Maxime Doucrot
On Oct 1, 2024
Irán lanzó este martes un ataque con al menos 240 misiles balísticos contra las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén, que supone una escalada del conflicto en Oriente Medio, que ha empeorado significativamente en las últimas horas, sobre todo después que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó a las fuerzas de su país para que contribuyan a la defensa de Israel contra los ataques iraníes y derriben los misiles.
La Guardia Revolucionaria de Irán ha dicho que el ataque contra Israel es en respuesta a los asesinatos de Ismail Haniyeh, líder de Hamás, y de Hasán Nasralá, líder de Hezbolá. La misión iraní ante las Naciones Unidas defendió el lanzamiento de misiles contra Israel, como respuesta a «actos terroristas» de Israel, en un momento en que el Estado judío ha intensificado en los últimos días su ofensiva militar contra Hezbolá.
Tanto Joe Biden como la vicepresidenta y candidata presidencial republicana Kamala Harris siguieron desde la Sala de Crisis de la Casa Blanca los acontecimientos en torno al ataque iraní. EEUU anunció el lunes el envío adicional de tropas y aviones militares a Medio Oriente, con la misión de “contribuir a la protección de las fuerzas estadounidenses ya presentes en la zona y ca la defensa de Israel contra ataques directos iraníes”.
La eliminación de algunos de sus principales enemigos en Gaza y el Líbano, y el bombardeo masivo de los puertos de Yemen bajo control de las milicias hutíes muestra el alcance de la ofensiva de Israel contra el llamado Eje de Resistencia de aliados islamitas de Irán. Teherán promete venganza, pero opta por la calma. Está en juego su supervivencia, pues Washington y Tel Aviv solo esperan un paso en falso para aplastarlo.
La clase política israelí está a favor del ataque por tierra al Líbano, sin considerar las bajas civiles que causará. Encuadran la invasión en una nueva fase de la erradicación del Eje de Resistencia antiisraelí que lidera Irán y que incluye en sus filas a grupos islamistas como Hamás, Hizbulá, la Yihad Islámica, algunas milicias iraquíes como la Resistencia Islámica, paramilitares sirios y los rebeldes hutíes del Yemen.
La eliminación de algunos de sus principales enemigos en Gaza y el Líbano, y el bombardeo masivo de los puertos de Yemen bajo control de las milicias hutíes muestra el alcance de la ofensiva de Israel contra el llamado Eje de Resistencia de aliados islamitas de Irán. Teherán promete venganza, pero opta por la calma. Está en juego su supervivencia, pues Washington y Tel Aviv solo esperan un paso en falso para aplastarlo.
La clase política israelí está a favor del ataque por tierra al Líbano, sin considerar las bajas civiles que causará. Encuadran la invasión en una nueva fase de la erradicación del Eje de Resistencia antiisraelí que lidera Irán y que incluye en sus filas a grupos islamistas como Hamás, Hizbulá, la Yihad Islámica, algunas milicias iraquíes como la Resistencia Islámica, paramilitares sirios y los rebeldes hutíes del Yemen.
Libaneses en Beirut tras un bombardeo israelí.
En menos de diez días, más de 1.100 personas han muerto bajo las bombas de Israel en el sur del Líbano y en los suburbios de Beirut. Esas víctimas libanesas se añaden a los más de 41.500 palestinos muertos en Gaza, también a manos del ejército israelí. El 90% de los 2,3 millones de gazatíes han dejado sus hogares, destruidos bajo las bombas israelíes que han convertido Gaza en un erial.
En el Líbano, tras la ofensiva aérea iniciada por Israel a mediados de septiembre, un millón de civiles se han visto obligados a desplazarse. Según el primer ministro libanés, Najib Mikati, es la mayor ola de desplazamientos internos de la historia de su país. Al terror a las bombas que volatilizan manzanas enteras
El martes por la noche (hora israelí) se ordenó a los residentes de Jerusalén que se escondieran en sus hogares ante un «inminente» ataque con misiles. El portavoz del Ejército israelí, el contralmirante Daniel Hagari, afirmó que el sistema de defensa aérea del país estaba plenamente operativo y detectaba e interceptaba amenazas. «Sin embargo, la defensa no es hermética», afirmó.
Luego el Ejército dio por terminado el bombardeo de Irán y reabrió su espacio aéreo e instó a los ciudadanos a salir de los búnkeres antiaéreos. Hagari dijo que el ataque fue grave y que “tendrá consecuencias”.
En menos de diez días, más de 1.100 personas han muerto bajo las bombas de Israel en el sur del Líbano y en los suburbios de Beirut. Esas víctimas libanesas se añaden a los más de 41.500 palestinos muertos en Gaza, también a manos del ejército israelí. El 90% de los 2,3 millones de gazatíes han dejado sus hogares, destruidos bajo las bombas israelíes que han convertido Gaza en un erial.
En el Líbano, tras la ofensiva aérea iniciada por Israel a mediados de septiembre, un millón de civiles se han visto obligados a desplazarse. Según el primer ministro libanés, Najib Mikati, es la mayor ola de desplazamientos internos de la historia de su país. Al terror a las bombas que volatilizan manzanas enteras
El martes por la noche (hora israelí) se ordenó a los residentes de Jerusalén que se escondieran en sus hogares ante un «inminente» ataque con misiles. El portavoz del Ejército israelí, el contralmirante Daniel Hagari, afirmó que el sistema de defensa aérea del país estaba plenamente operativo y detectaba e interceptaba amenazas. «Sin embargo, la defensa no es hermética», afirmó.
Luego el Ejército dio por terminado el bombardeo de Irán y reabrió su espacio aéreo e instó a los ciudadanos a salir de los búnkeres antiaéreos. Hagari dijo que el ataque fue grave y que “tendrá consecuencias”.
El martes por la mañana, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) comenzaron lo que denominaron una incursión terrestre limitada contra objetivos específicos de Hezbolá en el sur del Líbano, próximas a la frontera israelí y que unidades de aviación y artillería estaban llevando a cabo ataques en apoyo de las Fuerzas terrestres.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lanzó el lunes una advertencia a Irán: «No hay ningún lugar en Oriente Medio al que Israel no pueda llegar», dijo Netanyahu, apenas días después de que un ataque aéreo al sur de Beirut matara al líder del grupo libanés Hezbolá.
*Analista francesa, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)