ARGENTINA
Un nuevo frente se le abre al macrismo, luego de eliminar retenciones y favorecer a sus votantes camperos: el sistema de cobro en soja de la multinacional.
21 ABRIL 2016
En las últimas horas se conocieron las acciones de Monsanto presionando al Gobierno Nacional: el CEO global Brett Begemann vino al país a discutir con el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y habló por teléfono con el jefe de Gabinete Marcos Peña. Además, ejecutivos de Monsanto llevaron sus quejas al embajador en los EEUU Martín Lousteau.
El conflicto parte por el sistema de cobro en soja de la multinacional, donde busca asegurar con controles en los puertos un canon por su tecnología Intacta, resistente a insectos. Para cobrar, la empresa obliga a los productores a firmar una cláusula en los contratos de granos.
El gobierno intenta negociar, apretado por quienes le brindaron su apoyo. "No se puede poner en la cabeza una pistola a un Gobierno a cuatro meses de haber asumido", dijo Buryaile. Pero hay gente de Monsanto de los dos lados del mostrador: Leonardo Sarquís, ex gerente de la empresa, sigue siendo Ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires.
Al hablar en el seminario Carne 2030, organizado por el Instituto de Promoción de la Carne, Buryaile señaló que "no vamos a dejar que ningún sector, ninguna empresa por más fuerte que sea viole nuestro derechos individuales, queremos garantizar el derecho al comercio". En declaraciones a la prensa, indicó que "no estamos de acuerdo en una cláusula donde se restrinja la libertad de comercio, las reglas de juego las ponemos nosotros, no una empresa".
Días atrás, el ministro de Agroindustria firmó una resolución destinada a desarticular las pretensiones de Monsanto de controlar toda la cosecha de soja en busca de los productores que no hubieran pagado regalías por su nueva semilla transgénica, la Intacta. "Esta pelea podría empeñar las buenas relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos, coronadas con la reciente visita al país de Barack Obama", alertaba entonces Clarín.
En las últimas horas se conocieron las acciones de Monsanto presionando al Gobierno Nacional: el CEO global Brett Begemann vino al país a discutir con el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y habló por teléfono con el jefe de Gabinete Marcos Peña. Además, ejecutivos de Monsanto llevaron sus quejas al embajador en los EEUU Martín Lousteau.
El conflicto parte por el sistema de cobro en soja de la multinacional, donde busca asegurar con controles en los puertos un canon por su tecnología Intacta, resistente a insectos. Para cobrar, la empresa obliga a los productores a firmar una cláusula en los contratos de granos.
El gobierno intenta negociar, apretado por quienes le brindaron su apoyo. "No se puede poner en la cabeza una pistola a un Gobierno a cuatro meses de haber asumido", dijo Buryaile. Pero hay gente de Monsanto de los dos lados del mostrador: Leonardo Sarquís, ex gerente de la empresa, sigue siendo Ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires.
Al hablar en el seminario Carne 2030, organizado por el Instituto de Promoción de la Carne, Buryaile señaló que "no vamos a dejar que ningún sector, ninguna empresa por más fuerte que sea viole nuestro derechos individuales, queremos garantizar el derecho al comercio". En declaraciones a la prensa, indicó que "no estamos de acuerdo en una cláusula donde se restrinja la libertad de comercio, las reglas de juego las ponemos nosotros, no una empresa".
Días atrás, el ministro de Agroindustria firmó una resolución destinada a desarticular las pretensiones de Monsanto de controlar toda la cosecha de soja en busca de los productores que no hubieran pagado regalías por su nueva semilla transgénica, la Intacta. "Esta pelea podría empeñar las buenas relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos, coronadas con la reciente visita al país de Barack Obama", alertaba entonces Clarín.