Andorra: afectada por una grave crisis
AL BORDE
09.04.2015
ANDORRA LA VIEJA (Uypress) - Uno de los paraísos fiscales y aduaneros sufre una grave crisis. No hay cacerolazos ni gritos en la avenida Meritxell, la principal de esta ciudad repleta de negocios de venta de productos libres de impuestos y de bancos, muchos bancos que representan el 21% de la riqueza de este pequeño principado que subsiste desde la Edad Media en la frontera entre España y Francia.
A principios de marzo, un informe de la Unidad Antifraude del Tesoro de Estados Unidos (FinCen) desató un terremoto al acusar al Banco Privada d´ Andorra (BPA) de blanquear dinero criminal de la mafia rusa, la corrupción del chavismo y el cartel de Sinaloa. Se llevó puesto al banco: el gobierno de Andorra, temeroso de una explosión en todo el sistema financiero, intervino el BPA y estableció un corralito a sus clientes por el cual nadie puede sacar más de 2500 euros por semana.
Al mismo tiempo, España bloqueó los fondos del Banco de Madrid, filial de BPA, bajo gravísimos cargos de colaboración con el crimen organizado.
Desde entonces, Andorra vive al filo del precipicio. BPA representa un quinto del sistema bancario local, que gracias a su proverbial discreción gestiona 40.000 millones de euros, 17 veces el producto bruto interno (PBI) del país. En Europa, únicamente Luxemburgo, Liechtenstein y Malta están tan expuestos a su sector financiero.
"Es un peso demasiado grande. De caer, puede hundir a toda la economía", advierte el consultor Esteban Sánchez, de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Los cinco bancos de Andorra significan el 21% de su riqueza. El resto es comercio y turismo en sus centros de esquí de alta montaña (recibe ocho millones de visitantes al año).
El escándalo sorprende a Andorra en plena transición para salir de la lista internacional de paraísos fiscales. Desde 2011 empezó a compartir información fiscal a pedido de la justicia española y firmó un convenio europeo por el cual se compromete a levantar casi del todo su secreto bancario a partir de 2016.
La opacidad de sus entidades financieras y los bajísimos impuestos fueron el motor de la bonanza económica de este microestado no integrado a la Unión Europea (UE) Hoy que tiene solo 69.000 habitantes y apenas 468 kilómetros cuadrados.
Los últimos días de paraíso se asemejan a un infierno. Standard & Poor's acaba de rebajar la solvencia de la deuda andorrana casi al nivel de bono basura ante "el riesgo cada vez mayor" de derrumbe en su sistema financiero por las investigaciones de lavado de dinero.
En la frontera con España, la Guardia Civil española incrementó los controles a las cerca de 8.000 personas que cruzan desde y hacia Andorra cada día. Rastrean bolsos con dinero negro, ahora que el tradicional refugio de las grandes fortunas dejó de ser un lugar seguro.
"El dinero viejo, muy usado, huele a las bacterias que se pasan de mano en mano", comenta un oficial de la fuerza de seguridad en el puesto de La Farga de Moles (Cataluña). Lleva de una correa a Toby, un ovejero alemán entrenado para reaccionar a esos olores. Entra y sale de los autos; se trepa a los baúles abiertos. Los billetes de 500 euros suelen ser nuevos. Huelen a tinta y a productos químicos. Es el premio mayor para Toby. La gran mayoría de los que viajan a sacar dinero de Andorra usan esa denominación. Un millón de euros pesa apenas 2,2 kilos y cabe en una mochila pequeña.
Aunque los que cruzan con efectivo están alertados de los operativos, en el último año se triplicó la incautación de dinero. En los bancos les aconsejan a los clientes romper los comprobantes de la operación y no pasarse del límite legal de 10.000 euros por persona. Toca, en todo caso, ir y venir. Desde Barcelona, donde reside el grueso de clientes de la banca andorrana, se tarda dos horas y media en auto.
El trajín de plata solía ser al revés, de España a Andorra. El prestigio de la banca del principado sufrió un primer golpe serio cuando en 2013 estalló el escándalo de la familia de Jordi Pujol, el líder nacionalista que gobernó Cataluña durante 23 años. Uno de sus hijos fue denunciado por la ex novia de trasladar millones de euros a una sucursal de BPA en bolsos llenos de billetes de 500. El estupor se magnificó en julio pasado cuando Pujol padre admitió haber tenido durante 30 años dinero sin declarar en Andorra.
Al cruzar la frontera, lo primero que se distingue desde la ruta encajonada por los Pirineos es el cartel gigantesco escrito en catalán -el idioma oficial- con la publicidad de un banco. Tiene lógica: hay más sucursales por metro cuadrado que en ningún otro Estado del mundo.
