26 nov 2015

ESPAÑA:las claves de la caída de la multinacional Abengoa

Mala visión estratégica y deuda desbocada

En apenas siete años, Abengoa quintuplicó su deuda a largo y corto plazo con los bancos, de 600 millones de euros en 2003 a más de 2.700 millones en 2009.
El cenit de su deuda con las entidades financieras llega un año después, con un total de créditos a largo y corto plazo de 3.266.508.000 euros en 2010
Abengoa apostó por la imposición de un 7% de biocombustibles en 2020, hoy es del 4%; y por la energía termosolar con un petroleo a 200$ barril, está a 40$

Fernando Vicente
25/11/2015



Los reyes escuchan a Felipe Benjumea, en la inauguración de la Plataforma Solar de Abengoa en Sanlúcar La Mayor (Sevilla). EFE/EDUARDO ABAD

En el Ave Sevilla-Madrid de primera hora de ayer la conversación fue monotemática: "Al principio medio vagón se quejaba de su negro futuro. ¿Me despedirán, debo ir enviando curriculums? Después, según iban saliendo las noticias sobre la cotización y el preconcurso, era la otra mitad del vagón la que se preguntaba si conseguirían cobrarle sus facturas", cuenta uno de los pasajeros al que Abengoa también le debe dinero por proveerle de servicios. En general, todo el vagón buscaba explicaciones al porqué de la ruina de la que hasta ayer era el orgullo empresarial andaluz, no sólo su única multinacional, sino también su única empresa en el Ibex. Y la respuesta, por compleja, es a la vez sencilla: la gigantesca deuda adquirida por la compañía desde que los hijos del fundador se hicieran cargo de la gestión del negocio familiar.
En su web, la propia Abengoa define ese periodo como el de "El liderazgo internacional" , en el que la compañía se lanzó a nuevos mercados y áreas de negocio. Dicho periodo arranca en 2003 y finaliza en 2009, para dar paso a la última etapa de su historia en la que la compañía, explica Abengoa, se dedica a "generar electricidad a partir de recursos renovables, transformando biomasa en biocombustibles y produciendo agua potable a partir del agua de mar".

Abengoa no lo hizo poco a poco, creciendo estructuralmente via reinversión de beneficios, sino apalancándose. Así en apenas siete años quintuplicó su deuda con las entidades bancarias, pasando de 600 millones de euros en 2003 a más de 2.700 millones en 2009. El cenit de su deuda con los bancos llega un año después, con un total de créditos a largo y corto plazo de 3.266.508.000 euros (ver gráfico).

Es decir, Abengoa creció a costa de deuda, y eso se paga. Bien es cierto que en aquellos años todos los gurús financieros repetían el mismo mantra, que era aceptado como la Biblia: Para crecer, con un dinero barato y abundante, hay que apalancarse. Pero en esta historia hay algo más. Para unos mala suerte, para otros, mala visión.

La Abengoa fundada por Javier Benjumea tras la Guerra Civil era una empresa que se dedicaba a poner en marcha proyectos de instalaciones industriales e instalaciones eléctricas. Es decir montar fábricas, líneas de alta tensión, centrales, etcétera. Una empresa, por tanto, que cada año debía empezar de cero, ganando concursos a la competencia para realizar proyectos con los que generar nuevos ingresos. Una actividad que se financia con créditos para circulante. Una vez adjudicado el proyecto, el banco va prestando el dinero para ir haciendo frente a los gastos de materiales, persobal, etcétera. Se va cobrando por certificaciones, y mientras no se cobra una, no se empieza la siguiente, con lo que es siempre una deuda, y por tanto, un riesgo controlado.

