6 mar 2016

“El gran capital está interesado en destruir la integración latinoamericana”

Theotonio dos Santos, científico social brasileño
Por Ariel Noyola Rodríguez



Si hay alguien que ha dejado huella en el pensamiento económico de América Latina es Theotonio dos Santos: científico social brasileño, catedrático de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, exponente de la Teoría Marxista de la Dependencia y galardonado con el Premio Economía Marxista 2013 de la Asociación Mundial de Economía Política.

Dos Santos dictó a mediados de febrero una serie de conferencias sobre teorías del desarrollo como parte de la Cátedra Maestro Ricardo Torres Gaitán que le fue otorgada por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM por sus aportaciones en la materia.

Ariel Noyola Rodríguez, consiguió entrevistar a Theotonio dos Santos durante su estancia en la Ciudad de México y abordó, entre otros temas, las perspectivas de la economía y el sistema mundial, las contradicciones del desarrollo capitalista de China, el ascenso del yuan como divisa de reserva internacional, los desafíos de la integración latinoamericana, el atasco burocrático del Banco del Sur, el reposicionamiento regional de Estados Unidos, la crisis del pensamiento económico y los problemas que enfrenta la izquierda para construir alternativas.

Por su amplia extensión, la publicación de la entrevista se ha dividido en varias partes. En esta segunda entrega Noyola Rodríguez explora con dos Santos los desafíos de la integración latinoamericana, el atasco burocrático del Banco del Sur y el reposicionamiento de Estados Unidos en la región.

Ariel Noyola Rodríguez: Hoy sabemos por Andrés Arauz (representante de Ecuador ante el directorio ejecutivo del Banco del Sur) que Brasil y Paraguay no han ratificado el acta fundacional del Banco del Sur.

En contraste, vemos que el gobierno de Brasil está comprometido con el financiamiento del banco de desarrollo de los BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) impulsado por China.

¿En ese sentido, considera usted que Brasil ejerce más bien un rol sub-imperialista (de acuerdo con la categoría elaborada por Ruy Mauro Marini), o de qué otra manera podemos explicar que no se interese en liderar las iniciativas de integración regional mientras que apoya los proyectos de potencias económicas como China?

Theotonio dos Santos: La clase dominante brasileña aspiró realmente a proyectar una política sub-imperialista cuya congruencia nació de la visión geopolítica de los militares que efectuaron el golpe de Estado en 1964. Ruy trabajó mucho sobre la visión y el contexto económico de esa época. En aquel momento nosotros los brasileños teníamos una economía en expansión con una fuerte posibilidad de influencia sobre la región pero a través del gran capital, entonces nos teníamos que adaptar a la política que el gran capital proyectaba.

Pero ocurre que el gran capital ha cambiado bastante su visión de Brasil, sobre todo en cuanto a su calidad de intermediario. Hay muchos factores que permitieron eso. Uno de ellos, es la pérdida de confianza de Estados Unidos para controlar la economía brasileña y también de diversos grupos empresariales que pensaban que Brasil podía ser una punta de lanza en la región.

A pesar de todo, Brasil se mantuvo en la década de los 2000 como un actor que prestó un apoyo fuerte, junto con Venezuela, a la creación de un aparato de integración en la región. En estos años surge la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que avanza a pesar de todo, porque realmente hay muchos intereses que buscan sabotearla. El Banco del Sur es otra iniciativa bastante importante, pero Brasil no lo quiso. Desde el primer momento Brasil no quería formar parte, pero entró…

Ariel Noyola Rodríguez: ¿El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) se opone a que el gobierno de Brasil financie el Banco del Sur?

Theotonio dos Santos: Así es, el BNDES no quiere. Porque el BNDES tiene una gran cantidad de recursos, aunque bueno, también han disminuido. De cualquier forma, el BNDES tiene la capacidad de financiar una gran cantidad de inversiones en toda América Latina, por eso el gobierno de Brasil no tiene interés en tener un intermediario a través del Banco del Sur.

Se desperdició la oportunidad de realizar grandes inversiones para aprovechar la recuperación de la economía durante los años 2000 gracias a los 300,000 millones, 370, 000 millones de dólares que Brasil generó de excedentes. Todo ese dinero se metió a las reservas [del banco central], y gran parte se utilizó en la compra de deuda norteamericana. Entonces hay un aprisionamiento de tu poder económico. Hemos invertido como 120,000 millones de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos, es algo absurdo.

Es un error de visión muy grave. Hay un pensamiento económico que no ha estado a la altura de los cambios que están pasando. Brasil no tiene una visión latinoamericana. Lula tenía una visión distinta, que ahora está siendo atacada muy fuertemente. Con todo, en la fase actual todas las iniciativas que favorecieron la integración regional en estos años, fueron iniciativas de interés latinoamericano, más que interés del capital trasnacional.

Por ejemplo, miremos los acuerdos entre México y Estados Unidos. Para México representaron muchas inversiones. México tiene una industria automotriz cuya producción es 70% para exportación. Brasil también tiene una industria automotriz, pero sólo 30% es para exportación, y son más o menos iguales.

Entonces para que Brasil vuelva a ser un agente del gran capital, para que desde ahí se impulse una política, digamos sub-imperialista, pues se tendría que imponer un gobierno con otra orientación política, que es lo están buscando hacer. También quieren derrumbar a Venezuela, y a todos los gobiernos que están comprometidos con los procesos de integración.

Es un absurdo que sectores de la izquierda vean la integración como sub-imperialismo. La integración regional nunca será parte de los intereses del sub-imperialismo, por el contrario. Estados Unidos, que es el actor imperialista superior, jamás ha defendido una política de integración regional, ahora está tratando de romperla. El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) es su nueva aventura. Quieren cortar la integración sin poder ofrecer nada. Es que los países que se sumaron al TPP se van a integrar sí, pero solamente con Estados Unidos.

