Mirko C. Trudeau
On Jun 12, 2024
Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos, fue declarado culpable de tres cargos graves relacionados con la compra de un arma en 2018, cuando según los fiscales mintió en un formulario obligatorio al decir que no consumía drogas ilegales. Hunter se enfrenta a una pena máxima de 25 años de prisión por mentir sobre su consumo de drogas a la hora de comprar un arma.
El proceso comenzó hace poco más de una semana en Wilmington (Delaware) y durante el juicio testificaron su exesposa Kathleen Buhle, una exnovia, su cuñada y examante Hallie Biden y su hija Naomi Biden. El jurado concluyó que el hijo del presidente usaba drogas ilícitas cuando compró un revólver y mintió en dos declaraciones (dos cargos de declaración falsa) y estuvo en posesión ilegal del arma (tercer cargo).
Al ser la primera vez que es declarado culpable y al no tener antecedentes, lo más probable es que Hunter Biden no reciba ninguna pena de prisión. El abogado defensor de Hunter Biden, Abbe Lowell, insistió en que no existen pruebas directas de que su cliente estuviera consumiendo drogas en los días cercanos a los que compró un revólver.
Hunter dijo que se plantea recurrir el veredicto de culpabilidad y ha agradecido las muestras de apoyo que ha recibido. Su abogado, Abbe Lowell, apuntó a su vez que aunque «obviamente» están decepcionados por el veredicto, respetan el proceso y seguirán utilizando todos los recursos disponibles a su disposición a medida que avance.
El propio presidente había reaccionado poco antes apuntando igualmente que respeta la decisión y que está «orgulloso» del hombre en el que se ha convertido Hunter, tras ese pasado de adicción a las drogas. Hunter es hijo de la primera esposa del presidente, la fallecida Neilia, y está acusado de mentir en octubre de 2018 cuando no reconoció que consumía drogas en un formulario para comprar un revólver Colt Cobra de calibre 38, que luego guardó durante 11 días y no usó.
Hunter dijo que se plantea recurrir el veredicto de culpabilidad y ha agradecido las muestras de apoyo que ha recibido. Su abogado, Abbe Lowell, apuntó a su vez que aunque «obviamente» están decepcionados por el veredicto, respetan el proceso y seguirán utilizando todos los recursos disponibles a su disposición a medida que avance.
El propio presidente había reaccionado poco antes apuntando igualmente que respeta la decisión y que está «orgulloso» del hombre en el que se ha convertido Hunter, tras ese pasado de adicción a las drogas. Hunter es hijo de la primera esposa del presidente, la fallecida Neilia, y está acusado de mentir en octubre de 2018 cuando no reconoció que consumía drogas en un formulario para comprar un revólver Colt Cobra de calibre 38, que luego guardó durante 11 días y no usó.
Hunter, un arma que usa Trump
Los cargos contra Hunter Biden son el resultado de una investigación que se abrió en 2018 durante el Gobierno de Donald Trump (2017-2021) y que el propio exmandatario, futuro candidato republicano para las elecciones de noviembre, ha usado para atacar a su contrincante Joe Biden. Hunter tiene pendiente otro juicio en California port la evasión del pago de 1,4 millones de dólares en impuestos.
Pero la acusación más grave parte de una investigación de mayor calado sobre sus negocios en Asia y en Europa, pero sobre todo, en Ucrania, mientras su padre era vicepresidente. Su comportamiento de aquellos años está en el origen del primer impeachment (proceso de destitución) de Donald Trump en 2019.
Aquel juicio político, del que Trump salió indemne, trató de dilucidar si el magnate y varios altos cargos de su Gobierno presionaron a dirigentes ucranios (sobre todo al presidente, un entonces desconocido Volodímir Zelenski) para que investigaran las actividades de Hunter Biden, lo que convenía a Trump para desacreditar a Joe Biden, el más serio oponente demócrata de la campaña de 2020, que acabó echándolo de la Casa Blanca.
Pero la acusación más grave parte de una investigación de mayor calado sobre sus negocios en Asia y en Europa, pero sobre todo, en Ucrania, mientras su padre era vicepresidente. Su comportamiento de aquellos años está en el origen del primer impeachment (proceso de destitución) de Donald Trump en 2019.
Aquel juicio político, del que Trump salió indemne, trató de dilucidar si el magnate y varios altos cargos de su Gobierno presionaron a dirigentes ucranios (sobre todo al presidente, un entonces desconocido Volodímir Zelenski) para que investigaran las actividades de Hunter Biden, lo que convenía a Trump para desacreditar a Joe Biden, el más serio oponente demócrata de la campaña de 2020, que acabó echándolo de la Casa Blanca.
Hunter protagonizó uno de los escándalos de la campaña que llevó a su padre a la Casa Blanca, por su vinculación laboral con una empresa energética ucrania, de nombre Burisma, que llegó a pagarle 50.000 dólares mensuales. Formó parte de su junta directiva durante cinco años, y aceptó el puesto en 2014, cuando su padre era el número dos de Barack Obama.
En octubre de 2020, pocas antes de la cita electoral, apareció una Mac Book Pro que Hunter (ya pasado al mundo del arte), nunca recogió de una tienda de reparación en Wilmington, la ciudad del pequeño Estado de Delaware que su familia llama “hogar” y a la que el presidente se escapa siempre que puede.
En la computadora, de cuyo disco duro hizo una copia el dueño del establecimiento y entregó al entorno de Trump cuando cayó en que era de quien era, había 103.000 mensajes de texto, 154.000 correos electrónicos, en los que se refería a su padre como “the big guy” (el tipo importante), cuya invocación le abría puertas, y más de dos mil fotografías, entre ellas, una cantidad indeterminada de contenido sexual.
La existencia de la computadora la desveló a toda plana The New York Post. El tabloide obtuvo el material de Rudy Gulianni, exalcalde de Nueva York y abogado de Trump (y uno de esos colaboradores que supuestamente presionaron a Ucrania). Entonces, The New York Times retomó la noticia para airear que algunos de los redactores implicados en la exclusiva habían decidido retirar su firma por motivos deontológicos, pero no fue más allá en las pesquisas.
*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
En octubre de 2020, pocas antes de la cita electoral, apareció una Mac Book Pro que Hunter (ya pasado al mundo del arte), nunca recogió de una tienda de reparación en Wilmington, la ciudad del pequeño Estado de Delaware que su familia llama “hogar” y a la que el presidente se escapa siempre que puede.
En la computadora, de cuyo disco duro hizo una copia el dueño del establecimiento y entregó al entorno de Trump cuando cayó en que era de quien era, había 103.000 mensajes de texto, 154.000 correos electrónicos, en los que se refería a su padre como “the big guy” (el tipo importante), cuya invocación le abría puertas, y más de dos mil fotografías, entre ellas, una cantidad indeterminada de contenido sexual.
La existencia de la computadora la desveló a toda plana The New York Post. El tabloide obtuvo el material de Rudy Gulianni, exalcalde de Nueva York y abogado de Trump (y uno de esos colaboradores que supuestamente presionaron a Ucrania). Entonces, The New York Times retomó la noticia para airear que algunos de los redactores implicados en la exclusiva habían decidido retirar su firma por motivos deontológicos, pero no fue más allá en las pesquisas.
*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)