Alpargata de pobre
Por Luis Bruschtein
19 de diciembre de 2025

Diputados. La Cámara baja le dio media sanción al Presupuesto 2026. (BERNABE RIVAROLA, Prensa Diputados)
Agrandado como alpargata de pobre, en pocas semanas el gobierno dilapidó el resultado favorable de las urnas, resquebrajó su alianza con el PRO al romper la promesa de un lugar en la AGN; soportó un masivo acto de protesta de la CGT; debió postergar la reforma laboral, y le rechazaron en el Congreso su intento de derogar las leyes de presupuestos universitario y para discapacidad.
El efecto colateral del resultado favorable pero inesperado en las urnas fue confiarse demasiado y tomar de su propia medicina para creerse el relato sobre la estupidez humana. No ganó las elecciones porque los ciudadanos piensen que están bien. Es posible que así piense una pequeña parte de sus votantes. La mayoría sabe que está mal y votó -o no fue a votar- entre el discurso gorila antiperonista y la amenaza de un apocalipsis argentino inminente revoleado por el presidente norteamericano Donald Trump.
Javier Milei insiste en que la gente está bien. Es una mala lectura de la realidad que dibujan el Indec, el ministro Toto Caputo y Santiago Bausili en el Banco Central. Es el peor mensaje para mentir porque cualquier hijo de vecino puede constatar su falsedad. No importa si la inflación es cero o diez, ni si los medios dicen que bajó la pobreza. El sueldo no llega a fin de mes. O para que llegue hay que hacer sacrificios en calidad de vida, en calidad de salud y alimentación, en las vacaciones y el transporte. Todos saben que el padre, el tío o los abuelos están en el horno con las jubilaciones.
La lista de desgracias es más larga porque hay que anotar a los que perdieron negocios o el trabajo, que son cientos de miles. El gobierno hizo una mala lectura y sobre esa base tomó decisiones equivocadas. Una de ellas fue prometerles a sus aliados del PRO un puesto en la Auditoría General de la Nación que no podría otorgarle.
Se habló de una negociación con Unión por la Patria, pero en realidad, el puesto que estaba en discusión fue el que asumió la salteña Pamela Calleti que responde al gobernador Gustavo Sáenz. Si hubo negociación no fue por los votos. Los diputados de Unión por la Patria rechazaron las propuestas del Gobierno en todas las votaciones siguientes. Desde el intento oficial de derogar las leyes de financiamiento universitario y para la discapacidad, hasta el presupuesto. No hubo votos de Unión por la Patria en ninguna de esas votaciones.
El bochorno mayor fue con la compra de voluntades con los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) previo a la votación. Las provincias más fieles a las decisiones del bloque, como Buenos Aires, La Pampa, Tierra del Fuego, La Rioja y Formosa quedaron fuera del reparto. Milei repartió 66 mil millones de pesos de ATN para comprar esos votos. Lo hizo en forma descarada.
Al tucumano Osvaldo Jaldo, el más favorecido, lo hizo llegar hasta Buenos Aires para que le bese el anillo y para escracharlo con una fotografía en la Rosada. Votos en remate para el Presupuesto y la Reforma Laboral, que son parte de las políticas del Gobierno que está destruyendo la industria y expulsando inversiones.
Se ha naturalizado esa actitud como un acto “responsable” de los gobernadores, como si el gobierno pudiera usar con ese fin los ATN que son para problemas concretos y no para comprar votos. Usado de esa manera, ese mecanismo es directamente extorsivo.
Los diputados que representan a las provincias de Misiones, Salta, San Juan y Mendoza, que originalmente habían votado a favor del aumento del presupuesto a las universidades y a la discapacidad, cambiaron su voto luego de que sus gobernadores recibieran los ATN.
Fue evidente que el artículo 75 del capítulo 11 del proyecto de ley de Presupuesto, justamente el que derogaba el aumento de esas asignaciones, no estaba en las negociaciones previas. Incorporarlo a último momento fue un gesto de soberbia que humilló a los gobernadores que habían comprometido su respaldo. Por eso, varios de los de Catamarca y Tucumán votaron en contra de ese agregado sorpresa. Los demás decidieron votar en contra de lo que habían votado antes. El gobierno perdió esa votación que había aparateado con la billetera y con engaños. Fue ambicioso, midió mal su fuerza y el clima social y quiso jugar de pillo al despreciar a sus aliados.
Milei quiere eliminar o reducir 19 impuestos a los ricos a costa de los pobres. Son miles de millones de pesos. Y ahora dice que no tiene plata para las universidades ni para la discapacidad. O sea que el aumento de las ganancias de los ricos se los saca a las universidades, a los discapacitados y también a los trabajadores que deben usar gran parte de su salario para pagar servicios.
