Por Tomás Lukin11 de octubre de 2017
Pagina/12
Christine Lagarde, directora gerente del FMI, encabeza la asamblea anual del organismo en Washington. Imagen: AFP
En su panorama de la economía mundial, el organismo de crédito volvió a halagar la política económica de Mauricio Macri, pero le pidió que profundice el ajuste. Estimó menos crecimiento y más inflación que la pauta oficial.
El optimismo del Fondo Monetario Internacional con la política económica del gobierno de Cambiemos no se agota. La última edición del informe Perspectivas de la Economía Mundial volvió a elevar las proyecciones de crecimiento del PIB. El crecimiento esperado para 2017 pasó de 2,4 a 2,5 por ciento. El dato se suma a las sucesivas mejoras previstas por el staff del FMI, que también abultó sus pronósticos para 2018 del 2,2 a 2,5 por ciento. El tradicional documento que difunde el organismo previo a la celebración de su reunión anual en Washington sugiere avanzar con el ajuste del gasto público y sostener tasas de interés elevadas. No lo dice de manera directa sino que recurre a sus eufemismos habituales y recomienda que Argentina “acelere su consolidación fiscal” y “mantenga una política monetaria restrictiva”. A pesar de los buenos augurios, el FMI no ve posible que el Banco Central cumpla con su meta de inflación. El informe considera que los aumentos de precios llegarán este año al 22,3 por ciento. El guarismo supera ampliamente el techo del 17 por ciento autoimpuesto por el BCRA pero es inferior a las proyecciones realizadas por consultoras privadas, centros de investigación y universidades. El encuentro que comenzó ayer en la capital estadounidense contará con la participación del titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger.
El rebote en el nivel de actividad después de la recesión inducida el año pasado estaría siendo motorizado para el Fondo por “una mejora en los salarios reales que impulsa el consumo”, “una inversión que levanta de la mano de la obra pública” y “mayores exportaciones como resultado de una demanda externa más firme”. Los datos oficiales no validan esos pronósticos: la tímida recuperación el poder adquisitivo de los salarios no alcanza a compensar la fuerte caída del año pasado, la inversión privada brilla por su ausencia ante una abúlica demanda interna y el principal mercado externo, Brasil, no ofrece señales de reactivación. De hecho, según el Indec las exportaciones globales caen 0,1 por ciento en lo que va del año.
“Con su economía emergiendo de la recesión después de un período de ajustes, Argentina debería acelera su consolidación fiscal en 2018”, reclama el FMI al referirse al desempeño esperado para la economía local el próximo año. Durante los años ‘90 el organismo sobreestimó sistemáticamente el crecimiento económico del país en sus informes. Los errores en los pronósticos y su cuestionamiento a la orientación macroeconómica argentina se convirtieron en una tradición a lo largo del período kirchnerista.
El documento advierte que en países como Argentina y Turquía los aumentos de precios “permanecen muy por encima de la meta del Banco Central, por lo cual la política monetaria debe seguir siendo contractiva”. El inminente fracaso de Sturzenegger para cumplir con los objetivos de precios autoimpuestos no lo llevan a replantear la estrategia oficial. Como anticipa la sugerencia del FMI, la indicación para acercarse al objetivo es la profundización de la política monetaria contractiva, fundamentalmente tasas de interés reales altas, y el avance en la consolidación fiscal. Cuando el año pasado publicó su primera revisión de la economía local después de una década, el FMI sugirió una serie de políticas que van desde el recorte del gasto público y la reforma del sistema jubilatorio hasta la flexibilización laboral.
El Fondo tampoco cree posible que la meta se alcance el año próximo y espera que la inflación “punta a punta” llegue a 16,7 por ciento. La meta oficial para 2018 está entre 8 y 12 por ciento. Si se cumple el pronóstico inflacionario del FMI los precios se ubicarán un 40 por ciento por encima del límite superior de la meta. El organismo estimó que la inflación promedio, una medición que no es de uso habitual en Argentina, ascenderá hasta el 26,9 por ciento. Ese indicador contempla la comparación entre el promedio de precios del año pasado y el promedio de éste.
En materia regional el organismo mejoró levemente las estimaciones para Brasil como resultado de las reformas estructurales -laboral y fiscal- implementada por las autoridades del país vecino. El crecimiento esperado para este año subió de 0,3 a 0,7 por ciento y para 2018 el Fondo espera que pase de 1,3 a 1,5 por ciento. Ese desempeño no alcanza para impulsar una mejora en las exportaciones argentinas como la que anticipa el organismo. De hecho, las proyecciones para el resultado de cuenta corriente de Argentina dan cuenta de una expansión del déficit hasta cifras cercanas al 4 por ciento del PIB. El deterioro del balance comercial y el incremento de las erogaciones para el pago de la deuda explican el empeoramiento del indicador. Los técnicos advierten que “la intensificación de la crisis política” en Venezuela resultará en una contracción de la economía superior al 10 por ciento.