Como en el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN): es México con Estados Unidos, y Canadá con Estados Unidos, pero entre México y Canadá no hay nada, entonces no existe integración. Y lo mismo se propone con los países de la costa del Pacífico, ellos no van a fortalecer la integración entre sí, sólo van a aumentar los negocios que favorecen a Estados Unidos. Pero Estados Unidos no va aumentar la demanda de productos de esos países, Estados Unidos quiere aumentar la venta de sus productos porque tiene un déficit comercial extremadamente elevado.

La política de Estados Unidos consiste en aumentar sus exportaciones, y esa no es la política de ningún país de la región, todos están interesados en vender hacia Estados Unidos no en comprar, entonces es una aventura. Pero peor aún, lo que estos países han aumentado de su nivel de exportaciones, y sí, han conseguido superávit importantes en los últimos años, es por la mayor demanda del mercado chino, pero el TPP es un producto anti-China.

Cómo puedes entrar en un proyecto anti-China, cuando la única posibilidad que tienes es de expandir las exportaciones hacia China. Y además, para América Latina significa un proyecto anti-integración, es muy grave porque la única posibilidad que existe para nuestros países es apostar por una política de desarrollo regional, un proyecto que lamentablemente los gobiernos aún no han sido capaces de asumir por completo.

Y nada de eso está en el esquema del gran capital, nada de eso quiere el gran capital, pueden adaptarse sí. Pero no es el mismo fenómeno el que estamos viviendo ahora que lo que pasó en la década de 1960. El sub-imperialismo es un potencial, pero no es el camino para el gran capital en este momento. El gran capital está en el camino de romper de forma radical las ventajas que la integración puede proporcionar a la región.

Ariel Noyola Rodríguez: En efecto, Washington ha intentado recuperar su protagonismo económico y política en América Latina y para ello está impulsando varias iniciativas de integración acordes con los intereses de las empresas norteamericanas.

En cuanto a la Alianza del Pacífico (integrada por Chile, Colombia, México y Perú), llama mucho la atención que Michelle Bachelet haya propuesto establecer un “puente” que les permita converger con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR, incluye a Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela). Mauricio Macri, el nuevo presidente de Argentina, apoya la idea ¿Cuáles serán sus pretensiones?

Y por otro lado tenemos el TPP (conformado por 12 países con Estados Unidos a la cabeza), un proyecto que busca aislar económicamente a China tanto en América Latina como en Asia-Pacífico ¿Qué tanto poder de influencia tienen estas 2 iniciativas en nuestra región?

Theotonio dos Santos: Son políticas suicidas. Bueno, el gran capital está interesado en destruir la integración latinoamericana. Macri está en contra de la integración, él hace todo para impedir la integración, incluso planteó la salida de Venezuela del MERCOSUR.

De parte de Bachelet es diferente, porque ella y su ministro de Relaciones Exteriores desde el primer momento no se sumaron a la Alianza del Pacífico para ir en contra de la integración latinoamericana. La Alianza [del Pacífico] ya estaba, digamos, avanzada, no tenía mucho sentido intentar cambiarla. El problema es que no van a conseguir nada con la Alianza del Pacífico ¿Qué van a ganar?

Ariel Noyola Rodríguez: En el ámbito de las finanzas los integrantes de la Alianza del Pacífico presumen haber avanzado en la construcción de un mercado de capitales común, el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA).

El propósito de este instrumento es promover la integración bursátil trasnacional de las bolsas de valores de Chile, Colombia, México y Perú para de esta forma, crear un patrimonio único que según ellos, puedan competir frente a frente con la bolsa de valores de São Paulo…

Theotonio dos Santos: Sería interesante observar este fenómeno, pero dudo mucho que estos países lo consigan. Estados Unidos no tiene capital, tiene deuda, una deuda pública equivalente al tamaño de su Producto Interno Bruto (PIB), aunque pueden crear más deuda ¿De dónde va a sacar recursos Estados Unidos para invertir en eso? ¿De dónde va a sacar plata Chile?

Los capitalistas brasileños están metidos en la bolsa porque tienen que estar, aunque muchos partieron al exterior porque prefieren manejar recursos desde otras latitudes. No veo cómo va a poder funcionar ese mercado de capitales que mencionas. En Brasil no se conoce mucho sobre eso.

Sí, es probable se estén preparando para entrar en una dura competencia con Brasil. Puede ser. Pero no les veo un gran potencial, no creo que ellos tengan recursos. Habría que ver con más detalle todo esto. La verdad es que no pensaba que estos gobiernos [de la Alianza del Pacífico] podrían llegar a un grado de delirio tan grande. Están proponiendo cosas que no pueden hacer.

¿Qué tienen estos países como alianza? Lo normal, lo que les brinda la integración latinoamericana en general ¿Pero ellos qué van a aportar a la región? Como grupo no hay mucho, hasta ahora han tenido que votar las iniciativas de integración que tienen un sentido más positivo. En la pasada Cumbre de las Américas, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) exigió que Cuba estuviera presente, de lo contrario no habría Cumbre. No pudieron los países de la Alianza imponer una política independiente de la CELAC.

Estados Unidos los está usando para promover una política anti-china ¿Qué quieren? ¿Qué dejen de exportar a China? Lo que hay detrás de esto, como en Oriente Medio, es que quieren destruir cualquier fuerza que se oponga a las políticas de Estados Unidos, un país que en efecto, como fuerza destructiva todavía tiene un poder muy grande a través de este tipo de alianzas, pero como fuerza constructiva, como un agente articulador de una nueva economía, no le veo influencia por ningún lado…

Alai