La Reforma Laboral que planteó es truculenta. Son 200 años de lucha de los trabajadores tirados a la basura. 200 años que promovieron el progreso de la humanidad en todo el planeta. Hay modelos que reemplazan el capital empresario por cooperativas o por el del Estado en diferentes niveles. El de China es uno de ellos y muy exitoso. Pero no hay modelo de producción de riqueza sin trabajadores. Desde los más capitalistas a los más colectivistas, en todos están los trabajadores, menos en el que propone Milei, donde el trabajo es una carga costosa que, piadosamente, sostienen los empresarios.
La nueva conducción de la CGT, más inclinada al diálogo que al conflicto no tuvo opción. Debutó con una convocatoria para oponerse a esa reforma. No hay un solo punto que sea negociable aún para el más negociador del planeta. La bancada de Unión por la Patria trataba de que el debate no fuera en las sesiones especiales que son para discutir la agenda que plantea el Gobierno. No puede haber otras propuestas, se discute sobre la que presenta el Ejecutivo, que es imposible discutir.
Los voceros del gobierno se expresaban con total triunfalismo. Con 21 senadores propios, más los del PRO y los del radicalismo, superaban ampliamente a los de Unión por la Patria y le quedaban los que responden a varios gobernadores. Armó con todos ellos una mayoría y desbancó a Unión por la Patria de las presidencias de varias comisiones.
Patricia Bullrich debutaría como senadora con una victoria estruendosa si lograba aprobar esa legislación laboral grotescamente empresaria, la más reaccionaria que se haya presentado en el Congreso. Ni las dictaduras se atrevieron a tanto.
Pero en política las matemáticas muchas veces fallan. La convocatoria de la CGT fue masiva en todo el país. Y los discursos muy duros. Fue una convocatoria exitosa a pesar de la proximidad de las fiestas y del calor. Hubo hechos de amedrentamiento. Un grupo de encapuchados atacó la sede del sindicato del vidrio, cuyo dirigente es uno de los tres que conduce la CGT. La ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, amenazó con reprimir igual que todos los miércoles a los jubilados.
La CGT también mide el humor de sus bases en esa convocatoria. Y lo mismo los empresarios. Esa legislación se convertirá en un factor conflictivo permanente. Y aunque ganen con la letra, los empresarios perderán con la conflictividad. La gente en la calle es un lenguaje que pueden entender.
El mensaje de la movilización resonó con fuerza en el gobierno, junto con los resultados desfavorables en el Congreso y la crisis de su alianza con el PRO. Lo que parecía ganado se esfumó y el asalto a los derechos de los trabajadores se postergó hasta febrero. Fueron tres derrotas al hilo, la conformación de la Auditoría, los presupuestos para universidad y discapacidad y la postergación de la ley laboral.
Agrandado como alpargata de pobre, en pocas semanas el gobierno dilapidó el resultado favorable de las urnas, resquebrajó su alianza con el PRO al romper la promesa de un lugar en la AGN; soportó un masivo acto de protesta de la CGT; debió postergar la reforma laboral, y le rechazaron en el Congreso su intento de derogar las leyes de presupuestos universitario y para discapacidad.
El efecto colateral del resultado favorable pero inesperado en las urnas fue confiarse demasiado y tomar de su propia medicina para creerse el relato sobre la estupidez humana. No ganó las elecciones porque los ciudadanos piensen que están bien. Es posible que así piense una pequeña parte de sus votantes. La mayoría sabe que está mal y votó -o no fue a votar- entre el discurso gorila antiperonista y la amenaza de un apocalipsis argentino inminente revoleado por el presidente norteamericano Donald Trump.
Javier Milei insiste en que la gente está bien. Es una mala lectura de la realidad que dibujan el Indec, el ministro Toto Caputo y Santiago Bausili en el Banco Central. Es el peor mensaje para mentir porque cualquier hijo de vecino puede constatar su falsedad. No importa si la inflación es cero o diez, ni si los medios dicen que bajó la pobreza. El sueldo no llega a fin de mes. O para que llegue hay que hacer sacrificios en calidad de vida, en calidad de salud y alimentación, en las vacaciones y el transporte. Todos saben que el padre, el tío o los abuelos están en el horno con las jubilaciones.
La lista de desgracias es más larga porque hay que anotar a los que perdieron negocios o el trabajo, que son cientos de miles. El gobierno hizo una mala lectura y sobre esa base tomó decisiones equivocadas. Una de ellas fue prometerles a sus aliados del PRO un puesto en la Auditoría General de la Nación que no podría otorgarle.
Se habló de una negociación con Unión por la Patria, pero en realidad, el puesto que estaba en discusión fue el que asumió la salteña Pamela Calleti que responde al gobernador Gustavo Sáenz. Si hubo negociación no fue por los votos. Los diputados de Unión por la Patria rechazaron las propuestas del Gobierno en todas las votaciones siguientes. Desde el intento oficial de derogar las leyes de financiamiento universitario y para la discapacidad, hasta el presupuesto. No hubo votos de Unión por la Patria en ninguna de esas votaciones.
