MÉXICO (Sputnik / Rodrigo Duarte)-
11.06.2024
Foto: © AFP 2023 / ODD ANDERSEN
Los partidos gobernantes en Alemania y Francia sufrieron una contundente derrota en las elecciones europeas de este domingo 9 de junio, en las que el avance de los partidos nacionalistas y euroescépticos en los principales países del bloque fueron la gran historia de la noche. Sputnik te presenta un análisis al respecto.
Si bien el Partido Popular Europeo (PPE), que reúne diversas formaciones conservadoras de centro-derecha, continuará siendo la fuerza predominante en el Parlamento Europeo, habiendo obtenido alrededor de 185 escaños, diez más que en la actual legislatura, la nota de la jornada la dieron los partidos nacionalistas y euroescépticos, que habrían alcanzado 150 representantes a lo largo del bloque europeo.
De esta manera, en unas elecciones marcadas por un fuerte ausentismo electoral (apenas la mitad de los ciudadanos habilitados votaron), muchos de los partidos gobernantes, como Renacimiento, del presidente francés Emmanuel Macron; los socialdemócratas de Alemania, y los socialistas españoles tuvieron desastrosos resultados electorales, al igual que varias de las agrupaciones verdes o izquierdistas que fungen como socios de sus coaliciones, que obtuvieron algunos de los peores resultados de su historia.
Por el contrario, formaciones como Hermanos de Italia, de la primera ministra Giorgia Meloni; Fidesz, del premier húngaro Viktor Orban; la Agrupación Nacional, de la líder opositora francesa Marine Le Pen, o el Partido Liberal de Austria (FPO) arrasaron en sus respectivos comicios, con fuerzas homólogas, como Alternativa para Alemania, Vox en España o el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, en los Países Bajos, logrando un apoyo récord que los pone por delante de los partidos más tradicionales.
Si bien este aumento de votos de las fuerzas críticas de Bruselas había sido previsto por los sondeos, la potencia del fenómeno, a lo largo y ancho de los 27 países miembros del bloque, tomó por sorpresa incluso a los simpatizantes más optimistas de estas agrupaciones.
La magnitud del desastre forzó a varios dirigentes de primera línea a actuar de inmediato, como la vicepresidente española Yolanda Díaz, quien renunció a la dirección de su partido Sumar, socios del PSOE en el Ejecutivo, que no llegó siquiera a obtener el 5% de los votos, mientras que el presidente francés Emmanuel Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.
"No puedo hacer, al final de esta jornada, como si no hubiese ocurrido nada", declaró Macron en su discurso dando a conocer la decisión, añadiendo que el país necesitaba un mandato claro de las urnas, en comicios que se realizarán dentro de tres semanas.
La inesperada decisión de Macron se da luego que Jordan Bardella, el cabeza de lista del lepenismo, sacó más del doble de votos que la abanderada del oficialista Renacimiento, la eurodiputada Valerie Hayer, casi el 33% contra el 14,4%.
Marlene Schiappa, exministra de la cartera de Igualdad de Macron, realizó tras la derrota unas de las autocríticas más elocuentes para explicar el fracaso electoral del gobierno francés, actitud doblemente relevante debido al perfil intachablemente progresista de quien la realizaba.
"Cuando a la gente se le hace creer que defender el laicismo es de derecha, que querer que se apliquen las expulsiones de inmigrantes ilegales decididas por la justicia es de derechas (...) Cuando creemos que querer aumentar la tasa de natalidad es de derecha, cuando excusamos ciertas agresiones sexuales porque no encajan en la narrativa deseada e insultamos a la policía..., no debería sorprendernos que la gente termine votando a la Agrupación Nacional", dijo Schiappa, en referencia a la fallida estrategia del establishment europeo de demonizar a las formaciones nacionalistas y defensoras de la ley y el orden.
Sin embargo, ese plan, que le dio dos veces la presidencia a Macron creando un "cordón sanitario" contra Le Pen a favor suyo, fracasó rotundamente en estos comicios, en Francia y el resto de Europa.
¿Pero por qué esta vez fue diferente?
