La realidad tras los datos de Ayuda Oficial al Desarrollo
ESPAÑA (Other News/Alejandro Torrecilla – Descifrando la Guerra*)
19.12.2023
Los datos sobre el gasto en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de 2022, publicados por la OCDE, dibujan un escenario a priori esperanzador en el sector de la cooperación al desarrollo. Sin embargo, aunque parezca que nos encontramos ante un momento de gran prosperidad con cifras récord de ayuda, la realidad es muy distinta a los titulares cuando profundizamos en los datos.
Así, mientras la OCDE informa de que estamos ante un nuevo máximo histórico de AOD entre los países que forman el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), superando los 200.000 millones de dólares, nos encontramos con que la ayuda destinada a los países menos desarrollados, y especialmente a África subsahariana, se ha reducido significativamente. ¿Por qué ocurre esto?
Cómo los países engordan las cifras de AOD
El principal elemento discordante a la hora de analizar los datos es la contabilización del dinero empleado para la acogida de refugiados dentro de los países del CAD como ayuda al desarrollo. Esta práctica, ampliamente criticada por las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD), sirve a los gobiernos para inflar sus cifras de AOD y arrojar un mensaje confuso a la sociedad sobre el dinero que los países destinan a cooperación al desarrollo.
El problema reside en que las ayudas destinadas a la atención de refugiados -cuya importancia y necesidad no es objeto de análisis- no salen del territorio emisor de las mismas. De este modo, la ayuda no tiene un impacto real en el país receptor, sino que termina sirviendo a intereses del país donante. Además, se incumple el requisito de que la AOD debe servir para asegurar la redistribución de riqueza entre países. La realidad es que, cuando excluimos este tipo de aportaciones del cómputo, el aumento del 13,6% de la AOD respecto a 2021 se queda en un 4,6%.
Este no es el único componente que emborrona las cuentas. También se computan como AOD las donaciones de vacunas contra la COVID-19, a pesar de que la práctica totalidad de las mismas han sido dosis compradas originalmente para uso doméstico que han sido entregadas a otros países por falta de uso. Solamente Irlanda y Nueva Zelanda compraron dosis específicamente destinadas a otros países. Las donaciones de vacunas han supuesto un 0,8% del total de la AOD, llegando al 5% el conjunto de ayudas relacionadas con el virus.
El impacto de la guerra de Ucrania en la AOD
La situación en Ucrania ha distorsionado enormemente las tendencias mundiales en materia de cooperación al desarrollo. El país recibió más de 16.000 millones de dólares en ayuda bilateral, lo que supone un 7,8% de la ayuda total. El incremento es ingente respecto al año anterior, donde ni siquiera se llegó a los 1.000 millones de dólares. Si junto a esto consideramos que el 14,4% de la AOD total se destinó a la acogida de refugiados, el impacto de la guerra de Ucrania es más que considerable. Entre los países que más han impulsado el flujo de gasto hacia Ucrania están Canadá y Estados Unidos.
Más de 29.000 millones de dólares se han quedado en los países para sufragar los gastos de gestión y acogida de refugiados. La cifra supera en casi un tercio a la destinada para ayuda humanitaria -22.000 millones-. Esto no ocurría desde 2016, cuando la afluencia de refugiados, principalmente desde Siria, disparó los gastos de acogida, aunque en ese entonces solo alcanzaron los 18.000 millones.
No es sorprendente que los países que más han aumentado sus cifras de AOD sean aquellos que sufren más de cerca las consecuencias de la guerra. El récord se lo lleva Polonia, país que lidera las recepciones de refugiados ucranianos. El incremento ha sido de un 255%. Le siguen República Checa (167,1%) y Lituania (121,6%). En los casos polaco y checo, el 65% de los fondos han permanecido en su territorio para atender la llegada de refugiados.
Los efectos del desvío de fondos
Las ONGD denuncian que los países han aprovechado la guerra de Ucrania para desviar la atención de otras crisis humanitarias, de forma que el dinero termina alejándose de los países que más lo necesitan. Desde Oxfam, Marc Cohen habla directamente de que los países ricos se están embolsando un 14% de la ayuda -el gasto de refugiados- que están robando a las personas más pobres del mundo.
La asistencia a los países menos adelantados -categoría de la OCDE que engloba a 46 países de distintos continentes- ha disminuido un 0,7% en 2022. La situación empeora si ponemos el foco en África subsahariana, donde el descenso alcanza el 7,8%. Esto ha ocurrido a la par que persistía la crudeza de conflictos como los de Etiopía, Somalia o Burkina Faso. La crisis alimentaria sigue afectando gravemente a una región que ha visto reducida su ayuda injustificadamente.
