Hace unos días atrás adelantábamos que un servicio extranjero y los sectores que en su momento montaron un intento de golpe blando alrededor de la disparatada denuncia del fiscal Alberto Nisman estaban encaminados a reflotar por estas horas no sólo la denuncia, sino también a instalar el supuesto asesinato del ex fiscal pretendiendo adjudicarle a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner la autoría intelectual del mismo.
Por Leopoldo Moreau *
Por más burda que parezca la maniobra, en efecto, ya se ha puesto en marcha y de ella participa el mismo entramado mafioso que transformó a Nisman en mascarón de proa del intento de golpe blando que se pretendió perpetrar un año atrás. En la Justicia la cara visible de esta operación es el fiscal Raúl Plee, que está intentando reabrir la causa referida a la denuncia y que fuera desestimada por cuatro jueces federales. En el plano mediático, obviamente, participa el Grupo Clarín. Y, por supuesto, tienen un papel relevante agentes de un servicio extranjero.
Pero no alcanza con describir y denunciar a quienes, frustrados en su intento de llevar adelante un golpe blando, ahora pretenden descalificar y esmerilar el liderazgo político de CFK. Lo importante es remitirnos a cuáles fueron las circunstancias que llevaron al indudable suicidio de Nisman. Y los hechos hablan por sí solos y son más que contundentes. Nisman fue impulsado a presentar la denuncia por quienes lo controlaban y le pagaban. En este caso, Stiuso y el mencionado servicio extranjero. La denuncia, que venía siendo gestada desde hacía mucho tiempo, tenía por objeto ser presentada hacia fines de febrero para que sirviera de antesala a la visita del premier israelí Netanyahu al Capitolio, para que éste tuviera un elemento más con el cual boicotear la política de apertura de la Administración Obama con respecto a Irán. La presentación de Nisman se precipitó para los primeros días de enero porque alguien lo llamó al exterior para decirle que estaban por apartarlo de la Fiscalía (que, dicho sea de paso, era una extraordinaria fuente de poder y de dinero, que él manejó durante años a su arbitrio). Así las cosas, Nisman se apresuró y esa fue su primera equivocación fatal. Los que habían alimentado su paranoia y exhibicionismo le hicieron creer que, el día que presentara la denuncia contra la Presidenta de la Nación, automáticamente se iba a transformar en un héroe nacional y que un portaaviones norteamericano llegaría a la Argentina para llevar presa a la Presidenta y que él sería recibido en un desfile triunfal por la Quinta Avenida de Nueva York. Nada de eso ocurrió. En realidad, ocurrió todo lo contrario. Dos jueces federales: Servini de Cubría y Ariel Lijo, en ese orden, ni siquiera se dignaron, por la inconsistencia de la presentación del ex fiscal, a hacer lugar al levantamiento de la feria judicial. Y, particularmente, Canicoba Corral, juez de la causa AMIA, dijo que era una denuncia dictada por agentes de inteligencia. Finalmente, el juez Daniel Rafecas la desestimó totalmente por carecer de pruebas y objeto procesal. Pero el golpe más duro provino del exterior. Precisamente, de donde Nisman creyó que obtendría mayores respaldos. El ex titular de Interpol Ronald Noble lo ridiculizó, dirigiéndose directamente a su persona y diciéndole que mentía a sabiendas porque el gobierno argentino jamás había promovido el levantamiento de las alertas rojas. Por supuesto, Nisman fue inmediatamente endiosado y utilizado por algunos representantes de la oposición y de los medios hegemónicos, que a medida que pasaban los días y quedaba en evidencia que su denuncia se deshacía en el ridículo intentaron ponerle un respirador con una audiencia show convocada para el 19 de enero del 2015 en el Congreso Nacional. En ella, supuestamente, Nisman iba a revelar las pruebas de su “tremebunda” denuncia. Las autoras de esa maniobra fueron las entonces diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso y el medio hegemónico embarcado en el mismo objetivo, ya sabemos todos de cuál se trata. Este paso fue el segundo hecho fatal con el que tropezó Nisman, porque llegado el fin de semana previo al encuentro, el bloque del FpV logró que el mismo se transformara de secreto en público y, allí, Nisman entró en pánico. Por eso sus desesperadas llamadas en las horas previas a la audiencia a Stiuso y a otros agentes del servicio de inteligencia para que le proporcionaran las pruebas que no tenía. Cuando llegó a la conclusión de que ya no había héroe ni denuncia y de que, además, lo habían abandonado, no soportó la presión y la soledad. Y allí