Pero cuando su hijo Felipe tomó las riendas de la empresa al arrancar la década de los 90 y se planteó crecer, en plena época de auge económico de la última década de los noventa y primera década del siglo XXI, se encontró con que carecía de una base industrial instalada que le proporcionase la seguridad de unos ingresos a largo plazo (ingresos recurrentes) con los que financiar su crecimiento. Felipe Benjumea tomó la decisión de seguir el consejo que todos los expertos repetían entonces sin cesar: 'Lo sensato, lo obligado en realidad, es apalancarse, es decir endeudarse, para crear el valor que podrías crear si pidieras prestado'.
Plan estratégico fallido

Abengoa contrató los servicios de la consultora McKinsey, y entre ambos desarrollaron en torno al año 2005 un plan estratégico para transformar, vía apalancamiento (es decir deuda), una empresa de proyectos en otra propietaria de activos productivos. Plantas de producción que les garantizasen esos ingresos recurrentes con los que financiar su expansión. Y nada mejor, pensaron, que apostar por sectores con demanda cautiva (clientes): energía, agua y residuos.

En la génesis se ocultaba el problema, porque en gran parte se trataba de sectores altamente dependientes del regulador (sea este el Gobierno español o el europeo), o de factores externos como el precio del petróleo. Y en ambos casos la crisis vino a cambiar las reglas del juego.

Primero, su apuesta por la generación de biocombustibles. Abengoa se lanzó a construir plantas de biocombustibles porque la Comisión Europea afirmaba que para 2020 los países miembros de la Unión debían consumir un 7% biocombustibles. Con esos cálculos planificó y pidió dinero a los bancos para llevarlo a cabo.

Sin embargo, hace meses que Bruselas cambió de criterio y redujo la cifra a un 4%, dando al traste con todos los cálculos y proyecciones que hacían rentables sus inversiones en el sector. La consecuencia parece que no será otra que reducir su capacidad de producción para adecuarla a ese nuevo requisito del 4%. En otras palabras, cerrar plantas.

También la realidad ha hecho añicos las cuentas de su sueño más ambicioso, la generación de electricidad con plantas termosolares. Otro de los grandes gurús financieros internacionales, Goldman Sachs, pronosticaba allá por 2007 que el precio del barril de petróleo llegaría a los 200 dólares. A Abengoa no le faltaron socios financieros, bancos, dispuestos a prestarle las enormes cantidades de dinero que hacían falta para construir sus centrales solares con tecnología de torre.

Pero ahora el barril, a pesar de los augurios de los gurús internacionales, está en 40 dólares, y ni las petroleras ganan dinero. Todo aquel que, como Abengoa, tenga costes de producción más altos deja de ser rentable. No conseguirá por tanto los ingresos previstos con los que pagar a los bancos y generar dividendos.

También la crisis acabó con su tercera apuesta estratégica. Antes de la crisis de 2008 la escasa oferta de agua se había convertido en un drama que atenazaba al prospero levante español que vivía de dos sectores para los que una oferta de agua abundante era esencial, agricultura intensiva y turismo. Abengoa se lanzó a construir desaladoras cuyo coste de producción de agua iba a ser pagado por los consumidores sin rechistar. Hoy, las desaladoras andan paradas y ya nadie habla de escasez de agua, aunque los ecologistas sí de pozos ilegales.

Así pues, se han venido abajo las cuentas realizadas por Abengoa, McKinsey, y los bancos que le dieron el dinero, según las cuales los ingresos recurrentes de sus clientes comprando sus biocombustibles, su electricidad y su agua, servirían para ir pagando año a año los créditos de las entidades financieras y, además, un sustancioso beneficio que repartir en forma de dividendo.

¿Mala suerte o mala visión estratégica? Posiblemente algo de ambas cosas han llevado a Abengoa hasta aquí. Lo que es indudable es que tan responsable es el que vendió las cuentas de la lechera, como los bancos que se las compraron. Pillados ahora en medio, los miles de trabajadores cuyos empleos están en el aire, los proveedores que se fiaron de su solvencia, y los accionistas, que se creyeron lo que expertos y reguladores les dijeron: que Abengoa era un valor seguro.

Los estrechos vínculos con el poder político no salvan del colapso a Abengoa

Desde José María Aznar hasta el primo del rey, Carlos de Borbón-Dos Sicilias, Abengoa ha seleccionado a los consejeros más selectos para moverse en el terreno adecuado.El grupo sevillano tiene una gran dependencia de las concesiones y los mercados regulados.Su apuesta por Estados Unidos le llevó a fichar a consejeros muy próximos a Barack Obama

Las estrechas relaciones que Abengoa ha cultivado con el establishment político, tanto de España como de otros países, no han salvado al grupo de ingeniería y renovables de la crítica situación en la que se encuentra, al borde del preconcurso de acreedores como consecuencia de una asfixiante deuda que, según las cifras oficiales, roza los 9.000 millones de euros.

