17 jun 2024

LOS PELIGROS LATENTES

La estrategia de patear la lata subestimando a Rusia y sobrestimándose de uno mismo

MOSCU (Enrico Tomaselli, analista militar y geopolítico
15.06.2024





Se ha dicho varias veces en estas paginas que Estados Unidos -y la OTAN- afrontaron el conflicto con Rusia en Ucrania, con una idea aproximada de lo que esperaban ganar en el, pero sin una estrategia real (en todos los ambitos, no solo militares) para lograrlo. Hay quienes se han quejado de la ausencia de un plan B, pero en realidad el verdadero problema era, y es, la ausencia de un plan A...
Este aspecto ha sido examinado varias veces, y desde diversos sectores, intentando comprender las razones que, en ultima instancia, se pueden resumir en una sola cuestion: subestimacion del enemigo y sobreestimacion de uno mismo.

Si el objetivo hubiera sido el desacoplamiento entre Europa (Alemania) y la Federacion Rusa, esto solo podria haberse entendido como funcional al debilitamiento de ambas, pero esta muy claro que este plan solo funciono a medias: impresiono a sus amigos, pero solo hizo mella en el enemigo. 

Ademas, segun la logica imperial fundamental de divide y venceras, resulto incluso contraproducente: de hecho, despues del conflicto se creo una alianza muy solida entre los principales paises hostiles a los EE.UU. y, en particular, lo que es mucho mas importante aun: entre Rusia y China.

Excluyendo la posibilidad de que alguien en Washington pudiera pensar alguna vez en derrotar a Rusia en el campo de batalla, y ademas utilizando el proxi ucraniano, el unico objetivo militar que el Occidente colectivo podia fijar de manera realista era el del desgaste. Involucrar a Moscu en un conflicto que sea lo suficientemente duradero y duro como para obligar al enemigo a consumir una porcion significativa de su capital humano, industrial y economico.

Aunque no fuera necesario ser Von Clausewitz para comprender que incluso este objetivo minimo era poco realista (como muchos de nosotros hemos argumentado desde el primer momento), esto se ha vuelto absolutamente evidente despues del sensacional fracaso de la archianunciada contraofensiva ucraniana en el verano de 2023. A partir de ese momento, dentro del establishment politico-militar estadounidense empezo a surgir la idea del desacoplamiento.

Dado que la guerra no solo no se podia ganar, sino que tarde o temprano probablemente se perderia, se hacia necesario iniciar un camino que permitiera prolongarla lo mas posible y diera a Estados Unidos la oportunidad de salir de el, al menos sustancialmente.

Para implementarlo, en Washington basicamente pensaron que lo mejor y mas logico era pasarle la pelota a los europeos, algunos de los cuales ya estaban ansiosos por asumir un papel mas protagonista.

Por supuesto, aunque Estados Unidos sea un imperio, esto no significa que haya un emperador capaz de decidir e imponer sus decisiones; la articulacion del poder imperial es mucho mas compleja e implica la coexistencia de diferentes lineas de pensamiento y accion, cuyo peso en las decisiones del pais varia en funcion de una serie de factores internos y externos. En consecuencia, incluso las lineas de accion estadounidenses en Ucrania no siempre son inequivocas y coherentes.

Un ejemplo de esta doble via lo podemos encontrar en los ultimos dias. Cuando surgio la cuestion de si autorizar o no el uso de armas occidentales para atacar profundamente el territorio ruso, numerosos paises europeos (con evidente aporte estadounidense) finalmente se alinearon con el consenso, mientras que Estados Unidos adopto una posicion aparentemente mas moderada.

Pero la falta de una estrategia real que tenga en cuenta tanto el contexto politico internacional como la situacion en el campo de batalla, corre el riesgo, por un lado, de anular cualquier iniciativa y, por otro, de llevar el conflicto hacia un punto sin retorno, mas alla del cual se abre el abismo de la guerra nuclear.