es donde comete el tercer error fatal: comunicarles a las diputadas que en esas condiciones no se iba a presentar en el Congreso. De ahí en más los aprietes se le hicieron insoportables. Por un lado, la diputada Bullrich le decía que si no asistía le asestaba un golpe mortal a la oposición que había jugado todas sus cartas a favor de la denuncia. Por el otro, los agentes de inteligencia, como fue el caso de Mazino, lo asustaban diciéndole que el FpV desnudaría todas sus debilidades y que iba a tener que dar cuenta de sus oscuros manejos respecto a los fondos que le habían sido asignados y sobre otras cuestiones. Efectivamente, en esas horas de soledad y abandono, Nisman advirtió que estaba entre la espada y la pared y que si no iba al Congreso quedaba en un ridículo absoluto y que si iba se conocería lo mismo que se conoció después de su muerte: la existencia de cuentas secretas donde le depositaban fuertes sumas de dinero algunos de los servicios extranjeros y locales, como así también fondos provenientes de extraños financistas. También imaginó que no iba a poder ocultar las propiedades que había adquirido en el exterior ni tampoco la parte del sueldo que se llevaba de algunos de sus empleados o la cantidad de infinitos viajes que hizo por el mundo con los dineros públicos que le habían asignado para investigar la muerte de 87 argentinos. Y ahí llega la cuarta y última decisión fatal: pedirle primero el arma a uno de sus custodios, y ante la negativa de éste, obtenerla de otro colaborador.
Los que indujeron el suicidio de Nisman, a un año de su muerte, quieren utilizarlo ahora para una espuria maniobra de desprestigio político, que según ellos, debería recaer sobre la ex Presidenta de la Nación para producirle un daño irreparable que, según entienden, no alcanzan a producirle las denuncias de supuesta corrupción.
Que Nisman descanse en paz pero que este siniestro entramado también deje vivir en paz al pueblo argentino.
* Movimiento Nacional Alfonsinista.
A UN AÑO DE LA MUERTE DE NISMAN, LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO Y EL APARATO JUDICIAL
El juego de los espías
El macrismo intenta conseguir en el sistema de inteligencia elementos para cargar responsabilidades al gobierno anterior por la muerte del fiscal. Se ilusiona también en reflotar la denuncia contra Cristina Kirchner. Hoy se cumple un año del fallecimiento.
Por Raúl Kollmann
El macrismo, sus aliados y su aparato judicial y mediático apuestan al juego de los espías para ver si puede cargarle responsabilidades al gobierno anterior, ya sea en la causa por la muerte de Alberto Nisman o reflotando la denuncia que hizo en su momento el fallecido fiscal contra la Presidenta y el canciller Héctor Timerman. Al cumplirse hoy un año del deceso de Nisman están pendientes varias medidas que tienen que ver con espías, inteligencia y secretos. La jueza Fabiana Palmaghini le pidió a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que desclasifique cualquier información existente respecto de operaciones de escuchas o seguimientos a Nisman desde esa agencia. Según trasciende de los ex responsables de la AFI no existió espionaje respecto de Nisman, pero nadie puede descartar que el ex hombre fuerte de la SIDE, Horacio Jaime Stiuso, haya dispuesto algún tipo de seguimiento o escucha de forma extraoficial. No parece probable: Stiuso y Nisman eran íntimos colaboradores y compartían el alineamiento internacional con la derecha republicana e israelí. Stiuso prometió venir a declarar en febrero y no faltan los que tienen expectativas de que el hombre fuerte de los espías, desplazado por Cristina en su momento, aproveche la ocasión para armar algún tipo de venganza. También en la AFI, Palmaghini está estudiando otra vez numerosas llamadas que se hicieron desde la ex SIDE en aquel fin de semana del 17 y 18 de enero de 2015. Se ha tratado de imponer la idea de que esas comunicaciones tuvieron que ver con la muerte de Nisman, cuando el cuerpo todavía no se había encontrado. Los funcionarios de entonces lo niegan y mencionan que las llamadas tenían que ver con la denuncia de Nisman, su visita al Congreso, el robo de un misil en La Plata y un peligro de batalla entre barras bravas. En paralelo a este juego de espías, se le pone expectativa a la desclasificación de un sobre donde constan detalles, informes y transcripciones del diálogo que mantuvo Argentina con Irán y que concluyó en la firma del Memorándum. Según quienes conocen el contenido de ese sobre, no habrá en él sorpresas: sólo se mantuvo en reserva por los usos y costumbres de los diálogos diplomáticos.