Un compromiso quincuagenario lejos de cumplirse
Ha pasado medio siglo desde que en los años 70 se acordara en la Asamblea General de Naciones Unidas el compromiso de destinar un 0,7% de la renta nacional bruta (RNB) a ayuda oficial al desarrollo. En 2022, solamente cinco países del CAD cumplieron con dicho objetivo -Luxemburgo, Suecia, Noruega, Alemania y Dinamarca-. Países que en el pasado alcanzaron esta cifra, como Finlandia y Países Bajos, se encuentran por debajo del umbral, aunque están notablemente por encima de la media.
Los países integrantes del CAD invirtieron de media un 0,36% de su RNB en ayuda al desarrollo. Entre los miembros por debajo de esta cifra figuran países europeos como Grecia y Eslovaquia, pero también Corea del Sur, Australia o Estados Unidos.
La medida porcentual sobre la RNB nos permite comprender porque las cifras de AOD no son tan generosas como los datos sugieren. Si bien en números absolutos es el cuarto año consecutivo en el que se alcanza una cifra récord de AOD, es obvio que la riqueza de los países en la actualidad no tiene nada que ver con la que existía el siglo pasado. Pese a que es cierto que los países gastan más en términos absolutos, el esfuerzo es menor y se aporta menos de lo que se podría y debería.
Si comparamos la media histórica de gasto en AOD (medida en % de la RNB), estamos en cifras equiparables a las contribuciones realizadas en la década de los 80, y muy lejos de lo aportado en los años 60, cuando se llegó a invertir un 0,54% de la RNB. Si ese porcentaje se aplicara en la actualidad estaríamos superando los 300 mil millones de dólares en AOD.
..................
*Descifrando la Guerra (España) está compuesto por seis profesionales de diferentes campos -historiadores, politólogos, antropólogos y periodistas- interesados en mostrar una visión amplia de lo que sucede en el mundo y cuenta con una red de colaboradores internos que siguen diariamente la actualidad internacional. Cada uno de ellos está especializado en una región, permitiéndonos de esta forma ofrecer un análisis detallado de todo lo que ocurre en el mundo.
Other News
ESPAÑA (Other News/Alejandro Torrecilla – Descifrando la Guerra*)
19.12.2023
Los datos sobre el gasto en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de 2022, publicados por la OCDE, dibujan un escenario a priori esperanzador en el sector de la cooperación al desarrollo. Sin embargo, aunque parezca que nos encontramos ante un momento de gran prosperidad con cifras récord de ayuda, la realidad es muy distinta a los titulares cuando profundizamos en los datos.
Así, mientras la OCDE informa de que estamos ante un nuevo máximo histórico de AOD entre los países que forman el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), superando los 200.000 millones de dólares, nos encontramos con que la ayuda destinada a los países menos desarrollados, y especialmente a África subsahariana, se ha reducido significativamente. ¿Por qué ocurre esto?
Cómo los países engordan las cifras de AOD
El principal elemento discordante a la hora de analizar los datos es la contabilización del dinero empleado para la acogida de refugiados dentro de los países del CAD como ayuda al desarrollo. Esta práctica, ampliamente criticada por las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD), sirve a los gobiernos para inflar sus cifras de AOD y arrojar un mensaje confuso a la sociedad sobre el dinero que los países destinan a cooperación al desarrollo.
El problema reside en que las ayudas destinadas a la atención de refugiados -cuya importancia y necesidad no es objeto de análisis- no salen del territorio emisor de las mismas. De este modo, la ayuda no tiene un impacto real en el país receptor, sino que termina sirviendo a intereses del país donante. Además, se incumple el requisito de que la AOD debe servir para asegurar la redistribución de riqueza entre países. La realidad es que, cuando excluimos este tipo de aportaciones del cómputo, el aumento del 13,6% de la AOD respecto a 2021 se queda en un 4,6%.
Este no es el único componente que emborrona las cuentas. También se computan como AOD las donaciones de vacunas contra la COVID-19, a pesar de que la práctica totalidad de las mismas han sido dosis compradas originalmente para uso doméstico que han sido entregadas a otros países por falta de uso. Solamente Irlanda y Nueva Zelanda compraron dosis específicamente destinadas a otros países. Las donaciones de vacunas han supuesto un 0,8% del total de la AOD, llegando al 5% el conjunto de ayudas relacionadas con el virus.
