Este no es un asunto irrelevante, ya que muestra que en la actualidad, el sueño europeo ha perdido su atractivo.
Asimismo, nadie sabía que la OTAN ha enviado a Polonia 120 carros blindados del Segundo Regimiento de Caballería, debido a que el comandante de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Europa, el teniente general Ben Hodges, había decidido mostrar a los ciudadanos polacos que estaban enfrentando una posible invasión rusa.
En las últimas semanas, el gobierno ha estado distribuyendo armas y entrenando a los ciudadanos que quieran formar milicias. Lo mismo está ocurriendo en los países bálticos.
El ministro de Defensa del Reino Unido, Michael Fallon, declaró que Rusia es "una amenaza tan grande para Europa como la de los Estados Islámicos", opinión reforzada por todos los medios de comunicación, que han participado en una campaña permanente sobre el presidente ruso Vladimir Putin como una amenaza para Europa, que se remonta al espíritu de la Guerra Fría.
Se ha llegado al punto en que una noción política obsoleta -el Occidente- ahora está reapareciendo. El Occidente, por supuesto, se compone de los Estados Unidos y su aliado fiel, Europa.
Pero el mundo ha cambiado desde la Guerra Fría, incluso si la gente no se da cuenta, lo que es una responsabilidad flagrante del sistema de información, que perpetúa estereotipos y que actúa como un megáfono del sistema, en lugar de instar a los ciudadanos a reflexionar sobre lo que está pasando.
Lo cierto es que los medios de comunicación son cada vez menos capaces de cubrir los asuntos internacionales. Estos son complejos y muy pocos tienen corresponsales en el extranjero. Se depende básicamente de tres agencias (AP, Reuters y AFP), que se limitan a reproducir la información oficial, con muy pocos análisis.
Los lectores tienen derecho a lo sumo a conocer los acontecimientos, sin ningún contexto. La idea es que los ciudadanos no están interesados en asuntos internacionales y el espacio para estos temas en los medios de comunicación ha sido cada vez menor en los últimos años.
Sin embargo, vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, pese a lo cual los ciudadanos estamos viviendo en la ignorancia como algo feliz. Por lo tanto, pocos son capaces de conocer la magnitud de los errores políticos en los que Occidente ha estado cometiendo en los últimos años.
Comencemos por Europa. Irak fue una aventura norteamericana. Pero entrar en Siria y Libia, ignorando la historia y las realidades políticas, en todas partes era considerada una actitud amateur. Sin embargo, Europa, con sus acciones, se involucró en una acción bélica que causó cientos de miles de muertos, millones de personas desplazadas, cayendo en una trampa dramática.
Cuando el ex presidente francés, Nicolas Sarkozy, decidió intervenir en Siria para destituir al presidente Bashar al-Asad, no consideró que iba a abrir una guerra por el poder entre sunitas y alauitas (la rama chií a la que pertenece al-Asad).
Ahora al-Assad se mantiene en el poder respaldado por el Hezbolá, que es financiado por Irán, contra una variedad de sunitas, en su gran mayoría financiados por Arabia Saudí y otros países del Golfo que, antes del descubrimiento del petróleo, eran sólo una variedad de tribus, sin historia ni desarrollo conjunto.
Esas tribus se vieron obligadas a unirse, fusionándose en una vasta zona desértica donde el imperio colonial británico estableció fronteras y tras el descubrimiento repentino del petróleo, se convirtieron en Estados ricos e importantes.
En el mundo árabe es ampliamente sabido que desde la creación de Israel, Arabia Saudita ha distribuido 140 mil millones de dólares para apoyar el Islam, mediante la financiación de escuelas y mezquitas en todo el mundo.
Pero la visión del Islam de las tribus del Golfo es la más retrógrada y anti-modernización posible, la de los wahabíes y salafistas, que nunca estuvieron involucrados en ningún proceso de modernización.
Es en ese Islam donde se construye el ISIS. Los 25.000 terroristas extranjeros que, según un informe reciente de la ONU, se han unido al Califato, se han financiado o inspirado por el wahabismo. Es importante hacer hincapié en que no hay un único chií en los movimientos terroristas, que son todos sunitas.
Sin embargo, desde el derrocamiento del Shah de Irán, y la llegada del Ayatolá Jomeini - que consideraba a Estados Unidos como el gran Satanás detrás de Mohammad Reza Pahlavi- y su fundamentalismo, Washington ha estado del lado de Arabia Saudita y de los países del Golfo, también porque es de donde viene el petróleo.