Secretos
Como lo hizo el kirchnerismo, cuando llegó al gobierno, Mauricio Macri firmó un decreto que levanta el deber de secreto que tienen los agentes y funcionarios de la AFI. Lo hizo respecto de la muerte de Nisman y no sólo en la ex SIDE, sino también en los demás organismos del Estado.
En concreto, Palmaghini quiere saber si a Nisman lo espiaban o no. De acuerdo a la documentación que se aporte, se sabrá si ese espionaje tuvo alguna relación con la muerte del fiscal, pero todo indica que no.
En fuentes de quienes lideraron la AFI en aquella época se dice que no se escuchaba ni seguía a Nisman. Sin embargo, existe la convicción de que Stiuso –el hombre fuerte de la ex SIDE durante años– mantenía un aparato paralelo, cuando estaba en funciones y aún después de haber sido desplazado. Se ve claro en el vínculo que mantenía con Nisman. Este lo llamó cuatro veces durante el fin de semana previo a su muerte y Stiuso no le contestó las llamadas argumentando que tenía el celular en vibrador. Ante Fein no explicó por qué no le devolvió las llamadas al fiscal. Otro hombre ligado a Stiuso, Alberto Massino, dijo que Nisman buscaba desesperadamente elementos para sumar a su fallida denuncia, pero –según Massino– esos elementos no existían.
La posibilidad de que el aparato paralelo de Stiuso espiara a Nisman existe, pero parece poco factible. Ambos trabajaban en equipo, coincidían en el alineamiento con los sectores más conservadores de Washington y Jerusalén, aunque Stiuso declaró ante Fein que él no colaboró con la denuncia de Nisman contra Cristina y que no estaba de acuerdo con ella. Habrá que ver qué dice Stiuso cuando venga a declarar, según prometió, en febrero. No faltan los que alegan que el ex hombre fuerte de la SIDE dejó solo a Nisman.
Tensiones
Durante la instrucción de la causa por la muerte de Nisman, a la fiscal Viviana Fein le llamó la atención un entrecruzamiento de llamadas, hecho por la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal, que detectó comunicaciones entre funcionarios del Gobierno, hombres de la ex SIDE como Alberto Massino, el fiscal Carlos Stornelli, el jefe de la Policía Bonaerense y el general César Milani o alguno de sus colaboradores. Fein determinó que esas personas no hablaban entre sí con semejante intensidad los fines de semana, de manera que citó a algunos de ellos a declarar. El fiscal Stornelli, por ejemplo, contó que tiene amistad desde hace décadas con Fernando Pocino, director general de Reunión de Información de la ex SIDE. Stornelli dijo que hablaron sobre la denuncia de Nisman contra la Presidenta y el canciller y entrada en la madrugada del 19, cuando empezó a circular la versión de la muerte del fiscal, también lo llamó a Pocino para ver qué sabía. En aquella madrugada, Stornelli también habló con el actual ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, entonces dirigente del PRO.
