Unos 300 representantes de las culturas originarias acampan desde este 9 de abril en el gimnasio de la vicerrectoría para asuntos estudiantiles de la Universidad de Panamá para participar de la Cumbre de los Pueblos, especialmente del encuentro con el presidente boliviano que finalmente ha tenido lugar este viernes.
Por: Ismael Francisco
Por Yimel Díaz Malmierca
Entre los presentes destacaron los integrantes de las comarcas Guna, Emberá wounaan, Nobe bugle, y Bribri, cinco de las 8 que componen la comunidad de aborígenes de Panamá, quienes le pidieron a Evo que llevara hasta el segmento de los jefes de estados y gobierno un documento en el que plasmaron los verdaderos problemas de los pueblos, esos que los presidentes ya no pueden desconocer.
Si queremos hacer algo, lo primero es no perder de vista la unidad de los indígenas, ni los principios heredados de nuestros antepasados, recomendó.
Evo expresó su solidaridad con el pueblo cubano, que ha soportado más de cinco décadas de bloqueos y agresiones, y también con Venezuela: “Ahora que ya no pueden obligarnos con dictaduras ni golpes de estado, ¿qué hacen? Agresiones económicas. Y cuando ya no pueden, tratan de dividirnos. Y cuando eso tampoco funciona intentan dominarnos por decretos como ha intentado hacer Obama con Venezuela”.
En estos años los indígenas hemos demostrado que somos buenos para gobernar, lo hacemos mejor que los neoliberales, comentó e hizo referencia a las estadísticas de crecimiento económico reportadas recientemente por organismos internacionales que incluyen a Bolivia, y también a Panamá, como naciones con alza en sus PIB.
Con ello saludó el propósito del pueblo noble, el más numeroso de los originarios, de presentar a un joven de su comunidad como futuro candidato a la presidencia de Panamá.
Los pueblos originarios de Panamá representan aproximadamente el 2% de los 4 millones de panameños, y cada vez reclaman con más fuerza su derecho a la tierra y la autonomía de las comarcas.
“Es un honor recibir a Evo, un aborigen que llegó a presidente”, dijo Rumaldo Chaqui, cacique regional del pueblo emberá.
“Los pueblos originarios pidieron este encuentro y Evo Morales también” dijo Damiano Chari, dirigente del Frenadeso, organización que articula a los movimientos sociales y sindicatos panameños con los movimientos sociales del ALBA.
Este recibimiento se organizó también con la colaboración de los estudiantes y autoridades de la Universidad de Panamá, institución que hoy tiene más de 60 mil estudiantes, 7 mil de ellos representantes de las culturas milenarias.
El 7 de octubre la Universidad de Panamá cumplirá 80 años. Es la mayor y más antigua del país y tuvo un papel muy importante en las luchas por la soberanía del istmo, según nos dijo Eldys Barnes, vicerrector para Asuntos Estudiantiles.
En 1963, narró Barnes, los presidentes norteamericano y panameño acordaron que a partir del 1ro de enero de 1964 las banderas de ambos estados deberían izarse juntas, pero luego los gringos se negaron y los estudiantes del Instituto Nacional, escuela secundaria de gran simbolismo para los panameños y que está ubicada en los predios de la Universidad, marcharon hacia la escuela secundaria de Balboa, en el canal, con el propósito de levantar allí el pabellón de Panamá.
Hubo enfrentamientos, los reprimieron y aquella marcha liderada por 6 adolescentes terminó creando un punto de inflexión en la lucha por la soberanía nacional. Los gringos terminaron cobrando la vida de 21 panameños y decenas de heridos y detenidos. Los enfrentamientos se extendieron hasta el 12 de enero en la ciudad capital y también en Colón.
Esta es la tercera visita de Evo Morales a la Universidad de Panamá, donde hace unos años recibió la categoría de Doctor Honoris Causa.
“Mar para Bolivia” y “Esta tierra no se vende” fueron algunas de las consignas coreadas por la multitud que repletó el auditorio. La agrupación panameña de música andina Llama también animó el homenaje, e hicieron sonar los instrumentos propios de esa región: el bombo leguero, la zampoña y el charango.
Al concluir el acto Evo Morales ofreció una conferencia magistral en el Paraninfo de la Universidad de Panamá y a continuación participaría de un partido de fútbol entre un equipo conformado por los pueblos originarios, al que se integraría, y otro de dirigentes y activistas sindicales panameños.