Tampoco nadie pensó que al derrocar al líder libio, Muamar el Gadafi, se hizo renacer la división tribal de Libia, que Gadafi, procedente de la tribu más importante, había sido capaz de unificar.
¿Cuál era el interés de Europa en caer en las trampas de Siria y Libia, y que ahora cuenta con miles de refugiados que llegan a Europa, para alegría de los partidos derechistas xenófobos que ahora salpican el mapa del continente?
Otro ejemplo de la falta de pensamiento estratégico de Occidente son las relaciones con China.
Ya se cuentan 45 países que se han unido al Banco Asiático de Inversión para Infraestructuras (BAII) que China ha creado con un fondo inicial de 50.000 millones de dólares. Ese banco es un desafío directo al sistema financiero internacional, establecido a finales de la Segunda Guerra Mundial en un mundo totalmente diferente.
Baste decir que China tiene 5,6 por ciento del derecho de voto en el Banco Mundial contra 25 por ciento de Estados Unidos y que el presidente del Banco Mundial siempre es un estadounidense, mientras que el director del FMI es siempre un europeo.
Hubo una propuesta de cambio, para permitir una mayor participación de los "países emergentes", lo que ahora está en espera durante los cuatro años de dominio de los republicanos en el Congreso de Estados Unidos, cuyos miembros básicamente han dicho: "Que China espere".
Pues bien, China no esperó. Es el BAII -en el que Beijing tendrá 49 por ciento de los derechos de voto-, quien ha acogido a bordo al Reino Unido, Alemania, Francia, España, Noruega, Suecia, Austria y casi todos los demás países europeos, además de prácticamente todos los asiáticos. Un total de 45 países.
Entre esos países, es especialmente relevante la presencia de Israel. Que el más fuerte aliado de los Estados Unidos se una a China en un movimiento estratégico, es un indicio revelador de aislamiento del presidente estadounidense Barack Obama en su política respecto a Asia.
A esto se suma el hecho de que China ha anunciado una contribución adicional de 40.000 millones de dólares para restablecer una "ruta de la seda", basada en la antigua senda de China a Europa, para crear infraestructuras que harán que el intercambio entre China y Europa sea rápido y cómodo.
China ha sido capaz de convertirse en el centro del futuro comercio entre toda Europa y Rusia e incluso de Israel, demostrando que el poder financiero es más relevante que las alianzas militares.
Se considera que Asia necesitará cerca de 8 billones de dólares de inversiones en infraestructuras, y este vasto mercado ha sido más fuerte que la solidaridad con Obama, que ahora ha perdido la batalla y se ve aislado.
Otra importante iniciativa, la Asociación Trans-Pacífico (ATP), a la que Obama también ha estado dedicando un gran esfuerzo, no parece un asunto fácil.
La ATP reuniría 11 naciones del Pacífico en un acuerdo comercial "próxima generación", con Estados Unidos y Japón como los principales protagonistas, con un 40 por ciento de la producción mundial, excluyendo a China.
Si este proyecto falla, el aislamiento de los Estados Unidos en Asia quedará en evidencia.
Esto convierte en aún más extraña la total solidaridad de Europa con Estados Unidos en la acción y sanciones comunes a Rusia debido a Ucrania. Sobre todo, porque las sanciones se han traducido en una pérdida para Europa de 140.000 millones de dólares en el comercio, en momentos en el que eran muy necesarios. Al mismo tiempo, el comercio de Estados Unidos aumentó en 20.000 millones de dólares.
Ahora Federica Mogherini, la persona a cargo de los asuntos exteriores de la UE, ha anunciado que va a quedar claro que Bruselas no está alentando el ingreso de Ucrania a la UE y a la OTAN. Hubiera sido mejor hacer esa aclaración hace mucho tiempo para evitar la confrontación con Rusia.
No obstante, es difícil encontrar alguna coherencia en la política exterior europea. Cuando se trata de dinero, la UE toma distancias de la unidad de Occidente y elige China en lugar de Estados Unidos. Cuando se trata de Ucrania, Europa sigue la línea de los Estados Unidos... y cuando llega al mundo árabe, Europa actúa sin mirar ni siquiera a medio plazo.
Es difícil ver un atisbo de pensamiento estratégico. Sólo hay acciones descoordinadas con una total falta de preocupación por la población civil afectada por los conflictos.
¡No es precisamente la imagen de una región rica en historia y cultura!
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