GUERRA EN SIRIA
El envío de soldados supone un viraje en la estrategia de Barack Obama
JOAN FAUS Washington 31 OCT 2015 - 04:53 CET
Una zona de combates al este de Damasco, este viernes / SAMEER AL-DOUMY (AFP)
Estados Unidos se involucra cada vez más en la guerra siria. La Casa Blanca anunció este viernes el despliegue de un pequeño contingente de fuerzas especiales en el norte de Siria para asesorar a rebeldes que luchan contra el Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés).
Será la primera vez que militares estadounidenses tengan una presencia sostenida en Siria desde el estallido, en 2011, de la guerra civil en ese país, que ha causado al menos 250.000 muertos y ha desplazado a millones de personas. El presidente Barack Obama rebaja su cautela militar, como ya hizo hace dos semanas al aplazar la retirada de tropas en Afganistán.
El envío es modesto. Serán menos de 50 soldados de élite, según dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en su rueda de prensa diaria. Pero el despliegue, en las próximas semanas, supone un nuevo viraje en la ambivalente estrategia del demócrata Obama en Siria. El Pentágono dijo que la cifra podría aumentar si el despliegue es exitoso.
La función de las fuerzas especiales será “entrenar, asesorar y asistir” a unidades de insurgentes moderados que se han ganado la confianza de Washington en su lucha contra el grupo yihadista. El objetivo es lanzar una ofensiva contra Raqqa, el bastión del ISIS en Siria.
En Irak, EE UU cuenta con unos 3.500 militares que asesoran a las fuerzas locales. Es una cifra que ha ido creciendo con el tiempo y que Earnest no descartó que lo vuelva a hacer. En Siria, igual que en Irak, los militares no tendrán función de combate, como ha repetido como un mantra la Administración Obama desde el inicio, hace más de un año, de su campaña aérea contra el ISIS en Irak y Siria.
Pero su mero despliegue abre la puerta a que tengan que responder a fuego enemigo, como sucedió la semana pasada en Irak cuando un soldado estadounidense murió en una operación para liberar una prisión de los yihadistas. “Es innegable el riesgo que están tomando”, dijo Earnest, preguntado por la posibilidad de que los militares tengan que entrar en combate en Siria.
Puntuales incursiones previas del Pentágono en Siria
El despliegue de militares enlaza con la nueva estrategia del Pentágono de apoyo a rebeldes moderados sirios. Tras apenas reclutar a combatientes, el Departamento de Defensa anunció hace tres semanas que suspendía su programa para entrenar y armar a su propia fuerza de insurgentes contra el ISIS. El nuevo enfoque consiste en solo seleccionar, entrenar y armar a los líderes de unidades rebeldes ya existentes. Esas unidades recibirán ahora la ayuda de los asesores.
No será la primera vez que fuerzas especiales estadounidenses entren en Siria. El pasado mayo mayo, mataron a Abu Sayyaf, un alto mando del ISIS, durante una breve operación terrestre en el este del país. Su presencia a partir de ahora será sostenida. En el verano de 2014, un comando estadounidense trató de liberar sin éxito a James Foley, un rehén norteamericano bajo control del ISIS y que el grupo acabaría matando.
En Siria, EE UU se oponía hasta ahora al envío de militares por la enemistad con el régimen de Bachar el Asad. Washington sigue reclamando la salida del presidente sirio y ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos con ese fin. El portavoz de Obama insistió este viernes en que no hay una “solución militar” a los laberintos de Irak y Siria.
A diferencia de Irak, EE UU actúa en Siria sin permiso del Gobierno del país. Pero Washington y Damasco tienen en el ISIS un enemigo en común. También es enemigo de Moscú, fiel aliado del régimen sirio. Rusia bombardea desde hace un mes a milicias opositoras a El Asad. Esos ataques apenas golpean al ISIS.
La Casa Blanca afronta un difícil juego de equilibrios, sobre todo dialécticos, entre las promesas de Obama y la evolución de su estrategia contra el grupo extremista. El portavoz Earnest subrayó que la “misión no ha cambiado” desde que Obama anunció en septiembre de 2014 que los bombardeos contra el ISIS se extenderían de Irak a Siria. “No voy a involucrar a tropas americanas de combate luchando en territorio extranjero”, dijo entonces.
Un año antes el presidente había dicho: “No pondré botas americanas sobre el terreno en Siria”. Entonces defendía lanzar una campaña aérea contra posiciones del Ejército sirio como respuesta a su uso de armas químicas. Obama canceló a última hora esa campaña y aceptó una propuesta rusa de desmantelamiento del arsenal químico del régimen sirio.
La Casa Blanca insistió este viernes en diferenciar las estrategias actuales de los despliegues masivos de tropas la década pasada en Afganistán e Irak. Dos guerras sin victoria y miles de muertos impulsadas por el antecesor de Obama, George W. Bush, y que el actual presidente prometió acabar. Obama retiró a las tropas de Irak en 2011. El año pasado, empezó a enviar asesores militares.