Desde el punto de vista occidental, el aspecto militar tiene una enorme importancia. En primer lugar, como se ha visto especialmente durante la contraofensiva de Kiev, pero de hecho desde el comienzo de la guerra, las armas occidentales no han tenido ningun valor añadido. No solo nunca han sido capaces de cambiar el rumbo del conflicto, sino que en conjunto tampoco han sido capaces de reequilibrarlo.

La destruccion gradual de las fuerzas armadas ucranianas ni siquiera se ha frenado. Y al mismo tiempo, esto ha servido para poner de manifiesto tanto la absoluta insuficiencia de la produccion industrial belica de todo Occidente (incomparablemente inferior a la de Rusia) como las innumerables limitaciones de los cacareados sistemas de armamento de la OTAN.

En este marco, la Alianza Atlantica debe idear continuamente algo que sea capaz, al menos por un tiempo, de aplazar la redde rationem. Y este es el caso, precisamente, del suministro de armas de medio y largo alcance, y/o de la autorizacion para utilizarlas para golpear suelo ruso.

El razonamiento subyacente es que, en el mejor de los casos, esto acabara convenciendo a Moscu de que es mejor llegar a un acuerdo, incluso a la baja dada la situacion sobre el terreno, para evitar los peligros de esta continua espiral de escalada; en el peor, que obligara a Rusia a alejar cada vez mas la linea del frente de su frontera, lo que conducira´ inevitablemente a una prolongacion del conflicto, y por tanto -una vez mas- a mayores costes que asumir.

Sin embargo, todo esto tiene una serie de limitaciones importantes, de las que los estrategas estadounidenses parecen no ser conscientes. Tanto los dirigentes estadounidenses como los europeos, de hecho, parecen ser presa de lo que Pepe Escobar ha llamado con acierto el extasis occidental[1]. ¿Como podria definirse, de hecho, sino como un «estado de aislamiento y evasion total de la realidad circundante del individuo completamente absorbido por un unico objeto«?

La primera limitacion, la mas evidente, es que no existe ningun sistema de armas capaz, por si solo, de cambiar el destino del conflicto. Si, por supuesto, el suministro de misiles de medio y largo alcance se materializara al menos en una medida significativa (y sabemos que los costes, los plazos de produccion y las existencias actuales militan a favor de una cantidad limitada), esto podria crear problemas a la maquinaria belica rusa, pero no afectaria en absoluto a la ucraniana, que en cambio esta´ cada dia mas cerca del colapso, y por causas totalmente distintas. Ademas, una creciente agresividad de la OTAN, capaz de golpear en suelo ruso en mayor medida de lo que ya lo hace, acabaria inevitablemente fomentando un clima de movilizacion patriotica, que se reflejaria favorablemente en una posible movilizacion militar posterior.

El problema para las Fuerzas Armadas de Kiev es la disponibilidad de personal entrenado y con experiencia en combate (asi como, secundariamente, de suficientes medios blindados de movilidad).

Ya hoy, el Estado Mayor ucraniano esta enviando al frente, en las zonas de mayor crisis, a soldados con solo unos dias de entrenamiento, esencialmente, por tanto, mera carne de cañon, pero cuya perdida se resta a la futura capacidad de combate. Este, y no otro, es el problema al que tiene que enfrentarse el ejercito ucraniano; y es un problema que la OTAN no puede resolver, no solo porque cualquier intervencion directa de tropas atlanticas abriria de hecho la caja de Pandora de la guerra directa con Rusia, sino tambien porque los paises europeos de la Alianza no podrian desplegar un numero suficiente de ellas para cambiar -aunque solo fuera de forma limitada- el curso del conflicto.

Para llevar al menos 100.000 hombres a la linea de batalla (el minimo para tener algun efecto), la OTAN tendria que ser capaz de desplegar al menos 400.000 hombres en Ucrania, ademas de todo el apoyo necesario en terminos de medios, tanques, vehiculos blindados de combate y de transporte de tropas, artilleria... En la practica, toda la capacidad operativa de los ejercitos europeos tendria que ser lanzada al caldero ucraniano, con el riesgo de que ni siquiera fuera suficiente y de que nos encontraramos totalmente desarmados al (poco glorioso) final de la guerra.