El bochorno mayor fue con la compra de voluntades con los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) previo a la votación. Las provincias más fieles a las decisiones del bloque, como Buenos Aires, La Pampa, Tierra del Fuego, La Rioja y Formosa quedaron fuera del reparto. Milei repartió 66 mil millones de pesos de ATN para comprar esos votos. Lo hizo en forma descarada.
Al tucumano Osvaldo Jaldo, el más favorecido, lo hizo llegar hasta Buenos Aires para que le bese el anillo y para escracharlo con una fotografía en la Rosada. Votos en remate para el Presupuesto y la Reforma Laboral, que son parte de las políticas del Gobierno que está destruyendo la industria y expulsando inversiones.
Se ha naturalizado esa actitud como un acto “responsable” de los gobernadores, como si el gobierno pudiera usar con ese fin los ATN que son para problemas concretos y no para comprar votos. Usado de esa manera, ese mecanismo es directamente extorsivo.
Los diputados que representan a las provincias de Misiones, Salta, San Juan y Mendoza, que originalmente habían votado a favor del aumento del presupuesto a las universidades y a la discapacidad, cambiaron su voto luego de que sus gobernadores recibieran los ATN.
Fue evidente que el artículo 75 del capítulo 11 del proyecto de ley de Presupuesto, justamente el que derogaba el aumento de esas asignaciones, no estaba en las negociaciones previas. Incorporarlo a último momento fue un gesto de soberbia que humilló a los gobernadores que habían comprometido su respaldo. Por eso, varios de los de Catamarca y Tucumán votaron en contra de ese agregado sorpresa. Los demás decidieron votar en contra de lo que habían votado antes. El gobierno perdió esa votación que había aparateado con la billetera y con engaños. Fue ambicioso, midió mal su fuerza y el clima social y quiso jugar de pillo al despreciar a sus aliados.
Milei quiere eliminar o reducir 19 impuestos a los ricos a costa de los pobres. Son miles de millones de pesos. Y ahora dice que no tiene plata para las universidades ni para la discapacidad. O sea que el aumento de las ganancias de los ricos se los saca a las universidades, a los discapacitados y también a los trabajadores que deben usar gran parte de su salario para pagar servicios.
La Reforma Laboral que planteó es truculenta. Son 200 años de lucha de los trabajadores tirados a la basura. 200 años que promovieron el progreso de la humanidad en todo el planeta. Hay modelos que reemplazan el capital empresario por cooperativas o por el del Estado en diferentes niveles. El de China es uno de ellos y muy exitoso. Pero no hay modelo de producción de riqueza sin trabajadores. Desde los más capitalistas a los más colectivistas, en todos están los trabajadores, menos en el que propone Milei, donde el trabajo es una carga costosa que, piadosamente, sostienen los empresarios.
La nueva conducción de la CGT, más inclinada al diálogo que al conflicto no tuvo opción. Debutó con una convocatoria para oponerse a esa reforma. No hay un solo punto que sea negociable aún para el más negociador del planeta. La bancada de Unión por la Patria trataba de que el debate no fuera en las sesiones especiales que son para discutir la agenda que plantea el Gobierno. No puede haber otras propuestas, se discute sobre la que presenta el Ejecutivo, que es imposible discutir.
Los voceros del gobierno se expresaban con total triunfalismo. Con 21 senadores propios, más los del PRO y los del radicalismo, superaban ampliamente a los de Unión por la Patria y le quedaban los que responden a varios gobernadores. Armó con todos ellos una mayoría y desbancó a Unión por la Patria de las presidencias de varias comisiones.
Patricia Bullrich debutaría como senadora con una victoria estruendosa si lograba aprobar esa legislación laboral grotescamente empresaria, la más reaccionaria que se haya presentado en el Congreso. Ni las dictaduras se atrevieron a tanto.
Pero en política las matemáticas muchas veces fallan. La convocatoria de la CGT fue masiva en todo el país. Y los discursos muy duros. Fue una convocatoria exitosa a pesar de la proximidad de las fiestas y del calor. Hubo hechos de amedrentamiento. Un grupo de encapuchados atacó la sede del sindicato del vidrio, cuyo dirigente es uno de los tres que conduce la CGT. La ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, amenazó con reprimir igual que todos los miércoles a los jubilados.
La CGT también mide el humor de sus bases en esa convocatoria. Y lo mismo los empresarios. Esa legislación se convertirá en un factor conflictivo permanente. Y aunque ganen con la letra, los empresarios perderán con la conflictividad. La gente en la calle es un lenguaje que pueden entender.
El mensaje de la movilización resonó con fuerza en el gobierno, junto con los resultados desfavorables en el Congreso y la crisis de su alianza con el PRO. Lo que parecía ganado se esfumó y el asalto a los derechos de los trabajadores se postergó hasta febrero. Fueron tres derrotas al hilo, la conformación de la Auditoría, los presupuestos para universidad y discapacidad y la postergación de la ley laboral.