Isabella Arria
On Jun 16, 2024
Sindicatos, organizaciones de derechos humanos y estudiantes convocaron a manifestaciones que reunieron a 640 mil personas en toda Francia, en una demostración de fuerza de cara a las elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y 7 de julio (primera y segunda vueltas), adelantadas por el presidente Emmanuel Macron, tras el triunfo de la extrema derecha en los comicios europeos.
Centenares de miles de franceses salieron a las calles contra la extrema derecha, mientras el recién constituido Frente Popular Ecológico y Social mostrara el sábado una imagen de unidad antes de las elecciones legislativas anticipadas, que la lleve al gobierno, en una última prueba de stress para una Quinta República francesa que desde hace años da síntomas de agotamiento.
Centenares de miles de franceses salieron a las calles contra la extrema derecha, mientras el recién constituido Frente Popular Ecológico y Social mostrara el sábado una imagen de unidad antes de las elecciones legislativas anticipadas, que la lleve al gobierno, en una última prueba de stress para una Quinta República francesa que desde hace años da síntomas de agotamiento.
Las encuestas señalan que a la ultraderecha (29,5 por ciento) la sigue de cerca la nueva alianza progresista que comparten la izquierda insumisa, los socialistas, los verdes y los comunistas, que negociaron con pragmatismo esta alianza unitaria. Con una intención de voto del 28,5% (tres puntos más que hace dos años), la composición del Frente Popular es la noticia más destacada de un inicio vertiginoso de la campaña. Lo seguidores de Macron sumarían un 18 por ciento de los sufragios.
La proliferación de influencers pidiendo votar contra la ultraderecha, así como de futbolistas, como Ousmane Dembélé o Marcus Thuram, con mensajes parecidos, alimentan la esperanza de una mayor implicación de los jóvenes.
“Esta coalición ha resultado posible por el miedo. Si no había una unión de las izquierdas, podía darse por descontada una victoria de Renovación Nacional”, señala el politólogo Christophe Bouillaud, profesor en Sciences Po Grenoble. Los analistas recuerdan que el 31% de los menores de 24 años votaron a la Francia Insumisa el 9 de junio en las elecciones europeas, más del triple que la media nacional (10%).
Ese mismo día, tras el batacazo de su partido en las las elecciones europeas. el presidente Emmanuel Macron tomó una decisión que marcará su segundo mandato: convocó elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio (primera vuelta) y el 7 de julio (segunda), obligando a apenas tres semanas de campaña electoral. Macron logró apenas el 14,6% de los votos, menos de la mitad que la Reagrupación Naional (RN). De extrema derecha. lidedrada por Marine Le Pen (31,4%).
Los últimos sondeos pronostican un duro revés para la coalición macronista en la primera vuelta de las legislativas, en la que quedaría como tercera fuerza con el 18% de votos, siete puntos menos que en 2022. Podría perder más de 100 diputados en la segunda vuelta. El Frente presenta un programa socio-ecologista radical y de ruptura con el neoliberalismo, reflejando la hegemonía de esas ideas en el progresismo galo.
La proliferación de influencers pidiendo votar contra la ultraderecha, así como de futbolistas, como Ousmane Dembélé o Marcus Thuram, con mensajes parecidos, alimentan la esperanza de una mayor implicación de los jóvenes.
“Esta coalición ha resultado posible por el miedo. Si no había una unión de las izquierdas, podía darse por descontada una victoria de Renovación Nacional”, señala el politólogo Christophe Bouillaud, profesor en Sciences Po Grenoble. Los analistas recuerdan que el 31% de los menores de 24 años votaron a la Francia Insumisa el 9 de junio en las elecciones europeas, más del triple que la media nacional (10%).
Ese mismo día, tras el batacazo de su partido en las las elecciones europeas. el presidente Emmanuel Macron tomó una decisión que marcará su segundo mandato: convocó elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio (primera vuelta) y el 7 de julio (segunda), obligando a apenas tres semanas de campaña electoral. Macron logró apenas el 14,6% de los votos, menos de la mitad que la Reagrupación Naional (RN). De extrema derecha. lidedrada por Marine Le Pen (31,4%).
Los últimos sondeos pronostican un duro revés para la coalición macronista en la primera vuelta de las legislativas, en la que quedaría como tercera fuerza con el 18% de votos, siete puntos menos que en 2022. Podría perder más de 100 diputados en la segunda vuelta. El Frente presenta un programa socio-ecologista radical y de ruptura con el neoliberalismo, reflejando la hegemonía de esas ideas en el progresismo galo.