Se habla recurrentemente de las puertas giratorias en el sector eléctrico, pero el caso de Abengoa es verdaderamente singular. La imbricación del grupo sevillano con la política data de su misma creación (el cofundador, Javier Benjumea, era sobrino del primer ministro de Economía del dictador Francisco Franco) y se ha prolongado hasta nuestros días. En los últimos años, el grupo sevillano, muy dependiente de las concesiones y de los negocios regulados (en España, las energías renovables), ha tirado de chequera para incorporar como asesores a un amplio elenco de personas relacionadas con el poder. Sin embargo, está por demostrar que este haz de relaciones logre salvar a la empresa de la mayor quiebra de la historia de España.

Aquí algunas de las personalidades que han trabajado para la firma sevillana, por orden alfabético.

Alberto Aza Arias

El que fuera jefe de la Casa Real entre 2002 y 2011, íntimo del rey Juan Carlos, fue miembro del consejo asesor internacional de Abengoa desde noviembre de 2011 hasta el 27 de febrero de 2012, cuando renunció por "incompatibilidad sobrevenida" tras su nombramiento como consejero permanente de Estado.
Alberto Aza Custodio

El hijo del que fuera jefe de la Casa Real entre 2002 y 2011, Alberto Aza Arias, fue consejero de Abengoa Bioenergía desde noviembre de 2011, coincidiendo con la incorporación de su padre, ese mismo mes, al consejo asesor internacional de Abengoa, hasta julio de 2013.
José María Aznar

El expresidente del Gobierno ha tenido al menos una colaboración puntual con Abengoa. En octubre del año pasado, eldiario.es reveló que Aznar firmó en septiembre de 2010 un contrato con la multinacional sevillana para interceder con el Gobierno de su "amigo" Muamar el Gadafi y conseguir la adjudicación de cuatro nuevas desaladoras en Libia. El negocio no salió adelante, pero Aznar se embolsó un adelanto de 100.000 euros.
Carlos de Borbón-Dos Sicilias

El infante de España, primo carnal del rey Juan Carlos I y fallecido el mes pasado, fue consejero de Abengoa Solar, filial del grupo andaluz, desde febrero de 2012 hasta marzo del año pasado. Estuvo vinculado a esa empresa una década. Antes, fue vocal independiente (desde mayo de 2003 hasta junio de 2011) de su antigua filial tecnológica, Telvent.
José Borrell Fontelles

Exministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente con el PSOE y expresidente del Parlamento Europeo, es miembro del consejo de administración de Abengoa desde 2009, y desde 2010 también pertenece al consejo asesor internacional de la compañía.
Kemal Derviş

Ex responsable del Programa de Desarrollo de la ONU y ex ministro de Economía turco, "fue responsable del programa económico que ayudó a Turquía a superar la crisis financiera de 2001", según su biografía en la web de Abengoa. Se incorporó a su consejo asesor internacional en el momento de su creación, en 2010.
Alan García

Presidente de Perú en dos mandatos no consecutivos (entre 1985 y 1990 y desde 2006 hasta 2011), en septiembre de 2013 fue nombrado miembro del Consejo Asesor Internacional de Abengoa en sustitución de Carlos Sebastián, hermano del exministro de Industria, Miguel Sebastián.
Ricardo Hausmann

Economista y académico venezolano, fue ministro de Planificación de Venezuela y miembro del Consejo del Banco Central de Venezuela durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Ha formado parte del Consejo Asesor internacional de Abengoa desde su creación en 2010.
José Domínguez Abascal

Presidente no ejecutivo de Abengoa desde septiembre pasado, tras la dimisión como presidente ejecutivo, tras 25 años en el cargo, de Felipe Benjumea. Domínguez Abascal fue secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Junta de Andalucía entre 2004 y 2008. Ese año se incorporó a Abengoa como secretario general técnico.
Rafael Escuredo Rodríguez

