6 abr 2015

GUERRA DE MONEDAS


Desde abril del 2014 ha salido un conjunto de declaraciones huecas de parte de la presidenta del Federal Reserve Board, Janet Yellen, orientadas a mover expectativas en el mundo financiero, globalizado y en vías de desdolarización. Con la gran banca norteamericana desprestigiada, con problemas en los mecanismos de determinación de tipos de cambio, tasas de interés y precios de commodities, multas por más de 30.000 millones de dólares de parte del SEC, tasas de interés rayanas en 0 por ciento, y la depreciación de la moneda del orden del 30 por ciento en relación con el euro y con muchas monedas latinoamericanas, el sector financiero norteamericano parecía, a inicios del 2014, en vías de pérdida de relevancia.



Por Oscar Ugarteche *


Las consecuencias de la inyección de liquidez al sistema financiero norteamericano desde el año 2009 en las llamadas QE I, II y III, del orden de 4,5 billones de dólares o 27 por ciento del PIB de Estados Unidos, pasó a los mercados de commodities y las bolsas de valores de las economías emergentes generando un triple impacto: auge en las exportaciones, crecimiento económico y auge en las bolsas de valores. Esto llevó a mejorías de consumo y acumulación de reservas acompañados de una apreciación cambiaria del orden del 30 por ciento en las economías emergentes y en el euro, no así en el yen ni en el yuan.

Lo interesante es que mientras China ha ido colocándose en estos años de crisis como la segunda economía del mundo, o quizá la primera, y al yuan como la segunda moneda para cartas de crédito internacionales y la quinta de pagos, lentamente los anuncios huecos de Yellen han ido haciendo efecto y los inversionistas, previendo el alza de la tasa en Estados Unidos, comenzaron a nadar en esa dirección. El beneficiado con estos anuncios fue la Bolsa de Nueva York que, por ejemplo, observó que el índice Dow Jones Industrial trepó de 16.000 a 18.000 puntos de marzo a marzo, un aumento de 12,5 por ciento.

El efecto triple de los anuncios del alza inexistente de la tasa de interés en América latina es como sigue: entre el 5 de mayo del 2014 y el 25 de marzo del 2015, la relación euro/dólar cayó 22 por ciento, de 1,3619 a 1,0647; el índice de materias primas de marzo a marzo cayó 33,8 por ciento y el de petróleo 43,6 por ciento. El crecimiento económico del mundo se desaceleró en el 2014, el de América latina sufrió un revés al caer tanto los precios de las materias primas y con eso el dinamismo exportador se atrancó, incluso en Chile, reabriéndose la interrogante de hace veinte años de si el crecimiento iba a ser más estable después de las reformas económicas, o no. O si los TLC traerían prosperidad. Lo único más estable parece ser la desigualdad (Indice Gini regional peor del mundo, en 0,52) y la concentración del ingreso, si bien la pobreza se redujo.

El año 2015 comenzó con las revisiones de crecimiento del PIB de América latina hacia abajo de las proyecciones de crecimiento de diciembre y ahora se puede prever que nadie crecerá significativamente, salvo quizá Colombia y Perú, donde será más de 3 por ciento en un entorno como el de 2014, de 1,5 por ciento. Mientras en Europa se debaten entre inflación cero y deflación, en América latina tendremos el efecto de la inflación derivada de la depreciación de nuestras monedas que empujarán las tasas de interés al alza, contrayendo el consumo. Si el gasto público bajara por menores ingresos fiscales derivados de exportaciones, entonces claramente Estados Unidos estaría exportando otra vez, como en 1980, su crisis. Además estaría recolocando su moneda como una moneda fuerte y deseable y su mercado financiero como uno apetecible. Esto lo estaría logrando sin mover sus tasas de interés del 0,25 por ciento anual, lo que le permitirá relanzar su economía a costo casi cero, con materias primas y energía muy baratas.

Baste recordar que Estados Unidos casi no exportan en relación con su PIB (13 por ciento) y crecen primero por consumo personal (68,5 por ciento) para entender que la apreciación de su moneda no les molesta. Con el tipo de cambio apreciado, pueden tener déficit externos crecientes y darle más liquidez al sistema internacional, que pueden contrapesar con programas de retiro de los 4,5 billones de dólares inyectados. Hasta la fecha, el movimiento económico internacional ha sido por expectativas y por la terminación de la inyección monetaria. Ahora la FED debe comenzar a hacer la inversa y retirar liquidez dentro de Estados Unidos, que pueden contrapesar con mayores déficit externos si el mundo está dispuesto a recibir dólares que se aprecian.

El efecto de estos anuncios se ve únicamente en los precios. La demanda real de commodities sigue creciendo en China y la oferta mundial de materias primas también. De otro lado, los tipos de cambio de América latina se deprecian, pero el nivel de reservas internacionales permanece intacto o en algunos casos ha crecido, constatándose que es un fenómeno puramente financiero y que está ocurriendo más en Londres y Nueva York que en las economías emergentes. El peso mexicano se cayó en un año de 13 a 15,31 pesos por dólar (15 por ciento), mientras las reservas internacionales de México aumentaron en ese período de 190.594 a 195.539 millones de dólares. Es decir el tipo de cambio no cayó por un movimiento negativo de reservas. Lo mismo con el real brasileño, que cayó 32 por ciento en un año, de 2,20 a 3,25 y las reservas bajaron levemente de 378.463 a 371.197 millones de dólares entre el 2 de mayo del 2014 y el 20 de marzo del 2015.

