Numerosos países y personalidades se habían posicionado al principio de la guerra contra Yemen. Pero ahora están modificando su postura. Al hacerlo evitan pronunciarse según el cliché creado alrededor del diferendo entre sunnitas y chiitas y llaman a la proclamación de un alto al fuego y a la búsqueda de una solución política. Lo que en realidad se esconde tras esa guerra inútil es el proyecto de creación de una OTAN árabe… bajo las órdenes de Israel.
por Thierry Meyssan
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 20 DE ABRIL DE 2015
El secretario general de la Liga Árabe, Nabil el-Arabi, trata de explicar el proyecto de creación de la Fuerza Comun «Árabe».
En su Doctrina de Seguridad Nacional, publicada el 6 de febrero de 2015, el presidente Obama escribía:
«Una estabilidad a largo plazo [en el Medio Oriente y en el norte de África] requiere más que el uso y la presencia de fuerzas militares estadounidenses. Exige socios que sean capaces de defenderse por sí mismos. Es por eso que invertimos en la capacidad de Israel, de Jordania y de nuestros socios del Golfo para desestimular una agresión, manteniendo a la vez nuestro inquebrantable compromiso con la seguridad de Israel, incluso mediante su ventaja militar cualitativa.» [1].
La lectura cuidadosa de ese documento no deja lugar a dudas. La estrategia del Pentágono consiste en crear una versión actualizada del Pacto de Bagdad, una OTAN árabe, para poder retirar sus propias tropas del Medio Oriente y del norte de África y reposicionarlas en el Lejano Oriente (el llamado «pivote» contra China).
También está claro que, según su visión, el Pentágono planea que los países del Golfo y Jordania conformen esa «Fuerza Árabe de Defensa Común», que estaría bajo las órdenes de Israel. Si retomamos el ejemplo del Pacto de Bagdad, hay que recordar que el Reino Unido lo creó incorporándole sus ex colonias. Sin embargo, a los 3 años de su creación, el estado mayor del Pacto de Bagdad fue puesto bajo las órdenes del Pentágono, a pesar de que Estados Unidos ni siquiera había firmado aquel Pacto.
En noviembre de 2013, el entonces presidente de Israel, Shimon Peres, hizo una intervención, por videoconferencia, ante el Consejo de Seguridad del Golfo, reunido en Abu Dabi y con la participación de los representantes de los principales miembros de la Liga Árabe y de varios Estados de Estados sunnitas de Asia [2]. La intervención de Peres, sobre la necesidad de crear un nuevo pacto militar contra Irán, fue largamente aplaudida.
El SIPRI (siglas en inglés del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo) acaba de revelar que Arabia Saudita estuvo preparándose para crear la «Fuerza Árabe de Defensa Común», elevando su presupuesto militar de 2014 en 13 000 millones de dólares, ¡lo cual representa un aumento de 17%!
Riad está tratando de implicar la mayor cantidad posible de países a ese proyecto. Y ya logró comprar la participación de Egipto. Fue para eso que, durante la Conferencia económica de Charm el-Cheikh realizada el 13 de marzo, los Estados del Golfo ofrecieron 12 000 millones de dólares para los proyectos de inversión del Cairo.
La Liga Árabe adoptó el proyecto de creación de la fuerza «árabe» el pasado 1º de abril, en la Cumbre de Charm el-Cheick. Según la explicación oficial, el objetivo es aplicar el Tratado de Defensa árabe de 1950 para luchar contra el terrorismo, a no ser que en realidad sea para satisfacer las ambiciones de Arabia Saudita en Yemen. La guerra contra los hutis –guerra cuya necesidad nadie entiende– tiene así el papel de un ejercicio militar a escala real, sin que nadie manifieste compasión por el millar de muertos y los 3 000 heridos que ya han dejado los bombardeos contra Yemen.
Según Stratford, el estado mayor militar de esa operación –bautizada como «Tempestad decisiva»– no está en Arabia Saudita sino en Somaliland. Ese país, que se proclamó independiente en 1960 y fue incorporado a Somalia en 1969 como resultado de un golpe de Estado, volvió a proclamarse independiente en 1991, antes de ser reintegrado nuevamente a Somalia en 1994 y de proclamarse independiente por tercera vez en 2002. Las 2 primeras veces, Israel fue el primer Estado en reconocer su independencia. Actualmente nadie reconoce la independencia de Somaliland pero desde 2010 su territorio se ha convertido en una base israelí que garantiza el control del estrecho de Bab el-Mandeb, el cual vincula el canal de Suez y el Mar Rojo con el Golfo de Adén y el Océano Índico.
Los jefes de estados mayores de los países de la Liga Árabe se reunirán el 22 de abril para evaluar las unidades que podrían poner a la disposición del nuevo dispositivo. Egipto, Kuwait y Marruecos –implicados los tres en los bombardeos contra Yemen– presentarán un informe preliminar el 1º de julio.
Por desgracia, todo esto era previsible. Después de haber traicionado al pueblo sirio con la exclusión de la República Árabe Siria –en franca violación de sus propios estatutos– la Liga Árabe ahora se dispone a traicionar al pueblo palestino poniendo los ejércitos de sus miembros bajo las órdenes de un Estado colonial.
