2 ago 2020

NO ES MUY DIFICIL SABER QUIENES SON

EEUU supera las 150.000 muertes por coronavirus: las estadísticas muestran una gran disparidad por raza y nivel de ingresos

The Guardian
1 de agosto de 2020

Casi 800 muertos en 24 horas por pandemia, récord en Nueva York


Por el número de vidas y empleos perdidos, la pandemia de la COVID-19 ha sido más devastadora en EEUU que en ningún otro país. Con las víctimas mortales sobrepasando las 150.000, las estadísticas revelan una historia trágica de personas mayores, personas racializadas o personas con ingresos bajos, especialmente golpeadas. También muestran algunas de las deficiencias en la reacción oficial contra la propagación del virus.


Por el número de vidas y empleos perdidos, la COVID-19 ha sido más devastadora en EEUU que en ningún otro país


152.074 personas han fallecido por el virus en EEUU, según la Universidad Johns Hopkins.
Hay 4.496.737 casos confirmados de COVID-19 en EEUU.
Según varios estudios, así como en los datos del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York, el número de hombres fallecidos por la COVID-19 es casi el doble que el de mujeres, a pesar de que en la mayoría de los estados el índice de contagios es superior para las mujeres.
Según uno de los primeros análisis que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades publicaron en marzo, el 80% de las muertes, el 53% de los ingresos en cuidados intensivos y el 45% de las hospitalizaciones corresponden a personas de 65 años o mayores.
Más de 300 niños en Estados Unidos y Europa se han visto afectados por un síndrome inflamatorio similar al de Kawasaki que podría estar relacionado con el coronavirus. Varios murieron, resquebrajando esa idea de que los niños corren menos riesgos con el coronavirus.

2. Perfil racial


El número de personas negras muriendo por el virus es casi tres veces superior al de las blancas. Según Amp Research Lab, al menos 20.000 afroamericanos han muerto. En los datos preliminares de la ciudad de Nueva York, el virus es dos veces más mortal para negros y latinos que para blancos. Estados como Missouri registran grandes disparidades, con los negros y latinos representando el 40% de los contagiados, pese a que sólo constituyen el 16% de la población.
A principios de abril los afroamericanos de Chicago (un 30% de la población) representaban el 70% de todos los casos de coronavirus de la ciudad y más de la mitad de las muertes del estado de Illinois. Esta tasa ha disminuido un poco desde entonces, pero los negros de Chicago siguen muriendo por la COVID-19 a un ritmo dos o tres veces superior que el de los blancos.

3. Trabajos y lugares de riesgo

En algunos estados del país, los estudios estiman que hasta la mitad de los fallecimientos se han dado entre los ancianos de residencias y los empleados que trabajan en ellas. En una sola residencia de ancianos de Brooklyn, el centro de salud Cobble Hill, se informó de 55 muertes.
Más de 800 trabajadores sanitarios de primera línea han muerto debido a la COVID-19, según el rastreador del periódico The Guardian y el servicio de noticias sanitarias Kaiser Health News.
Decenas de trabajadores de supermercados han muerto en todo el país. Axios informa de la muerte de 59 miembros del Sindicato de Trabajadores Comerciales y de la Alimentación. Según varios informes, 81 empleados de un Walmart en Massachusetts dieron positivo en las pruebas.
Más de 90 trabajadores de frigoríficos de la industria de la carne han muerto por la COVID-19, y muchos miles más se han contagiado, según el principal sindicato del sector.
En una cárcel de Ohio, el 80% de los reclusos dio positivo en el test de la COVID-19. Por todo EEUU ha habido informes de prisiones con brotes importantes y susceptibles de propagarse fuera de los muros.