Christine Lagarde, directora gerente del FMI, encabeza la asamblea anual del organismo en Washington. Imagen: AFP
En su panorama de la economía mundial, el organismo de crédito volvió a halagar la política económica de Mauricio Macri, pero le pidió que profundice el ajuste. Estimó menos crecimiento y más inflación que la pauta oficial.
El optimismo del Fondo Monetario Internacional con la política económica del gobierno de Cambiemos no se agota. La última edición del informe Perspectivas de la Economía Mundial volvió a elevar las proyecciones de crecimiento del PIB. El crecimiento esperado para 2017 pasó de 2,4 a 2,5 por ciento. El dato se suma a las sucesivas mejoras previstas por el staff del FMI, que también abultó sus pronósticos para 2018 del 2,2 a 2,5 por ciento. El tradicional documento que difunde el organismo previo a la celebración de su reunión anual en Washington sugiere avanzar con el ajuste del gasto público y sostener tasas de interés elevadas. No lo dice de manera directa sino que recurre a sus eufemismos habituales y recomienda que Argentina “acelere su consolidación fiscal” y “mantenga una política monetaria restrictiva”. A pesar de los buenos augurios, el FMI no ve posible que el Banco Central cumpla con su meta de inflación. El informe considera que los aumentos de precios llegarán este año al 22,3 por ciento. El guarismo supera ampliamente el techo del 17 por ciento autoimpuesto por el BCRA pero es inferior a las proyecciones realizadas por consultoras privadas, centros de investigación y universidades. El encuentro que comenzó ayer en la capital estadounidense contará con la participación del titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger.
El rebote en el nivel de actividad después de la recesión inducida el año pasado estaría siendo motorizado para el Fondo por “una mejora en los salarios reales que impulsa el consumo”, “una inversión que levanta de la mano de la obra pública” y “mayores exportaciones como resultado de una demanda externa más firme”. Los datos oficiales no validan esos pronósticos: la tímida recuperación el poder adquisitivo de los salarios no alcanza a compensar la fuerte caída del año pasado, la inversión privada brilla por su ausencia ante una abúlica demanda interna y el principal mercado externo, Brasil, no ofrece señales de reactivación. De hecho, según el Indec las exportaciones globales caen 0,1 por ciento en lo que va del año.
“Con su economía emergiendo de la recesión después de un período de ajustes, Argentina debería acelera su consolidación fiscal en 2018”, reclama el FMI al referirse al desempeño esperado para la economía local el próximo año. Durante los años ‘90 el organismo sobreestimó sistemáticamente el crecimiento económico del país en sus informes. Los errores en los pronósticos y su cuestionamiento a la orientación macroeconómica argentina se convirtieron en una tradición a lo largo del período kirchnerista.
El documento advierte que en países como Argentina y Turquía los aumentos de precios “permanecen muy por encima de la meta del Banco Central, por lo cual la política monetaria debe seguir siendo contractiva”. El inminente fracaso de Sturzenegger para cumplir con los objetivos de precios autoimpuestos no lo llevan a replantear la estrategia oficial. Como anticipa la sugerencia del FMI, la indicación para acercarse al objetivo es la profundización de la política monetaria contractiva, fundamentalmente tasas de interés reales altas, y el avance en la consolidación fiscal. Cuando el año pasado publicó su primera revisión de la economía local después de una década, el FMI sugirió una serie de políticas que van desde el recorte del gasto público y la reforma del sistema jubilatorio hasta la flexibilización laboral.
El Fondo tampoco cree posible que la meta se alcance el año próximo y espera que la inflación “punta a punta” llegue a 16,7 por ciento. La meta oficial para 2018 está entre 8 y 12 por ciento. Si se cumple el pronóstico inflacionario del FMI los precios se ubicarán un 40 por ciento por encima del límite superior de la meta. El organismo estimó que la inflación promedio, una medición que no es de uso habitual en Argentina, ascenderá hasta el 26,9 por ciento. Ese indicador contempla la comparación entre el promedio de precios del año pasado y el promedio de éste.
En materia regional el organismo mejoró levemente las estimaciones para Brasil como resultado de las reformas estructurales -laboral y fiscal- implementada por las autoridades del país vecino. El crecimiento esperado para este año subió de 0,3 a 0,7 por ciento y para 2018 el Fondo espera que pase de 1,3 a 1,5 por ciento. Ese desempeño no alcanza para impulsar una mejora en las exportaciones argentinas como la que anticipa el organismo. De hecho, las proyecciones para el resultado de cuenta corriente de Argentina dan cuenta de una expansión del déficit hasta cifras cercanas al 4 por ciento del PIB. El deterioro del balance comercial y el incremento de las erogaciones para el pago de la deuda explican el empeoramiento del indicador. Los técnicos advierten que “la intensificación de la crisis política” en Venezuela resultará en una contracción de la economía superior al 10 por ciento.