14 abr 2015

Dos testigos de una época singular del país donarán su herencia en 8.600 fotos


CAMARATRES. DONARÁN LAS FOTOS A LA IM Y SE PRESENTARÁ UN LIBRO SOBRE SU TRABAJO

Giambruno y Sosa registraron la agitada vuelta a la democracia esquivando palos y botas militares de una dictadura que no quería retirarse.


Por: Gustavo Trinidad
La manifestación había llegado hasta las puertas de la Universidad, donde la Guardia Republicana la esperaba. La orden ya estaba dada así que la represión no se hizo esperar. Cyro apuntó la cámara y comenzó a dispar sobre tres uniformados que apaleaban a un joven. Con esa inefable torpeza que los caracterizada, intentaron sacar al cuerpo del joven del encuadre de la cámara, arrastrándolo por la calle. Cyro seguía tomando fotos una tras otra. Otro grupo de policías empezó a correr hacia él. Cyro no paró de fotografiar mientras calculaba de reojo la distancia y los segundos que tenía antes de empezar a correr. La carrera duró más de dos cuadras hasta que se zambulló en la caja de una camioneta llena de manifestantes que lo sacaron de ahí. Mientras tanto José Luis se había demorado fotografiando a una señora que a manera de protesta golpeaba un latón frenéticamente. Escuchó; “te llevan” y sin darse vuelta empezó a correr con el ruido de las botas que lo seguían de atrás. En una esquina una mano salió por una puerta entre abierta y lo metió para adentro. Un vecino lo había salvado una vez más de una paliza. Cyro se cambió de ropa, se puso un saco y sin la cámara fotográfica volvió a 18 de Julio. Se reencontró con su socio y amigo José Luis y le dijo: “la tengo”. Antes de revelar, pasaron por la casa del editor del semanario Jaque y a los dos días la foto causó gran revuelo.
Este es apenas uno de los recuerdos que Cyro Giambruno y José Luis Sosa guardan de aquellos días entre 1983 y 1985 y su trabajo como fotógrafos independientes. Publicaban sus fotos como “Camaratres” porque identificarse individualmente podía significar la cárcel. Como “Camaratres” trabajaron poco más de un año registrando aquel particular momento de la historia del país, de la vuelta a la democracia donde la gente empujaba al aparato represivo de la dictadura. Pocos fotógrafos uruguayos han vivido esa intensidad de la profesión en la que en buena medida se juega la propia vida, en la que la cámara fotográfica se vuelve un arma al servicio de una convicción, de una necesidad y una ética. En ese corto lapso sacaron 8.600 fotos que el próximo martes donarán oficialmente al Centro de Fotografía de la Intendencia de Montevideo, dentro del marco de la conmemoración de los 30 años del regreso a la democracia en Uruguay. Las fotos donadas arrancan a fines del 83 con la llegada de los exiliados y terminan cuando Líber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate pasearon del brazo por 18 de Julio en 1985 en la primera conmemoración del golpe de Estado.
“Nosotros tomábamos lo que pasaba en la calle, porque por más que hubiera políticos y negociando y eso, fue la gente que sacó a los militares. La gente en la calle los sacó, por eso consideramos que esta fotos no son nuestras, son de la gente”, contó Giambruno en diálogo con LA REPÚBLICA.
La foto golpeaba mucho porque más allá de lo que se dijera o escribiera era un testimonio lapidario. “La imagen nunca miente”, dice Giambruno para explicarlo. Incluso más de una vez les dijeron que no podían publicar determinadas fotos porque les cerrarían el medio.
Se conocieron en Foto Club Uruguayo en 1983. Coincidieron en ideologías y en la pasión por la foto testimonial. Giambruno había sido preso político y tenía la categoría de ciudadano C al igual que Sosa, ambos prácticamente no podían trabajar y eso impulsó también a que se dedicaran de lleno a la fotografía.
“El nombre Camaratres surgió con la venta de una foto a AP porque nos dijeron que teníamos que ponerle un crédito. Nos miramos, en ese momento éramos tres porque estaba mi compañera. Esa fue la primera foto oficial que salió por agencia de prensa de la dictadura uruguaya. Era un foto de represión en las Llamadas, que era una emboscada porque estaban los camiones de la Republicana esperando”, contó Giambruno.
Revelaban las fotos en la casa de Sosa, a una cuadra del penal de Punta Carretas.
“Nos pedían fotos de afuera y se las pasábamos, una pintada, una pegatina, un cartel en una fábrica. Pero nunca preguntabas mucho, la compartimentación era necesaria. También revelábamos fotos de gente que por determinados contenidos no se animaba a llevar a revelarla a una casa de fotografía”, contó Sosa a LA REPÚBLICA.
“Nosotros andábamos callejeando y fotografiando todo lo que pasaba y teníamos olfato político, que era muy importante”, explicó Giambruno. También oficiaron de denunciantes de policías encubiertos. “Veíamos caritas que no conocíamos con cámaras y les sacábamos fotos para pasárselas a otros compañeros. Tenemos una colección de esas caritas”, contó Sosa.
“El Uruguay en ese momento era noticia para nosotros y para afuera. A veces salíamos en el auto y volvíamos a casa a revelar a las dos de la mañana y sonaba el teléfono y nos pedían fotos o nos avisaban de algo que estaba pasando”, contó Sosa que parece buscar el pasado en el aire.
“Fue una época impresionante para vivirla. Tuve mucho miedo también, eso no me lo saca nadie y todavía tengo resacas de esa cosa cuando les digo a mis hijos que no salgan sin cédula o eso de llegar a un lado y llamar para avisar que llegaste bien”, apuntó.
LA FRASE
“El Uruguay en ese momento era noticia para nosotros y para afuera. Salíamos en el auto y volvíamos a casa a revelar a las dos de la mañana y sonaba el teléfono y nos pedían fotos o nos avisaban de algo que estaba pasando”.
José Luis Sosa
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RECUADRO GRISADO


“HE VISTO A LA GENTE BUSCÁNDOSE EN NUESTRAS FOTOS”
La emoción de encontrarse
Cuando se le pregunta a Giambruno sobre la foto que más lo emocionó, le resulta sumamente difícil encontrar en su memoria una que sobresalga de todas. Se toma un silencio para pensar y responde: “increíblemente a mí me emocionan más hoy estas fotos que pensadas en el momento en que fueron sacadas. En exposiciones que hemos hecho, he visto a la gente buscándose en nuestras fotos o una señora que le decía a su hijo señalando una foto: ‘este era tu padre antes de que yo lo conociera’, señaló Giambruno.

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