19 dic 2014

La CELAC como consecución del sueño de América Latina

Por Gabriel Torres Rodríguez



Este 3 de diciembre se cumplieron tres años de uno de los acontecimientos más importantes para América Latina y el Caribe, tanto en el ámbito político, como en el futuro cultural, económico e ideológico de la región y sus más de 600 millones de habitantes.
Los días 2 y 3 de diciembre de 2011, en el marco de la III Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y la XXII Cumbre del Grupo de Río realizadas en Caracas, Venezuela, y con la asistencia de los 33 Jefes de Estado y de Gobierno de los países de la región, se puso en marcha la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
La Celac se consolida, a raíz de este aniversario, como el foro soñado por nuestros padres y libertadores. El sueño inconcluso que aparta de nuestras tierras de América las ansias voraces del imperialismo de Estados Unidos. Aquella magnífica visión de Simón Bolívar, José Martí, Antonio J. Sucre y tantos otros que dedicaron su vida al ideal nuestroamericano.
Como resultado de ambas cumbres, los participantes firmaron un conjunto de más de veinte documentos, en tres de los cuales se sientan las bases de la creación de la CELAC: la “Declaración de Caracas”, los “Procedimientos para el funcionamiento orgánico de la CELAC” y el “Plan de Acción de Caracas 2012”.
Allí en el teatro Teresa Carreño, de la capital venezolana, el comandante Hugo Chávez, en el discurso inaugural del cónclave expresaba: “Hasta cuándo vamos a ser nosotros la periferia atrasada, explotada y mancillada. Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo sudamericano. Vacilar sería perdernos.”
Al mismo tiempo agregaba: “Yo estoy seguro que no nos van a descarrilar, estoy seguro que hay descarriladores de oficio que se la pasan todos los días pensando y actuando a ver cómo se arma una guerra entre nosotros, pues entre nosotros no habría guerra ni más conflictos, sino hermandad, paz, integración, unión, comprensión de los problemas de cada uno, de cada país”.
Por su parte, Raúl Castro, en nombre de los millones de cubanos, concluía que “sería un grave error desconocer que América Latina y el Caribe han cambiado, que no se nos puede tratar como en el pasado. Nos ha costado trabajo enfrentar el lastre del colonialismo y el neocolonialismo y debe esperarse una firme determinación regional de defender la independencia duramente alcanzada. La Carta Bicentenaria que hoy adoptamos debe asumirse como expresión de esa realidad.”
Hoy la Celac se configura como un organismo intergubernamental de ámbito regional que promueve la integración y desarrollo de los países latinoamericanos. Pero más allá de sus funciones nominales, se ha convertido en una plataforma esencial para promover la voz de América Latina y el Caribe en todos los escenarios internacionales, y proteger a los más de 20 millones de kilómetros cuadrados de territorio americano de cualquier ingerencia.
La organización, entre sus funciones aprobadas por los jefes de Estado y de Gobierno participantes, propone colaborar para eliminar el hambre y la pobreza, desarrollar sectores claves de la economía de la región como la energía, transporte, telecomunicaciones, medioambiente, y seguridad alimentaria.
A esos compromisos se suman los relativos a la eliminación total de las armas nucleares, el enfrentamiento del terrorismo y la solución al problema de las drogas. Asimismo, aprobaron la declaración especial en defensa de la democracia y el orden constitucional -firme contrapuesta a los golpes de estado que se promueven por intereses externos a la región-, y un escrito en favor del desarrollo sostenible de las naciones miembros.