UN FISCAL PIDIO ABRIR UNA CAUSA POR LA CUENTA DE LA FAMILIA NISMAN Y DIEGO LAGOMARSINO EN NUEVA YORK
El fiscal Juan Pedro Zoni presentó ayer un escrito con el que impulsó la acción de una denuncia realizada por la UIF. Se trata de la investigación de una cuenta no declarada cuya existencia fue revelada por la ex mujer de Nisman.
Por Raúl Kollmann
@El fiscal Juan Pedro Zoni impulsó ayer la acción por delitos surgidos de la existencia de la cuenta en Nueva York que, según se comprobó, era manejada por Alberto Nisman. Zoni no pide sólo la investigación contra el informático Diego Lagomarsino, confeso cotitular de la cuenta, sino también contra la madre de Nisman, Sara Garfunkel; la hermana del fallecido fiscal, Sandra Nisman, y contra el propio banco Merrill Lynch, de Nueva York. Además, Zoni quiere avanzar en las ramificaciones que puede tener el caso: por ejemplo, la existencia de un terreno de Nisman –tal vez a nombre de una sociedad– en Uruguay y los destinos de las transferencias realizadas desde la cuenta en el Merrill Lynch. A priori, la mirada está puesta en los delitos de lavado de dinero o evasión impositiva, ya que la cuenta nunca fue declarada por Nisman ni sus familiares.
La denuncia original fue presentada por la Unidad de Información Financiera (UIF), a cargo de José Sbattella. La causa recayó en el juzgado del juez federal Rodolfo Canicoba Corral. El magistrado le dio vista al fiscal y Zoni hizo la presentación ayer, extendiendo la imputación contra la madre y la hermana de Nisman, pero abriendo las puertas para que también se investigue al propio banco y a los manejos que se hicieron con el dinero.
Zoni identifica cabalmente la cuenta en el Merrill Lynch Bank of America Corporation, con sede en la ciudad de Nueva York, y cuyo número es 5v3-50653. Según la documentación que entregó Diego Lagomarsino a la fiscal Viviana Fein, los otros titulares, además del informático, son Sara Garfunkel y Sandra Ruth Nisman. El informático aportó también los números de pasaporte que figuran en la cuenta. El punto clave es que el apoderado de la cuenta era el propio Natalio Alberto Nisman, lo que le permitía manejar el movimiento, es decir depósitos y transferencias. El fiscal Zoni menciona notas de Página/12 como una de las bases de su escrito.
Quien hizo pública la existencia de esta cuenta fue la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado. La jueza se presentó espontáneamente a declarar ante la fiscal Fein y contó que ella no sabía que en Nueva York había una cuenta. Sin embargo, hace dos semanas, se reunió con los familiares directos del fiscal, la madre y la hermana, y éstas le revelaron que hicieron un llamado al Merrill Lynch de Nueva York porque Nisman les había dado el número, por si le pasaba algo. La comunicación de Sara y Sandra se hizo desde un locutorio y en Nueva York les dijeron que no podían decirles nada a menos que tuvieran el código de la cuenta. La empleada que las atendió les sugirió que le pidieran el código a Lagomarsino, que también es cotitular. La semana pasada, Sandra Nisman declaró ante Fein y dijo desconocer los saldos y movimientos de la cuenta y tuvo un súbito ataque de amnesia porque tampoco recordó desde qué locutorio hizo la llamada al Merrill Lynch. En paralelo, la madre de Nisman, Sara, ya presentó tres certificados médicos para postergar sus citas ante la fiscal. El objetivo de Arroyo Salgado al revelar la cuestión de la cuenta –según sostuvo ante Fein– fue fundamentar una sospecha: que Lagomarsino tenía relaciones económicas con Nisman y lo mató por un conflicto de dinero.
En el escrito de ayer, el fiscal Zoni, a cargo de la Fiscalía Federal Número 8, le pidió a Canicoba Corral que impulse la investigación y transcribió una parte de la denuncia de Sbattella: “La condición de testaferro de Lagomarsino del fallecido fiscal, con pleno conocimiento de que los fondos no eran de su titularidad, impide conocer al titular o beneficiario final de los montos dinerarios movilizados en las mismas. Debe tenerse presente que las Personas Expuestas Políticamente (como Nisman) se encuentran sujetas a controles reforzados en materia de lavado de activos por su condición de tales. En este caso, el sistema de prevención apunta a impedir mediante un sometimiento a un mayor contralor, que aquellas personas que acceden a puestos con acceso al manejo de fondos públicos cometan delitos vinculados con la corrupción y que esos fondos sean legitimados en el sistema económico”.
Zoni señaló en su escrito que se hizo presente en la fiscalía de Fein y que vio los documentos. Por lo tanto, le pidió a Canicoba que actúe de inmediato:
La idea es investigar todos los movimientos realizados desde esa cuenta. Está la versión –no confirmada– de que en el Merrill Lynch había más de 600.000 dólares y que era dinero que se usaba para inversiones inmobiliarias en Miami, en sociedad con primos del fiscal. Nada de esto está declarado ni se conoce.
De todas maneras, un punto clave señalado por Zoni es que hay que determinar el origen de los fondos del Merrill Lynch. Arroyo Salgado afirmó que el dinero proviene de una herencia del abuelo del fiscal, algo que habrá que probar. En ese caso, se trataría de un caso de evasión, ya que Nisman –como adelantó Página/12– nunca blanqueó la existencia de esa cuenta en sus declaraciones juradas patrimoniales. Pero si el origen de los fondos no se aclara, se estaría ante un delito más grave: lavado de dinero. Como Nisman falleció, nada se le podrá imputar y habrá que ver qué dice la Justicia respecto de los cotitulares.
Lagomarsino admitió que él firmó sólo dos transferencias en un año y medio, ambas de 2500 dólares, y que en los dos casos se trató de pagos de expensas de un terreno en Uruguay. Se supone que esa propiedad es de Nisman y, por lo tanto, Zoni pidió que se investigue de qué propiedad se trata. A priori, tampoco está declarada.
El fiscal también pidió que se investigue al Merrill Lynch. “Deberá determinarse si se utilizó a la sociedad Merrill Lynch Argentina S.A. o Merrill Lynch Argentina S.A. Sociedad de Bolsa como canalizador de los fondos de la entidad bancaria extranjera”. Es decir, Zoni pide que se averigüe si no hubo una operatoria al estilo del HSBC “de entidades financieras que ofrecían servicios para girar fondos al exterior eludiendo los controles del Banco Central”.
La muerte de Nisman dejó secuelas en todos los andariveles. En primer lugar, en la causa AMIA en sí misma, con la denuncia del fiscal –doblemente desestimada hasta ahora– contra la Presidenta, el canciller y otras personas. En segundo lugar, por la revisión que se está haciendo del trabajo de Nisman y el espía Antonio Stiuso a raíz de que no se encuentran las investigaciones sobre el atentado que dijeron que habían hecho. En paralelo, está el expediente de la muerte el fiscal en sí mismo, sujeto a enormes trabas y demoras. Y ahora se suma la causa impulsada por Zoni, que rastrea graves irregularidades y un posible lavado de dinero.
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