (Alianza de Estados del Sahel) la creación de una Confederación de los tres países".
El camino parecía allanado con los últimos movimientos, tanto las tomas de posición tras el encuentro de los ministros de economía, como en los trabajos previos de los grupos de expertos de Asuntos Exteriores. Era previsible que el anuncio fundamental de la "Primera reunión de los Ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza de Estados del Sahel" diese un golpe de efecto en este sentido. El anuncio además llega en un momento muy concreto de los complejos movimientos diplomáticos, justo antes de que Burkina Faso y Níger anunciasen su salida del G5 Sahel, el órgano de cooperación militar regional que con eso queda prácticamente liquidado, y de la celebración de una cubre de la CEDEAO en la que se pretendían discutir las sanciones a Níger, el último (por haber experimentado el levantamiento militar más reciente) en llegar a la particular renovación del Espacio Liptako-Gourma, que se ha constituido como la Alianza de Estados del Sahel (AES).
Esta reunión de la CEDEAO que se celebró el pasado domingo renunció a revisar las sanciones y se conformó con reclamar una transición rápida, pero no pudo evitar estar marcada por la amenaza de los dos socios de Níger de herir de muerte a la institución regional con una salida en bloque. Esta alianza que está manteniendo el pulso al resto de poderes de África Occidental está dando pasos simbólicos muy decididos en la consolidación de una región con dos bloques diferenciados.
Nuevo pulso institucional del Gobierno en Guinea Bissau
Después de un confuso incidente armado ocurrido a principios del mes de diciembre en Bissau, la capital de Guinea-Bissau, el presidente Umaro Sissoco Embaló disolvió el parlamento provocando un nuevo pulso institucional en el país. Embaló perdió las últimas elecciones legislativas, lo que le arrebató el control sobre la asamblea nacional que se encarga de nombrar el gobierno. Estas condiciones han provocado una delicada convivencia en el poder que acabó de romperse el lunes 4 de diciembre. Durante la semana anterior se había producido un incidente armado en la capital cuando una unidad militar liberó por la fuerza al ministro de Economía y Finanzas y al secretario de estado del Tesoro y se refugiaron en un campamento militar, lo que provocó un intercambio de disparos entre diferentes facciones del ejército. Hasta que los rebelados se rindieron.
Este acto fue leída como un intento de Golpe de Estado y la dependencia orgánica de las unidades sublevadas del gobierno, llevó al presidente a disolver el parlamento. Esta maniobra de Embaló ha sido interpretada, al mismo tiempo, como un golpe de Estado institucional y no ha sido aceptado por el principal grupo de la oposición política en el país que además tiene la mayoría de la cámara de representación. El pasado martes, incluso, la policía dispersó a los parlamentarios que intentaban acceder a la asamblea nacional para participar en una sesión que había convocado el presidente de la cámara, a pesar de la prohibición presidencial. No es la primera vez que se produce esta situación. Umaro Sissoco Embaló ya recurrió a la disolución del parlamento en 2022 después de otro pretendido golpe de estado frustrado. El hecho es que el pulso y la tensión institucional aumentan en el país y se reproducen en una fractura social.
La lucha para revocar la ley anti-LGBTIQ+ en Uganda no ha acabado
A pesar de la aplastante aprobación de la ley anti-LGBTIQ+ en el parlamento ugandés en mayo, los y las activistas de defensa de derechos humanos no han dejado de luchar para denunciar y para conseguir revertirla. La ley que ha sido considerada la más dura del mundo contra las personas LGBTIQ+ tiene una clara voluntad de castigar las relaciones homosexuales y llega a contemplar la pena de muerte en lo que tipifica como "homosexualidad agravada". Al menos dos hombres se encuentran en esta situación y, por tanto, se arriesgan a ser condenados a muerte por su orientación sexual o su identidad de género. Las consecuencias inmediatas de la ley son mucho más profundas, las organizaciones de protección de derechos fundamentales han documentado no solo un elevado número de las acusaciones basadas en esta nueva ley, sino también un aumento de los casos de violencia contra personas LGBTIQ+.
