Por Rodrigo Karmy Bolton
20 febrero, 2020
El golpe está realizándose ante nuestros ojos[1]. Desde el primer día que asumió Piñera, antes del 18 de octubre, pero con el 18 de octubre como su acelerante. No se trata de un golpe al estilo de 1973 que transforma las coordenadas de un día para otro, acaba con un Presidente y bombardea el Palacio Presidencial con aviones de guerra, sino de uno que irrumpe silenciosamente, securitariamente, con asedio masivo de las fuerzas mediáticas y policiales.