Si se lee exactamente lo que dijo Yellen, básicamente no dijo nada excepto anunciar las expectativas de que en el futuro, algún día, quién sabe, subirán las tasas de interés y ese discurso vacío ha generado estos cambios sísmicos para Europa y América latina.

El juego político detrás podría ser sacar a Europa del juego, como desea Victoria Nuland, del Departamento de Estado, ex embajadora en la OTAN y esposa del neoconservador fundador del proyecto del nuevo siglo norteamericano Robert Kagan. Esto lo está logrando al quitarle a Alemania –y a Europa– el suministro de gas ruso que pasa por Ucrania. Si encima le generan más deflación que la ya generada por la contracción del consumo recomendado por el FMI y transmitido por la Comisión Europea, entonces puede verse un escenario de largo plazo reduciéndose la multipolaridad creciente a una bipolaridad de Estados Unidos y China en el tablero; lo que sería una reedición de cuando sacaron al Imperio Británico del juego en 1945, para quedar solos la Unión Soviética y ellos en el tablero del poder mundial, bipolaridad deseada entonces y ahora por ambos jugadores.


EL YUAN
La segunda moneda

El comercio internacional en el mundo opera a través de crédito documentario. Históricamente, las monedas líderes de las cartas de créditos fueron el dólar, el euro y el yen; y el yuan estuvo en cuarto lugar hasta enero del 2012, cuando comenzó a moverse hacia arriba, desplazando primero al yen y luego al euro como la segunda moneda en la que se confirman más cartas de crédito. El auge del yuan dista de ser una amenaza para el dólar, pero sí lo ha sido para el yen y el euro, que verán en el futuro comercio asiático más volumen en la moneda china. En enero de 2012, los créditos documentarios en yuanes pesaban el 1,89 por ciento del total emitido medidos en valor. Los yenes, 1,94 y los euros, 7,87 por ciento. La moneda líder, el dólar, 84,96 por ciento. Tres años más tarde, el dólar descendió a 79,23 por ciento, y como contrapartida aumentó del comercio internacional en créditos en yuanes a 9,43 por ciento, desplazando al euro, que bajó a 6,74 por ciento, y al yen, que descendió a 1,55 por ciento del total del valor de créditos documentarios.

Lo significativo de este auge es la velocidad con la que pasó de 1,89 a 9,43 por ciento del total de crédito de comercio en el mundo. En apenas tres años la participación del comercio con crédito en yuanes se ha cuadruplicado, al mismo tiempo que dicha moneda se ha apreciado 10 por ciento en relación con el dólar. Es decir que crece el valor del yuan en el mercado internacional en dólares y crecen las transacciones de comercio internacional efectuadas en dicha moneda. Sin duda, esto es una forma de ahorrar en las transacciones comerciales con China y sobre todo de ahorrar ante la volatilidad del dólar frente al yuan. La apreciación del dólar del período iniciado en junio del 2014 curiosamente no se ha visto reflejada en una depreciación del yuan.

El uso del yuan en el mercado cambiario ya se había visto fortalecido por acuerdos diversos de pago de petróleo y por la introducción del yuan en el mercado cambiario de Londres y en las pantallas de Reuters. Dicho proceso se ha visto acentuado por los acuerdos con Rusia para compra de gas, sustituyendo al mercado europeo y pagadero en yuanes en vez de euros, lo que reduce el peso de una moneda y crece la de la otra. Y finalmente por las expectativas que el comercio creciente con América latina igualmente se desplace hacia la utilización de las cartas de crédito en yuanes. Es posible que el comercio de la nueva Unión Euroasiática con China se haga en su integridad en yuanes mientras el comercio dentro de la UEA se hará en rublos.

Swift, el mecanismo de pagos internacional, promueve desde el 2010 la utilización del reminbi como divisa. Para Swift, la definición de divisa es igual a la del FMI. Una moneda se considera típicamente “internacional” cuando se utiliza como unidad de cuenta (por ejemplo para facturar), un medio de pago (para compensar el comercio transfronterizo) y un depósito de valor (depósitos, moneda de reserva). El reminbi o yuan está subutilizado, según este intermediario financiero, en el comercio internacional. En junio de 2011, China tenía el 11,4 por ciento del comercio mundial, pero solamente el 0,24 por ciento de los pagos eran efectuados en dicha moneda. Esto ha cambiado drásticamente, habiendo subido a 9,43 por ciento. Esto se debe a que el comercio intrarregional entre China, Hong Kong, Macao, Singapur y Taiwán se efectúan íntegramente en esta moneda. El otro gran comercio con Estados Unidos, Europa y América latina se sigue efectuando en dólares o euros. El comercio dentro del resto del mundo no se efectúa en yuanes aunque empieza a hacerlo en euros

* Coordinador del Observatorio Económico Latinoaméricano. www.obela.org.

Instituto de Investigaciones Económicas - Universidad Nacional Autónoma de México.


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