Hasta el centro de Andorra la Vieja, la coqueta capital de vestigios medievales, se tarda diez minutos. En la avenida Meritxell, sorprenden sus luces de neón -que de noche la convierten en una Las Vegas en miniatura- y la proliferación de negocios que venden cigarrillos, bebidas alcohólicas, productos electrónicos. Es como un gigantesco free shop de aeropuerto.
La ausencia de impuestos fue durante décadas un rasgo distintivo de Andorra y el imán para que miles de españoles y franceses fijaran aquí su domicilio.
En enero vivió una verdadera revolución social cuando se instauró por primera vez un impuesto a las ganancias (el tipo máximo es 10%). Ahora se paga 4,5% de IVA y el tributo de sociedades trepa a 14,5%.
Las excursiones de compra a Andorra perdieron atractivo en los últimos tiempos, ante la competencia con las ofertas de las grandes empresas de retail en España y en Francia. Sólo resultan convenientes los precios de productos que en la UE se gravan con altísimos impuestos, como los cigarrillos y las bebidas blancas.
La merma del comercio agiganta el impacto de la crisis bancaria. "Está en juego nuestro nombre y tenemos que defenderlo -dice María Cosan, directora del Instituto Nacional Andorrano de Finanzas (INAF)-. Pero somos una plaza financiera de prestigio reconocido y extrema solidez. Vamos a dar una respuesta satisfactoria a esta situación no deseada."
Las imágenes de colas ante las sucursales de BPA para retirar dinero del corralito constituyen un golpe durísimo para la imagen de Andorra. También la ola de rumores sobre un contagio hacia las otras cuatro entidades no intervenidas, que aceleró la fuga de capitales.
La presión del FinCen con sus gravísimas denuncias de complicidad con el crimen organizado incluye un ultimátum inquietante. Dio dos meses para regularizar la operatoria del sistema financiero: si no lo hace, suspenderá la operatoria en los Estados Unidos de todos los bancos del principado.
Los gobernantes andorranos prometieron integrarse en 2016 a un grupo de países que comparten la información de sus clientes, pero sólo si hacen lo mismo Estados con regulación parecida, como Suiza.
La banca helvética -también bajo fuego por las filtraciones sobre sistemáticas operaciones de lavado de dinero- sigue con atención el drama andorrano.
Lo ve como un espejo en escala de lo que podría pasarle a su sistema financiero si realmente decide relajar el secreto bancario en 2018, como prometió el gobierno en diversos foros internacionales.
Por ahora, las reglas de discreción se mantienen. Los movimientos a gran escala en la banca del principado apenas dejan marca.
Una llamada por teléfono; atención personalizada en salas reservadas en las que no se permite entrar con teléfonos celulares; códigos numéricos en lugar de nombres; computadoras que reconocen la letra del cliente; dinero que entra y sale en fajos lo más compactos posibles o se mueve hacia sucursales en destinos como Panamá, Luxemburgo o islas Caimán.
¿Hasta dónde llegará la transformación? "Llevamos cinco años enderezando las cosas. Se legisló en temas impositivos y negociamos 18 acuerdos de intercambio de información fiscal. España y la OCDE nos quitaron de la lista de paraísos fiscales", señala Pere López, líder del opositor Partido Socialdemócrata.
Pero los cambios son lentos y traumáticos en el principado, todavía regido por una dinámica feudal. Recién con la Constitución de 1993 el país estableció un sistema democrático moderno, con un Parlamento de 28 miembros y un jefe de gobierno elegidos por el sufragio universal.
Las grandes familias tradicionales dominan el poder político y económico, que por momentos se confunden. Un ex premier, Òscar Ribas Reig (centroderecha), es presidente honorario de Andbank. Y otro, el socialista Jaume Bartumeu, ejerce como abogado y vocero de los accionistas principales de BPA.
Esa mezcla de roles no incomoda a los votantes. "Somos pocos y no hay tanto de dónde elegir. Entendemos el papel de cada uno en cada momento", explica el dueño de una cadena de tiendas que pide no difundir su nombre.
Ayuda que la población tenga una renta per cápita de las más elevadas de Europa (34.900 euros) y que la banca se considera un bien sagrado. La afluencia de capitales y el boom de turismo cambiaron por completo al principado en los tempranos años 60, cuando dejó de ser una aldea agrícola que se despoblaba año tras año.
En Andorra la Vieja funcionan más de 1500 comercios y hay más autos registrados que habitantes. Hasta hace pocos meses, las empresas extranjeras que se radicaban aquí para aprovechar la baja fiscalidad tenían que encontrar un socio local, ya que sólo se les permitía tener el 49% del negocio. Eso creó una pujante burguesía de prestanombres.