El impacto de la guerra de Ucrania en la AOD
La situación en Ucrania ha distorsionado enormemente las tendencias mundiales en materia de cooperación al desarrollo. El país recibió más de 16.000 millones de dólares en ayuda bilateral, lo que supone un 7,8% de la ayuda total. El incremento es ingente respecto al año anterior, donde ni siquiera se llegó a los 1.000 millones de dólares. Si junto a esto consideramos que el 14,4% de la AOD total se destinó a la acogida de refugiados, el impacto de la guerra de Ucrania es más que considerable. Entre los países que más han impulsado el flujo de gasto hacia Ucrania están Canadá y Estados Unidos.
Más de 29.000 millones de dólares se han quedado en los países para sufragar los gastos de gestión y acogida de refugiados. La cifra supera en casi un tercio a la destinada para ayuda humanitaria -22.000 millones-. Esto no ocurría desde 2016, cuando la afluencia de refugiados, principalmente desde Siria, disparó los gastos de acogida, aunque en ese entonces solo alcanzaron los 18.000 millones.
No es sorprendente que los países que más han aumentado sus cifras de AOD sean aquellos que sufren más de cerca las consecuencias de la guerra. El récord se lo lleva Polonia, país que lidera las recepciones de refugiados ucranianos. El incremento ha sido de un 255%. Le siguen República Checa (167,1%) y Lituania (121,6%). En los casos polaco y checo, el 65% de los fondos han permanecido en su territorio para atender la llegada de refugiados.
Los efectos del desvío de fondos
Las ONGD denuncian que los países han aprovechado la guerra de Ucrania para desviar la atención de otras crisis humanitarias, de forma que el dinero termina alejándose de los países que más lo necesitan. Desde Oxfam, Marc Cohen habla directamente de que los países ricos se están embolsando un 14% de la ayuda -el gasto de refugiados- que están robando a las personas más pobres del mundo.
La asistencia a los países menos adelantados -categoría de la OCDE que engloba a 46 países de distintos continentes- ha disminuido un 0,7% en 2022. La situación empeora si ponemos el foco en África subsahariana, donde el descenso alcanza el 7,8%. Esto ha ocurrido a la par que persistía la crudeza de conflictos como los de Etiopía, Somalia o Burkina Faso. La crisis alimentaria sigue afectando gravemente a una región que ha visto reducida su ayuda injustificadamente.
Un compromiso quincuagenario lejos de cumplirse
Ha pasado medio siglo desde que en los años 70 se acordara en la Asamblea General de Naciones Unidas el compromiso de destinar un 0,7% de la renta nacional bruta (RNB) a ayuda oficial al desarrollo. En 2022, solamente cinco países del CAD cumplieron con dicho objetivo -Luxemburgo, Suecia, Noruega, Alemania y Dinamarca-. Países que en el pasado alcanzaron esta cifra, como Finlandia y Países Bajos, se encuentran por debajo del umbral, aunque están notablemente por encima de la media.
Los países integrantes del CAD invirtieron de media un 0,36% de su RNB en ayuda al desarrollo. Entre los miembros por debajo de esta cifra figuran países europeos como Grecia y Eslovaquia, pero también Corea del Sur, Australia o Estados Unidos.
La medida porcentual sobre la RNB nos permite comprender porque las cifras de AOD no son tan generosas como los datos sugieren. Si bien en números absolutos es el cuarto año consecutivo en el que se alcanza una cifra récord de AOD, es obvio que la riqueza de los países en la actualidad no tiene nada que ver con la que existía el siglo pasado. Pese a que es cierto que los países gastan más en términos absolutos, el esfuerzo es menor y se aporta menos de lo que se podría y debería.
Si comparamos la media histórica de gasto en AOD (medida en % de la RNB), estamos en cifras equiparables a las contribuciones realizadas en la década de los 80, y muy lejos de lo aportado en los años 60, cuando se llegó a invertir un 0,54% de la RNB. Si ese porcentaje se aplicara en la actualidad estaríamos superando los 300 mil millones de dólares en AOD.
..................
*Descifrando la Guerra (España) está compuesto por seis profesionales de diferentes campos -historiadores, politólogos, antropólogos y periodistas- interesados en mostrar una visión amplia de lo que sucede en el mundo y cuenta con una red de colaboradores internos que siguen diariamente la actualidad internacional. Cada uno de ellos está especializado en una región, permitiéndonos de esta forma ofrecer un análisis detallado de todo lo que ocurre en el mundo.
Other News