Para Carlos Alvarado, internacionalista de la UNAM, la victoria arrolladora de las agrupaciones nacionalistas "es fruto de las políticas erráticas que ha impulsado el eje Berlín-París, especialmente al centrarse totalmente en la agenda de Washington, lo que ha hecho que los votantes los castigaran en las urnas".
El especialista le dijo a Sputnik que el apoyo a partidos que han hecho campaña, en su mayoría, cuestionando la existencia de un organismo supranacional encargados de tomar decisiones sobre temas migratorios, comerciales o regulatorios, o el continuo apoyo financiero a la postura bélica de la OTAN en Ucrania reflejan el "hartazgo" de buena parte de la población con el alineamiento de la UE con Washington y su agenda bélica y expansionista.
"El mensaje de los ciudadanos es: 'nuestras fronteras importan, el combate contra el encarecimiento del nivel de vida importa. No queremos que sigan apostando por guerras, que provocan una total incertidumbre económica y en los precios de las energías'. No es tanto una cuestión ideológica, en mi opinión, sino de buena gobernanza, y tanto Berlín como París dieron la espalda a las necesidades básicas de los ciudadanos, y por eso han caído fuertemente, especialmente en las zonas de clase obrera", asegura Alvarado.
Algo curioso, señala el experto, es que los partidos tradicionales quisieron pintar a las formaciones nacionalistas y euroescépticas como potenciales agentes de caos, que no tienen lugar en las instituciones legislativas europeas, pero la ciudadanía consideró lo contrario.
"En este caso, con todo lo que pasó con el COVID-19, las constantes modificaciones derivadas de los flamantes estatus climáticos, y el apoyo de la UE al proyecto bélico de la OTAN contra Rusia, los ciudadanos localizaron el caos precisamente en estos partidos gobernantes, identificando que sus representantes no estaban gobernando en defensa de los intereses de la mayoría sino de pequeños grupos, como el complejo industrial militar y Washington", abundó el analista, quien recalcó que los resultados son el fruto de "gobernar para una élite".
Sputnik
Para Carlos Alvarado, internacionalista de la UNAM, la victoria arrolladora de las agrupaciones nacionalistas "es fruto de las políticas erráticas que ha impulsado el eje Berlín-París, especialmente al centrarse totalmente en la agenda de Washington, lo que ha hecho que los votantes los castigaran en las urnas".
El especialista le dijo a Sputnik que el apoyo a partidos que han hecho campaña, en su mayoría, cuestionando la existencia de un organismo supranacional encargados de tomar decisiones sobre temas migratorios, comerciales o regulatorios, o el continuo apoyo financiero a la postura bélica de la OTAN en Ucrania reflejan el "hartazgo" de buena parte de la población con el alineamiento de la UE con Washington y su agenda bélica y expansionista.
"El mensaje de los ciudadanos es: 'nuestras fronteras importan, el combate contra el encarecimiento del nivel de vida importa. No queremos que sigan apostando por guerras, que provocan una total incertidumbre económica y en los precios de las energías'. No es tanto una cuestión ideológica, en mi opinión, sino de buena gobernanza, y tanto Berlín como París dieron la espalda a las necesidades básicas de los ciudadanos, y por eso han caído fuertemente, especialmente en las zonas de clase obrera", asegura Alvarado.
Algo curioso, señala el experto, es que los partidos tradicionales quisieron pintar a las formaciones nacionalistas y euroescépticas como potenciales agentes de caos, que no tienen lugar en las instituciones legislativas europeas, pero la ciudadanía consideró lo contrario.
"En este caso, con todo lo que pasó con el COVID-19, las constantes modificaciones derivadas de los flamantes estatus climáticos, y el apoyo de la UE al proyecto bélico de la OTAN contra Rusia, los ciudadanos localizaron el caos precisamente en estos partidos gobernantes, identificando que sus representantes no estaban gobernando en defensa de los intereses de la mayoría sino de pequeños grupos, como el complejo industrial militar y Washington", abundó el analista, quien recalcó que los resultados son el fruto de "gobernar para una élite".
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