Expresidente de la Junta de Andalucía, el socialista fue consejero de Befesa (filial de medio ambiente de Abengoa) desde 2007 hasta la venta de esa división a un grupo de fondos de inversión en julio de 2013.
Ricardo Martínez Rico

Exsecretario de Estado de Presupuestos y Gastos con José María Aznar y presidente de Equipo Económico, la consultora que fundó junto al actual ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es miembro del consejo de administración de Abengoa desde noviembre de 2011.
Ramón de Miguel Egea

Secretario de Estado de Política Exterior y para la Unión Europea con José María Aznar, exjefe de los gabinetes de los comisarios europeos Abel Matutes y Marcelino Oreja y exdirector general de Energía de la Comisión Europea, fue consejero de Abengoa Bioenergía desde 2010 hasta julio de 2013, cuando solicitó su "baja voluntaria". Unos meses después, el Gobierno de Mariano Rajoy le nombró embajador de España en París.
Bill Richardson

Miembro de la Cámara de Representantes por Nuevo México (1983-1997), embajador norteamericano ante Naciones Unidas (1997-1998) y secretario de Energía con Bill Clinton (1998-2001), fue gobernador de Nuevo México desde 2002 hasta 2010 y en 2011 se incorporó al Consejo Asesor Internacional de Abengoa.
Noemí Sanín Posada

Exembajadora de Colombia en España y Reino Unido, fue ministra de Exteriores durante el Gobierno de César Gaviria (1991-1994) y candidata del Partido Conservador a las elecciones presidenciales 2010. El año pasado fichó como miembro del consejo asesor internacional de Abengoa.
Francisco Javier Salas Collantes

El último presidente del Instituto Nacional de industria (INI), cargo que ejerció durante los Gobiernos de Felipe González (entre 1990 y 1995), fue consejero de Abengoa Solar hasta 2013.
Javier Rupérez

Exembajador de España en Estados Unidos, exdiputado y exsenador con el PP y UCD, entre otras formaciones, es consejero y miembro de la comisión de nombramientos y retribuciones, el Comité de Auditoría y la Comisión de Nuevas Tecnologías de Abengoa Bioenergía.
Carlos Sebastián

Hermano del exministro de Industria y exjefe de la Oficina Económica de Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián, fichó como consejero de Abengoa en 2005 y dimitió en febrero de 2012 "debido a la intensificación de otras ocupaciones profesionales", según la empresa. Sin embargo, siguió vinculado a la compañía a través de su consejo asesor internacional.
Luis Solana Madariaga

Exdiputado del PSOE y colocado por este partido como presidente de Telefónica y director general de RTVE, es hermano de Javier Solana, exministro de Cultura, Educación y Asuntos Exteriores con Felipe González y ex Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (1999-2009). Luis Solana es consejero y miembro de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, el Comité de Auditoría y la Comisión de Nuevas Tecnologías de Abengoa Bioenergía.
José Terceiro Lomba

Comenzó en la política en los años 70 con Pío Cabanillas (ministro de Información y Turismo durante la dictadura de Franco) y fue subsecretario de la Presidencia del Gobierno (1981-82) y vicepresidente del Centro de Estudios Constitucionales (1980-81). Fue vicepresidente ejecutivo de Abengoa desde 2007 hasta enero pasado.
Juan Verde Suárez

Exsubsecretario adjunto para las relaciones comerciales con Europa del Departamento de Comercio de EEUU y codirector de la campaña internacional para la reelección de Barack Obama, el yerno del modisto Adolfo Domínguez es el español que más lejos ha llegado en la administración estadounidense. Desde 2012 es consejero de Abengoa Bioenergía.
Heather R. Zichal

Asesora de Barack Obama en materia de energía y cambio climático desde enero de 2009 hasta noviembre de 2013, es consejera de Abengoa Bioenergía desde julio de 2014. Zichal también es consejera de Cheniere, la primera empresa que obtuvo permiso de la Administración Obama para exportar gas obtenido a través de la polémica fractura hidráulica.