Sin embargo, el mayor riesgo reside en lo que podriamos llamar -con un oximoron- el enfoque estrategico occidental.

Para la OTAN, y por tanto esencialmente para Estados Unidos, el criterio rector es lo que el analista ruso Ilya Kramnik define como evaluacion basada en los costes. En la practica, en una especie de enfoque economicista (y no es de extrañar...), se considera que imponer al adversario unos costes economicos, materiales y humanos suficientemente elevados es un elemento de disuasion que conduce a la victoria, o al menos a doblegar al adversario.

Se trata, pues, de una evaluacion coste-beneficio. Y como para Washington los costes estan hasta ahora bastante contenidos, se deduce que la valoracion de los dirigentes estadounidenses es de que todavia hay un amplio margen para la escalada, porque los costes los soportaran principalmente los europeos, y tarde o temprano en Moscu consideraran que -precisamente- la relacion coste/ beneficio ya no es conveniente, y buscaran un acuerdo con Occidente.

Pero, como siempre advierte Kramnik[2], este no es el criterio ruso; Rusia, de hecho, evalua sobre la base del riesgo. Lo que significa que Moscu reflexiona sobre los riesgos de actuar y/o no actuar, y sobre esta base elige su curso de accion. La brecha entre estas dos perspectivas es un gran factor de riesgo, porque el modo de escalada -practicado por EEUU- se compone basicamente de una sucesion de pequeños pasos; cada vez que se da una patada a la lata, se avanza mas, y a ver que pasa. Si no ocurre nada, se asume que el enemigo probablemente ni siquiera reaccionara a la siguiente patada, y la progresion continua.

Por el contrario, Rusia parte de la idea de tener una profundidad estrategica incomparable, que no es solo espacial (Rusia es la nacion mas grande del mundo, como aprendieron a su costa Napoleon y Hitler), sino tambien temporal: puede encajar durante mas tiempo, para evitar que el choque alcance niveles peligrosos, sabiendo que -si es necesario y cuando lo sea- sabra y podra reaccionar con una fuerza incontenible.

En esencia, Estados Unidos actua con la mentalidad del fanfarron, a lo sumo del jugador de poquer, que espera reacciones inmediatas, y si es oportuno hace su farol; si el otro no reacciona, o si no ve el farol, significa que esta´ jugando con un bobo, y por tanto puede volver a subir. Rusia, en cambio, razona como un jugador de ajedrez, para quien todo es transparente, todas las piezas estan a la vista, y sacrificar incluso muchas de ellas forma parte del camino hacia el jaque mate.

Esta diferente vision del campo de batalla puede llevar a EEUU a creer que se puede acorralar a Moscu, aunque ahora este ganando sobre el terreno, simplemente subiendo el liston cada vez mas. Aunque Rusia sigue lanzando advertencias (desoidas) a Washington, si se ve acorralada no dudara en recurrir a cualquier opcion que le permita evitar la derrota.

Y es que -en todo esto- Rusia advierte que esta en juego una amenaza existencial, y que su eventual derrota en la guerra de Ucrania, sea de la forma que sea, seria el sintoma de su disolucion.

Por lo demas, para Estados Unidos este conflicto es si de gran importancia, pero no existencial. Al fin y al cabo, los estadounidenses son especialistas en metabolizar las derrotas militares, y en este caso concreto son muy conscientes de que el impacto de una victoria rusa afectaria principalmente a los europeos, muy probablemente colapsando la ya de por si´ tambaleante Union Europea (algo que a Washington no le importaria tanto, despues de todo), y en el peor de los casos socavaria la actual configuracion de la OTAN. Pero, en cualquier caso, ninguno de ellos supondria una amenaza para la propia existencia de Estados Unidos.

