Las megacorporaciones que también están en la mira
Una plataforma creada por periodistas de investigación en torno al paraíso fiscal de Luxemburgo develó nombres de peso mundial.
Leandro Renou
Mucho más que juegos -
La reconocida firma Disney también está acusada de utilizar a Luxemburgo para tributar menos.
A fines del mes de noviembre, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) dio a conocer una serie de documentos de empresas con acuerdos secretos con el ducado de Luxemburgo. El escándalo mundial estalló bajo el nombre de "Lux Leaks", buscando el efecto con un guiño al Wikileaks del sueco Julian Assange.
Aparecieron allí corporaciones de peso como Disney, eBay, Skype y el conglomerado químico Koch, probando que los casos más básicos de evasión también las incluyen.
Para mostrar cómo es la zona gris, alcanza con apuntar que la empresa de animación que creó Walt Disney figura en el ducado bajo las denominaciones Wedco One, Wedco Participations y Wedco Two. Además, en la documentación queda probado que la empresa de entretenimiento, habiéndose radicado en el ducado, podía mover allí sus beneficios, esquivando a países de alta tributación, como Francia y Alemania. De hecho, hubo traspasos de sociedades a Luxemburgo desde Italia, Alemania, Francia, el Reino Unido, Australia y Holanda.
La liberación de esta información –tal como ocurrió en todo el mundo con los aportes realizados por Hervé Falciani del HSBC y Stephanie Gibaud, del UBS– generó resistencia y sorpresa entre los empresarios y el poder político. Y los involucrados apelaron a invalidar la evidencia por considerar que la misma fue sustraída o denunciada en forma anónima a través de una plataforma online creada a tales fines. Pero no consideraron que esas operaciones irregularidades que se dieron a conocer, no fueron realizadas directamente por los involucrados, que contaron con la ayuda de intermediarios (ver aparte).
En la misma línea, hay países de Europa que ya se vieron obligados a mostrar una reacción política a las filtraciones.
Es el caso de Irlanda, que está analizando 28 mil documentos de Lux Leaks que involucran a Pricewaterhouse Coopers y a la firma irlandesa Glanbia, que participa en el accionariado del Hotel Four Seasons de Dublin. Lo mismo ocurre con la multinacional de los medicamentos GlaxoSmithKline.
Otras grandes firmas relacionadas al Lux Leaks son los laboratorios medicinales Abbot, el banco JP Morgan Chase, la alimenticia Heinz y las empresas Accenture y Amazon. "Respetamos las reglas internacionales, no hemos hecho nada malo", explicó hace unos días el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel.
El funcionario admitió que este escándalo "no da una buena imagen" del país, pero reforzaró la idea de que la actividad es "legal" y "compatible con los estándares comunitarios y con los de la OCDE".
Lo cierto es que, según la investigación, la gran mayoría de las empresas que buscaron resguardarse en Luxemburgo tienen partes de sus accionariados también repartidos en otros paraísos fiscales, como Curazao o Islas Caimán. «
A fines del mes de noviembre, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) dio a conocer una serie de documentos de empresas con acuerdos secretos con el ducado de Luxemburgo. El escándalo mundial estalló bajo el nombre de "Lux Leaks", buscando el efecto con un guiño al Wikileaks del sueco Julian Assange.
Aparecieron allí corporaciones de peso como Disney, eBay, Skype y el conglomerado químico Koch, probando que los casos más básicos de evasión también las incluyen.
Para mostrar cómo es la zona gris, alcanza con apuntar que la empresa de animación que creó Walt Disney figura en el ducado bajo las denominaciones Wedco One, Wedco Participations y Wedco Two. Además, en la documentación queda probado que la empresa de entretenimiento, habiéndose radicado en el ducado, podía mover allí sus beneficios, esquivando a países de alta tributación, como Francia y Alemania. De hecho, hubo traspasos de sociedades a Luxemburgo desde Italia, Alemania, Francia, el Reino Unido, Australia y Holanda.
La liberación de esta información –tal como ocurrió en todo el mundo con los aportes realizados por Hervé Falciani del HSBC y Stephanie Gibaud, del UBS– generó resistencia y sorpresa entre los empresarios y el poder político. Y los involucrados apelaron a invalidar la evidencia por considerar que la misma fue sustraída o denunciada en forma anónima a través de una plataforma online creada a tales fines. Pero no consideraron que esas operaciones irregularidades que se dieron a conocer, no fueron realizadas directamente por los involucrados, que contaron con la ayuda de intermediarios (ver aparte).
En la misma línea, hay países de Europa que ya se vieron obligados a mostrar una reacción política a las filtraciones.
Es el caso de Irlanda, que está analizando 28 mil documentos de Lux Leaks que involucran a Pricewaterhouse Coopers y a la firma irlandesa Glanbia, que participa en el accionariado del Hotel Four Seasons de Dublin. Lo mismo ocurre con la multinacional de los medicamentos GlaxoSmithKline.
Otras grandes firmas relacionadas al Lux Leaks son los laboratorios medicinales Abbot, el banco JP Morgan Chase, la alimenticia Heinz y las empresas Accenture y Amazon. "Respetamos las reglas internacionales, no hemos hecho nada malo", explicó hace unos días el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel.
El funcionario admitió que este escándalo "no da una buena imagen" del país, pero reforzaró la idea de que la actividad es "legal" y "compatible con los estándares comunitarios y con los de la OCDE".
Lo cierto es que, según la investigación, la gran mayoría de las empresas que buscaron resguardarse en Luxemburgo tienen partes de sus accionariados también repartidos en otros paraísos fiscales, como Curazao o Islas Caimán. «