Por Dario Pignotti
22 de marzo de 2019
Temer bajo arresto en el aeropuerto de Guarulhos, San Pablo, a punto de ser trasladado a Río de Janeiro.
Cayó preso un temerario ex presidente. El ex mandatario de facto fue arrestado por el presunto cobro de un soborno de un millón de reales (260 mil dólares), que le habría pagado una constructora en el marco del caso Lava Jato.
El ex presidente Michel Temer, que asumió tras participar en la conjura contra Dilma Rousseff en 2016, fue arrestado en San Pablo por uno de los diez casos de corrupción en los que está envuelto. La prisión fue ordenada por el juez federal Marcelo Pretas, considerado el lugarteniente en Río de Janeiro de la causa Lava Jato, cuyo mentor fue ex magistrado y actual ministro de justicia Sergio Moro.
El político del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) fue arrestado por el presunto cobro de un soborno de 1 millón de reales (260 mil dólares) pagados por la empresa Engevix, que participó en la construcción aún inconclusa de la usina nuclear Angra III, en el interior de Río.
Temer fue detenido en la mañana del jueves en San Pablo y trasladado por la tarde a Río de Janeiro donde quedó alojado en la Superintendencia de la Policía Federal.
Poco después fue preso el ex ministro de Minas y Energía Wellington Moreira Franco, también del MDB y participante en el plan que derrocó en Rousseff del Partido de los Trabajadores (PT). Otro de los detenidos es el ex coronel de la policía paulista Joao Baptista Lima Filho, operador financiero y hombre de confianza de Temer. El cacique “emedebista” es apodado como “traidor” por Rousseff, quien no lo cita por su nombre y que ayer evitó manifestarse sobre el caso hasta el cierre de esta crónica.
Hubo un estremecimiento en Brasilia, donde el dirigente ahora preso controló los hilos del poder durante años de manera sigilosa. Más de un legislador actual o jubilado puede estar en los archivos temeristas.
Gracias a su ubicuidad, o más bien inescrupulosidad, Temer fue oficialista gobiernos de diferente signo partidario: antes de ser vice de Dilma fue líder de la Cámara de Diputados durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
Los buenos contactos en el mundo judicial (Temer fue fiscal) hicieron suponer a algunos observadores que podría evitar la prisión luego de perder el fuero calificado con el fin de su mandato el 31 de diciembre del año pasado, tras lo cual asumió el ex capitán Jair Bolsonaro. Otros columnistas consideraban que el caudal de evidencias en su contra era tal que ni el partido judicial lo salvaría de la prisión.
En mayo de 2017, un año después de iniciada su gestión, se divulgó una grabación en la que Temer fue captado mientras hablaba sobre pagos ilegales con el magnate Joesley Baptista dueño del emporio de la carne JBS. Además uno de sus lugartenientes apareció en un video portando una maleta con dinero de una coima. El maletero fue preso mientras su jefe permaneció en libertad despachando en el Planalto.
Durante su mandato Temer fue denunciado dos veces por corrupción por el Ministerio Público, con aval de la Corte, pero el Congreso abortó los procesos. Ayer el Ministerio Público Federal de Río lo acusó de comandar una organización dedicada a amañar contratos, manipular proyectos legislativos y otras irregularidades de le durante 40 años al cabo de los cuales recibió unos 520 millones de dólares ilegales.
La prisión también causó un sacudón en la Bolsa de Valores de San Pablo, que llegó a bajar el 2,4 por ciento a las trece horas. Para el poder financiero este escándalo agrega volatilidad dentro del amplio campo oficialista que va desde el ultraderechista Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro al conservador MDB.
Para el PT “es evidente que una vez cumplidos los objetivos del golpe y de la prohibición ilegal para que Lula dispute las elecciones (de 2018) sus artífices están siendo descartados”. En mayo de 2016 “Temer asumió la presidencia tras un golpe deplorable, su agenda de gobierno aumentó la desigualdad y la miseria”, recordó una nota divulgada por el PT.
El diputado Iván Valente, del Partido Socialismo y Libertad se preguntó si la prisión es una “maniobra” de los jueces de Lava Jato para enmendar cierta pérdida de credibilidad. También apuntó que este caso llegó providencialmente para el Bolsonaro que perdió 15 puntos de popularidad en una encuesta publicada el miércoles, situándolo como el mandatario más impopular al cumplir dos meses y medio de gestión.
Columnistas de la cadena Globo insistieron en que este caso demuestra que Lava Jato es “imparcial” pues carga contra políticos de varios partidos. Sin tomar en cuenta que contra Temer hay pruebas abundantes, al contrario de lo que ocurrió en la sentencia que acabó en la prisión de Luiz Inácio Lula da Silva. Esos mismos periodistas recomendaron que el ex presidente no sea liberado por la Corte en la sesión que analizará su condena el mes que viene.