Thierry Meyssan
Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
[1] National Security Strategy, White House, 6 de febrero de 2015. Ver además nuestro comentario «El rearme de Obama», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de febrero de 2015.
[2] « El presidente de Israel habló ante el Consejo de Seguridad del Golfo a fines de noviembre», Red Voltaire, 3 de diciembre de 2013.
En su Doctrina de Seguridad Nacional, publicada el 6 de febrero de 2015, el presidente Obama escribía:
«Una estabilidad a largo plazo [en el Medio Oriente y en el norte de África] requiere más que el uso y la presencia de fuerzas militares estadounidenses. Exige socios que sean capaces de defenderse por sí mismos. Es por eso que invertimos en la capacidad de Israel, de Jordania y de nuestros socios del Golfo para desestimular una agresión, manteniendo a la vez nuestro inquebrantable compromiso con la seguridad de Israel, incluso mediante su ventaja militar cualitativa.» [1].
La lectura cuidadosa de ese documento no deja lugar a dudas. La estrategia del Pentágono consiste en crear una versión actualizada del Pacto de Bagdad, una OTAN árabe, para poder retirar sus propias tropas del Medio Oriente y del norte de África y reposicionarlas en el Lejano Oriente (el llamado «pivote» contra China).
También está claro que, según su visión, el Pentágono planea que los países del Golfo y Jordania conformen esa «Fuerza Árabe de Defensa Común», que estaría bajo las órdenes de Israel. Si retomamos el ejemplo del Pacto de Bagdad, hay que recordar que el Reino Unido lo creó incorporándole sus ex colonias. Sin embargo, a los 3 años de su creación, el estado mayor del Pacto de Bagdad fue puesto bajo las órdenes del Pentágono, a pesar de que Estados Unidos ni siquiera había firmado aquel Pacto.
En noviembre de 2013, el entonces presidente de Israel, Shimon Peres, hizo una intervención, por videoconferencia, ante el Consejo de Seguridad del Golfo, reunido en Abu Dabi y con la participación de los representantes de los principales miembros de la Liga Árabe y de varios Estados de Estados sunnitas de Asia [2]. La intervención de Peres, sobre la necesidad de crear un nuevo pacto militar contra Irán, fue largamente aplaudida.
El SIPRI (siglas en inglés del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo) acaba de revelar que Arabia Saudita estuvo preparándose para crear la «Fuerza Árabe de Defensa Común», elevando su presupuesto militar de 2014 en 13 000 millones de dólares, ¡lo cual representa un aumento de 17%!
Riad está tratando de implicar la mayor cantidad posible de países a ese proyecto. Y ya logró comprar la participación de Egipto. Fue para eso que, durante la Conferencia económica de Charm el-Cheikh realizada el 13 de marzo, los Estados del Golfo ofrecieron 12 000 millones de dólares para los proyectos de inversión del Cairo.
La Liga Árabe adoptó el proyecto de creación de la fuerza «árabe» el pasado 1º de abril, en la Cumbre de Charm el-Cheick. Según la explicación oficial, el objetivo es aplicar el Tratado de Defensa árabe de 1950 para luchar contra el terrorismo, a no ser que en realidad sea para satisfacer las ambiciones de Arabia Saudita en Yemen. La guerra contra los hutis –guerra cuya necesidad nadie entiende– tiene así el papel de un ejercicio militar a escala real, sin que nadie manifieste compasión por el millar de muertos y los 3 000 heridos que ya han dejado los bombardeos contra Yemen.
Según Stratford, el estado mayor militar de esa operación –bautizada como «Tempestad decisiva»– no está en Arabia Saudita sino en Somaliland. Ese país, que se proclamó independiente en 1960 y fue incorporado a Somalia en 1969 como resultado de un golpe de Estado, volvió a proclamarse independiente en 1991, antes de ser reintegrado nuevamente a Somalia en 1994 y de proclamarse independiente por tercera vez en 2002. Las 2 primeras veces, Israel fue el primer Estado en reconocer su independencia. Actualmente nadie reconoce la independencia de Somaliland pero desde 2010 su territorio se ha convertido en una base israelí que garantiza el control del estrecho de Bab el-Mandeb, el cual vincula el canal de Suez y el Mar Rojo con el Golfo de Adén y el Océano Índico.
Los jefes de estados mayores de los países de la Liga Árabe se reunirán el 22 de abril para evaluar las unidades que podrían poner a la disposición del nuevo dispositivo. Egipto, Kuwait y Marruecos –implicados los tres en los bombardeos contra Yemen– presentarán un informe preliminar el 1º de julio.
Por desgracia, todo esto era previsible. Después de haber traicionado al pueblo sirio con la exclusión de la República Árabe Siria –en franca violación de sus propios estatutos– la Liga Árabe ahora se dispone a traicionar al pueblo palestino poniendo los ejércitos de sus miembros bajo las órdenes de un Estado colonial.
Thierry Meyssan
Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
[1] National Security Strategy, White House, 6 de febrero de 2015. Ver además nuestro comentario «El rearme de Obama», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de febrero de 2015.
[2] « El presidente de Israel habló ante el Consejo de Seguridad del Golfo a fines de noviembre», Red Voltaire, 3 de diciembre de 2013.