Ademas, el adversario estrategico sigue siendo China y, por tanto, para los dirigentes estadounidenses ese es el conflicto existencial, para el que deben prepararse y, sobre todo, en vista del cual deben mantener su potencial belico intacto en la medida de lo posible.

Esta brecha en la interpretacion -de los acontecimientos y del enemigo- puede, como deciamos, desencadenar involuntariamente una crisis que luego haga imposible la retirada y acabe asi por descontrolarse. Esto es lo que deberia preocupar principalmente a los dirigentes europeos, ya que el mayor riesgo reside precisamente en el viejo continente, y no solo por una cuestion de contiguidad geografica.

En este contexto general, de hecho, existe un umbral de ruptura, identificable precisamente con el uso de armas nucleares, que constituye una linea roja para ambos contendientes, ya que ni Moscu ni Washington quieren arriesgarse a verse envueltos en un conflicto de este tipo, que implicaria un nivel de destruccion mutuamente exacerbado. Pero si los dos adversarios no se entienden, si uno no comprende la mentalidad del otro, sigue existiendo el riesgo de un error de calculo, de un movimiento equivocado. Aunque, volviendo a la metafora del ajedrez, siempre es posible que Estados Unidos sacrifique a la reina (Europa), si con ello se consigue un empate.

A juzgar por lo que vemos, desgraciadamente los dirigentes europeos parecen mas preocupados por salvar sus propios escaños (su propio poder como elites continentales) que perciben estrechamente ligados a la suerte del conflicto ucraniano -en el que han invertido demasiado-, que por los riesgos para las poblaciones europeas, para lo que queda de su influencia y de su economia, para las que un conflicto en el que aparezcan armas nucleares seria sencillamente devastador.

Por otra parte, ni siquiera un simple conflicto convencional que enfrentara a los paises europeos con Rusia lo seria menos. De hecho, paradojicamente, una guerra de desgaste, que reduciria a media Europa a lo que es ahora Ucrania, seria quiza peor que un misil nuclear tactico sobre Ramstein, que acabaria con la guerra como la bomba de Hiroshima.

Desgraciadamente, y esto tambien se ha dicho muchas veces, estas clases dirigentes europeas no estan ni remotamente a la altura del dramatismo de la situacion. De la que incluso parecen ser en gran medida inconscientes. Baste pensar en Alemania, que se trago la destruccion de los gasoductos North Stream sin emitir un suspiro, o en Francia, que hincha el pecho y ruge hacia el Este, como si con ello pudiera ocultar que atraviesa una crisis de las que hacen epoca.

Y, por supuesto, no se trata de una cuestion que pueda reducirse a la mediocridad contingente de sus respectivos lideres; aunque tanto Scholtz como Macron, por diferentes razones, son claramente inadecuados, no se puede dejar de observar que el juicio puede extenderse facilmente a la totalidad de las clases dirigentes de los dos paises, que, de hecho, siguen siendo incapaces de expresar el mas minimo anhelo de autonomia, de instinto de conservacion... En resumen, en esta ruleta rusa, somos los unicos que realmente corremos el riesgo de suicidarnos.

Notas

[1] «Pepe Escobar: Occidente esta´ empen~ado en provocar a Rusia una guerra caliente«, Sputnik Internacional (https://sputnikglobe.com/20240530/ pepe-escobar-the-west-is-hell-bent-on-provoking-russia-into-hot-war-1118696941.html).

[2] Las opiniones de Kramnik se expresan habitualmente en su canal de Telegram (https://t.me/kramnikcat) pero las referidas en el arti´culo fueron resumidas eficazmente en italiano en Twitter/X, y pueden encontrarse aquí (https://x.com/Lukyluke311/status/1796224881341948062).

Fuente: https://www.sinistrainrete.info/geopolitica/28236-enrico-tomaselli-la-strategia-del-calcio-al-barattolo.html






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