En los últimos días surgió el nombre de Juan Martín Mena como uno de los vértices de las comunicaciones. El número dos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) efectivamente tuvo una ardua labor ese fin de semana porque se combinaron tres hechos de relevancia.
- Fue robado un misil de una unidad del Ejército en Arana, La Plata. Eso es lo que motivó las comunicaciones con Milani o alguno de sus allegados y también con el jefe de la Bonaerense.
- Se había presentado la denuncia de Nisman y éste iba a concurrir al Congreso. Es lo que explicó los diálogos, por ejemplo, de Pocino con Stornelli.
- Jugaban sendos partidos Boca y River en Mar del Plata, el sábado y el domingo, y había rumores de enfrentamientos entre las hinchadas. A esa cuestión responderían las llamadas con el jefe de la Bonaerense.
Fuentes de la AFI le explicaron las razones de estas llamadas a Fein en su momento, pero Palmaghini está reviendo el entrecruzamiento.
Relaciones
Otro de los elementos que levanta expectativas en el aparato político, judicial y mediático del macrismo es un sobre que la Cancillería le entregó a la Cámara de Casación. Se trata de trascripciones e informes respecto de las conversaciones de los diplomáticos argentinos con los iraníes. Las fantasías se despertaron porque el material se calificó como secreto o confidencial y el Presidente levantó el secreto también sobre el material de la Cancillería.
Quienes trabajaron en aquellas negociaciones y conocen el contenido del sobre señalan que la única razón por la que se lo calificó de confidencial es porque existe un uso y costumbre en la diplomacia de no revelar el día a día en las negociaciones entre países.
La esperanza que surge en el macrismo y sos socios es que surja algún elemento para revivir la denuncia de Nisman contra Cristina y su ex canciller. Aquel texto sufrió numerosas descalificaciones. La jueza María Servini de Cubría dijo que no había elementos como para habilitar la feria judicial, entre otras razones porque no aportaba pruebas. El juez Ariel Lijo respaldó la postura de Servini. Rodolfo Canicoba Corral no sólo sostuvo que la denuncia no tenía entidad probatoria sino que virtualmente acusó a Nisman de hacerla a espaldas de cualquier juez. Los más importantes juristas del país, Raúl Zaffaroni, Julio Maier, Ricardo Gil Lavedra, León Arslanian dijeron que no existía delito alguno. El ex secretario general de Interpol, Ronald Noble, defenestró la denuncia señalando que nunca las autoridades argentinas hicieron gestiones para aliviar la situación de los sospechosos iraníes del atentado contra la AMIA. Y en los estrados judiciales, el juez Daniel Rafecas desestimó el texto por inexistencia de delito, el fallo fue confirmado por la Cámara y el fiscal de Casación no impulsó la acción. Hoy el macrismo busca cómo reabrir esa causa, como una ofensiva política más contra el gobierno anterior. Recurren incluso al delito de traición a la patria, por el que sólo fue procesado Juan Domingo Perón en 1956. Es decir, fue un recurso de la Libertadora.
Año
Al cumplirse hoy un año de la muerte de Nisman, el aparato de respaldo a Mauricio Macri trata de conseguir con los espías lo que no pudo conseguir hasta ahora en la justicia. En el expediente hay una catarata de pruebas que indican que Nisman se quitó la vida: los forenses señalaron que no se observa actividad homicida, los criminalistas dijeron que no había nadie dentro del baño en el momento del disparo. Con los espías o los custodios se buscará diluir los hechos poniendo el acento en elementos colaterales: errores en las custodias o supuestas operaciones de espionaje. Y mientras tanto, con la colaboración de la AMIA y la DAIA, se intenta glorificar a un fiscal cuestionado porque acumuló una fortuna asombrosa pero, sobre todo, porque “viajaba mucho y trabajaba poco”, como lo señalaron los familiares de las víctimas del atentado contra la AMIA. No es algo que los familiares manifestaron después de la muerte. Lo decían cuando Nisman estaba vivo.