Si Francia sigue la tendencia de las elecciones europeas, el favoritismo recae en la ualtraderecha lepenista (29,5%, diez puntos más), que cuenta con opciones de lograr un Gobierno de cohabitación con Jordan Bardella, de 28 años y mano derecha de Le Pen, como primer ministro.
La Francia Insumisa conserva su rol de fuerza motriz (se presentará en 230 circunscripciones), pero gana peso el Partido Socialista (175). Se trata de una coalición sin un liderazgo claro. Jean-Luc Mélenchon ha dado un paso al costado para que que la alianza pudiera concretarse, a pesar de que no renuncia a convertirse en primer ministro.
Macron confía en que se repita lo sucedido en las legislativas de 1968, cuando el gaullismo obtuvo una mayoría absoluta semanas después de la revuelta de mayo. Pero, obviamente, Macron no es De Gaulle.
«Tenemos que evitar esta catástrofe organizada por Emmanuel Macron y Marine Le Pen», subrayó Sophie Binet, secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los cinco sindicatos que han convocado más de 200 manifestaciones en todo el país y quien encabezó la marcha en París. El temor al avance de la ultraderecha adoptó diferentes formas en la marcha en la capital, ya sea en defensa de la democracia, de los derechos de los extranjeros o del colectivo LGBT+.
El primer secretario del PS, Olivier Faure repitió el argumento de que «sólo hay una fuerza que puede hacer frente al partido de Marine Le Pen, y esa fuerza es el Frente Popular», porque los sondeos preludian el «hundimiento» del bloque macronista.
La Francia Insumisa conserva su rol de fuerza motriz (se presentará en 230 circunscripciones), pero gana peso el Partido Socialista (175). Se trata de una coalición sin un liderazgo claro. Jean-Luc Mélenchon ha dado un paso al costado para que que la alianza pudiera concretarse, a pesar de que no renuncia a convertirse en primer ministro.
Macron confía en que se repita lo sucedido en las legislativas de 1968, cuando el gaullismo obtuvo una mayoría absoluta semanas después de la revuelta de mayo. Pero, obviamente, Macron no es De Gaulle.
«Tenemos que evitar esta catástrofe organizada por Emmanuel Macron y Marine Le Pen», subrayó Sophie Binet, secretaria general de la Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los cinco sindicatos que han convocado más de 200 manifestaciones en todo el país y quien encabezó la marcha en París. El temor al avance de la ultraderecha adoptó diferentes formas en la marcha en la capital, ya sea en defensa de la democracia, de los derechos de los extranjeros o del colectivo LGBT+.
El primer secretario del PS, Olivier Faure repitió el argumento de que «sólo hay una fuerza que puede hacer frente al partido de Marine Le Pen, y esa fuerza es el Frente Popular», porque los sondeos preludian el «hundimiento» del bloque macronista.
El Frente Popular se ha erigido en la principal alternativa a la xenofobia y el ultranacionalismo. Los principales sindicatos convocaron más de 200 manifestaciones contra la extrema derecha, con una participación prevista de varios cientos de miles de personas.
El golpe de efecto fue el anuncio del expresidente socialista François Hollande (de 2012 a 2017) de que va a presentarse a las elecciones en nombre de su partido a un escaño de diputado en el departamento de Corrèze. Señaló que «la situación es grave» porque «nunca la extrema derecha ha estado tan cerca» de llegar al poder desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El ex presidente Nicolas Sarkozy (2007-2012) lamentó la disolución de la Asamblea y señaló que existe más riesgo de que (los votantes) confirmen su cólera de que la nieguen. Dar la palabra al pueblo francés para justificar la disolución es un argumento curioso, ¡ya que eso es precisamente lo que acaban de hacer en las urnas más de 25 millones de franceses!, apuntó.
Sarkozy, fundador del partido Los Republicanos, advirtió que esta decisión pone en riesgo al presidente y al país, que ya está fracturado y podría sumirlo en un caos del que tendrá grandes dificultades para salir. Asimismo criticó al actual líder de ese partido, Éric Ciotti, quien abriera la puerta a una posible alianza con la ultraderechista Agrupación Nacional con vistas a las próximas elecciones legislativas
El sismo político también afectó a la coalición de izquierda pues La Francia Insumisa (LFI) indignó a sus socios socialistas, ecologistas y comunistas del Frente Popular, al apartar de los comicios a cinco diputados críticos con su líder Jean-Luc Melenchon.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)