Luvis Hochimín Pareja
On Oct 9, 2024
Yamandú Orsi y Carolina Cosse, la fórmula presidencial del FA
El último domingo de octubre, Uruguay celebrará elecciones presidenciales. Encuestas y analistas afirman que la centroizquierda, representada por el Frente Amplio, puede retornar al poder, aunque todo indica que la competencia con el bloque político de la derecha está abierta y será ajustada.
El actual mandatario, Luis Lacalle Pou encabezó un gobierno que contó con el apoyo de otros dos partidos de la familia ideológica de la derecha: el Partido Colorado y Cabildo Abierto, a los que se sumaron otras formaciones menores para formar la Coalición Multicolor.
Las encuestas muestran un panorama de dos bloques con peso similar, con la diferencia que el de la centroizquierda está constituido por un solo partido (Frente Amplio) y el de la derecha por varias fuerzas que hoy forman parte de la alianza de gobierno.
El Frente se acerca a la mayoría absoluta en el área metropolitana, donde es hegemónica en los barrios populares, pero desciende levemente en zonas de sectores medios y cae en zonas de ingresos altos. Si bien es fuerte en la capital, en el resto del país pierde peso frente al Partido Nacional. El Partido Colorado aparece tercero en casi todos los territorios.
Hay tres escenarios y en todos ellos el Frente Amplio confirmaría con holgura su condición de partido más importante del país: uno, que gane con 50% más uno de todos los votos emitidos, algo que solo ocurrió en 2004; dos, una victoria en primera vuelta con mayoría parlamentaria (48% de los votos) y aunque luego deba disputarse un balotaje, sería casi un trámite formal.
El tercer escenario es un triunfo de la izquierda sin mayoría parlamentaria, donde se abre la posibilidad de una segunda vuelta disputada con quien sea el contendiente del bloque de derecha (todo indica será que el del Partido Nacional).
Hoy uno de los problemas mayores que afrontan los analista de cara a las elecciones presidenciales del 27 de octubre, es comprender la variación de la intención de voto de los ciudadanos uruguayos en comparación a la observada hace cinco años, en una calesita de retenciones de voluntades y fugas de votos, aunque con preferencias “bastante estables”.
Tradicionalmente, las principales consultoras de opinión pública suelen tener en cuenta el voto anterior para asignarle el peso a las respuestas de los encuestados (ponderar). En el mundo político suele asegurarse que “uno con cambia de partido político como de ropa interior”, lo que resume la relativa estabilidad y adhesión a una divisa. En la última encuesta del diario El Observador y académicos de la Universidad de la República, siete de cada diez urugayos dijo sentirse cercano o miembro de un partido.
Hoy uno de los problemas mayores que afrontan los analista de cara a las elecciones presidenciales del 27 de octubre, es comprender la variación de la intención de voto de los ciudadanos uruguayos en comparación a la observada hace cinco años, en una calesita de retenciones de voluntades y fugas de votos, aunque con preferencias “bastante estables”.
Tradicionalmente, las principales consultoras de opinión pública suelen tener en cuenta el voto anterior para asignarle el peso a las respuestas de los encuestados (ponderar). En el mundo político suele asegurarse que “uno con cambia de partido político como de ropa interior”, lo que resume la relativa estabilidad y adhesión a una divisa. En la última encuesta del diario El Observador y académicos de la Universidad de la República, siete de cada diez urugayos dijo sentirse cercano o miembro de un partido.
Álvaro Delgado y Valeria Ripoll, la fórmula del Partido Nacional
Un informe de la consultora Cifra señala que el 91% de los electores que votaron al Frente Amplio en 2019, dicen que volverán a votar por el partido de coalición de izquierda. La migración es menor; el 1% apoyará al Partido Nacional, la misma cifra al Partido Colorado, o a otro miembro de la coalición derechista de gobierno (Cabildo Abierto o Partido Independiente), y el restante 6% está aún en duda.
En el caso del Partido Nacional, del presidente Luis Lacalle, su retención es del 57%, con una fuga de 14% de votos hacia el Frente Amplio, mientras que un 16% declara irse al Partido Colorado, el 2% afirma que votará esta vez a Cabildo Abierto o al Partido Independiente, mientras que el restante 11% sigue indeciso.
Mientras, el Partido Colorado mantiene al 65% de sus votantes de 2019. El 12% ahora apoyarán al Frente Amplio, el 11% acompañará a los blancos, el 5% a otro partido de la coalición derechista de gobierno y el 7% está aún en duda.
Un 18% de quienes votaron a otro partido de la coalición derechista en 2029 está indeciso sobre su voto, con preferencias (15%) de emigrar el voto al Frente Amplio.
Lo que se observa es que el partido de centroizquierda es el que retiene mejor a sus votantes. La fuga hacia los partidos del otro bloque es marginal (solo el 3%). Los colorados logran una mejor fidelidad que los blancos, aunque al igual que los otros partidos de la coalición multicolor de derecha tiene una merma no despreciable de votos hacia el Frente Amplio.
Un informe de la consultora Cifra señala que el 91% de los electores que votaron al Frente Amplio en 2019, dicen que volverán a votar por el partido de coalición de izquierda. La migración es menor; el 1% apoyará al Partido Nacional, la misma cifra al Partido Colorado, o a otro miembro de la coalición derechista de gobierno (Cabildo Abierto o Partido Independiente), y el restante 6% está aún en duda.
En el caso del Partido Nacional, del presidente Luis Lacalle, su retención es del 57%, con una fuga de 14% de votos hacia el Frente Amplio, mientras que un 16% declara irse al Partido Colorado, el 2% afirma que votará esta vez a Cabildo Abierto o al Partido Independiente, mientras que el restante 11% sigue indeciso.
Mientras, el Partido Colorado mantiene al 65% de sus votantes de 2019. El 12% ahora apoyarán al Frente Amplio, el 11% acompañará a los blancos, el 5% a otro partido de la coalición derechista de gobierno y el 7% está aún en duda.
Un 18% de quienes votaron a otro partido de la coalición derechista en 2029 está indeciso sobre su voto, con preferencias (15%) de emigrar el voto al Frente Amplio.
Lo que se observa es que el partido de centroizquierda es el que retiene mejor a sus votantes. La fuga hacia los partidos del otro bloque es marginal (solo el 3%). Los colorados logran una mejor fidelidad que los blancos, aunque al igual que los otros partidos de la coalición multicolor de derecha tiene una merma no despreciable de votos hacia el Frente Amplio.
En parte esto se explica por el fenómeno que los politólogos llaman “el costo de gobernar”, señala Tomer Urwicz en Ladiaria. Durante el último siglo, solo uno de cada diez votantes (en promedio) cambió de voto de una elección a la siguiente (volatilidad). Y el Frente Amplio llegó por primera vez al gobierno cuando, justamente, más se incrementó esa volatilidad.
La diferencia ahora es que en Uruguay existen dos bloques políticos tan marcados que ese costo de gobernar (y una pequeña volatilidad que eso genere) supone la alternancia de gobierno.
*Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)