Diario La Prensa, Nicaragua
Hoy es el Día D del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, o mejor dicho, del proyecto para su construcción a cargo de la compañía concesionaria china conocida por su sigla HKND.
El Día D se llama en la historia al 6 de junio de 1944, cuando los ejércitos aliados de los países democráticos que estaban involucrados en la II Guerra Mundial, desembarcaron en las playas francesas de Normandía para iniciar la gran ofensiva final contra la Alemania nazi de Adolfo Hitler, que culminaría con su derrota total el 8 de mayo del año siguiente.
Se le llamó Día D, porque en el lenguaje de los militares siempre se ha llamado así a la fecha en que inicia o debe comenzar un ataque armado de gran importancia. Y ahora, por extensión esa frase se aplica al día cuando inicia cualquier otra operación de gran trascendencia. Como es el caso de las obras de construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, que según la escasa información oficial que se ha dado a conocer alrededor de este proyecto, están supuestas a comenzar el día de hoy.
Pero también resulta apropiado llamar Día D a esta fecha de inauguración de las obras del Gran Canal Interoceánico, porque han estado precedidas y están rodeadas de una aparatosa movilización policial y militar. Esto es evidentemente una acción intimidatoria contra los pobladores de las comunidades que viven a lo largo de la ruta canalera, quienes desde hace varias semanas han venido realizando acciones de protesta cívica y autodefensa pacífica, ante la amenaza del Gobierno de Daniel Ortega y de la empresa canalera de expropiarlos y desarraigarlos de sus tierras ancestrales.
Lo cierto es que todo lo relacionado con el proyecto del Canal ha sido manejado por el Gobierno de manera turbia, como si se tratara de un plan estratégico militar que persigue algún objetivo inconfesable, y no una obra civil para darle un fenomenal impulso al desarrollo y el progreso de la nación, como retóricamente pero sin sustancia dicen los pocos funcionarios del Gobierno que hablan sobre el asunto. Mientras le niegan a los ciudadanos el derecho de ser informados sobre una obra que, de ser construida, cambiaría radicalmente el país con consecuencias irreversibles para todos los nicaragüenses.
El problema aquí no es estar a favor o contra el Canal. Aparte de que la gente que vive en la ruta del Canal tiene derecho de oponerse a su construcción, porque no quiere ser desarraigada ni desterrada de las tierras de sus antepasados, lo que la mayoría de los nicaragüenses necesita y reclama es información clara y veraz sobre las factibilidades o las inviabilidades técnicas, financieras y medioambientales de este proyecto gigantesco.
En los últimos cuatro días, incluyendo hoy, LA PRENSA ha presentado una serie de trabajos periodísticos muy bien documentados y razonados, para la mejor ilustración de nuestros lectores sobre los aspectos más importantes: económicos, medioambientales, jurídicos y políticos del proyecto de construcción del Gran Canal. Nuestro propósito es que los lectores tengan un criterio más informado y claro acerca de un proyecto y una obra que tiene tanta importancia y trascendencia.
Con todo, en el Día D del Gran Canal las dudas siguen siendo más que las certezas, por la falta de información oficial confiable, por el empecinamiento del Gobierno en ocultar lo que los nicaragüenses tienen derecho a conocer.