El activismo ugandés está intentando revocar la ley a través de los tribunales nacionales por la inconstitucionalidad del texto, pero también ha puesto muchos esfuerzos en aumentar la presión diplomática. En este sentido el gobierno estadounidense ha aprobado sanciones contra un buen número de personas a las que considera responsables de la aprobación de la ley. Resulta curioso que se ha detectado la implicación de grupos ultraconservadores estadounidenses en la promoción y la aprobación de esta legislación. A pesar de ello, los activistas continúan con sus campañas de presión internacional.
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(*) Carlos Bajo Erro es co-fundador de Wiriko, asociación cultural para la divulgación y promoción de las artes y culturas africanas. Licenciado en Periodismo (UN), postgraduado en Comunicación de los conflictos y de la paz (UAB) y Máster Euroafricano de Ciencias Sociales del Desarrollo. Artículo divulgado por El Salto, España.
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Después de un confuso incidente armado ocurrido a principios del mes de diciembre en Bissau, la capital de Guinea-Bissau, el presidente Umaro Sissoco Embaló disolvió el parlamento provocando un nuevo pulso institucional en el país. Embaló perdió las últimas elecciones legislativas, lo que le arrebató el control sobre la asamblea nacional que se encarga de nombrar el gobierno. Estas condiciones han provocado una delicada convivencia en el poder que acabó de romperse el lunes 4 de diciembre. Durante la semana anterior se había producido un incidente armado en la capital cuando una unidad militar liberó por la fuerza al ministro de Economía y Finanzas y al secretario de estado del Tesoro y se refugiaron en un campamento militar, lo que provocó un intercambio de disparos entre diferentes facciones del ejército. Hasta que los rebelados se rindieron.
Este acto fue leída como un intento de Golpe de Estado y la dependencia orgánica de las unidades sublevadas del gobierno, llevó al presidente a disolver el parlamento. Esta maniobra de Embaló ha sido interpretada, al mismo tiempo, como un golpe de Estado institucional y no ha sido aceptado por el principal grupo de la oposición política en el país que además tiene la mayoría de la cámara de representación. El pasado martes, incluso, la policía dispersó a los parlamentarios que intentaban acceder a la asamblea nacional para participar en una sesión que había convocado el presidente de la cámara, a pesar de la prohibición presidencial. No es la primera vez que se produce esta situación. Umaro Sissoco Embaló ya recurrió a la disolución del parlamento en 2022 después de otro pretendido golpe de estado frustrado. El hecho es que el pulso y la tensión institucional aumentan en el país y se reproducen en una fractura social.
La lucha para revocar la ley anti-LGBTIQ+ en Uganda no ha acabado
A pesar de la aplastante aprobación de la ley anti-LGBTIQ+ en el parlamento ugandés en mayo, los y las activistas de defensa de derechos humanos no han dejado de luchar para denunciar y para conseguir revertirla. La ley que ha sido considerada la más dura del mundo contra las personas LGBTIQ+ tiene una clara voluntad de castigar las relaciones homosexuales y llega a contemplar la pena de muerte en lo que tipifica como "homosexualidad agravada". Al menos dos hombres se encuentran en esta situación y, por tanto, se arriesgan a ser condenados a muerte por su orientación sexual o su identidad de género. Las consecuencias inmediatas de la ley son mucho más profundas, las organizaciones de protección de derechos fundamentales han documentado no solo un elevado número de las acusaciones basadas en esta nueva ley, sino también un aumento de los casos de violencia contra personas LGBTIQ+.
El activismo ugandés está intentando revocar la ley a través de los tribunales nacionales por la inconstitucionalidad del texto, pero también ha puesto muchos esfuerzos en aumentar la presión diplomática. En este sentido el gobierno estadounidense ha aprobado sanciones contra un buen número de personas a las que considera responsables de la aprobación de la ley. Resulta curioso que se ha detectado la implicación de grupos ultraconservadores estadounidenses en la promoción y la aprobación de esta legislación. A pesar de ello, los activistas continúan con sus campañas de presión internacional.
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(*) Carlos Bajo Erro es co-fundador de Wiriko, asociación cultural para la divulgación y promoción de las artes y culturas africanas. Licenciado en Periodismo (UN), postgraduado en Comunicación de los conflictos y de la paz (UAB) y Máster Euroafricano de Ciencias Sociales del Desarrollo. Artículo divulgado por El Salto, España.
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