4. Pruebas y medidas

Donald Trump prometió el 28 de abril que “muy pronto” EEUU estaría haciendo 5 millones de pruebas de la COVID-19 al día. Según un informe del Centro de Ética Edmond J Safra, en la Universidad de Harvard, se habría tenido que llegar a este nivel de pruebas en junio para comenzar la reapertura de la economía.
Según el grupo de investigación del Instituto de Salud Global de Harvard, el objetivo para mediados de mayo debía haber sido 900.000 pruebas al día.
Lo que ha terminado pasando es que a finales de julio, el número de pruebas diarias sigue por debajo de 800.000, según el control diario que hace el Proyecto de Seguimiento COVID-19.
Nueva York ha formado un “ejército” de 3.000 rastreadores de contacto para ayudar a contener la propagación del virus.
La contribución de EEUU a la Organización Mundial de la Salud era de 450 millones de dólares al año antes de que Trump retirara al país del organismo internacional.

5. Tratamientos polémicos y movimiento anti-vacunas

Después de que Trump respaldara la hidroxicloroquina como un posible tratamiento contra la COVID-19, y pese a que está demostrado que no funciona, un informe habla de un aumento de más del 1.000% en la demanda online de este medicamento contra la malaria.
Casi el 23% de los adultos consultados en una encuesta dijeron no estar dispuestos a vacunarse contra la COVID-19 en el caso de que fuera posible. Los expertos están preocupados por el impacto que el movimiento anti-vacunas puede tener sobre la epidemia. Anthony Fauci, la principal autoridad en enfermedades contagiosas del gobierno de EEUU, ha alertado por el "porcentaje alarmantemente grande" de estadounidenses que no se vacunarán.

6. Consecuencias económicas

A mediados de mayo había más de 36 millones de estadounidenses cobrando subsidios de desempleo. Eso quiere decir que un porcentaje de trabajadores superior al 20% estaba desocupado. A mediados de julio, el total de solicitudes de subsidios de desempleo en 47 estados alcanzó más de 14 millones.
En junio la tasa oficial de desempleo fue de 11,1%, por debajo del máximo del 14,7% al que había llegado. Lo más probable es que ese porcentaje infravalore la pérdida real de puestos de trabajo, que ha aumentado a un ritmo inédito desde la Gran Depresión de 1930.
Según la Reserva Federal, el empleo ha desaparecido en un 40% de los hogares con ingresos anuales inferiores a 40.000 dólares.
Según el Instituto de Política Económica, sólo el 20% de los trabajadores negros dijeron poder hacer sus trabajos desde casa, comparado con el 30% de los blancos. En la industria de servicios, sólo un 6% de los trabajadores dice poder trabajar desde casa, aunque algunos han podido regresar a sus puestos de trabajo a medida que el confinamiento terminaba en los diferentes estados.

7. Comercios y restaurantes

Desde marzo, más de 100.000 pequeñas empresas han cerrado de forma permanente, según un estudio académico.
Según una investigación de la Asociación Nacional de Restaurantes, el 3% de los restaurantes ha cerrado permanentemente, el 44% ha cerrado temporalmente y el 11% dice que cerrará de forma permanente dentro de un mes.
Según la Administración de Seguridad en el Transporte, por los aeropuertos de Estados Unidos están pasando 2 millones menos de personas al día que hace un año.

8. Seguro médico

Según el Instituto Urbano y la Fundación Robert Wood Johnson, el número de personas que desde la irrupción del coronavirus podrían perder su cobertura sanitaria asociada al trabajo asciende a 43 millones, casi un cuarto de todos los estadounidenses con un seguro asociado a su puesto de trabajo.
Hasta 7 millones de personas no podrán encontrar nueva cobertura sanitaria, dice el informe, por lo que se sumarían a las 28 millones de personas que hoy en día no tienen seguro médico.
Según un estudio, 5,4 millones de trabajadores perdieron su seguro médico entre febrero y mayo, tras perder su empleo debido a la pandemia.

9. Suministro de alimentos

Los bancos de alimentos y despensas de EEUU han aumentado en un 63% su demanda de comida debido a la pérdida generalizada de puestos de trabajo, según los datos de Feeding America.
El precio de los alimentos aumentó un 2,6% en abril, el mayor incremento desde la década de 1970 según un artículo que el periódico The Washington Post publicó con datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU. Carnes, aves, pescado y huevos, entre los productos que subieron de precio.

Traducido por Francisco de Zárate

The Guardian
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